En el día de inauguración de la XVI Cumbre
Iberoamericana, el Centro, se transformó en un
barrio de los de antes, donde los niños podían
jugar a la pelota, andar en bicicleta y caminar por
la calle sin temor a los autos. 18 de Julio, a la altura
de la Plaza Independencia, está vacía
como pocas veces sucede y los niños que viven
en los alrededores son quienes más lo están
disfrutando.
Sin embargo, el vallado y el desvío
de ómnibus, que permiten dicha
tranquilidad, han generado opiniones encontradas en
quienes trabajan o tienen comercios por la zona, algunos
están molestos y otros contentos.
Los que se muestran molestos son quienes salen de trabajar
y deben recorrer unas cuantas cuadras para poder tomarse
el ómnibus. Comentan que "no hubo una gran
difusión", que "nadie sabe cuáles
son las paradas" que van a funcionar durante la
cumbre, y que "el caos es total". A pesar
de esto, cada dos cuadras hay inspectores de Cutcsa,
que sin importar las quejas de quienes salen de trabajar
y no saben dónde tomarse el ómnibus, ayudan
y colaboran con mucha amabilidad.
Los comerciantes manifestaron que gracias al vallado
y el desvío de los ómnibus, el "tránsito
de personas por la zona es mayor" y la gente entra
a "comprar más que en otras ocasiones",
lo que los pone contentos.
Los oficiales de policía que se encuentran en
las distintas entradas que la zona de exclusión
permite, comentaron que todo se viene desarrollando
con tranquilidad y que la gente lo está disfrutando.
Pero es lo único que dicen, ya que no quieren
realizar declaraciones por temor a ser sancionados.
Los montevideanos se han convertido en turistas por
unas horas y disfrutan de cada cosa que sucede en los
alrededores de Ciudad Vieja. Grupos de amigos, parejas
y familias observan encantados, en la rambla a la altura
del Templo Inglés, el ir y venir de los helicópteros
que custodian a las delegaciones que llegan desde la
base de la Fuerza Aérea ubicada al lado del Aeropuerto
de Carrasco.
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