Cr.
Alberto Bensión | Ex Ministro de Economia y Finanzas
Las
malas noticias en la banca "son de muy difícil superación"
Opinó
que el sistema uruguayo "no" recobrará su nivel
tradicional de confianza; dijo que se arrepiente de no haber iniciado
el gobierno con un ajuste fiscal, que en la calle recibe apoyos
y diferentes "tonos" de discrepancias y pronosticó
que la recuperación no será inmediata
SERGIO
BERRUTTI
El
ex ministro de Economía Alberto Bensión consideró
que el sistema financiero uruguayo no recuperará su nivel
tradicional de confianza y se reprochó no haber iniciado
su gestión en marzo de 2000 con un ajuste fiscal. En una
entrevista con El País, Bensión sostuvo que por la
calle hay gente que lo alienta y otros que le manifiestan sus discrepancias
"en distinto tono"; consideró que la actitud de
los ahorristas fue muy positiva, pero sugirió que hubiera
sido similar a la que hubo en Argentina si los bancos hubieran cerrado,
y no descartó la existencia de agentes externos que propagaron
rumores para fomentar la corrida bancaria.
¿Con
qué sentimiento terminó el 2002 y comienza este año
2003?
Es
una mezcla de sensaciones. Como ex ministro con una sensación
de frustración muy fuerte por haber sido uno de los protagonistas
principales del proceso de crisis muy serio como el que vivió
el país en el primer semestre del año y que culminó
en las medidas que conocemos especialmente en el ámbito bancario,
pero con fuerte repercusión en la economía real, en
la producción, en la ocupación, etc. Como uruguayo,
preocupado por estos acontecimientos y con una esperanza que la
economía y la sociedad uruguaya puedan, de a poco, retomar
una senda de normalidad que lamentablemente este año se vio
muy alterada.
¿Cree
que es sólida esa esperanza? ¿Hay elementos objetivos
que dan perspectivas de una reacción?
Más
allá de las decisiones que se están encaminando, sin
duda hay incertidumbres importantes desde el punto de vista financiero
interno, como de los países vecinos. En términos generales,
me parece que las principales orientaciones en materia económica
están bien rumbeadas.
¿Qué
experiencia saca de su gestión en el equipo de gobierno?
Por
un lado, una manifestación muy clara de que el diseño
de la política económica, es mucho más que
la aplicación de la teoría económica que uno
puede haber adquirido. Hay una interrelación muy fuerte con
el marco político, restricciones muy fuertes para gobernar
desde el Poder Ejecutivo, especialmente dada la correlación
de fuerzas en el Parlamento y después hay un juego muy fuerte,
muy fuerte, de los distintos grupos de interés que actúan
en la sociedad uruguaya.
¿No
esperaba que fuera tan fuerte ese cruce de intereses?
No,
de eso tenía nociones. Quizás no esperaba que fuera
tan fuerte.
Hay
quienes dicen que le faltó cintura política para manejarse.
No
soy el más indicado para pronunciarme sobre eso. En general
fui abierto a todas las solicitudes de audiencia, a todos los pedidos
de los distintos sectores. Recibí a todos, fui frontal, nunca
fui partidario de las comisiones ni de las dilatorias en la respuesta.
Si podía decir que sí, decía que sí;
si tenía que decir que no, no. Si era un tema a estudiar,
me tomaba mi tiempo. No creo haber pecado desde ese punto de vista.
¿Cambió
mucho su vida desde que dejó el ministerio?
Sí,
claramente. Me dediqué full time al ministerio. Desde que
dejé el ministerio no tengo el peso que sentí enormemente
en los últimos meses de mi gestión, de afrontar noticias
que diariamente eran adversas, especialmente con la crisis bancaria.
Ahora estoy dedicado al seguimiento de la comisión investigadora,
debido a la importancia que eso tiene en relación a lo que
fue mi gestión y tratando de rehacer mi vida profesional
de a poco, porque es algo que abandoné totalmente.
¿Qué
le dicen por la calle cuando lo ven? ¿Se puede mover con
libertad, naturalmente? ¿Debió enfrentar alguna situación
complicada?
Esa
es una de las cosas que claramente ha cambiado en mi vida. Para
bien o para mal tengo una cierta notoriedad pública y en
la calle las reacciones son dispares. Hay quienes se paran para
saludarme, para apoyarme; y quienes me han expresado su discrepancia
en distinto tono, por decirlo de alguna manera.
Usted
dice que ha seguido la marcha de la comisión investigadora.
¿Cree que está siendo positiva para conocer lo que
pasó y no reiterar errores o considera que es ineficaz?
A
pesar de que no es una situación agradable que mi gestión,
como la de los ex directores del Banco Central, como la de otros
organismos vinculados al tema, esté siendo sometida a una
investigación, en las épocas en que se resolvió
la formación de esta comisión, yo lo tomé como
inquietud que me parece muy lógica y en ese sentido, dentro
de mis modestas posibilidades, traté de incidir en el grupo
político al que pertenezco la Lista 15, para
que votara a favor de constituirla.
¿Cree
que los integrantes de la comisión han actuado con ponderación
en el manejo de la información?
Diría
que sí. En algún caso puedo no estar de acuerdo con
algún comentario que he leído o con alguna salida
de tono ocasional. Pero en lo que he leído en las actas,
la comisión se ha movido bien, con ponderación y buscando
conocer en profundidad un tema que en algunos casos se conocía
y en otros no.
En
una de las reuniones de la comisión antes que usted asistiera,
la contadora Rosario Medero reveló que había un informe
técnico de los servicios del Banco Central, diciendo que
el patrimonio del Banco Comercial era negativo, por lo cual la asistencia
no se debió dar. ¿Usted estaba al tanto de este informe?
Para
nada. Estaba enterado de otras objeciones que la contadora Medero
había planteado y planteó después, pero no
sobre éste.
Si
lo hubiese conocido, la asistencia no se podría haber otorgado.
¿Qué habría pasado con el Comercial?
Entramos
en el terreno de las hipótesis. Si era conocido, el Banco
Central me lo hubiera hecho saber y en ese caso habida cuenta de
que desde el Ejecutivo teníamos la firme decisión
de mantener en actividad al Comercial y teníamos además
asumido un compromiso con los bancos internacionales, hubiéramos
buscado la forma de capitalizar al banco para superar esa situación.
De
ninguna manera liquidarlo...
La
liquidación nunca estuvo en nuestros planes. El tema de la
conveniencia del convenio de capitalización que firmamos
con los bancos internacionales, surge de la comparación con
las otras cosas que se podrían haber hecho. No hay una conveniencia
en abstracto. Hay una conveniencia frente a otras cosas, a otras
posibilidades de acción. Para usar expresiones que fueron
ahora muy difundidas con motivo de la aprobación de la ley
de bancos, ahora el sistema político en su conjunto ha dicho
que la liquidación de un banco es un acontecimiento socialmente
indeseable y esta ley de bancos es el mal menor. Esa valoración,
en diferentes circunstancias fue la que tuvimos que hacer. Con una
diferencia que fue una valoración que tuvimos que hacer con
el presidente de la República en momentos de extrema tensión,
de retiro de depósitos, con los bancos abiertos, mientras
que estas otras valoraciones se hicieron con los bancos cerrados,
lo que me refuerza que la conveniencia del convenio hay que mirarla
con relación a las opciones disponibles y al momento en que
la decisión se tuvo que tomar.
A
propósito, ¿qué opinión le merece que
el Frente Amplio, se haya acoplado a esta decisión de aprobar
la ley sobre el sistema financiero?
Me
parece muy positivo. Es una muestra más de la madurez que
el sistema político uruguayo ha demostrado en estos últimos
acontecimientos. Debo decir en honor a la verdad, que durante el
desarrollo de la crisis bancaria yo tuve personalmente manifestaciones
de apoyo de algunos de los integrantes de la bancada del Frente,
que tuvieron conocimiento de estos hechos que iban ocurriendo, que
me dieron su aliento y ayudaron con declaraciones públicas.
¿Cuál
fue el hecho que más lo perturbó en esta crisis?
La
decisión de firmar el contrato de capitalización del
Banco Comercial, fue muy dura, muy fuerte. No era lo que queríamos
que era una capitalización incondicional del Banco Comercial,
pero los bancos internacionales no estaban dispuestos a eso. Entonces,
tuvimos que decidir en función de una transacción
que fue el mal menor. Inmediatamente después de eso, yo pensé
que el tema bancario empezaba a ceder y de hecho los números
así lo demostraron ya que pasamos de un retiro diario de
depósitos de 100 millones de dólares por día
en todo el sistema en algunos días de febrero, a niveles
de 10 o 12 millones de dólares diarios sobre mediados de
abril. Ahí pensé que estábamos en posición
de superar la corrida. Pero a los pocos días hubo un feriado
bancario en Argentina, otra vez empezaron a correr rumores tanto
de Argentina como internos y la situación empezó a
empeorar. Además tuvimos en el Poder Ejecutivo la sensación
de que podíamos nuevamente superar esta situación
cuando formalizamos un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional
y el Banco Mundial. Fue cuando anunciamos que teníamos un
financiamiento disponible del orden de los tres mil millones de
dólares hasta fines de 2003. Ahí pensamos que eso
daba un shock de confianza fuerte al mercado que estaba muy dubitativo.
Quizás en los primeros momentos eso fue así pero después
evidentemente se perdió.
Usted
pronunció un término que fue uno de los más
complicados, la palabra rumores.¿Quienes fueron los responsables
de los rumores? ¿Hubo agentes responsables de los rumores?
Hay
factores objetivos y otros más difícil de demostrar.
Los factores objetivos claramente fueron los acontecimientos que
se fueron sucediendo en el Banco de Galicia Uruguay, como consecuencia
de los acontecimientos en Argentina y los que se dieron en el Banco
Comercial con la denuncia pública que hizo el Morgan Chase
respecto al fraude cometido por el señor Rohm. Eso en un
contexto de lo que estaba pasando en Argentina que entraba por nuestros
televisores un día sí y otro también, con grado
de dramatismo y tragedia impresionantes. Las escenas frente a los
bancos, la violencia. Eso fue entrando en la formación de
expectativas tanto de los no residentes vinculados con Uruguay,
como de los uruguayos. Eso es objetivo, existió, es explicable,
entendible y pese a nuestros esfuerzos no pudimos luchar contra
la inercia y la autoalimentación que este proceso fue generando.
Después inevitablemente, este es un país chico; dentro
del banco tal o cuál que estaba en dificultades, los empleados,
algunos de más o menos jerarquía se enteraban de la
situación, lo comentaban con sus parientes y amigos. Dentro
de las propias autoridades del Banco Central, el República,
el Hipotecario que sufrieron fuertes retiros, fue generando una
conmoción más o menos sorda pero importante. Después
no descarto en que hubo interesados en propagar estos rumores. La
situación de la plaza financiera uruguaya era un punto de
referencia para otros países y ciudades que aspiraban a tener
la situación que tenía Montevideo, Uruguay, hasta
ese momento. No descarto que muchos de los rumores que se propagaron
desde el exterior tuvieran un objetivo claro de desacreditar la
plaza financiera.
Desde
AEBU, se mencionó a Chile que quiere ser una plaza financiera...
Chile
quiere estar en eso hace tiempo. Argentina, supongo yo que sus autoridades
nunca vieron con simpatía que Montevideo y Uruguay fueran
el refugio de una parte muy menor, pero una parte, de los depósitos
de los argentinos en el exterior; el sistema bancario argentino
con más razón. No descarto que hubiera partes interesadas
en la propagación de los rumores.
¿Y
una intención política interna?
No...
¿No
cree en eso?
No,
fue un tema estrictamente financiero, del estilo de las peores crisis
financieras que uno ha leído en la historia de la economía
mundial.
Hay
quienes opinan que no haber dado cobertura al Banco de Galicia cuando
se inició la crisis, fue un error y que se debió asistir
para poner un tapón en la bañera...
No
estoy de acuerdo. Creo que el Banco de Galicia no debió tener,
como no lo tuvo el apoyo del Estado uruguayo, y creo que si el único
problema hubiera sido el del Banco de Galicia, hubiera habido una
cierta sensación de desconfianza inicial en los no residentes,
pero lo hubiéramos podido superar.
Esta
semana se ha conocido por parte del Banco Central un aumento de
los depósitos en el sistema, que puede interpretarse como
un aumento de la confianza. ¿Cree que se recobrará
la confianza en los niveles que hubo en Uruguay tradicionalmente?
No.
Creo que en estas cosas evidentemente las malas noticias en el sistema
bancario o en la cadena de pagos, dejan su huella y son de muy difícil
superación. Pero sin duda, podemos mejorar respecto a la
situación crítica que se vivió a mediados de
año, especialmente en los meses posteriores a la suspensión
de los bancos. Esa recuperación de la confianza que va a
ser gradual, va a estar muy vinculada al desempeño de la
economía y a la normalidad de las relaciones financieras
al interior del país y al exterior del país.
Usted
fue durante estos años un protagonista de primer orden en
la vida pública. Hoy ya fuera del ministerio, ¿qué
le diría a los uruguayos?
Es
muy difícil. Yo viví una circunstancia personal y
funcional que me marcó para el resto de mi vida. Vivir una
corrida bancaria, despertarse todos los días para ver cuál
era el nivel de retiro de depósitos, cómo nos iba,
en una lucha permanente contra la desconfianza me ha marcado a fuego.
Es una experiencia que no le deseo a nadie y de la que nunca me
voy a poder recuperar del todo. Creo que si hacemos las cosas bien,
el país se va a recuperar, no va a ser fácil, no va
a ser de inmediato.
¿Cuál
es la autocrítica más dura que se hace cuando evalúa
globalmente su gestión en Economía?
La
hago casi permanentemente, es uno de mis ejercicios diarios favoritos.
Quizás como gobierno debimos haber impulsado un ajuste fiscal
el 1ro. de marzo de 2000, apenas entramos; aún cuando no
estábamos para nada convencidos, de hecho no creíamos
que fuera necesario. Pero en previsión de que los acontecimientos
políticos iban a ser muy difícil, iba a ser un ajuste
muy trabado, no lo hicimos y quizás eso es lo que uno se
reprocha a sí mismo que debió haber hecho.
¿Pesó
la promesa electoral de que no habría ajuste?
No...Pesó
realmente la convicción que teníamos de que la economía
iba a superar el momento adverso del 99 y se iba a encaminar por
una senda de crecimiento.
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