Publica el 8 de setiembre

Semana Política. Las finanzas del Estado están en rojo, los proveedores no cobran y el ajuste es insuficiente; los blancos relanzan su idea de reducir los ministerios

Sin cambios las cuentas no cierran

Para este mes el gobierno aseguró el pago de los salarios de sus funcionarios y de las obligaciones externas

ALVARO GIZ

Por imperio de las circunstancias y de la peor manera el ajuste llegó al Estado. En la última semana, y luego de una nota publicada por El País el domingo pasado, se comenzaron a conocer las múltiples dificultades de recursos que enfrentan todos los sec tores de la Administración pública para atender sus compromisos.

Hospitales con insumos escasos, juzgados con riesgo de ser desaloja dos de sus locales por falta de pago, agentes policiales que podrían que darse sin municiones, organismos que carecen casi totalmente de insu mos de oficina, son tan sólo una parte de un panorama por demás complicado.

El lunes 26 de agosto, la Tesorería General de la Nación había advertido a todos los Ministerios y organismos de la Administración Central que por setiembre sólo habría dinero para pagar los sueldos y que no habría partidas para inversiones ni gastos de funcionamiento.

De otro lado, y como los provee dores saben que el Estado se atra sará, exigen el pago al contado de sus insumos, proponen precios varias ve ces superiores al valor de los produc tos en el mercado, o directamente no presentan ofertas en las licitaciones que se convocan desde la Adminis tración. Y cuando lo hacen, el Estado no tiene margen y debe aceptar sus condiciones.

La rendición de cuentas que se encuentra aún en tratamiento parla mentario estima que se producirán recortes por U$S 260 millones anua les, pero es evidente que ello no alcanza, ya que el déficit de todo el Estado superará holgadamente al ter minar este año los U$S 800 millones.

Por dos veces esta semana, pri mero en una comisión legislativa y luego públicamente, el ministro de Economía y Finanzas, Alejandro At chugarry trató de llevar tranquilidad a los acreedores. Dijo que los com promisos financieros externos que Uruguay debe atender en setiembre son la causa principal de la decisión del gobierno de posponer hasta el último trimestre del año el pago a sus proveedores.

Agregó que el gobierno cree que habrá una restricción fuerte de la actividad que va a impactar en el mes en curso, cuando según el je rarca se presentan un conjunto de obligaciones externas que el Estado debe cumplir sí o sí .

Por otro lado, pronosticó que la recaudación se recuperará luego y que en los meses de octubre, no viembre y diciembre el Estado es tará bastante más aliviado de obliga ciones externas y que como consecuencia de ello podrá atender las obligaciones internas de provee dores .

Eso si, el ministro se cuidó de dejar en claro que el pago de los salarios de los empleados públicos, no se encuentra en discusión para el gobierno. Una discusión que segura mente sí deben estar enfrentando los empleados privados de las empresas proveedoras del Estado.

Esta cadena interminable de difi cultades, debería hacer pensar al go bierno de coalición y a la oposición de izquierda que el tiempo de los recortes y de las transformaciones en serio ha llegado y que ya no queda espacio para las especulaciones polí ticas.

Es momento que sean los que viven del Estado los que paguen por lo menos una parte de los platos rotos. Los mismos platos rotos que durante los últimos años han venido pagando los trabajadores del sector privado que una vez más hay que decirlo , ven como bajan sus sala rios, como las empresas los envían al seguro de desempleo o sencilla mente, como cierran sus puertas.

En medio de este panorama, el En cuentro Progresista-Frente Amplio ha insistido en dar su apoyo a los plan teos de los sindicatos de trabajadores estatales, que han expresado su re chazo a los recortes implementados en la rendición de cuentas y su opo sición a la reforma de las empresas estatales, una actitud que le ha per mitido ganarse sus simpatías.

El problema, es que la coalición de izquierda no ve que esas simpatías de hoy pueden ser generadoras de mayores frustraciones mañana, en caso de que le toque asumir el go bierno del país.

Y sino, que le pregunten a sus corre ligionarios que ocupan cargos de di rección en la Intendencia de Monte video, que en estos momentos tienen un conflicto en ciernes con el sindi cato de trabajadores (Adeom) como consecuencia de que la comuna no puede hacer frente a los compromi sos económicos que implica el con venio salarial firmado el año pasado con el gremio.

Por otro lado, y ante la percepción de que estas situaciones pueden ge nerar una coyuntura adecuada para la discusión del asunto, esta semana la mayoría de los sectores del Partido Nacional decidieron relanzar la idea de reducir el número de ministerios, pero existen diferencias sobre el mo mento de aplicación de la reestruc tura.

La idea comenzó a ser analizada el martes durante la reunión que celebró el Comité Ejecutivo del He rrerismo y se tomó como base de análisis el proyecto presentado por el senador Luis Alberto Heber que baja el número de ministerios de 13 a 7.

La propuesta mantiene las carte ras de Relaciones Exteriores, Interior, Defensa Nacional y Salud Pública; crea el Ministerio de Economía y Producción (integrando a Economía, Industria, Ganadería y Turismo), el Ministerio de Transporte (reuniendo a Transporte y Vivienda) y el Minis terio de Bienestar Social (fusionando Educación, Deporte y Trabajo).

Asimismo, el Herrerismo también planteó bajar la cantidad de inte grantes de los directorios de las em presas públicas.En los próximos días la propuesta será trasladada a los socios colorados de la coalición para saber si hay ambiente político para discutir la ini ciativa.

Así las cosas, replantear la reduc ción de ministerios, de unidades eje cutoras y de cargos jerárquicos bien podría ser un camino a seguir en lo inmediato por los sectores políticos, ya que las medidas adoptadas hasta ahora solo han tratado de corregir los abusos que se cometían en el Estado. Pero el recorte y las transformaciones que se requieren deben ser mucho mayores y no ser consecuencia de que se gasta menos porque no se tiene dinero para pagar.

Por eso, las acciones no pueden ser timoratas y se debe proceder a un verdadero e inevitable ajuste del Estado. Si no se hace algo es inexo rable que la enfermedad se irá agra vando con el paso del tiempo.