Informe
El
duro oficio de exportar
Una
nueva etapa se abre para la producción agropecuaria a partir
de este año de crisis. La devaluación de la moneda
tiende a mejorar los márgenes de los negocios del campo,
lo que aún no luce por las restricciones que impone la falta
de financiamiento y los dolores de cabeza que causa el endeudamiento.
Si
estos temas se resolvieran, el productor podría abocarse
tranquilamente a lo que sabe: sacar más leche, más
quilos gordos, más lana, más granos de los campos.
Sin
embargo, buena parte del éxito o del fracaso de la producción
se dirime bastante lejos de las chacras.
Es
entre viajes de avión y hoteles, giras y reuniones, promociones
y ferias que los vendedores de las empresas exportadoras (o las
que aspiran a serlo) buscan el espacio comercial para lo que el
productor genera. La producción tiene sentido si hay alguien
que la compra, confirmando así su verdadero valor. La demanda
manda.
Al
mismo tiempo, los negociadores oficiales trabajan en los complejos
y difíciles vericuetos de las negociaciones internacionales,
donde hay cada vez más frentes de batalla (gestiones bilaterales,
Mercosur, ALCA, OMC). También allí se juega la suerte
de muchos rubros, sobre todo la de los que más sufren los
subsidios y barreras no arancelarias.
Sobre
estas cosas intenta poner el ojo este informe, yendo de lo urgente
(financiamiento, mecanismos de acceso al crédito) a lo importante
(negociaciones comerciales, promoción, productos). Quedan
muchos temas en el tintero, como la infraestructura y la logística,
que merecen un informe en sí mismos. Pero vayamos haciendo
boca. Ingrese a la ruta agroexportadora.
LA
SALIDA AL EXTERIOR
Del
dicho al hecho
Uruguay,
tal como preveía (y reclamaba) mucha gente, devaluó
su moneda. Lo hizo mal y tarde, en medio de una crisis económica
y financiera sin antecedentes, de la cual demoraremos mucho en salir.
¿Qué
implica devaluar? No otra cosa que ponerse en oferta, bajar los
costos en dólares por precio (que no por mayor eficiencia).
Es abaratar el costo uruguayo a través de una pérdida
del poder adquisitivo en términos internacionales.
La
teoría dice que los exportadores y los sectores vinculados
son los principales beneficiados en una devaluación. Así,
los discursos (de las pocas cosas que cambian rápido en este
país) incorporaron la nueva panacea: ahora la salida es exportar.
Sin
embargo, las exportaciones aún no responden. Es cierto que
la crisis bancaria dificultó los embarques en julio y que
la crisis argentina incide, aunque también se registra un
importante aumento en las exportaciones de carne, superada la crisis
aftósica. Si apartamos estos dos factores (Argentina y la
carne), de todas formas las ventas al exterior muestran una retracción
de 7% en lo que va del año. ¿Por qué no crecen
las exportaciones?
En
primer lugar, por falta de financiamiento. Las firmas exportadoras
no están aisladas del resto de la economía. La crisis
financiera impactó en su desempeño de tal forma que
no han podido, hasta ahora, capitalizar con rapidez el aumento en
la competitividad que brindó la devaluación.
Ciertamente,
exportar se ha tornado buen negocio en muchos rubros. A los empresarios
laneros, citrícolas, frigoríficos, lácteos
y otros exportadores agroindustriales les están dando mejor
los números en las ventas al exterior.
El
presidente de la Sociedad de Productores Forestales, Gerardo Barrios,
expresó recientemente en Radio Sarandí que la devaluación
permitirá a su sector aumentar las ventas en varios mercados.
Los precios que antes no daban ahora dan, porque el dólar
se ha fortalecido.
Sin
embargo, falta plata para financiar las ventas y la compra de insumos.
La crisis ha sido de tal envergadura que secó
al país de capital.
El
Banco de la República, otrora importante financiador de exportaciones,
destinó una línea de U$S 30 millones para capital
de trabajo, con fondos aportados por el BID a través del
Programa de Crédito Multisectorial. A esto agregó
unos 20 millones de capital propio. Ya se usó toda la plata.
Los
bancos privados internacionales están otorgando muy poco
crédito, entre otras cosas porque su prioridad, por ahora,
es devolver a las casas matrices las remesas que se giraron para
responder a la salida de depósitos.
Los
pocos créditos que la banca privada concede se dan a tasas
muy altas, en consonancia con el riesgo país,
que de carta de presentación pasó a ser un dato vergonzante
(no baja de 20%, o 2.000 puntos básicos). El BROU, en cambio,
mantiene tasas de interés relativamente bajas para los exportadores,
cercanas a 8%. El Banco prioriza el financiamiento de sus clientes
de siempre y luego, eventualmente, atiende nuevos. La prioridad
la tienen los exportadores que demanden mayor cantidad de mano de
obra.
Exportar
es rentable, pero hay muy poco capital para invertir, al menos por
las vías tradicionales. Dada la situación, se requieren
nuevos instrumentos para financiar esos negocios, instrumentos que
operen independientemente del pesado lastre financiero
que, lamentablemente, aqueja a muchas empresas exportadoras.
Escapándole
al riesgo
Durante
la entrega de los premios a los mayores exportadores, actividad
organizada por el BROU y la Unión de Exportadores del Uruguay
(UEU), el presidente de esta gremial, Daniel Soloducho, informó
que la UEU está trabajando con el ministro de Economía
para crear, a través de la Corporación Nacional para
el Desarrollo (CND), dos sociedades, con el objetivo de obtener
financiamiento para la exportación.
Una
estará radicada en el exterior y será depositaria
de los derechos de cobro de los exportadores uruguayos, de forma
tal que sirvan de garantía de los créditos que esas
empresas reciban, ya que luego de exportar no existe el riesgo país.
Se facilita así el financiamiento por parte de la banca internacional
y de los organismos multilaterales, que quieren evitar el riesgo
país.
La
otra sociedad estará radicada en Uruguay y procurará
canalizar el ahorro interno hacia la prefinanciación y la
financiación de exportaciones, con garantías similares.
Soloducho
expresó a El País Agropecuario que se buscará
que el BROU tenga un rol sustancial en esta sociedad. Agregó
que las AFAPs son un inversor potencial en ella. Respecto de la
sociedad externa, remarcó que hay un banco internacional
interesado en apoyarla.
También
se están pensando soluciones que requieren un marco legal,
como los fideicomisos y los warrants. Al cierre de esta nota, el
vicepresidente Luis Hierro (presidente en ejercicio al hacer estas
declaraciones) afirmó que las leyes de fideicomisos y de
warrants están en etapa de estudio técnico y se espera
que se instrumenten rápidamente en el Parlamento.
Si
el panorama político se calma y el Legislativo actúa
con celeridad, ambas herramientas estarán funcionando relativamente
pronto, tal vez a comienzos del año próximo (hay que
aprobar la ley y su reglamentación).
Como
lo señalábamos en la edición anterior (El País
Agropecuario N° 92, página 18), el fideicomiso es una
figura jurídica que permite aislar activos del patrimonio
original del titular. Estos activos dejan de pertenecer a la persona
que crea el fideicomiso y son administrados con fines preestablecidos.
El fideicomiso se independiza, así, de la empresa o persona
que lo crea (fideicomitente) y no puede ser alcanzado por sus acreedores.
La administración del fideicomiso se adjudica a una organización
especializada (agente fiduciario).
En
Uruguay se necesita una ley que dé garantías suficientes
para que esto se ponga a funcionar, porque, hasta ahora, figuras
similares están previstas sólo para las AFAPs o para
los Fondos de Inversión. Uno de los puntos críticos
(que puede definir el éxito o no de la herramienta) es la
modalidad tributaria que se defina.
El
warrant (garantía) es una herramienta complementaria y apunta
a reconocer como garantía de crédito a bienes comercializables
(desde ganado hasta automóviles). Es lo que necesitan las
empresas agroexportadoras (forestales, arroceras, etc.) para garantizar,
por ejemplo, el crédito que capten los fideicomisos. Estas
empresas manejan, constantemente, grandes volúmenes de mercadería,
que pueden respaldar perfectamente el crédito.
Cuanto
antes empiecen a funcionar estos mecanismos, más rápido
se verá el rebote en las cifras de exportación.
Pero sólo con esto no alcanza. Se precisan mercados.
Los
de afuera no son de palo
En
la cancha del comercio internacional se juega al borde del reglamento,
muchas veces el juez no pita y los contrarios tienen un estado físico
mejor que el nuestro.
Mientras
Uruguay transitaba la década de los 90 concentrando
sus exportaciones en la región, casi todo el resto del mundo
trabajaba para consolidar fuertes articulaciones comerciales, lo
más amplias posibles. Europa mejoró sus vínculos
internos y se integró monetariamente, China ingresó
a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y Chile trabajó
para cerrar acuerdos bilaterales con EE.UU. (en vías de firmar)
y con la Unión Europea (ya firmado). México, miembro
del Nafta, también suscribió un acuerdo de libre comercio
con la UE, los países andinos mejoraron sus posibilidades
de comerciar con EE.UU., y Nueva Zelanda y Australia compensaron
la crisis asiática con otros mercados, sin dejar de lado
el comercio con Asia, que ya se ha recuperado.
Ante
tanto movimiento, Uruguay parece un tanto adormecido y eso le puede
costar caro. Además, después de años de fuerte
crecimiento, ahora el intercambio comercial mundial transita por
un período de cierto retroceso: cayó 4,5% el año
pasado y muestra una caída de 4% este año, según
cifras de la OMC. Con este trasfondo, conquistar nuevos mercados
es más difícil.
Por
si fuera poco, la crisis económica ha afectado el presupuesto
de la Cancillería, lo cual está causando perjuicios
en las negociaciones comerciales en el Mercosur y en las que se
realizan para constituir el ALCA.
En
su edición del 31 de octubre, el semanario Búsqueda
informó que Uruguay no está asistiendo a reuniones
de nivel técnico en el Mercosur y se suspendieron negociaciones
comerciales por falta de recursos.
Informantes
oficiales admitieron al semanario que la ausencia de representantes
uruguayos en esas reuniones le hace perder poder de negociación
al país.
Consultado
al respecto en El Diario Sarandí (Sarandí 690), el
canciller Didier Opertti reconoció los problemas presupuestales
y remarcó que se buscarán soluciones a nivel del Ministerio
de Economía.
Asignaturas
pendientes
El
gobierno aspira a un acuerdo de libre comercio con EE.UU., que es
un objetivo de largo plazo. Pero mientras, en estos días,
se están definiendo asuntos relevantes en la región.
Como destacábamos en el número pasado, Brasil está
importando arroz estadounidense subsidiado, lo que afecta seriamente
nuestras posibilidades de colocación y los precios.
Interrogado
al respecto en la misma entrevista, el doctor Opertti respondió
que la Cancillería está trabajando desde hace
ya varias semanas. He instruido a nuestra embajada en Brasilia,
que también ha venido trabajando en el tema. Opertti
expresó que los países del Mercosur no deberían
importar arroz subsidiado. El problema es que no existe una norma
legal obligatoria que le prohiba a los países importar arroz
subsidiado. Ése es un tema que está pendiente, como
está pendiente el tema del dumping en el Mercosur. El Mercosur
todavía tiene varias asignaturas pendientes, una de las cuales
es ésa.
Si
bien las exportaciones a la región han perdido significación
(ver recuadro) y Uruguay apuesta en lo inmediato a profundizar los
acuerdos bilaterales con México y firmar nuevos con India,
Centroamérica, etc., las negociaciones principales (ALCA
y UE) son realizadas como país miembro del Mercosur. Doblemente
preocupante, entonces, la debilidad presupuestal señalada
líneas arriba.
Se
necesita reforzar la capacidad de negociación y promoción
del país para que la inserción comercial sea sostenida,
creciente, para que el impulso exportador natural que se dará
después de la devaluación no sea efímero. l
El
bajón
La
caída de nuestras ventas en los últimos ejercicios
es abrupta, aunque no se da simultáneamente en todos los
mercados.
Con
Brasil, donde habíamos alcanzado a colocar U$S 823 millones
en 1998, la caída se manifiesta a partir de la devaluación
del real, en enero del 99.
Con
Argentina, la baja no fue tan pronunciada hasta este año,
en que el quiebre de la convertibilidad prácticamente borró
a nuestros productos de ese mercado, interrumpiendo el comercio
y el turismo receptivo.
Entre
los dos países vecinos acumulan una baja en las compras,
entre 1998 y 2001, de U$S 500 millones. Y la amenaza es que caigan
otros U$S 200 millones en este ejercicio, básicamente por
el efecto Argentina.
Un
monto de esa entidad -U$S 700 millones- equivale a 30% de nuestras
exportaciones, que se perdieron en muy poco tiempo. Sería
ilusorio pretender que Uruguay redireccione esos volúmenes
de comercio en forma instantánea.
Con
los países del Nafta la situación es similar, aunque
la baja ocurre por diferentes razones y más tardíamente.
Eran mercados que estaban en rápido ascenso: el pico de exportaciones
se dio en el año 2000, cuando entre los tres países
sumaron U$S 349 millones. En lo que va del año les vendimos
por valor de U$S 209 millones. Solamente la carne marca una diferencia
de U$S 100 millones que dejaron de comprar entre ese año
y el actual.
Tres
verbos a conjugar: Promover, negociar, vender
Estar
en el mercado, investigar, realizar contactos, enviar muestras,
invitar a los clientes a venir al lugar de producción, etc.,
componen todo un esfuerzo vendedor del cual la exportación
del producto es sólo el resultado final. Resultado que, a
veces, demora mucho tiempo en concretarse.
Por
lo tanto, más que esfuerzos espasmódicos se requiere
constancia y permanencia. Al respecto, Uruguay todavía muestra
ciertos problemas. Si bien se está avanzando en el buen sentido,
impera aún en varios ámbitos la actitud de producir
y luego ver si se puede vender. El esfuerzo de venta, lo promocional,
la investigación de nuevos mercados, quedan a veces últimos
en la lista. El verdadero enfoque mercadotécnico (colocar
al cliente en el centro del negocio) no es el que impera en la exportación.
Es
necesario profundizar este tipo de visión, sobre todo ahora,
porque la economía uruguaya tendrá (por un buen tiempo)
un mercado interno deprimido. La demanda externa ha cobrado un protagonismo
mucho mayor (ver recuadro).
A principios
de este mes, en el programa Cierre de Jornada (Sarandí 690)
se convocó a una mesa redonda para abordar estos aspectos
con empresarios vinculados al comercio exterior. Participaron Héctor
Arrillaga (codirector de la empresa Compañía de Indias),
Enrique Decker (director de Opticarnes, un broker del mercado cárnico
internacional) y el Ing. Agr. Eduardo Pietra (presidente de Central
Lanera Uruguaya).
Pietra
aludió a ese necesario cambio de orientación: Hay
que ir a los mercados y ver qué están demandando,
qué tipo de productos quieren y están dispuestos a
pagar, y de ahí armar toda la producción hacia atrás,
de manera de satisfacer las necesidades de esos consumidores en
el extranjero.
Decker
agregó: Creo que en más de un rubro eso se ha
logrado. Después viene otra serie de etapas (...) estudiar
la competencia, las barreras al acceso que esos mercados tienen,
a veces de carácter sanitario, o arancelario, o para-arancelario,
y a veces de carácter... misterioso.
Misterio
develado
Arrillaga,
que hace algunos años fue agregado comercial de la embajada
uruguaya en Ecuador, contó: Gran cantidad de botellas
de vino argentino estuvieron un año y medio detenidas en
el puerto en Guayaquil, con la documentación en regla, sin
poder entrar a Ecuador. Terminaban pidiendo, por ejemplo, el origen
del vidrio de las botellas. Como yo tenía muy buena relación
con determinado ministro, el exportador argentino pidió mi
colaboración y fui a verlo personalmente con parte de esa
documentación, y terminó diciéndome la realidad:
Argentina les estaba vendiendo en el año por 260 millones
de dólares y Ecuador les estaba vendiendo menos de 30 millones.
Más
allá de casos tan irritantes, el principio de reciprocidad
comercial es clave. ¿Qué tiene Uruguay para ofrecer?
Si se trata de productos poco diferenciados, commodities, la capacidad
de negociación no es alta, porque se producen en muchos otros
lados. Por eso es tan relevante diferenciar productos: no sólo
porque tienen más valor agregado, sino porque tienden a ser
únicos.
Uruguay
puede ofrecer oportunidades de inversión. El sector agropecuario
es un excelente ejemplo de cómo la inversión extranjera
promueve el comercio. Los casos de las malterías, la forestación,
los citrus, son ejemplos elocuentes.
También
la lechería, donde Parmalat, Bonprole y Lactosan (de capitales
europeos) han abierto mercados. El caso de Lactosan es interesante
porque la firma elabora un producto diferenciado, especial, el queso
en polvo, que es un componente de diversas preparaciones gastronómicas.
La empresa tiene un acuerdo con la firma norteamericana McCormick,
como proveedor. Recientemente retomó sus exportaciones a
Europa, que se habían frenado porque el Ministerio de Ganadería
no cumplió con ciertas exigencias de la UE.
En
base a una producción primaria competitiva pueden atraerse
más inversiones, que agreguen valor a la producción,
incorporando procesos y técnicas que aumenten el acervo tecnológico
del país.
Promoción:
verdes y maduras
La
forma en que Uruguay promueve sus productos en el exterior, tanto
a nivel público como privado, es un tema recurrente, en el
cual se cae muchas veces en el mero voluntarismo.
En
el país hay más de 15 instituciones que, de una u
otra forma, promueven las exportaciones. ¿Es esta dispersión
un mal síntoma? No necesariamente, pero sí lo son
la descoordinación, la superposición de esfuerzos,
la ineficiencia y la inconstancia.
En
el discurso en ocasión de la entrega de premios a los exportadores,
el presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU),
Daniel Soloducho, cuestionó duramente la existencia de Uruguay
XXI, instituto que promueve las exportaciones e inversiones en Uruguay:
En
el año 1995 la UEU presentó un estudio por el cual
se oponía a la creación del Instituto Uruguay XXI
como estaba planteado y por consiguiente, cuando le fue ofrecido,
decidió no formar parte de éste. Posición que
reitera en su última reunión de directiva.
(...)
El Instituto se dedicó con mayor énfasis a la atracción
de inversiones, pero, sacando el trabajo de películas de
presentación del país que podría haber realizado
cualquier empresa de comunicaciones, los exportadores sentimos que
se confirmaron nuestras opiniones, no proviniendo del mismo casi
ninguna utilidad.
Soloducho
expresó su apoyo a una estrategia conjunta entre el sector
oficial y los privados: Creemos que se debe apoyar a la Cancillería,
en (...) (cuyo marco) existen embajadas profesionales que cumplen
un papel muy importante (...). Éstas, sumadas a un trabajo
conjunto con las instituciones de los exportadores que ya existen,
podrían realizar una tarea más completa si se las
dotara de los recursos necesarios.
En
el agro, algunos rubros poseen organismos sectoriales que realizan,
entre otras, tareas de promoción. Es el caso del Inavi, en
vinos; del SUL, en lanas (que gestiona, para Uruguay, la Woolmark);
y del INAC, en la carne, que también impulsa una marca
país para el rubro: Natural meat. Estos
organismos son ejemplos exitosos de asociación Estado/privados,
para emprender tareas en conjunto.
Otros
programas puntuales han aportado lo suyo. Pietra recuerda: El
puntapié inicial para llevar a escala comercial el cordero
pesado del SUL estuvo en un programa de 10.000 corderos apoyado
por el Penta (programa Promoción de Exportaciones No Tradicionales
Agropecuarias) que permitió que participara el SUL, que participara
el frigorífico San Jacinto, con el apoyo del Ministerio y
los productores que aportaron corderos. También Central Lanera
aportó una parte de esos corderos y fue un apoyo muy interesante.
Iniciativas
similares, que apuntan a integrar la cadena cárnica, están
siendo apoyadas hoy por el Proyecto Ganadero, que funciona en la
órbita del MGAP.
El
sector público puede apoyar y hacer un aporte sustancial,
básicamente a dos niveles: apuntalando a los exportadores
que ya están en el mercado y apoyando a las empresas que
inician su experiencia exportadora. En el caso de las PyMEs, el
sector público puede ser un nucleador efectivo de estas iniciativas,
para canalizar esfuerzos en forma más eficiente.
Claro
que ningún esfuerzo estatal o apoyo es efectivo si no hay
iniciativa privada genuina. Que el Estado no la desestimule ya sería
un avance.
La
ruta agroexportadora
LA
CARNE
Situación.
Es el principal producto de exportación del país,
dentro del cual la carne vacuna responde por más de 70% del
total. El resto es carne ovina y equina, y un porcentaje menor de
comidas preparadas, achuras y subproductos.
Se
exporta más de la mitad de la carne que se produce, proporción
que va en aumento. En 1998 se alcanzó un pico de U$S 511
millones, 411 de ellos de carne vacuna. La aftosa llevó estos
valores a U$S 292 y 217 millones, en 2001. La situación,
lentamente, se va revirtiendo.
Mercados.
La Unión Europea e Israel son compradores consecuentes, que
absorben volúmenes relativamente estables e importantes,
a buenos precios. La región, que llegó a 40%, ahora
apenas compra 18% de las toneladas totales exportadas.
El
circuito no aftósico, en particular el Nafta, representó
casi 35% de las colocaciones (en dólares) en 2000 y ahora
(al cierre de esta nota) está cerrado. Por eso es que aparecieron
otros mercados, como Argelia, Rusia y Egipto, que pagan precios
menores.
Perspectivas.
Es excelente. La reapertura del Nafta va a coincidir con una alta
disponibilidad de ganado. También Chile aumentará
su demanda, al no poder comprar en Paraguay, que tiene aftosa. Posiblemente,
la exportación de 2003 alcance una cifra récord, del
orden de las 300.000 toneladas (equivalente carne con hueso).
LA
LANA
Situación.
Fue durante décadas el principal rubro de exportación.
En el ejercicio 1988-89 aportó U$S 448 millones, 317 de los
cuales correspondieron estrictamente a embarques de lana en todas
sus presentaciones: sucia, lavada, peinada (tops, que representan
dos tercios de los montos totales), y el resto a prendas, tejidos
y otros productos.
En
el ejercicio 2001-02 (cerrado el 31 de octubre), la cifra se desplomó
a U$S 179 millones (140 millones de lana y el resto de productos).
La caída se debe fundamentalmente a la baja del stock ovino
y, consecuentemente, de la producción de lana.
Mercados.
Es un producto netamente exportable: 98% se destina a los mercados
externos; China y algunos países europeos absorben cerca
de 80% del total.
Perspectivas.
Son favorables, dado que la producción mundial (al igual
que la local) ha caído, lo que generó una suba explosiva
de precios. Se espera que esto promueva una recuperación
del stock. En nuestra plaza, de la zafra pasada a ésta, el
precio de la lana al productor ha más que duplicado su valor.
¿Dudas? Sí, la demanda internacional, que no aparece
del todo firme.
EL
ARROZ
Situación.
Con la lana, es el otro gran rubro netamente exportador. Noventa
por ciento de la producción nacional se destina a los mercados
externos. En el año pico, 1998, se exportó arroz por
valor de U$S 273 millones. Luego sobrevino la devaluación
en Brasil (principal destino) y la exportación cayó.
La
caída del precio del grano, las dificultades financieras
y el impacto en la economía de los productores provocó
una constante y sustancial reducción del área sembrada
y de la producción, que cayó 40% respecto de 1998-99.
En el ejercicio 2000-01, las ventas externas sumaron U$S 165 millones
y, hasta agosto de este año, rondaban los U$S 84 millones,
el monto más bajo de los últimos tiempos. Mercados.
Treinta y cuatro países compran arroz uruguayo, pero Brasil
adquiere cerca de 60% del total (de los dólares, último
ejercicio), seguido de lejos por Irán (13%) y Perú
(8%).
Perspectivas.
Se espera una tonificación moderada de los precios internacionales,
debido a la menor producción y a menores stocks de los principales
países productores y consumidores. En la región, Brasil
podría sufrir una caída de su producción, debido
a los excesos de lluvia que se registran en las zonas de siembra.
La devaluación contribuye a abaratar los costos de producción,
lo que mejorará la rentabilidad.
LÁCTEOS
Situación.
La mitad de la producción de leche del Uruguay se exporta.
Con la recesión interna y la devaluación, se espera
que este equilibrio tienda a una mayor preponderancia de las exportaciones,
que pueden llegar a explicar más de 60% del ingreso sectorial.
Uruguay exportó productos lácteos por casi 150 millones
de dólares en 2001 y este año podría igualar
esta cifra.
Mercados
. La devaluación brasileña impactó seriamente
sobre las exportaciones lácteas con ese destino, que ahora
se están recuperando, a menores precios. México se
ha constituido en un demandante clave para muchos productos. EE.UU.
compra unos 15 millones de dólares (10% del total) y Venezuela
es un mercado importante, pero inestable.
Perspectivas.
Son inciertas. El aumento de los subsidios de Europa y EE.UU. baja
los precios y dificulta las colocaciones. Esto podría contrarrestarse
exportando productos más diferenciados y de mayor valor agregado
a Brasil y Argentina, iniciativas que se vieron afectadas por la
crisis regional. Con la devaluación, y superada esta instancia,
este tipo de estrategias podrían retomarse.
GRANOS
Situación.
La cebada es el sector exportador por excelencia de la agricultura
de secano. Tiene como destino la producción de malta (germinación
y secado de grano, para producir cerveza). La industria maltera
está toda en manos extranjeras: AmBev (la multinacional brasileña
producto de la fusión de Brahma y Antarctica) tiene más
de 70% de la capacidad instalada de malteo (Maltería Uruguay,
Salus, Norteña). El resto pertenece a Maltería Oriental,
de capitales chilenos. Noventa por ciento de la producción
se exporta.
Mercados.
El destino principal es Brasil, aunque a veces se colocan partidas
en otros países de la región. Las exportaciones del
sector se ubican entre 40 y 50 millones de dólares anuales.
Uruguay
también exporta girasol, que llegó a ventas por casi
30 millones de dólares en el 99 y que el año
próximo puede repetir ese desempeño.
Perspectivas.
Después de algunos años calamitosos en lo que refiere
a clima, éste ha sido relativamente normal y las cebadas
están arrojando buenos rendimientos. De mantenerse Uruguay
con buena producción, y competitiva, podrá seguir
siendo un buen abastecedor regional y ampliar la producción
y las exportaciones. Para eso, el ajuste cambiario mejora el panorama.
Lo
mismo puede decirse en el caso del girasol, que puede aumentar el
área si los precios se mantienen firmes.
FORESTACIÓN
Situación.
Es un sector de gran potencial exportador. Apoyada por una política
de Estado que lleva ya más de 10 años, la forestación
enfrenta ahora el desafío de comenzar las ventas a gran escala.
Grandes empresas forestales internacionales (españolas, chilenas,
canadienses y estadounidenses) han invertido en bosques y comenzarán
la exportación a mediano plazo. Por ahora, la extracción
de madera no supera los 50 millones de dólares de exportación.
Mercados.
Europa, en particular España, es el mercado principal, lo
que se explica por la actividad de la firma Eufores (de ese origen),
que es la principal protagonista de la exportación de rolos.
Se espera que la devaluación permita acceder a otros mercados,
que quedaron fuera del alcance de Uruguay por problemas de precios.
Perspectivas.
Si se realizan las inversiones de infraestructura necesarias (puertos,
carreteras, trenes, dragado), la forestación puede exportar
por un valor de varios cientos de millones de dólares en
un plazo no mucho mayor a cinco años. Pero esto no es seguro:
ya se hicieron proyecciones que resultaron fallidas. Todo dependerá
de que dichas inversiones se hagan y de que, en lo posible, se exporten
productos con mayor valor agregado, como por ejemplo madera aserrada.
CÍTRICOS
Situación.
Más de la mitad de la producción citrícola
se exporta. Las colocaciones externas del sector fueron de aproximadamente
100 millones de dólares en 2001. Este año el monto
es menor, por la menor producción. La mayoría de las
empresas citrícolas están integradas desde la chacra
hasta la venta al exterior. En muchos casos ha habido inversiones
extranjeras.
Se
exporta sobre todo fruta fresca, empacada. La industrialización
(jugos y aceites) es secundaria y no tiene, por ahora, perfil exportador.
Mercados.
Europa es el mercado citrícola por excelencia, al que la
producción uruguaya entra en contraestación. Responde
por 75% de las exportaciones totales del rubro. Sudáfrica
es el gran competidor de la producción de Uruguay.
Perspectivas.
El ingreso al mercado norteamericano parece difícil a corto
plazo. Resulta alentador el acuerdo firmado con China, en la última
visita del presidente Batlle. La devaluación del peso uruguayo
y el fortalecimiento del euro mejoraron sustancialmente la economía
de las empresas, lo que va a incidir positivamente en los próximos
ejercicios.
La
situación sanitaria y todo lo vinculado al cancro es la gran
limitante del comercio y le ha puesto un techo a la expansión
del sector. Si esto no se supera, el aumento de la producción
será difícil.
Viraje
al exterior
La
crisis interna y la devaluación de la moneda alteraron la
estructura de demanda de la economía uruguaya. Lo que Uruguay
produce tiene dos destinos: interno o externo.
La
demanda interna está deprimida y lo seguirá estando
el año próximo.
La
exportación, en cambio, puede aumentar, porque Uruguay se
ha vuelto más barato en dólares. Pero además,
aunque no aumente, cada dólar que ingresa por exportaciones
vale ahora casi 50% más en términos reales, por lo
que la exportación tiene hoy una importancia mucho mayor
en la demanda total.
Según
estimaciones de SERAGRO, esta proporción pasará de
23% (1999) a 34% (2003), como lo muestra la gráfica adjunta.
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