TRIBUTACION
I LA CLAVE ESTA EN BUSCAR EL EQUILIBRIO ENTRE EL IVA Y EL IMPUESTO
A LA RENTA DE LAS PERSONAS FISICAS
Existe
un déficit en cuanto a equidad en el sistema tributario uruguayo
Quizás
los hogares ricos pierdan muy poco con el impuesto a la renta, pero
eso ha de impactar mucho en lo que ganen los más pobres
La
estructura tributaria uruguaya aparece como regresiva porque la
participación del ingreso en los impuestos no es más
alta en la medida que aumenta el nivel de ingreso en las familias,
dijo el economista Carlos Grau, que es autor junto a Gabriel Lagomarsino
de un estudio titulado "La estructura tributaria de Uruguay
y su incidencia en la distribución del ingreso", que
se publicó recientemente. En diálogo con ECONOMIA
& MERCADO, el entrevistado comparó la estructura tributaria
de nuestro país con lo que son las tendencias al respecto
a nivel internacional e hizo referencia a la carga impositiva que
soportan los hogares de menores ingresos, que es más pesada
en términos relativos que la de los hogares más ricos.
Asimismo, Grau señaló el impacto positivo que tendría
la implementación en Uruguay de un sistema de impuesto a
la renta de las personas físicas sustitutivo del actual impuesto
a las retribuciones personales (IRP) en la distribución del
ingreso de la población.
--¿Cuáles
son los criterios básicos que conforman una estructura tributaria?
--Desde
el punto de vista cualitativo, se suele aceptar que toda estructura
tributaria debería cumplir con cuatro prerrequisitos básicos.
Existe unanimidad en que debe contemplar el principio de equidad,
más allá de que se pueda discutir en qué consiste
ser equitativo. Otro criterio que es consensual tiene que ver con
la sencillez administrativa de la estructura tributaria. Además,
esta debe cumplir un rol que facilite la implementación de
políticas fiscales anticíclicas, actuando como un
estabilizador automático. Finalmente, se requiere que ella
sea eficiente para colaborar en la asignación de recursos
del Estado.
--¿En
qué medida el sistema tributario uruguayo se acerca a esos
principios rectores?
--Existe
un déficit en cuanto a la equidad de la estructura tributaria
--aunque admito que es un criterio que resulta muy difícil
de definir-- ya que el sistema uruguayo no mejora la progresividad
de la distribución del ingreso, sino que la empeora.
Hay
un común denominador en diferentes análisis acerca
de nuestro sistema, en donde se señala que la administración
tributaria no funciona bien debido a la complejidad de su estructura
y a la gran cantidad de tributos existentes. Existe una diversidad
de impuestos que registran una muy baja recaudación, mientras
que dos o tres de ellos participan con un porcentaje muy importante
del total recaudado. Por lo tanto, habría que resumir esa
estructura impositiva tan complicada y concentrar la recaudación
en unos pocos tributos, con lo cual se reduciría su costo
y haría más fácil su seguimiento y su contralor.
Tampoco
el sistema cumple su rol de actuar en forma anticíclica porque
para ello la tributación debería ser progresiva a
los efectos de que la presión fiscal aumentase con el nivel
de ingreso, pero en nuestro país sucede exactamente lo contrario.
La
falta de eficiencia para la asignación de recursos puede
observarse, por ejemplo, en el comportamiento del IVA, que es el
impuesto pilar de la estructura tributaria en Uruguay al contribuir
con más del 40% de la recaudación total del gobierno
central. A lo largo de su vigencia el IVA muestra una constante
ya que en cada reforma tributaria se ha modificado el valor de sus
tasas, con lo cual se le cambian permanentemente las reglas de juego
a quienes toman decisiones en la economía. Dado el sustantivo
incremento que se ha observado en el valor de la tasa básica
desde su creación a la fecha, la que pasó de 14% a
23%, cabe preguntarse si no se recaudaría más en caso
de que se rebajara la tasa del IVA, es decir si no estaremos en
el lado malo de la curva de Laffer.
--¿Sería
conveniente efectuar una reforma tributaria para corregir todos
esos defectos?
--Como
hemos visto, la estructura tributaria uruguaya tiene mucho por mejorar.
Al escuchar recientemente que se ha planteado la posibilidad de
su reforma, creo que se está en el buen camino. Sin embargo,
hay que tener presente que la situación económica
del país no se arregla con una reforma tributaria. Si tuviéramos
un aparato productivo funcionando normalmente, convendría
buscar la forma en que una modificación del sistema impositivo
contribuyera a un mejor desempeño en algunas áreas
de la economía. Además, habría que rediseñar
la administración tributaria, incluyendo una reestructura
de la oficina recaudadora de impuestos. Lamentablemente, el país
tiene problemas más graves en esta coyuntura que no permiten
pensar que la salida a la crisis económica sea por medio
de una reforma tributaria. En resumidas cuentas, este es un tema
estructural, pero no de corto plazo. De todos modos, dado que los
procesos de reforma en nuestro país son lentos por múltiples
razones, es altamente positivo que se esté pensando, a pesar
de la situación actual, en lo que podríamos llamar
el día después.
Tendencias
a nivel internacional
--¿Es
significativa la diferencia entre los niveles de presión
fiscal en Uruguay y en el resto del mundo?
--A
priori podría creerse que la presión tributaria local,
que alcanza un nivel de 29%, es muy alta dadas las críticas
y demandas constantes de los empresarios. Sin embargo, la presión
tributaria --entendida como el cociente entre lo que recauda un
país y su PBI-- en Uruguay está en línea con
lo que es el promedio mundial. No obstante habría que evaluar
la productividad del gasto público que es financiado por
esa recaudación. Creo que no son válidas las comparaciones
de niveles de presión tributaria sin considerar el impacto
que tiene el gasto que se financia. Por eso la presión tributaria
es considerablemente más elevada en los países escandinavos,
pues allí el Estado brinda muchos más servicios a
los contribuyentes.
--¿No
coincide la tributación vigente en Uruguay con las tendencias
predominantes a nivel internacional?
--Hay
algunos aspectos que llaman la atención. Por ejemplo, la
participación relativa de lo que se recauda por impuestos
al consumo de bienes y servicios en relación a lo que se
recauda por impuestos a la renta de las personas físicas
es abismalmente distinta en América Latina y en los países
desarrollados, según se desprende de la publicación
"Government Finance Statistics Yearbook (1999)" del FMI.
En los países latinoamericanos, la base imponible está
concentrada en el consumo de bienes y servicios, mientras que en
los países desarrollados la recaudación fiscal se
concentra en el impuesto a la renta de las personas físicas
(IRPF), aunque existe una tendencia creciente a determinar una combinación
óptima entre ambos tributos. En el mundo prácticamente
ya no se discute si se debe reemplazar al IVA por el IRPF como sucedió
en la última campaña electoral en Uruguay. No es bueno
gravar exclusivamente a los ingresos o al consumo. La clave está
en buscar el equilibrio adecuado entre ambos tributos.
Mantener
el IVA
--¿Debe
continuar el IVA siendo el pilar del sistema tributario uruguayo?
--Estoy
convencido que el IVA debe ser uno de los pilares de nuestro sistema
impositivo. Hoy el IVA está instaurado en Uruguay y no se
lo puede eliminar. Aunque empezáramos desde cero, también
habría argumentos para adoptarlo porque tiene algunas ventajas
importantes como, por ejemplo, lo eficiente que es en el momento
de su recaudación. Sin embargo, habría que mantenerlo
con una tasa más baja que la básica actual, que podría
ser igual a la mínima vigente que es de 14% o incluso uno
o dos puntos porcentuales por encima de ella. Si se la fijara en
14% se evitaría la discusión acerca de la determinación
del conjunto de bienes que deberían tener un tratamiento
diferencial y estar gravados con la tasa mínima.
--¿Es
partidario de eliminar la exoneración del IVA a algunos productos
básicos de la canasta familiar?
--No
me opongo a dichas exoneraciones. Es más, creo que son convenientes
pese a que el FMI recomienda que haya una tasa única, tendiendo
a evitar las excepciones. Sería bueno discutir los productos
que se deberían exonerar y hacer explícitos los criterios
empleados para determinar estos productos, así como también
comprobar si los que hoy están exentos cumplen con el requisito
que se entiende debe cumplir un producto al que se le ha otorgado
este tratamiento especial.
--¿Qué
consecuencias traería aparejada por concepto de IVA una reducción
de la tasa básica del IVA?
--En
ese caso la recaudación bajaría en forma sustantiva
dado que más del 90% del total recaudado por concepto de
IVA lo genera la tasa básica. Como contrapartida habría
que crear un IRPF y no recurrir a una ampliación del Impuesto
a las Retribuciones Personales (IRP), que ha sido el instrumento
utilizado reiteradamente en los últimos años.
Derogar
el IRP
--¿Cómo
califica al Impuesto a las Retribuciones Personales (IRP)?
--Se
podría decir que es un impuesto a la renta de las personas
físicas, pero que sólo grava a algunas fuentes de
ingresos como son los salarios y las pasividades. Por esa razón,
el peso del IRP en la estructura tributaria de Uruguay es significativamente
menor que el promedio de los países del resto del mundo,
representando sólo una sexta parte de dicho promedio.
El
IRP se creó con franjas como el IRPF de cualquier país
en que se aplica dicho impuesto y donde las franjas implican que
las tasas son crecientes con el nivel de ingresos. La particularidad
del IRP es que sus tasas no se aplican en forma progresional o marginal
a cada tramo de ingreso, sino que la tasa más alta grava
a la totalidad del ingreso. Esto ha creado situaciones poco recomendables,
como es el caso de algunos aumentos en el salario nominal que pueden
provocar una caída del salario líquido cuando el incremento
está ubicado en el límite de dos franjas, pese a que
una reciente legislación muy complicada trata de mitigar
esta situación adversa. Por todo lo dicho, hay que derogar
el IRP y sustituirlo por el IRPF.
Distribución
del ingreso
--A
su juicio, ¿cuál sería la política tributaria
más equitativa?
--Si
le queremos pedir a la estructura tributaria que sea equitativa,
me afilio a que la equidad tiene que ver con la progresividad entendida
como que la carga tributaria media aumenta con el nivel de ingresos.
Si eso es así, no se lo va a lograr con el IVA y es por eso
necesario disminuir su participación relativa en la recaudación
del país a los efectos de lograr mayores niveles de progresividad.
Lo importante es determinar cuánto se recauda de IVA y cuánto
del IRPF para que mejore el financiamiento del sector público.
En
esta definición hay algo que va más allá de
la estructura tributaria que debe ser considerado. El Estado necesita
financiarse porque tiene gastos. Lo que es sustantivo es evaluar
el impacto neto de la acción del Estado en la distribución
del ingreso. No me preocuparía demasiado que la estructura
tributaria fuera muy regresiva si tuviéramos una política
de gastos tan progresiva que compensara lo que los impuestos le
quitan al ingreso de los hogares pobres. En todo caso, el resultado
neto sería positivo.
--Entonces,
¿hacia dónde debe apuntar prioritariamente la política
tributaria?
--Como
decía al principio, es deseable que toda política
tributaria contribuya a mejorar la distribución del ingreso
disponible de los hogares. El dilema es si resulta más eficiente,
desde el punto de vista del desempeño económico, lograr
esa mejora en la distribución por vía del gasto público
o de la tributación. Entiendo que debe hacerse por ambos
lados.
Como
reflexión final quisiera plantear que en la discusión
acerca del instrumento a ser empleado para mejorar la distribución
del ingreso, se debe tener en cuenta la volatilidad que presenta
el gasto social. En este sentido, la estructura tributaria aparece
como un pilar más firme.
El
IRPF mejoraría la distribución del ingreso
--Según
los resultados de sus investigaciones, hoy pagan más impuestos
quienes perciben menores ingresos como porcentaje de estos últimos.
¿Qué efectos tendría la introducción
de un impuesto a la renta de las personas físicas (IRPF)
en esa relación?
--Aportarían
más los que tienen mayores ingresos y menos, en términos
comparativos a la situación actual, quienes tienen ingresos
más bajos. Partiendo de la base de que se mantuviera un nivel
constante de recaudación, la incorporación de un IRPF
que sustituyese al IRP y manteniéndose el IVA con una tasa
más baja --por ejemplo, con un nivel de 14%-- mejoraría
claramente la distribución del ingreso por dos razones. Por
un lado, disminuiría la participación relativa del
IVA en los ingresos del Estado, que es el elemento que le da la
tónica más regresiva a la estructura tributaria. A
su vez, se sustituiría al IRP por un impuesto que va a gravar
más a quien más tiene y no a quien gana mayor salario.
--¿Es
viable esa fórmula en la práctica?
--De
acuerdo con nuestra investigación en la que hicimos un ejercicio
de simulación fijando cuatro franjas de ingresos con tasas
acordes a los niveles que rigen en los países desarrollados,
los valores resultantes indican que se mejora la distribución
del ingreso sin que se produzcan modificaciones muy profundas en
el ingreso disponible de los hogares, porque una política
de cambios abruptos no es viable en la sociedad uruguaya. En una
forma muy gradual, dicho ingreso irá mejorando en los hogares
más pobres y disminuirá en los hogares más
ricos. En toda reforma, hay quienes ganan y quienes pierden. De
implementarse el IRPF habría ganadores que son los hogares
de menores ingresos y perdedores que serían los de mayores
ingresos. En el margen, lo que estos últimos pierdan probablemente
sea muy poco, pero eso ha de impactar mucho en lo que ganen los
más pobres.
--¿Cómo
evolucionaría la economía uruguaya si se restableciera
el IRPF?
--Queda
pendiente por saber qué impacto tendría la adopción
del IRPF en el desempeño de la economía, ya que no
se han hecho los estudios correspondientes. Una de las limitaciones
de nuestra investigación es que se supone en forma implícita
que la economía no reacciona y que, por tanto, no se procesan
cambios sustantivos en el mercado de trabajo. Por consiguiente,
habría que evaluar en una próxima instancia si una
modificación tributaria de esta naturaleza va a provocar
cambios importantes en el desempeño de la actividad económica.
Evaluado
en forma aislada el IRP tiene un comportamiento neutro
--¿Cómo
se puede determinar el peso de la tributación en los hogares
uruguayos?
--Nuestro
estudio hace una estimación de cómo se distribuye
la carga tributaria a partir de la información que surge
de fuentes oficiales. Para determinar cuál es el peso tributario
en los distintos hogares según el nivel de ingresos se utilizó
como insumo fundamental la Encuesta de Gastos e Ingresos efectuada
por el INE entre 1994 y 1995, que se lleva a cabo cada diez años
para evaluar las pautas del consumo de la población con el
objetivo de determinar básicamente la participación
relativa de los distintos componentes del IPC. Ella nos aportó
información sobre las pautas de consumo para poder saber
cuánto se gasta en los distintos bienes así como cuánto
se paga de IVA y sobre los ingresos para determinar el IRP. Para
realizar esos cálculos hay limitaciones de información
y, por tanto, hubo que hacer algunas estimaciones en base a ciertos
supuestos. Por ejemplo, la Encuesta provee el ingreso líquido
que se recauda, pero se necesita conocer el ingreso nominal porque
el IRP es un porcentaje del salario nominal.
--¿Cuál
es hoy la carga tributararia con relación al ingreso de los
hogares en Uruguay de acuerdo con sus investigaciones?
--El
resultado más significativo que resume toda la información
es el que nos dice que comparando a los hogares más pobres
con respecto a los hogares más ricos, los primeros destinan
un 11.3% de sus ingresos al pago de los tres grandes impuestos:
IVA, IMESI e IRP. En cambio, los segundos sólo aportan un
8.3% de sus ingresos para el mismo fin, o sea a financiar al sector
público. Lo que pagan de más los hogares de menores
ingresos es un 36%, lo que constituye una cifra significativa.
--¿No
existe justicia tributaria en Uruguay?
--Muchas
veces se dice que una estructura tributaria es justa si implica
que el que más tiene es el que más paga. Ante esa
situación, se podría decir que si el porcentaje de
aporte fuese el mismo para los sectores de bajos y altos ingresos,
la estructura sería equitativa. Pero entiendo que en ese
caso la carga tributaria no sería progresiva, es decir que
el más tiene no sería quien más pagase. Por
ello, hemos optado por definir progresividad como una situación
donde la participación del impuesto en los ingresos es más
alta en la medida que aumenta el nivel de ingresos. En función
de esa definición, la estructura tributaria uruguaya aparece
como regresiva.
--¿Qué
factores determinan que la regresión predomine en nuestra
tributación?
--No
puede atribuirse ese carácter al IMESI o al IRP. El primero
tiene un comportamiento que no diferencia mucho las pautas de consumo
de los hogares de bajos o altos ingresos. Por su parte, el IRP,
cuando se lo evalúa aisladamente, tiene un comportamiento
básicamente neutro porque la participación de los
ingresos salariales es creciente con el nivel de ingresos generales
hasta determinado nivel de ingreso --que alcanza hasta la clase
media inclusive-- y después cae en los hogares de clase alta.
Como el IRP grava solamente los salarios y pasividades, los hogares
más ricos aportan poco en relación a sus ingresos
porque los salarios y pasividades constituyen una parte muy pequeña
de esos ingresos. Por lo tanto, el IRP tiene un comportamiento creciente
con el nivel de ingresos hasta la mitad de la escala y luego cae
con respecto a dicho nivel.
En
cambio, el tributo que tiene una tendencia a disminuir en forma
constante en la medida que el ingreso aumenta es el IVA. Lo que
paga de IVA un hogar pobre es un 9.1% de su ingreso, mientras que
un hogar rico sólo paga un 5.7% del mismo. La lógica
es que el IVA grava sólo el consumo. Como los hogares de
mayor ingreso tienen capacidad de ahorro, no pagan IVA por este
concepto. Esta situación no se revierte con las exoneraciones
y tasas mínimas aplicables a la venta de ciertos productos
y servicios esenciales.
FICHA
TECNICA
El
economista Carlos Grau Pérez, 41 años, es egresado
de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración
de la Universidad de la República. Obtuvo un Master en Economía
de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Actualmente
ejerce la docencia como profesor de Economía y Finanzas Públicas
en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de
la República y de Microeconomía en la Facultad de
Administración y Ciencias Sociales de la Universidad ORT
y es investigador en el Centro de Investigaciones Económicas
(CINVE).
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