Publicada
el sábado 29 de junio de 2002
EXISTEN
GRANDES DIFERENCIAS ENTRE ALGUNOS EMPLEADOS PUBLICOS Y EL RESTO
DE LOS TRABAJADORES DEL PAIS
Tu
mundo y el mío
ANDREA
TUTTÉ
LOS
EMPLEADOS públicos, en promedio, ganan más que los
privados, trabajan menos días, disfrutan de una estabilidad
laboral infinitamente mayor y, en muchos casos, gozan de privilegios
desconocidos para aquellos que no tienen un patrón tan generoso
como el Estado uruguayo.
Según
un estudio de la Facultad de Ciencias Sociales realizado por Máximo
Rossi y Fernanda Rivas, a partir de 1996 el salario promedio del
sector público pasó a ser "sustancialmente mayor"
que el de los privados, en comparación con la primera mitad
de la década de los 90. Otro estudio realizado por Verónica
Amarante, de la Facultad de Ciencias Económicas, revela que
entre 1986 y 1999 los salarios públicos fueron promedialmente
un 26% más altos que los privados.
El
peso de la prolongada crisis económica, desigualmente repartido
entre trabajadores de uno y otro sector, profundizó las diferencias.
No sólo porque el desempleo alcanzó niveles récord
--los desempleados, es decir, los ex trabajadores del sector privado,
llegan ya oficialmente al 15%-- sino porque en muchos casos, quienes
lograron conservar su empleo lo hicieron a costa de aceptar peores
condiciones de trabajo.
Según
el Programa de Modernización de las Relaciones Laborales
de la Universidad Católica, el 48% de los convenios privados
firmados en el 2001 establecen reducciones de salarios, en general
de entre el 10 y el 20%. Ese fue el caso, por ejemplo, de las empresas
Inca y Sagrin. También hubo acuerdos que establecieron la
rotación de trabajadores en el seguro de paro --por ejemplo,
en la Cervecería y Maltería Paysandú, Salus
y El Trigal-- o la distribución variable de las horas de
trabajo, "flexibilizando" la jornada de ocho horas que
establece la ley.
Y mientras
la "inamovilidad" ampara a los empleados públicos,
el desempleo es un fantasma que acecha permanentemente a los privados.
De
hecho, el 51,7% de los privados ya tiene apenas un empleo precario,
según un informe del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT.
Son los trabajadores subempleados, los que trabajan sin contrato
o los que no están cubiertos por la seguridad social. En
esta situación se encontrarían 419.000 uruguayos,
todos ellos trabajadores del sector privado ya que, como dijo el
economista Daniel Olesker al presentar el informe, "no hay
precarios en el sector público".
Premio
a la excelencia
Además
de la estabilidad y la remuneración, trabajar para el Estado
tiene otras ventajas. Por cada día de licencia por enfermedad,
por ejemplo, los empleados públicos cobran lo mismo que si
hubieran trabajado. A los privados sólo se les paga el 70%.
Si
además de trabajar, estudian, los empleados públicos
tienen una licencia extraordinaria de 30 días por año
para preparar exámenes (se requiere que hayan aprobado dos
exámenes el año anterior). Y si tienen una familia
a su cargo, cobran una prima por "hogar constituido" que
en general equivale al salario mínimo nacional (1.100 pesos).
En
la gran mayoría de los casos, se trabaja menos. En las intendencias,
por ejemplo, la jornada es de seis horas diarias y no ocho. Además,
hay muchos feriados laborables que no se trabajan (salvo en el caso
de los policías, bomberos, trabajadores de los hospitales
públicos y algunos pocos más que generalmente están
entre los peor remunerados).
Las
licencias de los empleados públicos, además, son más
extensas, ya que en sus 20 días de descanso anual no se computan
los sábados y ni los feriados laborables.
Como
contrapartida, los funcionarios públicos no cobran salario
vacacional. En cambio, hay algunos que reciben anualmente pagos
por "buen desempeño" o, en el caso de algunas empresas
públicas, por productividad. El monto de estos estímulos
llega en algunos casos a triplicar lo que sería un salario
vacacional.
Además,
en la Administración Central existe un premio por "excelencia"
aplicable a uno de cada diez funcionarios, que consiste en el 10%
del salario anual (es decir, más de un sueldo extra). De
los nueve restantes, aquellos dos cuyo rendimiento sea evaluado
como "muy bueno" cobran un premio del 3% de su remuneración
anual.
Esto
es así, al menos, en teoría: según Alberto
Sayagués, experto en administración pública,
este sistema, instituido en 1996, siempre funcionó mal: "en
algunos casos los funcionarios denuncian que el premio fue mal repartido
y en otros directamente se repartió en partes iguales entre
todos".
Capacidad
de presión
De
todos modos, no se puede generalizar. No es lo mismo, por ejemplo,
una maestra que gana 6.000 pesos y se paga la mutualista de su bolsillo
que un taquígrafo del Palacio Legislativo que gana 18.000,
toma té o café gratis en su lugar de trabajo y además
tiene un seguro de salud para sí mismo, para su esposa y
para sus hijos menores de edad.
Ejemplos
de este tipo abundan en el sector público, donde un portero
del Banco Hipotecario puede ganar cuatro veces más que un
policía, y un recolector de basura de la Intendencia de Montevideo
2,5 veces más que una enfermera de Salud Pública.
Son
diferencias que no tienen explicación lógica: dependen
de factores como la cercanía con el poder político
o de una caja recaudadora.
Para
Conrado Hughes, ex director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto,
"hay una regla que dice que cuando un grupo de funcionarios
está cerca de una tesorería, tarde o temprano va a
'morder' un poquito de esa recaudación. Es una práctica
lamentable".
Hughes
ejemplificó su teoría con lo que ocurre en el Ministerio
de Economía, donde "los funcionarios ligan un pellizcón
de la Lotería, unos pesitos de la DGI y, si tiene suerte,
también de los casinos del Estado o de la Aduana".
"Muchas
veces --dijo--estos beneficios son consagrados en las leyes de presupuesto
o rendición de cuentas: grupos de interés minúsculos,
teniendo como agentes a sus propios ministros, recomiendan la redacción
de ingeniosos artículos en los que siempre el argumento es
que se trata 'sólo' del 0,43 por mil de la recaudación
o algo así".
En
las empresas públicas, lugares donde también se recauda
dinero, el otorgamiento de beneficios ha sido especialmente notable.
Bienvenidos
a la UTE
Los
funcionarios de UTE cobran una partida de alimentación de
1.960 pesos. Suponiendo que trabajen 22 días al mes, esto
significa que tienen 90 pesos por día para gastar en comida.
Además
reciben 640 pesos para el pago de su cuota mutual. También
una paga por productividad cuyo monto es variable (este año
equivale a tres sueldos) y se les descuentan 200 kilowatts de la
factura de luz. Este último beneficio no sólo alcanza
a los 6.500 trabajadores de UTE sino también a los ex funcionarios
jubilados y a sus viudos o viudas. El consumo promedio en un hogar
es de 400 kilowatts, por lo que esta bonificación representa
aproximadamente la mitad de la tarifa.
Los
trabajadores del ente también cuentan con tarifas rebajadas
en el Parque de Vacaciones de UTE y Antel, donde pagan entre 120
y 214 pesos por día y por persona, con las cuatro comidas
diarias incluidas (las tarifas varían según el sueldo).
Un uruguayo común debe pagar 1.760 pesos por idéntico
servicio (88 dólares).
UTE
mantiene también una guardería para hijos de funcionarios
que, según las autoridades, cuesta 200.000 dólares
al año. El sindicato estaría de acuerdo en cerrarla
si se redistribuyeran sus ocho funcionarios y se pagara una guardería
externa para hasta 60 niños, dijo su presidente Julio García.
"Proponemos destinar un tercio de lo que cuesta la actual guardería
al pago de una externa, otro tercio a reforzar las becas para los
hijos de funcionarios del interior que estudian, y el resto ahorrarlo",
agregó.
Las
becas a las que hace referencia García se otorgan a los hijos
de empleados de UTE, menores de 23 años, que estudian a más
de 50 kilómetros de su lugar de residencia.
El
convenio firmado entre UTE y su sindicato establece distintos beneficios
y compensaciones, como por ejemplo un 20% adicional sobre el sueldo
base a aquellos empleados que trabajan en horario nocturno, los
que trabajan de lunes a sábado, los que tienen días
francos rotativos, los que además de sus tareas específicas
se encargan de conducir algunos de los vehículos del ente
o los que hacen guardias domiciliarias de 15 días, que implican
estar a la orden si se los requiere en cualquier momento del día.
(Si son llamados a trabajar cobran, además, las horas extras
correspondientes).
Para
García, estas compensaciones "no son privilegios sino
conquistas sindicales asociadas al régimen de trabajo. Pudiendo
elegir: ¿qué trabajador aceptaría estar a la
orden, pronto para salir en el momento en que lo llamen, a cambio
de nada?".
La
respuesta es: muchos trabajadores privados. Miles de uruguayos aceptan
desde hace tiempo condiciones de ese tipo en sus empleos privados:
empleadas de tienda que tienen su día franco los miércoles,
cajeras de una cadena de supermercados que trabajan en horario partido
(dos turnos de cuatro horas con tres horas libres en el medio),
encargados de soporte informático que deben estar dispuestos
a acudir a cualquier hora en que se rompa un equipo sin que se les
pague ninguna prima extra, periodistas que trabajan de lunes a sábado
sin ningún beneficio adicional, serenos que hacen horarios
nocturnos por sueldos miserables y un larguísimo etcétera.
Bienvenidos
a Ancap
Los
trabajadores de Ancap también cobran una partida de alimentación
de 1.960 pesos. En vez de cuota mutual, tienen su propio servicio
médico, que funciona en el séptimo piso de la sede
de la empresa e incluye entrega de medicamentos y tickets bonificados
(salen 30 pesos, la mitad que en una mutualista común).
Este
servicio asiste no sólo a los trabajadores sino también
a los jubilados, en total 6.000 usuarios. El año pasado tuvo
un costo cercano a los ocho millones de dólares.
A todos
los funcionarios de Ancap se les pagan además 150 pesos,
equivalentes al costo de una garrafa de supergás, y los gerentes
reciben además 200 litros de nafta gratis al mes, con los
que pueden recorrer entre 2.000 y 4.000 kilómetros, según
el auto que posean. Si la pagaran de su bolsillo tendrían
que gastar unos 3.500 pesos.
Además,
los padres de escolares reciben anualmente una canasta de útiles
por cada hijo. El convenio entre el ente y el sindicato prevé
además la realización de una fiesta de Reyes pagada
a medias entre ambos, para todos los hijos de funcionarios.
Las
pagas por productividad en Ancap están condicionadas al cumplimiento
de objetivos que no siempre se alcanzan. En la deficitaria división
Portland, los trabajadores no cobraron nada. Pero en la división
combustibles, el pago este año será de unos dos sueldos.
Los
trabajadores de Ancap --como la Caja de Profesionales Universitarios
y algunos ministerios-- también pueden disfrutar del Parque
de Vacaciones de UTE y Antel en condiciones ventajosas.
Bienvenidos
a la OSE
En
OSE, los funcionarios cobran su respectiva partida por alimentación
de 1.960 pesos. Además se les suma al sueldo el equivalente
a 20 metros cúbicos de agua (equivalentes al consumo promedio
en una casa). Y eso a pesar de que el organismo cobra apenas el
60% del agua que potabiliza ya que el resto se va en pérdidas
y roturas o robos.
Hay
una guardería que atiende a los hijos de los funcionarios.
OSE
paga la mayor parte de la cuota mutual de los funcionarios y el
resto se financia con un descuento del 1,5% sobre el sueldo de cada
uno de ellos. A los privados se les descuenta el 3%.
Otro
extraño mecanismo de compensación fue el hallado para
pagar la diferencia salarial a los funcionarios que cumplen tareas
correspondiente a puestos superiores del escalafón. "Como
el organismo no puede pagar la diferencia --entre otras cosas, porque
se supone que los ascensos son por concurso-- se paga indirectamente
atribuyendo horas extras fictas", explicó el vicepresidente
Hugo Granucci. Según Granucci este año se decidió
eliminar estas prácticas como parte del recorte de gastos,
"aunque puede ser que persista algún caso".
Por
tratarse de un organismo crónicamente deficitario, en OSE
no existen pagas por productividad.
Bienvenidos
a Antel
Los
trabajadores de Antel tienen su correspondiente partida de alimentación
de 1.900 pesos y además se les descuentan de la factura de
teléfono 150 cómputos (el consumo promedio en un hogar
es de 500). También reciben 620 pesos mensuales para el pago
de su cuota mutual.
Varios
de los beneficios adicionales con los que contaban los funcionarios
del ente fueron eliminados este año como parte de las medidas
de recorte de gastos. Por ejemplo, se suprimió el pago de
200 pesos al año para compra de útiles escolares y
el pago de becas de 1.900 pesos mensuales a 140 hijos de empleados
que para estudiar debían trasladarse a más de 50 kilómetros
de su hogar.
También
se suspendieron las clases de inglés que recibían
algunos funcionarios, con un profesor que cobraba 90 pesos por hora.
(Aunque el sindicato denunció en el Senado que dos de los
directores "reciben clases privadas a un costo de 11.171 pesos"
solventados por el organismo, según informó El Observador).
La
paga por productividad en Antel varía año a año
en relación a las utilidades. Para su pago, se divide a los
funcionarios en tres grupos, según su nivel salarial. Los
de menores ingresos cobrarán este año tres pagos de
9.000 pesos; los de ingresos medios, tres pagos de 11.000 pesos,
y los del nivel superior, tres pagos de 23.000.
Bienvenidos
a la IMM
En
todas las intendencias del país, los trabajadores tienen
el carácter de empleados públicos y por lo tanto se
consideran "inamovibles", a menos que sean contratados.
Pero estos últimos pueden cambiar de categoría, como
ocurrió a comienzos de este año con 700 municipales
de Montevideo que trabajaban desde hace años como contratados
hasta que fueron presupuestados, informó El País esta
semana. Es que las leyes que prohíben el ingreso de nuevos
funcionarios a la administración pública no se aplican
en las intendencias.
Presupuestados
o no, todos los municipales montevideanos se benefician de todos
modos del convenio firmado este año entre la comuna y el
sindicato. Un convenio de los que hace tiempo no se ven en la actividad
privada.
El
acuerdo prevé ajustes salariales en base al 100% del índice
de precios al consumo. Los ajustes serán semestrales a menos
que la inflación supere el 7% en el período: en ese
caso serán cuatrimestrales. Además, el acuerdo prevé
para el 2003 y el 2004 sendos aumentos salariales del 1% por encima
de la inflación.
El
convenio incluye también asistencia médica para los
municipales y sus familias (cónyuge e hijos menores), que
incluye servicio de acompañantes y asistencia odontológica,
para lo cual se le descontará a cada trabajador un 3% de
su sueldo.
En
materia de compensaciones, los funcionarios cobran por ejemplo,
un 20% de sueldo adicional por tareas nocturnas o un 30% por trabajar
los sábados. Los que tienen la potestad de multar en el tránsito
cobran también un porcentaje de lo recaudado por ese concepto.
Además,
los funcionarios reciben partidas de útiles escolares, pueden
solicitar boletos rebajados y muchos tienen descuentos de hasta
el 50% en el pago de la contribución inmobiliaria, aunque
esto sólo se aplica para aquellos cuya casa no supera los
500.000 pesos de valor catastral.
Comparación
Todos
los beneficios arriba mencionados vienen a reforzar salarios que
están lejos de ser los más bajos del Estado.
En
UTE, el promedio salarial de los 5.500 trabajadores de menor paga
es de 7.000 pesos. En Antel, el promedio salarial excluyendo cargos
gerenciales se sitúa entre 6.000 y 7.000 pesos, según
su sindicato. Y en la Intendencia de Montevideo el promedio de sueldo
básico por apenas 30 horas semanales es de 7.725 pesos.
A estas
cifras hay que sumarles todos los beneficios extras, que también
alcanzan a los funcionarios jerárquicos que tienen verdaderos
sueldos de privilegio.
Para
Juan Manuel Rodríguez, los distintos adicionales de los que
gozan determinados funcionarios públicos (y no otros) dependen
del poder de presión de sus sindicatos y de la autonomía
de cada organismo para fijar las retribuciones.
"En
las empresas públicas, las tasas de afiliación sindical
superan el 90%", explicó el economista. "Y en muchos
casos, los beneficios con los que cuentan son una forma de mejorar
su remuneración sin aumentar directamente los salarios, ya
que estos se negocian centralmente con la Oficina de Planeamiento
y Presupuesto. Lo que se hace es generar ingresos que no se cargan
al rubro de las retribuciones sino al de gastos, donde la empresa
tiene mayor discrecionalidad".
Los
trabajadores de los entes defienden sus beneficios argumentando
que son conquistas sindicales legítimas. Ante la comparación
con el sector privado, alegan que el problema no es que ellos tengan
beneficios en exceso, sino que los trabajadores privados no tienen
los suficientes.
"Nosotros
estamos en contra de los salarios de hambre y las condiciones de
esclavitud que hay en el sector privado", afirmó García,
el dirigente de UTE. "En vez de comparar las remuneraciones
de unos y otros, lo que hay que hacer es comparar ambas con lo que
es el costo de una canasta familiar", dijo Julio González,
presidente del sindicato de Antel.
"Todos
los trabajadores deberían tener un salario digno. Eso no
ocurre con cientos de miles, entre los cuales hay privados y también
públicos", afirmó Hugo de Mello, presidente de
la Federación de funcionarios de Ancap. "Aquí
no se trata de ver quién gana menos y ajustar para abajo.
Nosotros no andamos fijándonos cuánto ganan los funcionarios
de los bancos, que tienen remuneraciones muy importantes, para pedir
que se les bajen los sueldos a ellos".
Pero
el problema gana en complejidad si se tiene en cuenta que el peso
de las remuneraciones y demás beneficios del sector público
termina recayendo sobre la actividad privada, y a la hora de reducir
costos eso se traduce en reducciones salariales y despidos de los
trabajadores más indefensos: los que no trabajan para el
Estado.
En
el caso de Ancap, de Mello cree eso no se da. "La incidencia
de las remuneraciones y aportes patronales sobre el precio de los
combustibles es de sólo el 5%", afirmó. "Pero
en todo casos, si los beneficios de los trabajadores públicos
representaran un peso extra para el sector privado, se supone que
las autoridades que se encargan de negociar y otorgar esos beneficios
deberían tenerlo en cuenta".
Todo
parece indicar que eso nunca fue considerado. Los trabajadores privados
día a día ven cómo sus sueldos bajan, sus horarios
se agrandan y no reciben ningún tipo de compensación
por trabajar con la espada del desempleo planeando sobre sus cabezas.
Y muchos
trabajadores públicos, que cobran sueldos paupérrimos,
tampoco reciben ninguno de los beneficios que algunos ministerios,
empresas públicas y bancos estatales otorgan tan generosamente.
El
20 de febrero, se publicó en El País una carta firmada
por la maestra Amalia Fernández:
"Tengo
50 años y soy maestra de la escuela pública. Tengo
tres hijas y mi marido está desempleado desde hace cuatro
años. Todos los lunes a las 5.30 se lo puede ver en diversos
comercios donde le piden datos y nunca lo llaman. Como maestra gano
4.800 pesos. Con ese dinero tengo que pagar el Banco Hipotecario,
comprar la comida y mantener a mis hijas. Mi departamento de dos
ambientes se cae a pedazos. La verdad es que mi vida es un caos.
Ahora no sólo no hacen nada para ayudarme sino que me suben
los precios de todo lo que necesito para seguir viviendo (...) Estoy
teniendo problemas físicos y psicológicos a raíz
del estrés al que se me somete porque el país está
mal administrado..."
¿No
tendrá razón la maestra? *
Todos
al psiquiatra
NI
BIEN LAS PUERTAS del ascensor se abren, el visitante que ingresa
al séptimo piso del edificio de Ancap tiene la impresión
de hallarse en una mutualista y no en la sede de una empresa pública.
Al
recorrer el piso --íntegramente dedicado al servicio médico
del ente--esa sensación se ve reforzada por las paredes cubiertas
de azulejos, las colas para retirar medicamentos ante la ventanilla
de la farmacia, y los carteles ante las distintas puertas: "odontólogo",
"dermatólogo", "dietista".
Frente
al consultorio de la psiquiatra, un hombre y una mujer conversan
animadamente mientras esperan su turno. "Es muy buena, yo me
atendía con ella ya cuando era médica general",
dice él. "Yo vine a consultar por mi marido", cuenta
ella. "Yo vengo a renovar la receta de los remedios",
responde él.
La
nómina de especialistas del servicio médico de Ancap
incluye 50 profesionales, entre ellos cuatro cardiólogos,
tres oftalmólogos, otros tantos urólogos y un cirujano
plástico. Atienden en total a 6.000 pacientes: funcionarios
y jubilados de Ancap.
El
año pasado, este servicio médico costó ocho
millones de dólares (casi un tercio del presupuesto del hospital
de Clínicas, que fue de 30 millones). De dividir esa cifra
entre los 6.000 beneficiarios se obtiene una cifa bastante superior
a los 825 pesos por persona que el Poder Ejecutivo fijó este
año como tope para el gasto en servicios médicos.
"Estamos
estudiando cómo adecuarnos a las exigencias del Poder Ejecutivo",
afirmó Pablo Abdala, director nacionalista del ente. "La
idea es tratar de bajar los gastos manteniendo el servicio, aunque
si no es posible tendremos que transferir la asistencia a las mutualistas
privadas".
El
sindicato de Ancap se resiste a esta posibilidad. "El servicio
médico es muy importante, especialmente para los jubilados,
que son los que más lo utilizan y que por sus ingresos --entre
3.000 y 5.000 pesos-- se verían en dificultades para atenderse
en mutualistas privadas, donde los tickets y exámenes son
mucho más caros", afirmó Hugo de Mello, presidente
de la Federación Ancap. "Reconocemos que los costos
son algo importante, pero no deberían pesar más que
la preocupación por la salud. Lo que hay que hacer es bajar
los gastos, como ya se está haciendo".
Si
bien hay otros organismos estatales que tienen servicios médicos
propios --por ejemplo, el Banco Hipotecario tiene uno, con farmacia
y psicólogo incluídos-- el caso de Ancap es atípico
en el conjunto de las empresas públicas, que en general pagan
a sus funcionarios la atención en mutualistas privadas.
En
la Administración Central, los funcionarios de los ministerios
de Defensa e Interior cuentan con sus propios servicios médicos.
Los empleados de los demás ministerios deben pagarse la asistencia
médica de su propio bolsillo. Los maestros y profesores de
la enseñanza secundaria, en cambio, reclaman sin éxito
desde hace tiempo el pago de una cuota mutual que, hasta ahora,
deben solventar con sus magros salarios.
SINDICATOS
PROPONEN NUEVOS RECORTES
SI
BIEN LAS EMPRESAS PUBLICAS han recortado sus presupuestos en los
últimos años, sus sindicatos aseguran que aún
existen gastos superfluos que deberían ser eliminados antes
de aplicar las tijeras a sus remuneraciones.
En
mayo, el flamante presidente de Antel, Gabriel Gurméndez,
anunció 37 medidas para reducir su presupuesto anual en 12
millones de dólares. Una de ellas fue la suspensión
del equipamiento de la sala de conferencias de la Torre de las Comunicaciones,
que tenía un costo de 1,5 millones de dólares. Además,
se estableció que las remuneraciones y compensaciones del
personal jerárquico dependerán del éxito del
recorte de gastos, se paralizó el 50% de la flota de vehículos
y se suspendieron los viajes al exterior de los directores.
Julio
González, presidente del sindicato de la empresa, afirmó
que Gurméndez contrató una secretaria privada por
26.000 pesos mensuales. También denunció que, antes
de la suspensión de los viajes al exterior, tres de los directores
gastaron en un año 120.000 dólares en pasaje y alojamiento
y otros 60.000 en viáticos.
"Además,
se redujo la flota de vehículos en un 50% pero, como en algunas
áreas no hay locomoción, se alquilan autos o nos tomamos
taxis", afirmó González.
El
sindicato dice que Antel en el 2002 concedió donaciones y
auspicios algo insólitos, como 7.000 pesos donados a la Agrupación
de Negros y Lubolos Los Amigos, 7.000 al Tronar de Tambores con
Kanela, 14.000 al Centro Comercial y Social de Canelones y otros
14.000 a la comparsa Yambo Kenia.
En
Ancap, las horas extras se recortaron un 30%, se restringió
el uso de celulares y se redujo la flota de vehículos en
casi 40 unidades (quedaron 130). "Ya desde el año pasado
veníamos haciendo recortes: los viáticos bajaron de
800.000 dólares en el 2000 a 340.000 en el 2001 y la inversión
en publicidad pasó de 4,5 a 2,5 millones en el mismo período",
explicó Pablo Abdala, director de Ancap en representación
del Partido Nacional. "Además, en materia de remuneraciones
se logró un ahorro de un millón y medio de dólares,
principalmente gracias a un programa de retiros incentivados aplicado
aún antes de que el Poder Ejecutivo lo recomendara.
Por
su parte, Hugo de Mello, presidente del sindicato, afirmó
que también debería "reestudiarse" el hecho
de que los directores cuenten con una determinada cantidad mensual
de bienes producidos por la empresa --como bolsas de portland y
botellas de bebidas alcohólicas-- para repartir entre las
instituciones que elijan. "En muchos casos se ha beneficiado
a instituciones que realmente los necesitaban, pero muchas veces
se ha usado esta potestad con fines clientelísticos",
dijo.
Además,
afirmó que los directores tienen un excesivo número
de asesores contratados "que a veces son sus propios familiares,
y muchas otras veces ni siquiera trabajan". De Mello no quiso
dar nombres.
Por
su parte, el presidente de UTE, Ricardo Scaglia, declaró
a Búsqueda que su gestión permitió ahorrar
48 millones de dólares en remuneraciones en los últimos
tres años y además se bajaron los gastos en transporte
y suministros. Además, en el 2000 se realizó un programa
de retiros incentivados al cual se acogieron 700 funcionarios, se
recortaron los gastos en el Parque de Vacaciones y la renegociación
del convenio de productividad con el sindicato permitirá
bajarlo de cinco salarios anuales a "uno y poco", lo que
significará un ahorro de 31 millones de dólares.
El
sindicato de UTE sostiene que si bien la empresa posee 1.200 vehículos
propios, el directorio contrató 268 vehículos con
chofer. "Estos cuestan 4,5 millones de dólares al año,
por lo que proporcionalmente resultan mucho más caros que
los 1.200 vehículos de la empresa, que tienen un costo anual
de 6,5 millones, contando mantenimiento, patente, seguro y hasta
la compensación salarial del funcionario encargado de manejarlo",
afirmó Julio García, presidente del gremio.
García
afirmó también que el directorio tiene contratados
55 asesores que cuestan 700.000 dólares al año, y
que los gastos de secretaría de los directores suman 2,5
millones al año.
En
OSE, según su vicepresidente, Hugo Granucci, en el 2001 se
realizó un "ajuste severo" en el rubro gastos,
que disminuyó en un 8%, lo que no impidió que el organismo
tuviese un déficit de 200 millones de pesos. "Este año
empezamos a aplicar medidas de austeridad como reducción
de horas extras, viáticos y compensaciones", afirmó.
"Con esto esperamos reducir en otro 8% los gastos para quedar
en equilibrio presupuestal en el 2003". A modo de ejemplo,
Granucci afirmó que las horas extras en la región
metropolitana se redujeron de 50.000 a 19.000 al mes.
Mientras
tanto, el sindicato de OSE afirma que los viáticos de los
jerarcas políticos del ente no se han reducido. Según
manifestó el dirigente Gustavo Ricci cada director gasta
unos 8.000 pesos semanales en viáticos, el vicepresidente
cobra un "viático gerencial" de 25.000 pesos mensuales
y el secretario privado del presidente gastó 157.718 dólares
en viáticos entre marzo del 2001 y mayo del 2002.
Uno
de los temas reiteradamente mencionados por los sindicatos de las
empresas públicas es el desproporcionado número de
gerentes. En OSE, el sindicato denuncia que si bien hay 19 gerencias,
los funcionarios que ganan lo correspondiente a cargos gerenciales
llegan a 80.
En
UTE hay 270 gerentes y subgerentes para un total de 7.030 funcionarios.
Esto significa que de cada 25 funcionarios, uno es gerente o subgerente
y cobra remuneraciones básicas que van de 25.398 a 46.660,
a las que hay que sumarle diversas compensaciones que llevan a que
el gerente general, por ejemplo, gane cerca de 80.000 pesos mensuales.
En
Antel, González afirmó que hay 382 funcionarios jerárquicos
que cobran en promedio 30.000 pesos de sueldo básico. Sus
ingresos equivalen a más del 30% del total de las remuneraciones
que paga toda la empresa pese a que representan apenas el 7% del
total de trabajadores.
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