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Dr.
Didier Opertti | "La profunda crisis en la región por
la situación argentina no aflojó la voluntad política
en el Mercosur", aseguró el secretario de Estado, quien
también afirmó que, con los otros países del
bloque "hemos seguido avanzando en trascendentes temas institucionales"
"Una
fuerte apuesta regional"
DANIEL
MAZZONE
Al
tiempo que consignó que el Mercosur atraviesa por una situación
difícil, el canciller Didier Opertti expresó a El
País su expectativa de que los países del bloque superen
la coyuntura, cosa que en su opinión no ocurrirá hasta
que comience a revertirse la severa crisis argentina. Brasil y Argentina
tienen un mercado de U$S 10 mil millones ida y vuelta y por tanto
el Mercosur puede jugar un papel importante en el aspecto comercial
de la crisis, aunque no en su aspecto financiero.
El
canciller trazó un preciso panorama de la estrategia comercial
uruguaya, en medio de la difícil situación regional
y mundial, y dijo que el Mercosur no es sólo un acuerdo económico,
sino también un compromiso político.
--¿Cómo
describiría la situación actual del Mercosur?
--El
Mercosur responde a una sociedad de estados que no posee un poder
supranacional. No hay un poder superior en el Mercosur sobre Argentina,
Brasil, Uruguay o Paraguay. Cada país sigue respondiendo
a su estrategia nacional. Ahora contaremos con un Tribunal Central
Arbitral el cual, ante una situación de difícil solución,
las partes puedan recurrir y solicitar un dictamen. Es muy importante
porque eso puede intervenir positivamente. Hay un paso que todavía
no hemos dado y es crear una estructura de países fuerte
que pueda incluso marcar pautas y políticas a los estados
socios. Ese es un paso importante. Quizá todavía somos
sociedades que no estamos en condiciones de encontrar el nivel de
compromiso que tiene Europa, pero hay que subrayar que Europa lo
hizo comenzando de fojas cero, estaba destruida por la guerra.
--¿La
situación Argentina es un paso atrás?
--Indudablemente
sí, pero no en el sentido de que haya una actitud deliberada
de parte de nadie; lo es como una consecuencia de los hechos. Y
el problema es que cuando uno de los socios adolece de una crisis
tan profunda, es inevitable que se ejerza un efecto sobre los demás.
Ud. lo ve en nuestro país, con el paquete de medidas que
que hubo que tomar para conjurar su efecto negativo. El Mercosur
está viviendo una etapa difícil. Sin embargo hay una
cosa que hay que tomar en cuenta, y es que podría haberse
producido una aflojamiento de la voluntad política de los
estados socios, podría haberse producido una cierta inacción,
por ejemplo no convocando a los órganos de funcionamiento
del Mercosur. Sin embargo nos hemos seguido reuniendo, y se ha ido
avanzando en el tema institucional, con la creación del Tribunal
Central Arbitral, al que Uruguay se apresta a ratificar mediante
un proyecto de ley. Además se han aumentado los niveles de
cooperación, buscando que ésta sea más fuerte
en la lucha contra el delito mediante la cooperación judicial
internacional en materia penal del Mercosur. Aunque en comercio
tenemos dificultades.
--¿Cómo
cuáles?
--Algunas
son propias del diferente grado de importancia que cada país
le otorga a los diferentes aspectos de la convivencia dentro del
bloque, otras son producto del diferente tamaño de las economías
y finalmente otro nivel de dificultades surge de que se sigue sin
definir si hay o no una estrategia "mercosureña"
común que obligue a los países a adecuarse a ella
y a dejar de lado las estrategias nacionales. Hasta ahora dominan
las estrategias nacionales.
Desde
el punto de vista de su estrategia internacional, ¿cómo
ubicaría, en orden jerárquico, el abanico de negociaciones
que tiene Uruguay en estos momentos?
--Es
un abanico de posibilidades que más que un orden jerárquico
tiene un orden de distintos niveles de compromiso. En el Mercosur
tenemos un compromiso institucional, con tratados (Asunción,
Ouro Preto, protocolos de Brasilia y de Olivos), que significan
una estructura institucional que hace que debamos funcionar dentro
de ella. En el cuatro más uno con EE.UU. no tenemos un tratado
de la misma naturaleza, sino el Acuerdo del Jardín de las
Rosas, firmado en 1991, que es un acuerdo de los cuatro países
del Mercosur con EE.UU. para llevar adelante un proceso de negociación
tendiente a la aceleración de acuerdos de libre comercio.
Con la Unión Europea tenemos un tratado interregional que
procura desarrollar entre ambos un espacio integrado. Y en el ALCA
no se trata más que de un cronograma de negociación
que habrá de culminar en 2005 que no tiene tampoco una estructura
institucional orgánica como la que puede ofrecer el Mercosur.
Quiere decir que son niveles de compromiso distinto. Con los EE.UU.
a nivel bilateral estamos abriendo procesos que podrían dirigirse
hacia un objetivo mayor que puede ser una zona de libre comercio
o un objetivo de otro carácter como un mayor acceso a los
mercados con la remoción de algunos de los obstáculos
que lo impiden, materia no resuelta todavía. El 12 de abril
tendremos la primera reunión en Washington para comenzar
el trabajo de armado de toda esta negociación con los Estados
Unidos. Por lo tanto, si uno mira las relaciones con los países
de la región vía Mercosur, con países del hemisferio,
por ejemplo la negociación en curso con EE.UU. o el acuerdo
comercial con México, advierte que hay un distinto grado
de profundidad y en muchos casos hasta de naturaleza misma de los
acuerdos. No hay un único formato sino varios, pero en todo
caso hay una fuerte influencia del comercio regional que, sumando
el Mercosur más México, anda en el 60% de nuestro
comercio. Por tanto que hay una fuerte apuesta regional.
--¿Y
fuera de la región?
--Por
otro lado está esta apertura al mundo, organizada en el diálogo
con la Unión Europea desde el Mercosur que prosigue con la
reunión de mayo en España. Veremos si podemos salir
del terreno retórico y entrar en el camino operativo. Hasta
ahora la negociación con la UE ha sido compleja. Esperemos
que la reunión de Madrid le inyecte un nuevo aliento porque
los tiempos apuran y las sociedades humanas no tienen una paciencia
ilimitada ni tienen los tiempos de la diplomacia, tienen los tiempos
de su vida, que son siempre más cortos.
--De
este panorama resalta claramente que la apuesta más sólida
de Uruguay está en el Mercosur...
--En
el Mercosur tenemos una fuerte expectativa, pero no una única
expectativa. Es claro que hay un fuerte compromiso porque el Mercosur
no es sólo un modelo comercial, ni es sólo un emprendimiento
económico. Es también un compromiso político,
porque esta voluntad de andar juntos no es solo para el arancel
o para las condiciones de comercio, sino también para tener
una voz lo más aproximada y concertada posible en los temas
de la región y del mundo, tanto en los temas que afectan
a Colombia como en los que tienen que ver con el conflicto de Medio
Oriente.
--¿Es
Ud. optimista sobre la marcha y las perspectivas del bloque?
--Creo
que tenemos que abrirle un crédito que está muy vinculado
a la superación del tema argentino. Me cuesta mucho imaginar
un crecimiento del Mercosur independiente del mejoramiento de la
situación argentina. Para decirlo de un modo más claro,
si Argentina sale de su crisis, es evidente que el Mercosur puede
jugar un papel para la propia salida de la crisis en lo que puede
ser la consolidación del mercado interno al interior del
Mercosur. No se olvide que Brasil y Argentina tienen un mercado
de U$S 10 mil millones ida y vuelta. Es decir que no es cosa menor.
Por lo tanto el Mercosur puede jugar un papel importante en la salida
de la crisis desde el aspecto comercial. Si la situación
argentina se supera, habrá que revisar muchas cosas a la
luz de la experiencia argentina y deberá establecer cuál
es el grado de compromiso que hay que adquirir para hacer del Mercosur
un ser sano, como son por ejemplo los acuerdos en política
macroeconómica. No se trata sólo de mirar el arancel,
sino el comportamiento de la moneda, la política cambiaria,
el comportamiento del endeudamiento, el déficit fiscal; aquellos
factores que se han identificado como indicadores clave de hacia
dónde va la economía de un país.
Renovadas
relaciones mundiales
--¿Cómo
se está relacionando Uruguay con el resto del mundo, visto
su reciente viaje a Irán y el próximo a México?
--Ahí
usted tiene lo de la misión a Irán, una relación
que no es nueva, ya que Uruguay ha hecho negocios con Irán
desde larga data. Ocurre que periódicamente es necesario
inyectarle a los lazos comerciales, la dosis de interés --en
el nivel de las autoridades, del gobierno-- en procura de reforzar
vínculos económicos y no sólo apuntalarlo en
lo estrictamente comercial, sino también en el mejoramiento
de las condiciones tecnológicas y en el mejoramiento de la
calidad del producto con base científica. Esta apertura al
mundo no tiene ideología, ya que el comercio es un elemento
civilizador. Los países tradicionalmente negocian entre sí,
los agentes privados negocian entre sí y colocan sus productos
y compran donde les conviene y esas reglas de la conveniencia en
materia de comercio son inalterables y son permanentes. En grado
de universalidad absoluta, puede haber en algunos momentos de comercio
protegido hacia el apoyo a determinadas sociedades, como era el
caso típico de la URSS comprándole azúcar a
Cuba a precio mayor al del mercado internacional y ofreciéndole
petróleo a precio dadivoso. Algo similar podríamos
encontrar hoy día en la comercialización del petróleo
entre Venezuela y Cuba, pero se trata de situaciones excepcionales
y acotadas a determinadas coyunturas, porque la regla del comercio
libre es que cada uno vende y compra donde los precios y las condiciones
del mercado lo favorecen.
Cuando
compre carne, Irán mirará a Uruguay
La
reciente misión uruguaya a Irán supuso la concreción
de algunos negocios en rubros que ya aquel país asiático
adquiría en nuestro país , tales como arroz y lanas.
Pero la delegación que encabezó el canciller Didier
Opertti también apuntó a dejar planteadas otras ventas,
tales como las de carne, sea vacuna como ovina.
"Irán
no parece ser un cliente fácil. Pero tienen muy buen concepto
de Uruguay. Y especialmente el canciller Opertti es una persona
muy respetada por su colega iraní, toda una personalidad
mundial si tenemos en cuenta que Irán es el tercer exportador
mundial de petróleo". Tal panorama fue pintado a El
País por el Ing. Agr. Eduardo Indarte, director general del
Instituto Nacional de Carnes, quien integró la representación
compatriota.
A su
entender, esa buena visión que en aquella nación tienen
de Uruguay se vio fortalecido por la realidad sanitaria que tiene
nuestra ganadería. "Ellos privilegian las compras en
países que les aseguren que la carne no tiene BSE, esto es
la enfermedad de las vacas locas. Por eso les impactó que
Uruguay esté ubicado internacionalmente como país
categoría 1, mientras que EE.UU., por ejemplo, está
en categoría 2", explicó. Irán, si bien
tiene un rodeo vacuno de 7 millones de cabezas, sólo el 5%
de esos animales es de razas carniceras, siendo la gran mayoría
animales destinados a la producción lechera. "También
tienen 50 millones de ovinos, pero su población es de 70
millones de personas, por lo que son importadores de carne vacuna
y ovina", resaltó.
En
los últimos años, la nación de la Mesopotamia
ha venido adquiriendo carne, unas 60 mil toneladas anuales, mayormente
en India y en Brasil, "seguramente por razones tanto de vecindad
como de precios".
Indarte
señaló que las compras "las hace tanto el Estado
como los particulares. Precisamente a nivel privado constatamos
enorme interés en hacer negocios con Uruguay, pero el gobierno
todavía no tiene posición tomada para lo que hará
este año. Pero se nos aseguró que, cuando decida comprar,
Uruguay será una prioridad como posible abastecedor".
En tal sentido, el jerarca de INAC explicó que ya el ministerio
de Ganadería, Agricultura y Pesca está trabajando
en algunos aspectos formales que faltan acordar para que luego,
si eventualmente hay interés, se concreten los negocios.
"Será necesario firmar un protocolo y definir un certificado
sanitario entre las autoridades de ambos países", dijo.
EXPERIENCIA.
La misión que concurrió a Teherán no sólo
fue integrada por representantes oficiales como por empresarios
privados, sino también por técnicos, como fue el caso
de Indarte. En tal sentido, el director nacional de INAC calificó
la experiencia como "muy buena", en el entendido de que
quienes van a negociar los aspectos oficiales, pero también
quienes van ya a acordar negocios o acuerdos en su procura, "tiene
el respaldo de una base tecnológica fuerte. Y por tanto el
equipo de trabajo se potencia en el uso de la información",
aseveró.
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