LUTO
NACIONAL | Con Matilde Ibañez se apagó el testimonio
viviente de casi un siglo de la historia política del Uruguay.
El
gobierno de duelo; falleció la madre del presidente Batlle
El
presidente argentino Eduardo Duhalde viaja a Montevideo, con Volonté
y Enrique Iglesias para participar de las exequias.
JUAN
CARLOS MONTERO
La
madre del presidente Jorge Batlle Ibáñez y viuda del
ex presidente Luis Batlle Berres, Matilde Ibáñez de
Batlle falleció ayer, en horas del mediodía, a la
edad de 95 años, a consecuencia de un paro cardíaco.
El
velatorio de sus restos se viene cumpliendo desde las 18 horas de
ayer, en la empresa Rogelio Martinelli y recibirán sepultura
esta tarde a las 16:30 horas en el Cementerio Central.
El
presidente argentino Eduardo Duhalde vendrá a Montevideo
para asistir a las exequias de la ex primera dama y madre del actual
mandatario uruguayo, según se informó a El País
de fuentes gubernamentales.
Batlle
suspendió todas las actividades oficiales que tenía
previstas para hoy.
DESENLACE.
Batlle se encontraba celebrando los acuerdos ministeriales de los
miércoles y cambiando ideas con el titular de Transporte
y Obras Públicas, Lucio Cáceres sobre las fórmulas
de solución que se manejaban sobre el conflicto de los transportistas
de carga, cuando a las 11:45 recibió telefónicamente
la noticia de que su madre había experimentado un grave quebranto
de salud.
A los
pocos minutos se vio al presidente retirarse del Edificio Libertad
en el interior del coche oficial, por la puerta que conduce al garage
que está en el subsuelo, y desde allí enfilar por
Bulevar Artigas con rumbo al Sur.
La
imprevista salida de Batlle creó momentos de particular incertidumbre
en Casa de Gobierno y en el ambiente circuló la convicción
de que algo grave había sucedido.
Fuentes
próximas al primer mandatario informaron que el presidente
llegó a tiempo para ver a su madre con vida, pero su debilitado
corazón dejó de latir a los pocos minutos.
SUS
CONSEJOS. El mandatario tenía con su madre, una muy particular
relación de afecto, porque al natural amor filial se sumaban
con fuerza otros sentimientos como el respeto a sus consejos y el
miedo a sus críticas. Batlle nunca ocultó esos sentimientos,
por el contrario, en más de una oportunidad se encargó
de hacerlos públicos.
Al
asumir la presidencia, el 1° de marzo de 2000, una vez cumplidos
todos los actos oficiales, la primera visita que realizó
fue a la casa de su madre. Batlle comentó, ese día,
que su madre era "un libro abierto" y que había
concurrido no solo a saludarla y a compartir su alegría con
ella, sino para pedirle consejos.
Mujer
de una fuerte personalidad y que mantuvo su lucidez mental hasta
el último día de su vida, doña Matilde, que
había preferido mantenerse callada durante toda la campaña
preelectoral de 1999, rompió el silencio el día de
la asunción de su hijo. Comentó que la presidencia
de su hijo Jorge le había tocado más de cerca que
la de su esposo, Luis Batlle, pero que de todas formas tenía
"más temor que orgullo".
Batlle
mantenía una comunicación permanente con su madre,
y cuando por algún motivo se olvidaba de llamarla, era ella
quien lo hacía. "No me aflojés Jorge, no me aflojés
Jorge", le alentaba en los últimos días al presidente,
consciente de los graves problemas que estaba enfrentando el gobierno
del país.
A los
dos días de la renuncia del ex ministro de Economía
y Finanzas, Alberto Bensión, el ex presidente Luis Alberto
Lacalle recibió en su domicilio de Carrasco una llamada de
doña Matilde. "Te parece bien haber hecho renunciar
a Bensión?", le recriminó al líder nacionalista.
Cuando
se difundió la grabación de la sonada entrevista que
los periodistas de la empresa Bloomberg le hicieron a Batlle, y
en la que el presidente dijo que los argentinos eran todos ladrones,
doña Matilde se puso en línea con el séptimo
piso del Edificio Libertad, y le dijo a su hijo que "había
estado muy mal, que había ofendido a todos los argentinos,
y que tenía que pedir disculpas".
Doña
Matilde nació en la ciudad de Buenos Aires, y ya casada con
Luis Batlle Berres, a los 25 años de edad y con tres hijos
a cuestas, durante la dictadura de Gabriel Terra tuvo que exiliarse
en la vecina orilla.
"Yo
quedé sola con los tres chiquitos y casi sin dinero. Vivía
en una pensión horrorosa llena de chinches (en la calle Perú)
y para peor mi hijo Luis se enfermó y estuvo al borde de
la muerte", contó.
"Yo
creo que estos problemas que yo viví desde el primer día
junto a Batlle, me hicieron bien, me fueron endureciendo para enfrentar
la vida", le comentó al periodista César Di Candia,
en un extenso reportaje que le concedió en vísperas
de las elecciones de 1989 y que publicó el semanario Búsqueda.
Batlle
recordó los días de ese exilio, en el curso de la
visita relámpago que le realizó al presidente Duhalde,
en el mes de junio, para pedirle públicas disculpas por sus
dichos.
Una
operadora política
"Desde
que conocí a mi marido, aprendí que la política
es un apostolado en el que tenés que servir al país
hasta morirte", dijo hace catorce años, Matilde Ibáñez
de Batlle, una mujer que fue esposa de presidente y madre de presidente
y que miles de anécdotas revelan que nunca abandonó
el papel de operadora política.
A inicios
de la década de los noventa, siendo presidente Luis Alberto
Lacalle, lo llamó doña Matilde para pedirle que le
hiciera "una pequeña gauchada", según comentó
el líder nacionalista.
Lacalle
no recuerda bien de que se trataba el pedido, pero sí que
no tuvo problemas en complacerla. Lo que no olvida es que en agradecimiento,
doña Matilde le envió un ramo de "doce rosas
rojas".
A comienzos
de la actual administración, el destinatario del pedido de
doña Matilde fue el ministro de Transporte y Obras Públicas,
Lucio Cáceres. Pero a diferencia del anterior, el secretario
de Estado no pudo darle satisfacción.
Cáceres
llamaba todos los años a doña Matilde por el día
de su cumpleaños, en el último recordó la fecha,
pero no se animó a llamarla por miedo a que le reprochara
su incumplimiento.
Al
día siguiente, en su despacho, recibió la llamada
de doña Matilde.
"Lucio,
no me llamaste para mi cumpleaños, sos un ingrato",
le recriminó.
"La
verdad Matilde es que estuve pensando todo el día en tí,
pero no me animé a llamarte para saludarte por miedo a que
me recordaras el pedido de ...", le respondió Cáceres.
"Pero
Lucio, eso estuvo muy mal, tú tienes que llamarme igual.
No te olvides que yo fui mujer de un político y madre de
otro, y se muy bien que ustedes los políticos reciben muchos
pedidos y que no le es posible cumplir con todos", le dijo
doña Matilde.
Madrina
de la Escuela Militar
Matilde
Ibáñez Talice de Batlle nació en Buenos Aires
el 3 de marzo de 1907. A los tres años falleció su
madre, razón por la cual se trasladó a vivir a Montevideo
con una prima hermana de su madre.
Durante
su niñez realizó frecuentes viajes a Córdoba,
donde vivía su padre León Ibáñez, y
a Buenos Aires para visitar a los familiares de su madre, Elvira
Talice.
A los
15 años conoció a Luis Batlle Berres, con quien se
ennovió a los 17 años y se casó dos años
más tarde, en el año 1926.
Acompañó
a su esposo en toda su carrera política y frecuentó
junto a él los almuerzos de los domingos en la quinta de
Piedras Blancas, de su tío, José Batlle y Ordoñez.
Cuando
Batlle Berres asume la presidencia (1947), creó la Fundacón
del Niño, de cuya acción social se obtuvieron los
recursos que permitieron la construcción del Hospital Filtro,
aliviar la situación de la niñez carenciada y auxiliar
al Hospital Maciel.
Era
la Madrina de la Escuela Militar y en 1999 recibió una condecoración
al mérito por sus aportes a esa institución, que siempre
lució con particular orgullo.
El
1° de marzo de 2000, cuando su hijo, el recién investido
presidente Jorge Batlle la fue a saludar luciendo la banda presidencial,
Matilde lo recibió orgullosa con su condecoración
colgada de la solapa.
Durante
la revolución argentina que derrocó al general Juan
Domingo Perón, la entonces primera dama uruguaya se preocupó
por la protección de los cadetes de la Escuela Naval Argentina
que buscaron refugio en el Uruguay.
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