Publicada en Línea del Fuego el jueves 5 de setiembre

Ruben Marturet / Gerente General de Montevideo Refrescos S.A.

"Le dijimos al Estado quién evade pero nadie hace nada"

"Le hemos informado al gobierno cómo entra la Coca-Cola de contra bando, cuáles son las rutas, cuáles son las matrículas de los ómnibus de pasajeros y los camiones de carga en los que entra el contrabando, y hasta de las estancias que sirven de depósitos para almacenar refrescos de contrabando. Saber, saben"

ALVARO J. AMORETTI I ALVARO GIZ

El número uno de Coca-Cola en el Uruguay, Ruben Marturet, reveló que su compañía entregó al gobierno información que permitiría determinar quiénes ingresan ilegalmente al país bebidas sin alcohol, qué rutas utilizan y hasta en qué estancias privadas almacenan la mercadería, así como detectar y sancionar a quienes elaboran refrescos de bajo precio evadiendo todo tipo de impuestos y utilizando ingredientes que podrían poner en peligro la salud de los consumidores, dijo que la Aduana, la DGI, el Ministerio de Salud Pública y las intendencias departamentales no actúan contra los infractores porque hacerlo tendría ``un costo político´´, y reveló que en algunas semanas la principal autoridad de su empresa para América Latina llegará a Montevideo y se entrevistará con el presidente Jorge Batlle para advertirle que si el Poder Ejecutivo ``no hace cumplir la ley´´ va a ser ``muy difícil´´ para la empresa seguir operando en el país.

Durante una extensa entrevista que concedió a El País el mismo día en que cumplía 52 años, Marturet sostuvo que en el Uruguay paga impuestos el que quiere, y el que no quiere no paga nada, dijo que la DGI es "absolutamente inoperante" y aseguró que si el Estado controlara la evasión en el sector de las bebidas sin alcohol obtendría ingresos adicionales anuales del entorno de los 35 millones de dólares.

Durante décadas, los uruguayos se acostumbraron a asociar, a Coca-Cola primero y a Montevideo Refrescos S.A. después, con la prosperidad. Se trataba de una empresa que vendía un producto exitoso y que ganaba dinero. Hoy en día, y en medio de un mercado fuertemente recesivo que ha impactado severamente en las ventas, esa misma compañía termina de salir de un prolongado conflicto con sus trabajadores, generado a partir de la decisión de la empresa de introducir en su operativa modificaciones sustanciales que le permitan superar esta coyuntura. ¿Cuándo dejó la compañía de ser un modelo de gestión?

"Para entender este presente hay que ir un poco al pasado. Porque entre 1985 y 1997, Montevideo Refrescos experimentó un crecimiento muy fuerte. Tan fuerte que fue la empresa de Coca Cola que en ese período creció más en toda América Latina. En esos años fuimos ejemplo y modelo para la compañía a la hora de incorporar envases no retornables y de desarrollar portafolios con tecnología de avanzada".

¿Qué pasó en 1997?

"Llegó la crisis y nos encontró con una empresa dimensionada para tiempos de crecimiento sostenido, con inversiones muy importantes en tecnología, maquinaria e infraestructura. Y se volvió necesario replantear esa empresa en función de la nueva realidad. El problema es que, al mismo tiempo, el mercado empezó a cambiar. Y la informalidad pasó a tener un peso muy grande".

¿Y hasta dónde, en sus orígenes al menos, esa informalidad que comenzó a ganar terreno no fue alentada por un sistema tributario que obligaba, al que cumplía con las nor mas y se encontraba al día con el Estado, a trasladar una parte de esos impuestos al precio final?

Bueno... eso es tan claro como que por cada peso que nos entra, unos treinta centésimos se nos van pa gando IVA, Imesi, Cofis y Tasa Bromatológica. Y eso transforma al Estado en nuestro principal socio.

¿Un socio que se comporta como tal y cuida el negocio, o uno al que sólo le interesan los recursos que obtiene a partir de ese negocio?

"Cuando le explicamos nuestros problemas al Ministerio de Economía y Finanzas y a la DGI, nos han dicho que nos entienden. Pero en el fondo lo que vemos es que no hay en el gobierno una idea clara de hasta qué punto es la reactivación la llave que nos va a permitir a las empresas vender más y a ellos, por añadidura, recaudar más por concepto de impuestos"

¿Bajar impuestos para reactivar el mercado interno, apostando a que el aumento del consumo devuelva alEstado los recursos que aceptó resignar al reducir la presión tributaria?

"Exacto. Y ojo, que nosotros reconocemos que hoy no se pueden hacer planteos que atenten contra la recaudación del Estado, porque hay una realidad fiscal que no se puede soslayar. Por eso proponemos fórmulas para aumentar la recaudación como resultado de un incremento en los niveles de actividad".

Pero el gobierno enfrenta un déficit fiscal muy fuerte, al punto que el Estado ha reconocido que ya no tiene dinero ni para pagar en fecha a sus proveedores. ¿Es posible, en un escenario fiscal tan deteriorado por una coyuntura adversa, pensar que en una baja de impuestos para promover la reactivación?

"Y... yo sé que en un escenario como ese la más fácil es subir los impuestos. ¿Pero saben cuál es el problema? Que en este país los impuestos tienen nombre y apellido".

¿Qué quiere decir con eso?

"Que son muy pocas las empresas que en este país pagan sus impuestos. Y entonces, en el sector de actividad en el que nos movemos nosotros, cuando se aumenta el Imesi, se le está aumentando a fulano y a mengano. Pero los que operan en la ilegalidad, que son muchos, no pagaban ni van a pagar el Imesi, o el IVA, o el Cofis, o la Tasa Bromatológica".

¿Ustedes tienen elementos que de muestren que hay un número importante de empresas que fabrican y elaboran refrescos, y que evaden impuestos?

"Sí".

¿Y han puesto esos elementos a consideración del gobierno?

"Hemos entregado al Ministerio de Economía y Finanzas toda la información que tenemos, incluyendo estudios de costos que demuestran que es imposible que pagando impuestos algunas empresas puedan vender sus productos a los precios a los que salen al mercado".

¿Ha actuado el gobierno para hacer que esas empresas, que ustedes denuncian como evasoras, sean sancionadas?

No

¿Y por qué cree que, disponiendo de los elementos que ustedes han aportado, el gobierno no utiliza esa información para sancionar a los infractores? ¿Porque los elementos que ustedes entregaron son insuficientes para probar que determinadas empresas operan en la ilegalidad?

"No, porque es tan clara la lectura de la información que hemos entregado que yo, como empresario, no puedo admitir que el gobierno no la entienda".

¿Y entonces? ¿Por qué, pudiendo actuar, el gobierno no lo hace?

"Porque el Uruguay tiene un gran problema y hasta que no lo erradique no va a poder avanzar. Es lo que llaman el costo político . ¿Cómo funciona? Es fácil. Yo voy y le pido al gobierno que me baje los impuestos, porque si me los baja, yo puedo bajar el precio de mis productos, la gente consume más, yo vendo más, se generan más empleos y el Estado termina recaudando más. Y eso lo entienden y lo comparten todos, y yo no puedo creer que los políticos no lo entiendan. Y la verdad es que lo entienden, como lo entendemos todos, pero no lo hacen porque para ellos tiene un costo . Porque ellos razonan diferente".

¿Cómo razonan los políticos?

"Ellos entienden que si me bajan, por ejemplo, el Imesi, yo voy a vender más y voy a reactivar el negocio. Pero les preocupa que otros sectores de actividad vengan y les pidan lo mismo. Y yo creo que se equivocan, porque si viene alguien y presenta un plan que beneficia a todos y donde nadie pierde, hay que ver cómo se vigila que lo cumplan, pero hay que decirle que arranquen, que empiecen. Nosotros estamos pidiendo que nos dejen arrancar, que nos tomen como ejemplo de que las cosas se pueden hacer de otra forma".

¿Y no los dejan?

"No. Dicen que eso tiene, para ellos, un costo político".

Pero ustedes también le han reclamado a la DGI y al BPS que controlen y sancionen a las empresas que compiten con ustedes desde una presunta ilegalidad, evadiendo impuestos y subfacturando. Pero a juzgar por lo que usted dice nadie controla nada. ¿Por qué? ¿Porque eso también tiene un costo político ?

"Porque la DGI es absolutamente inoperante. Las empresas formales, que integran el Centro de Fabricantes de Bebidas sin Alcohol, hemos puesto en manos de los técnicos del gobierno informes y estudios que les permiten identificar claramente a quien evade. Porque en esto no hay ningún misterio. Si yo tengo una participación de mercado y pago 100 pesos de Imesi, y usted tiene la misma participación y paga menos, no hace falta mucho más para determinar que usted está evadiendo. Y hemos aceptado, para ello, abrir nuestros libros y poner nuestros números a disposición del gobierno".

¿Eso quiere decir que el gobierno sabe quién evade y que no toma medidas para hacer que el que no paga cumpla con las normas?

"Le dijimos al Estado quién evade, pero nadie hizo nada. Hace algunas semanas los trabajadores de una empresa que fabricaba refrescos en la informalidad denunciaron públicamente las condiciones en las que los dueños les hacían elaborar los productos que más tarde vendían. Pero nosotros denunciamos a esa empresa, ante el gobierno y ante la Intendencia de Canelones, en el año 2000. Y nadie hizo nada. Y es ahí cuando siente que el costo del Estado es altísimo, porque el Estado es absolutamente ineficiente. La DGI, para lo que hace, es carísima. Pero si hiciera lo que debe, se pagaría sola".

¿La DGI no hace lo que debe?

"No. Y a veces me pregunto para qué queremos que exista una DGI en un país en el que paga impuestos el que quiere, y el que no quiere no paga nada. Porque la gente no sabe es que si la DGI hiciera lo que debe, el Estado recaudaría, sólo por concepto de bebidas refrescantes, unos 35 millones de dólares anuales más de lo que recauda hoy en día. Y a mí no me entra en la cabeza cómo, en estos momentos de dificultades, se desprecian 35 millones de dólares. Porque si yo tengo problemas en la empresa, pero tengo un proyecto capaz de generarme un ingreso de 35 millones de dólares en un año, tengo que pensar que ese proyecto se autofinancia. Pero el gobierno no piensa así. No ve que si sólo con un sector puede generar ingresos por 35 millones de dólares en un año, la reforma que hay que hacer en la DGI se paga sola. Y de esa manera van a terminar destruyendo al que opera en la legalidad, que un día va a decir basta, no soporto más".

¿Está próximo ese día?

¿Y por qué piensan que nosotros tuvimos un conflicto como el que tuvimos?

"Porque tuvimos que hacer un ajuste importante. Porque los ingresos cayeron un 30%, porque las ventas cayeron un 37% y porque armamos un modelo de negocios basado en un tipo de cambio que ya no existe. Y no estoy criticando al gobierno. Estoy diciendo que nos basamos en el escenario que planteó el gobierno, y que ese escenario cambió".

También el gobierno le planteó a ustedes, a finales de 2000, un escenario caracterizado por una lucha frontal contra el contrabando, y la ofensiva duró sólo algunos meses.

Así pasa siempre en este país. Se establece una línea de acción, pero después no hay continuidad. Cuando el gobierno hizo su ofensiva, el contrabando de refrescos se redujo entre un 70% y un 80%. Pero hoy el contrabando de refrescos ya es el doble de lo que fue en 2001. Acá ninguna medida es permanente.

Cuando el gobierno atacó el contra bando de refrescos y lo abatió entre un 70% y un 80%, ¿ustedes vendieron efectivamente más?

"Nosotros mejoramos las ventas, pero lo que le explicamos al gobierno y nadie entendió es que si se frena el contrabando pero no se combate la evasión y la informalidad, los que más mercado ganan son los evasores y los informales, y no las empresas establecidas, que pagamos nuestros impuestos, porque ellos, desde su ilegalidad, pueden bajar los precios a un nivel al que nosotros, pagando, nunca vamos a poder llegar. Hay que atacar toda la ilegalidad".

¿Ustedes advierten que el gobierno renunció a sostener su ofensiva contra el contrabando?

"A nosotros nos consta que hay una intención del actual director de Aduanas, el señor (Víctor) Lissidini, de seguir dando la pelea. Pero no tiene la infraestructura para hacerlo. Y también es claro que en esto también entra a jugar el costo político. ¿O por qué creen ustedes que, después de decir lo que dijo, Lissidini se calló la boca? Porque yo creo que todo lo que dijo es verdad. Lo que pasa es que hay intereses en juego, que fueron los que lo hicieron callar. Porque miren que el contrabando de refrescos no se combate levantando en la feria cuatro o cinco cajones de un feriante que vende bebidas ingresadas ilegalmente al país. Al que hay que agarrar es al grande, al que entra esos refrescos al país. Lo que pasa es que ese, el grande, es el que tiene poder."

¿Un poder que deriva de que, como denunció Lissidini, los que manejan el contrabando colaboran con los partidos políticos en las campañas electorales a cambio de cobertura para sus negocios ilícitos?

"Sí. Yo creo que eso que dijo Lissidini es así. No lo puedo probar, pero estoy convencido de que forma parte de ese costo político que tanto mal nos hace"

¿Saben ustedes cómo ingresa ilegalmente al país la Coca-Cola de contrabando?

"Lo sabemos perfectamente. Y lo saben las autoridades".

¿Por qué está seguro de que lo saben?

"Porque nosotros se lo hemos dicho. Le hemos informado al gobierno cómo entra la Coca-Cola de contrabando, cuáles son las rutas, cuáles son las matrículas de los ómnibus de pasajeros y los camiones de carga en los que entra el contrabando, y hasta de las estancias que sirven de depósitos para almacenar refrescos de contrabando. Saber, saben".

¿Y alguien las allanó para comprobar si las denuncias que ustedes realizaron tienen fundamento?

"No, porque dicen que son propiedad privada. Y son muchas. Lo que la gente tiene que saber es que en los departamentos de frontera no se vende hoy en día una sola botella de Coca-Cola que no entre al país de contrabando. Entra todo, sin que nadie pare nada. Y sin embargo, uno quiere pasar una botella de Fanta Naranja para el lado brasilero y lo paran, y se la sacan. Y así vemos las cosas que vemos, por ejemplo, en Rivera, donde los contrabandistas hacen pre venta de refrescos. Un día venden y entregan al día si guiente. Y eso también lo denunciamos, pero nadie hizo nada. ¿Y me van a decir que el intendente de Rivera no se da cuenta que hay gente que no paga un peso por Tasa Bromatológica cuando debería hacerlo? Es algo tan evidente que no resiste discusión".

¿Hay muchos uruguayos que viven del contrabando de refrescos?

Sí, son muchos. Pero la dirección del negocio está concentrada en pocas manos.

¿Cuánta gente?

"No puedo precisarlo, pero se trata de un grupo de personas que cuenta con una fuerte protección"

¿Protección política?

Sí, protección política.

¿Y Montevideo Refrescos no colabora con las campañas de los partidos políticos?

Coca-Cola tiene un código de conducta empresarial que prohibe colaborar económicamente con las campañas políticas. Lo único que hacemos es darle un descuento del 25% a todos los sectores políticos, sin importar si son de derecha, de izquierda, o de centro, en la bebida que les damos en consignación para sus actos políticos. Eso es todo lo que damos. Y lo damos a todos por igual.

¿No hay contribuciones por afuera a algún partido político?

No se le da nada a nadie. Lamentablemente no todas las empresas proceden de la misma manera. Y yo creo que el que colabora, lo hace porque espera un retorno. Y eso es lo que nos preocupa.

A nivel de Salud Pública, ¿también hay intereses que impiden que se controle en qué condiciones bromatológicas son elaborados los refrescos que producen las empresas que operan en la informalidad?

"Nosotros hablamos con las máximas autoridades del Ministerio de Salud Pública y les hicimos ver el riesgo tremendo que representa para la población el hecho de que hay gente reciclando botellas que no son retornables, produciendo con agua no potable y con ingredientes no aptos, almacenando o transportando productos en condiciones antihigiénicas, y operando en abierta violación a todas las normas bromatológicas. Y no hicieron nada".

¿Ustedes aportaron datos concretos de las empresas que producen bebidas que pueden ser peligrosas para la salud de quienes las consumen?

Sí. Les dimos nombres, direcciones y carpetas llenas de datos. Hasta les dijimos dónde y cómo tienen que obtener los datos para probar que lo que denunciamos es cierto. Nosotros trabajamos en serio. Les dimos pruebas de que hay marcas que adulteran las fechas de vencimiento. Les dimos pruebas de que hay empresas que dicen elaborar con ingredientes que no utilizan. Les dijimos quién usa agua no potable. Y es muy fácil para Salud Pública establecer si lo que decimos es o no cierto.

Pero no lo hace.

No, no lo hace. Tendría que ir a inspeccionar y no va. Nosotros, mientras tanto, pagamos fortunas por Tasa Bromatológica, cuando en este país la función bromatológica no existe. Y eso es culpa de las intendencias departamentales.

¿Todas?

Todas. Si denunciamos en el año 2000 a una empresa que opera en Canelones y en dos años nadie hizo nada, la Intendencia de Canelones está omisa y el Ministerio de Salud Pública también. Si una empresa que no paga impuestos es declarada de interés departamental por la Intendencia de Durazno, lo que le exonera de pagar la Tasa Bromatológica, ¿de qué estamos hablando? ¿Se declara de interés departamental a una empresa de la que no es posible encontrar facturas en todo el mercado?

¿Tiene el Estado infraestructura para poder controlar si lo que producen estas empresas que operan en la informalidad es o no riesgoso para los consumidores?

¿Y el Latu? ¿Para qué está el Latu?

La infraestructura está. Hay que tener voluntad de utilizarla.

¿Y cómo navega un empresa privada en un mar en el que las reglas de juego las fijas políticos que se mueven como usted asegura que se mueven?

Y... es muy difícil. Porque por un lado está la realidad y por otro lado el hecho de que, ante cualquier pro yecto, cada partido y cada sector se posiciona frente a los temas de un modo político. Es lo que, por ejemplo, pasó en la izquierda con la salida legislativa a la crisis financiera. El senador (Danilo) Astori la apoyaba, porque le parecía la solución correcta, pero en la mayoría primó la necesidad de diferenciarse, de marcar un perfil, de distanciarse del otro. Y eso pasa con todos los partidos en todos los temas. Acá los políticos sólo piensan en diferenciarse política mente del otro. ¿O es que alguien puede creer que no haya medio proyecto en el que todos no se puedan poner de acuerdo? Están de acuerdo, pero privilegian un enfoque de marketing. Tienen que diferenciarse. Y en lugar de hacer como las empresas, que se diferencian siendo mejores, aumentando su eficiencia, ellos hacen lo contrario. Cuando entra un proyecto al Parlamento, todos ya sabemos quién va a votar a favor y quién va a votar en contra, y si va a ser aprobado o rechazado. Sin embargo, discuten meses en comisión y semanas en el plenario, para llegar a la misma conclusión. Pierden el tiempo que no tenemos. Lo triste es que eso lo pagamos todos los uruguayos.

¿Incluye en su crítica a la izquierda?

Sí, porque tampoco me caben los discursos apocalípticos de los que están en contra de todo, pero nunca hacen una sola propuesta. Lo que pasa es que uno quisiera que los partidos políticos, en un momento tan crítico, fueran capaces de ponerse de acuerdo en algo. Y uno ve que eso es casi una misión imposible.

Los empresarios con los que usted habla, ¿piensan igual que usted?

Sí. Creo que todos coincidimos en el diagnóstico y en la impotencia que sentimos al ver la inoperancia del sistema político.

Ustedes están procesando un ajuste interno. Cuando ese proceso termine, ¿van a hablar con el gobierno?

Sí.

¿Qué le van a pedir?

Que aplique las reglas de juego. Y que las reglas de juego sean iguales para todos. No le vamos a ir a pedir que nos ayude. Le vamos a pedir al gobierno que cumpla con su función, que es la de hacer cumplir la ley. Y si nos ponemos de acuerdo en eso, le vamos a plantear nuestro plan de reactivación, que no es complicado. Si nos bajan la carga impositiva, podemos crecer y generar más empleo, lo que va a llevar al Estado a recaudar más. Y estamos dispuestos a hacer un seguimiento junto con el gobierno. Y a que si no funciona, se elimine el beneficio. Lo único que pedimos es que, del otro lado, haya voluntad política para emprender la tarea y ganas de asumir el riesgo.

¿Tiene una buena relación con el presidente de la República?

Sí. Incluso me ha llamado para pedirme que le entregue personalmente la información y las denuncias que hemos entregado a las autoridades del gobierno, porque quiere solucionar las cosas.

¿Y usted le ha enviado esa información?

No, yo me he negado a utilizar ese canal. El presidente me ha dicho que me deje de jorobar, que le mande todo, pero yo he preferido mantener las gestiones a través de los canales correspondientes.

¿Por qué?

Porque uno, como empresario, tiene que creer que existe la estructura necesaria para encarar y solucionar estos problemas, y que no todo tiene que hacerlo el presidente. Lo que creo, también es que el presidente está muy solo. Quizá sea una soledad provocada por él mismo. Pero no hay dudas de que está solo. Por eso arranca con temas que se caen, porque no están lo suficientemente elaborados y preparados.

¿Falta gerenciamiento en el gobierno?

Sin ninguna duda. El problema es que se reparten cargos para quedar bien con todos, en lugar de hacer como en la empresa privada, en que uno pone en cada puesto al más capaz. Y cuando uno habla de estas cosas le dicen que siempre se hizo así. Yo digo que si hacemos lo que hicimos siempre, de esta crisis no salimos. No sale nadie.

¿Eso quiere decir que, cuando llegue la hora de pedirle al gobierno una definición en torno a los reclamos que formula la compañía, no se va a mantener una entrevista con el presidente Batlle?

Primero vamos a hablar con el ministro Atchugarry. Y después, en treinta o cuarenta días, va a llegar a Uruguay el presidente de Coca-Cola para América Latina, y está previsto que mantenga una reunión con el presidente Batlle.

¿Y cuál es la idea de esa entrevista? ¿Plantear un reclamo formal al gobierno uruguayo por el no cumplimiento de las normas vigentes?

Contarle lo que vamos a hacer, explicarle las soluciones en las que estamos pensando para volver a crecer y decirle claramente que, si no se dan eterminadas condiciones, es muy difícil para la compañía seguir operando en el Uruguay.

Las estafas las deudas y la licuadora

¿Están dando esta pelea por la legalidad junto a Pepsi y a Nix, sus dos principales competidores?

"Estamos dando la pelea junto a todas las empresas que integran el Centro de Fabricantes de Bebidas sin Alcohol. Y con Pepsi hemos trabajado juntos, financiando incluso estudios e investigaciones que hemos puesto a consideración de las autoridades.

¿Y con Nix?

"Nix no integra el Centro de Fabricantes de Bebidas sin Alcohol. Y nosotros, que pagamos los impuestos en fecha, sólo podemos hablar por las empresas que integran el Centro de Fabricantes de Bebidas sin Alcohol. Porque en este país hay empresas que, lamentablemente, aprovechan la situación por la que atraviesa el Uruguay para obtener de la DGI facilidades que les permiten licuar ante el Estado las deudas acumuladas durante años de no pagar los impuestos que les correspondían.

¿A qué empresas se refiere?

"Las autoridades saben a qué empresas me refiero. Son empresas que habiendo estafado al Estado, y haciéndose acreedores de multas y recargos, hoy han licuado esas deudas con acuerdos que perjudican al Estado y a los empresarios que sí cumplimos con nuestras obligaciones.

D´ ELIA, LOS TREINTA SUELDOS Y UNA EMPRESA SIMBOLO DEL CAPITALISMO

¿Por qué demoraron tanto tiempo en acordar con el sindicato de trabajadores de la compañía una fórmula que les permitiera procesar internamente los cambios operativos que entienden necesarios para asegurar la sobrevivencia de la empresa?

"Porque cuando uno baja un 37% las ventas, es la realidad la que determina que no hay puestos de trabajo para todos. Pero hasta que la gente no asimila esa realidad, el conflicto no se resuelve. Lo importante es ver cómo actúa una empresa como Montevideo Refrescos cuando hay que reducir personal.

¿Cómo actuaron?

"Cuando tuvimos que cesar la relación con 52 personas que trabajaban en nuestra planta, pagamos un incentivo de 30 sueldos líquidos. Eso quiere decir que la persona que lamentablemente hoy no tiene lugar en la empresa, le aseguramos 30 meses de tranquilidad, incluso para esperar que el país vuelva a crecer y se vuelvan a generar los puestos de trabajo que ahora se han perdido. Y yo me siento orgulloso de trabajar en una empresa que piensa en sus trabajadores y que no los deja desamparados, ni a ellos ni a sus familias.

¿Le dolió que, durante el conflicto, el gremio denunciara que algunas bajas respondían a una política de persecución sindical por parte de la empresa?

"Esta es una empresa donde hay libertad total, donde no se persigue a nadie.

Sin embargo, el sindicato dijo lo contrario...

"... y eso es parte de los códigos que se manejan en un conflicto. Pero cuando lo dijeron, les pregunté por qué lo decían y le pedí que me lo demostraran. Y no pudieron demostrarlo. Alguien piensa que podemos perseguir a los sindicalistas cuando tenemos en la empresa una sala que lleva el nombre de don José DElía?

¿Por qué le pusieron el nombre de D´ Elía a una sala?

"Porque es un hombre al que queremos mucho. Una clase de hombre que se hizo con un molde que, lamentablemente, se rompió. Porque no hay ninguno más como él. Pero eso no es todo. Tenemos 600 horas sindicales pagas, asambleas gremiales dentro de la planta, reuniones entre el sindicato y cada mandatario que ha visitado la planta, sin restricciones de ningún tipo, acceso autorizado a sindicalistas de otros países que llegan a la empresa y quieren reunirse con los representantes de los trabajadores y una cartelera sindical donde se manifiestan posiciones diferentes a la de la empresa, y nunca a nadie se le ocurrió censurarla. Acá hay una libertad de la que no disfrutan, por ejemplo, los trabajadores de las empresas informales que compiten deslealmente con nosotros. A alguien se le puede ocurrir que acá hay persecución sindical?

¿Y no será que, para un sindicato, es más fácil difícil negociar con una empresa que, como la Coca-Cola, es casi un símbolo del capitalismo y de los Estados Unidos?

"Y... puede ser, pero ojalá las empresas uruguayas le dieran 30 sueldos a las personas que ya no tienen lugar en su plantilla.

Hoy no tomo Coca-Cola, mañana sí

¿La Coca-Cola no es un artículo de lujo, pero en cada instancia de ajuste o de apremio económico se advierte que, entre las primeras medidas que toma el uruguayo medio, figura la de restringir la compra del principal producto de su compañía, reservando su consumo para fines de semana, acontecimientos especiales. De qué modo afecta esa costumbre las ventas de su empresa?

"Investigando el mercado hemos llegado a conclusiones muy interesantes. La primera es que la lealtad y la preferencia que los clientes dispensan hacia Coca-Cola siguen tan vigentes como siempre. La segunda es que, como ustedes dicen, en la mente del consumidor es muy fácil dejar la Coca-Cola, quizá porque interiormente sabe que también será muy fácil recuperarla. El uruguayo dice "hoy no tomo Coca-Cola, pero mañana sí". Pero lo importante es que no la sustituye. Y cuando la puede reincorporar, no lo duda.

Una apuesta de U$S 12: por Uruguay

¿The Coca-Cola Company ha realizado una oferta para comprar el 35% de Montevideo Refrescos que, hasta ahora, estaba en manos de accionistas locales. En qué se traducirá esa operación a los ojos del consumidor?

"Creo que para el consumidor, pero sobre todo para los uruguayos, debe ser una señal de confianza en el país el que una compañía de ese porte invierta 12 millones de dólares para aumentar su presencia en el Uruguay en un momento de tantas dificultades. Porque eso quiere decir que entraron al país 12 millones de dólares. Y porque eso significa que, para la compañía, hay razones para esperar que en el Uruguay las cosas mejores y las reglas sean iguales para todos.

¿Va a representar esa operación un cambio sustancial en la operativa y en la estrategia comercial de la empresa?

"Los cambios que estamos procesando los hubiéramos llevado a cabo de todos modos. Se trata de preparar a la empresa para crecer no bien la crisis comience a desaparecer.