Comedores | El Instituto de Alimentación moviliza cada mes 1.400 toneladas de comestibles. Tiene 53 comedores en todo el país y abastece a 750 comedores e instituciones

Unos 250 mil uruguayos en la creciente red de merenderos

En capital, 20 mil niños asisten a comedores. Los organismos públicos y privados intentan coordinar esfuerzos

CARINA NOVARESE

Cada vez más personas se acercan hasta un comedor o un merendero para desayunar, almorzar, merendar y hasta cenar. Cada vez más personas ofrecen su tiempo o habilidades para trabajar en estos lugares, que superan ampliamente los 1.000 en todo el país, entre públicos y privados. Más que alimentos, nunca despreciados, las autoridades y municipales que se encargan de aprovisionar y poner en marcha comedores y merenderos consideran que lo que se necesitar en estos tiempos es la estructuración de un sistema organizado y eficiente.

Varios problemas conspiran contra este objetivo: hay atrasos en las entregas de alimentos por parte del Instituto Nacional de Alimentación (INDA) debido a incumplimientos de los proveedores, no hay información centralizada sobre dónde puede asistir una persona a comer y todavía no puede asegurarse en un 100% que lo que se dona llegue adonde se pretendió.

Para el INDA, el organismo oficial rector que maneja más de 50 comedores propios, reparte 180.000 canastas de alimentos y provee de víveres a 750 merenderos y comedores privados, el gran problema es cómo atender esta inmensa red sin "burocracias" que enlentezcan el proceso, opina su director, Hebert Reyes. El INDA reparte 1.400 toneladas de alimentos cada mes entre todos sus programas y de una u otra manera alimenta a 250.000 uruguayos.

El organismo se enfrenta a un gran problema: buena parte de los contratos que se firmaron con los proveedores a principios de 2002 y que implicaban el abastecimiento de productos alimenticios durante todo el año, ahora presentan dificultades. Con la libre flotación del dólar los proveedores vieron aumentar exponencialmente los precios de sus productos y ahora, en muchos casos se niegan a entregar lo pactado a los precios antes estipulados. Esto supone atrasos importantes en el reparto de alimentos a los comedores o instituciones que dependen del INDA. Se trata de un complejo "tire y afloje": el Instituto presiona para que los proveedores cumplan con su parte y entreguen lo pactado y las empresas explican que si lo hacen se funden y dejan a muchas personas en la calle.

El problema es de magnitud si se considera el volumen de alimentos que maneja el INDA en un mes: 658 toneladas de cereales (sobre todo harina y fideos), 308 toneladas de azúcares y dulces, 224 de lácteos, 112 de frutas y verduras y 42 toneladas de carne más 42 toneladas de huevos.

LAS REDES. Tanto el INDA como la Intendencia de Montevideo (IMM) declaran que su objetivo es "efectivizar" el sistema y sacarle el máximo provecho. Pero falta información; si una persona nunca comió en un merendero o en un comedor del INDA y ahora necesita hacerlo, no tiene un lugar de referencia a dónde dirigirse para averiguar dónde puede comer. El INDA informa sobre sus comedores a través de sus teléfonos: 916 2852 o 9164379. La Intendencia recomienda consultar en el centro comunal de la zona en la que vive la persona en cuestión.

En lo que a organización se refiere, la intendencia capitalina impulsa la formación de "redes" de comedores y merenderos en cada una de las zonas de la ciudad; se trata de "organizar la solidaridad, porque la solidaridad dispersa se hace pero se pervierte", dijo Miguel Fernández Galeano, director de la división Salud de la comuna. "El primer kilo de azúcar que no llega adonde tiene que llegar desmorona todo un sistema de solidaridad y por eso es fundamental la credibilidad".

En ocho de los centros comunales, todos de zonas periféricas de Montevideo, ya se formaron las "redes solidarias". Allí hay merenderos que funcionan desde hace años y que se solventaban en buena medida gracias al aporte de los comercios locales y vecinos de la zona. A medida que la crisis económica arreció, el número de usuarios aumentó, explicó el director de Salud, y la "capacidad de solidaridad local se resintió mucho". Por eso desde principios de año la comuna se propuso colaborar en el "fortalecimiento" de este sistema de merenderos barriales que en realidad nunca tuvieron más organización que la de los vecinos e instituciones sociales que los llevan adelante.

"Ni los comunales ni la intendencia dan de comer", explicó Fernández Galeano. La colaboración a la que hace referencia tiene que ver con poner a disposición sus recursos humanos (asistentes sociales, educadores, sociólogos y otros profesionales que ya trabajan en los centros comunales) para así aprovechar al máximo de lo que ya se dispone para los merenderos. Por medio de estas redes la comuna pretende además canalizar las voluntades de quienes quieren colaborar, ya sea por medio de trabajo o directamente con donaciones de todos los tamaños.

Una de las primeras experiencias comenzó el año pasado en la zona 11, que comprende los barrios Casavalle, Aparicio Saravia, Marconi, Hipódromo y Cerrito. Allí hay 17 merenderos que conformaron la primera red y a ellos asisten 1.560 niños. Como en el resto de los comunales, muchas veces los niños no solo toman la leche por la tarde, sino que también hacen alguna de las comidas, como "meriendas reforzadas". Es común también que los padres, abuelos o quienes los llevan, terminen consumiendo algo.

El primer paso en esa red fue realizar un relevamiento de todos los merenderos que funcionaban. Luego comenzaron a evaluarse las necesidades de cada uno, de acuerdo a la asistencia. Muchos de estos lugares reciben los comestibles del INDA, algunos consiguen colaboraciones de la propia Intendencia y casi todos apelan a la solidaridad del barrio. La red calculó que para atenderlos a todos se necesitan 436 kilos de azúcar por mes, 218 de cocoa y 220 kilos de harina, además de lo vital: 8.712 litros de leche. También se sugiere como "complementación alimentaria" el consumo en ciertos días de la semana de galletitas dulces (se necesitan 440 kilos por mes), dulces de corte (376 kilos), dulces para untar (188 kilos), productos panificados (312 kilos), cereales (280 kilos) y polenta (96 kilos). Y esto solo para una red de un comunal.

Algo similar pasó en otros centros comunales, tales como el 14 (18 merenderos y 1.280 niños) y el 17 (23 merenderos y 3.150 niños), así como el 6, 9, 10, 13 y 18. Entre los ocho centros comunales se estima que se atienden a unos 14.000 niños y en todo Montevideo la comuna calcula que son 20.000 los menores que asisten a merenderos.

Para las redes el próximo paso es que el Inda, que ya colabora con buena parte de los merenderos, se integre a este tipo de organización "con la garantía de que hay un control social y técnico", dijo Fernández Galeano. El INDA ya forma parte de la red del comunal 11 y espera evaluar los resultados de esta experiencia para luego decidir si extenderse a otras, explicó Reyes.

ALIMENTOS. El papel "alimentador", en gran medida --95% según Reyes--, le corresponde al INDA, incluso en los casos en que los comedores son administrados por comisiones de vecinos o instituciones sociales.

Las intendencias del interior, que trabajan conjuntamente con el Instituto de Alimentación, aportan la mano de obra y frecuentemente los locales en los que se instalan los comedores. En el caso de la comuna capitalina, aporta sobre todo leche en polvo; en lo que va del año 2002 ya se superó lo donado en todo el 2001: 1.300.000 litros a un costo cercano a los 400.000 dólares.

El Inda es el responsable de abastecer sus siete comedores de Montevideo y los 43 del interior, a los que asisten 16.500 personas todos los días para almorzar (en 2000 eran 8.500 usuarios). El Instituto es también el que se encarga de repartir miles de canastas de alimentos a niños, mujeres embarazadas, madres en lactancia, enfermos crónicos de diferente tipo y pensionistas. Por último, el INDA es quien provee de buena parte de los alimentos secos a 750 merenderos y organizaciones sociales de todo el país; esto incluye no solamente leche, cocoa, azúcar, harina y dulces, sino también, en muchos casos, lentejas, fideos, sémola, harina de maíz, aceite, porotos, sal fina y cebada.

El número de instituciones que solicita la ayuda del INDA crece constantemente (en 2000 eran 650) y cada vez hay más que esperan. Entre los requisitos para acercarles comestibles, el organismo exige condiciones edilicias y de higiene mínimas pero sobre todo solicita que se confeccionen fichas para cada uno de los comensales que asiste. "Los merenderos que quieren progresar y obtener los comestibles que da el INDA, lo hacen. Los que ni siquiera hacen una ficha básica, es que no tienen interés", dijo Reyes.

Este año, desde agosto, se incorporó una nueva responsabilidad al INDA; el organismo es el que organiza y abastece el plan de "Seguridad Alimentaria", por el cual cada persona que lo necesite puede acercarse a uno de los casi 40 centros en los que se reparte un plato caliente todos los días de la semana. El plan se extenderá hasta el 30 de setiembre, aunque es "probable que siga un poco más", dijo el director del INDA.

Sólo en Montevideo ya asisten 16.000 personas a los comedores que integran el plan; sumados con quienes comen en el interior, llegan a 40.000. A diferencia de lo que sucede con los comedores tradicionales del INDA, en este caso cualquier persona puede acceder al beneficio y sólo debe llenar una ficha.