|
Publicada
el viernes 1de marzo en la sección ESPECTACULOS
LA
ENTREGA DE LOS GRAMMY .En medio de una gala movida pero sin sorpresas
ni grandes hallazgos, los momentos más admirables llegaron
con dos cantantes negras de soul: Mary J. Blige e India.Arie
El
valor de lo conocido
El
galardón más polémico fue el dado a la banda
sonora de la película "¿Dónde estás
hermano?"
FABIAN
MURO
Fue
un maratónico desfile de estrellas de casi todos los géneros.
La fiesta número 44 de los Grammy se convirtió en
un popurrí en el que hubo pocos altos, muchos bajos y que
duró casi cuatro horas, con largos intervalos publicitarios.
Los
principales triunfadores de la noche fueron Alicia Keys, con cinco
estatuillas, U2 (cuatro) y los responsables de la banda sonora del
film de los hermanos Coen, ¿Dónde estás hermano?.
La música de la película ganó en el importante
rubro Disco del Año. Más allá de las evidentes
virtudes de una banda sonora bien armada y producida por el avezado
T-Bone Burnett, parece bastante disparatado elegir un producto subsidiario
de una película como mejor disco del año, sobre todo
cuando en la misma categoría figuraban contendientes como
U2, Bob Dylan y Outkast, todos ellos con excelentes ediciones discográficas
bajo el brazo, obras que se sostienen por sí mismas y que
ni nacen a partir de, ni dependen de una experiencia previa como
la fílmica.
Fue
una ceremonia que se sintió un tanto opaca, apagada, por
más que la cadena Sony realizó una casi impecable
transmisión (que podrá verse en versión subtitulada
el próximo miércoles a las 20 horas) y los encargados
de la realización audiovisual cumplieron a la perfección
con exigentes cambios de escenografías y movimientos de cámaras
lujosos.
PIRATAS.
Los despliegues técnicos no alcanzaron para disimular que
fue la fiesta de una industria fuertemente preocupada por los "malditos"
archivos MP3, la primera baja de ventas de discos en una década
y una ofensiva de ciertos artistas como Don Henley y Courtney Love
para obtener mejores contratos discográficos.
La
piratería 'on-line' fue el principal tema del discurso que
realizó el presidente de la Academia de Artes y Ciencias
de Grabación, Michael Greene, exhortando a todos a comprar
y no piratear, a bajar canciones pagando y no gratis. Su alocución
daría para una reflexión mucho más extensa,
pero Greene, en su defensa de los artistas y sus derechos, se "olvida"
entre otras cosas de
los
desorbitantes precios de los compactos (sobre todo a nivel internacional)
y de que la parte del león de los ingresos por la música
no va para los que la hacen sino para los que la comercializan.
Eran principalmente esos intereses los que Greene defendió
en su discurso, no el de los artistas, como bien intuyó el
ex-vocalista de Eagles Don Henley, cuando en su intervención
dijo "me imagino que no debo ser el tipo más popular
por acá".
BRILLOS.
Aún así hubo momentos dignos de destaque. El principal
fue protagonizado por Bob Dylan. Luego de una interpretación
un tanto austera y casi desdeñosa de Cry a while de su más
reciente disco (Love & theft), Dylan debía supuestamente
esperar tras bambalinas para que lo enfocasen en el momento en el
que anunciaban su postulación en la categoría Mejor
disco del año, como Keys, U2 y todas las otras luminarias.
Cuando el director de cámaras lo hizo, Dylan ya había
desaparecido.
En
lo estrictamente musical, los momentos más memorables estuvieron
a cargo de Mary J. Blige, con una presentación medida y rebosante
de soul. Una de las nuevas estrellas de ese mismo género,
India.Arie, también logró notable performance cuando
interpretó Video, el 'hit' de su disco Acoustic soul. Otros
que lograron trascender el corset impuesto por la transmisión
televisiva y ofrecer algo con un poco más de sustancia fueron
los integrantes del dúo Oukast, Dre y Big Boi. Los raperos
de Atlanta hicieron su más resonante éxito hasta el
momento, Mrs. Jackson y su presentación en vivo confirmó
que ambos forman uno de los nombres más interesantes de un
hip-hop actualmente dominado por las ropas deportivas, las poses
machistas y el reciclaje de lo ya hecho por nombres como Ice Cube,
Tupac Shakur y Dr. Dre.
La
protagonista de la noche, Alicia Keys, demostró ser una chica
muy canchera. La cantante y compositora exhibió toda su pasta
de estrella durante su intervención, con un pequeño
baile en compañía de Joaquín Cortés
incluido. Pero, en contraposición a la impresión de
frescura y naturalidad que dejó Arie, lo de Keys luce demasiado
calculado. En el intervalo "clásico", se destacó
la presencia en vivo del director uruguayo José Serebrier,
quien estuvo al frente de la orquesta que acompañó
al violinista Joshua Bell. Serebrier, postulado para dos Grammy,
no obtuvo ninguno ya que tenía fuerte competencia.
U2,
como casi siempre, descolló con su interpretación
de Walk on. Los irlandeses fueron, junto a Dylan, los únicos
que optaron por una escenografía sin adornos y una iluminación
sin extravagancias. "El sonido de una banda de rock en pleno
vuelo es lo más", dijo el cantante Bono al respecto
y lo ejecutado por los cuatro en el escenario (los irlandeses abrieron
la ceremonia), fue la plena confirmación de esas palabras.
Entre
lo que seguramente caerá en el más absoluto olvido,
estuvo el número de N'Sync: lo mejor de esa actuación
fue la estrella invitada, el rapero Nelly. Otro momento difícil:
la presentación conjunta de Alejandro Sanz y el trío
femenino Destiny's Child. ¿Qué tienen que ver uno
con el otro? Nada. Una pena por Sanz, quien, por lo visto en la
noche del miércoles, deberá recorrer un larguísimo
camino para conquistar el mercado estadounidense. Y ni que hablar
de la histeria vocal durante Lady Marmalade, en el que Pink, Mya,
Christina Aguilera y Patti Labelle competían por quién
alcanzaba la nota más alta. Un mamarracho.
|