Es
muy grave el creciente aumento de jefes de familia desempleados
La
tasa de desempleo está atenuada en un punto porcentual por
el fenómeno del trabajador desalentado y otro tanto por la
emigración.
El
economista Jorge Notaro, director del Instituto de Economía
de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración
de la Universidad de la República, y el Dr. Gastón
Labadie, decano de la Facultad de Administración y Ciencias
Sociales de la Universidad ORT, coincidieron en que los adultos
con bajos niveles educativos están más afectados por
el desempleo de largo plazo y por las dificultades de reintegrarse
al trabajo, lo cual refleja los cambios que se han producido en
la demanda de calificaciones laborales durante los últimos
años. Notaro señaló su preocupación
por el desempleo de 35.000 jefes de hogar, cuya dificultad por reinsertarse
en el mercado de trabajo genera, en parte, el fenómeno del
trabajador desalentado, que es quien deja de buscar trabajo porque
supone que no lo va a hallar. Por su parte, Labadie destacó
que el cambio en las características socio-económicas
de los desempleados de larga duración ha profundizando un
perfil de mayor riesgo social.
--¿Qué
comentarios le merece el comportamiento del mercado de trabajo de
Uruguay el año pasado?
--De
acuerdo con el comportamiento de las principales variables de este
sector, se puede afirmar que los resultados del año pasado
fueron muy malos, tal vez de los peores que se conocen en los últimos
treinta años. Por un lado, la tasa de desempleo como promedio
anual fue de 15.3%, que es el nivel máximo registrado en
el país, siendo incluso superior a la de 1983, el año
siguiente a la caída de la "tablita", que había
sido de 14.4%. Por otro lado, la tasa de empleo, que se define como
el porcentaje de personas ocupadas con relación a la población
de 14 años y más, fue de aproximadamente 51.4%, manteniéndose
en el mismo nivel del año 2000. Aunque esta cifra fue más
alta que la de 1999, estuvo bastante por debajo de la de 1998.
--¿Por
qué no cayó la tasa de empleo dado los shocks negativos
que experimentó la economía uruguaya en ese año?
--Probablemente,
se ha producido un desfasaje entre la caída del PBI y la
cesantía. Esto se explica porque cualquier empresa comienza
por reducir las horas de trabajo de sus empleados antes de enviarlos
al Seguro de Desempleo, que a los efectos estadísticos equivale
a dejarlos sin trabajo.
--¿Qué
sector de actividad pudo haber absorbido --al menos, en forma parcial--
la enorme pérdida de puestos de trabajo que se produjo abruptamente
en la industria frigorífica luego del brote de aftosa en
abril de 2001?
--Evidentemente,
se crearon nuevos empleos en otros sectores como lo indican las
estadísticas, pero es muy difícil establecer con precisión
en qué actividad se produjo esa reabsorción de la
mano de obra dado que hay unas 1.100.000 personas trabajando en
centros urbanos de nuestro país. Puede establecerse con cierta
facilidad que quedaron cesantes unos 7.000 trabajadores de la industria
frigorífica, que pudieron haber llegado a ser unos 10.000
por efecto del empleo indirecto, como son los casos del transporte,
almacenamiento, etc., porque los propios establecimientos lo comunican
al Seguro de Desempleo. Resulta dificultoso identificar dónde
se generaron empleos para casi el 1% del total de los trabajadores
ocupados, pero los indicadores disponibles permiten destacar el
aumento de la importancia relativa del número de ocupados
en el comercio.
--¿Qué
aspectos del mercado de trabajo uruguayo le preocupan más?
--Es
muy grave el aumento de jefes de familia desempleados, con los consiguientes
problemas sociales que esto trae aparejado. Hay que tener en cuenta
que las personas desocupadas se dividen en dos grandes grupos: uno
es el de los que buscan trabajo por primera vez, que representa
casi un 3% de la tasa de desempleo, y el otro lo forman quienes
se denominan cesantes o desempleados propiamente dichos, que son
aquellos que perdieron su trabajo y están buscando otro.
Este segundo grupo es el que más ha crecido en los últimos
años, pudiéndose estimar que lo integraban unas 165.000
personas el año pasado. Lo más preocupante es que,
dentro de esa elevada cifra de desempleados, hay 35.000 jefes de
hogar, o sea aquellas personas que contribuyen con el principal
--y a menudo único-- ingreso del núcleo familiar.
Esto genera, en parte, otro tipo de fenómeno que es el del
trabajador desalentado, que es quien deja de buscar trabajo porque
supone que no lo va a hallar. Aplicando este razonamiento a la situación
del mercado laboral uruguayo, estimo que la tasa de desempleo está
atenuada, al menos, en un punto porcentual por el fenómeno
del trabajador desalentado y otro tanto por efecto de la emigración.
Duración
del desempleo "completo"
--¿Cómo
evalúa la dinámica del mercado de trabajo en Uruguay
o sea sus flujos, tales como duración promedio del desempleo,
tasa de contratación, tasa de despido, etc. en el período
recesivo que se inicia en 1999?
--En
una monografía realizada por las economistas Paola Azar,
Sandra Rodríguez y Claudia Sanguinetti titulada "Análisis
de la duración del desempleo: Uruguay 1986-1999", se
analiza si los cambios en la tasa de desempleo se deben a que hay
más personas desempleadas o a que las mismas personas están
sin trabajo por más tiempo, es decir si es un fenómeno
debido al número de personas desempleadas o a la duración
del desempleo. Esta investigación percibe que a partir de
1994 la tasa de desempleo comienza a aumentar porque la duración
"completa" del desempleo, es decir el tiempo que transcurre
desde que se pierde el trabajo hasta el momento en que se accede
a uno nuevo se hace mayor, o sea que el desempleo es más
prolongado.
Esta
investigación constata que las mujeres, las personas de bajos
niveles educativos y los personas mayores de 50 años están
más afectadas por el desempleo de largo plazo y por las dificultades
de reintegrarse al trabajo, lo cual refleja los cambios que se han
producido en la demanda de calificaciones laborales durante los
últimos años. En efecto, hasta 1998 hubo un proceso
de crecimiento económico, de aumento de la inversión
privada y de cambio tecnológico, que estuvo acompañado
por cambios en la demanda de calificaciones. Esta mayor exigencia
en la capacidad del trabajador lleva a que sea muy dificultosa la
reinserción laboral de las personas que tienen Educación
Primaria incompleta.
--¿Qué
diferencias existen entre los datos que recaba dicho estudio y los
de la Encuesta de Hogares del INE?
--Uno
de los objetivos de ese trabajo monográfico fue identificar
la duración completa del desempleo, es decir desde el principio
al fin del mismo, que sus autoras lo estiman a partir de la información
suministrada por el INE. Lo que ocurre es que la Encuesta de Hogares
pregunta acerca del tiempo que han permanecido sin trabajo los desempleados
hasta el momento en que se realiza la encuesta. En consecuencia,
allí se realiza una primera aproximación acerca de
la duración incompleta del desempleo, porque su primer resultado
no informa sobre cuánto tiempo permanecen sin trabajo quienes
volvieron a conseguir un empleo, es decir desde el día que
lo perdieron hasta el día en que consiguieron el nuevo trabajo.
--¿Cuánto
ha aumentado la duración del desempleo según aquella
investigación?
--La
duración completa del desempleo aumenta a partir de 1994,
estimándose que la misma estaba en algo más de 18
semanas en 1999. Es probable que esa duración haya aumentado
algo más en los años recientes debido a la recesión.
Políticas
contra la marginación
--¿Qué
políticas pueden contribuir a mejorar el nivel de empleo
en el corto plazo?
--En
este tema se debe hacer una gran diferenciación. La mayoría
de los economistas coincide en que existe una relación entre
nivel de actividad económica y nivel de empleo. Para que
una economía genere empleo tiene que aumentar el nivel de
actividad, para lo cual tiene que ser competitiva y para serlo debe
innovar, invertir e incorporar cambios tecnológicos. Si se
da todo ese proceso, hay que cuidar que la oferta de mano de obra
tenga las calificaciones adecuadas para desempeñarse en trabajos
que aplican nuevas tecnologías. Por consiguiente, debe ponerse
especial énfasis en el sistema educativo y en las políticas
de capacitación de los recursos humanos para que sus conocimientos
no queden obsoletos.
Ese
círculo virtuoso que genera más producto, inversión,
competitividad y empleo funcionó relativamente bien en Uruguay
entre 1984 y 1998, pero empieza a fallar a partir de 1999 porque
el nivel de actividad cae, se invierte poco, la producción
es menos competitiva y aumenta la desocupación. Lo que se
percibe ahora es que, por un lado, hay adultos que pierden su empleo
y no consiguen reinsertarse en el mercado laboral, lo cual no es
sólo un tema de ingresos y de pobreza, sino que constituye,
sobre todo, una pérdida del puente de integración
social. Por otro lado, se le suman los jóvenes que quedan
fuera del sistema educativo, que es su puente de inserción
social del presente y del futuro, y las familias obligadas a vivir
en asentamientos.
--¿Sería
conveniente encarar el problema desde la microeconomía dado
que, en buena parte, el creciente desempleo deriva de un shock sectorial
que afecta a la industria?
--No
creo que bajo ninguna circunstancia Uruguay pueda recuperar los
niveles máximos de empleo industrial que se registraron en
1989. La reducción de puestos de trabajo en la industria
no es un fenómeno exclusivo de nuestro país. Esto
no se debe a un problema interno de relación de precios de
capital y trabajo, que pueda resolverse pagando salarios más
bajos u otorgando créditos más caros, para desestimular
la sustitución de trabajadores por bienes de capital. El
proceso de pérdida de empleos industriales en Uruguay es
semejante a lo que ha sucedido en los países desarrollados.
La alta tecnificación de la industria exige inversiones gigantescas,
en las cuales sólo se conserva una parte de los puestos de
trabajo. En consecuencia, las sociedades modernas tienden a generar
empleo en el sector de servicios. Por ejemplo, se calcula que el
60% de los nuevos empleos en la Unión Europea en los próximos
años se encontrarán en los servicios asociados a la
informática y las comunicaciones. Por lo tanto, hay que adecuar
los contenidos del sistema educativo así como la capacitación
de los trabajadores todavía con empleo y de los que lo han
perdido.
Relación
estable entre PBI y empleo
--¿Es
factible que el nivel de desempleo estructural o natural vuelva
a ser similar al existente antes de comenzar la recesión?
--Estimo
que eso no podrá lograrse. La economía uruguaya ha
pasado de un histórico 7% de desempleo a una cifra que excedió
el 15% el año pasado. Un buen ritmo de crecimiento del PBI
al que se puede aspirar a la salida de la recesión sería
del 5% o 6% anual. Ese guarismo permitiría reducir la tasa
de desempleo en sólo uno o dos puntos porcentuales por año,
ya que la población económicamente activa (PEA) crece
alrededor de un 1% anual en Uruguay en razón del crecimiento
vegetativo de la población y de un lento pero sostenido incremento
de la participación de la mujer en el mercado de trabajo.
Por lo tanto, incluso en un escenario optimista para la próxima
década, en donde la economía se reactive y la tasa
de empleo aumente, difícilmente se podrá retomar un
nivel de desempleo de un solo dígito.
--¿Por
qué una eventual caída del desempleo no sería
proporcional al crecimiento de la economía uruguaya?
--El
estudio a nivel local de la economista Verónica Amarante
titulado "Elasticidad producto-empleo de largo plazo en Uruguay",
así como otras investigaciones para países con distintos
grados de desarrollo, indican que cada vez se necesita un mayor
crecimiento del PBI para generar un mismo número de empleos
debido a una progresiva incorporación de tecnología,
de inversiones, etc. Por lo tanto, cada nuevo puesto de trabajo
tiene mayor productividad, pero resulta más "caro".
--¿Cuál
es el resultado de ese trabajo de la economista Amarante del Instituto
de Economía?
--En
ese trabajo se investiga la existencia de una relación estable
en el largo plazo entre el nivel de actividad y de empleo. Para
ello se estima una función de producción agregada
de la cual surge la elasticidad-empleo en el largo plazo. A partir
de esta última, y haciendo supuestos acerca de la evolución
del nivel de actividad, es posible realizar estimaciones sobre el
nivel futuro del empleo. Como resultado, Amarante encuentra una
relación en que el empleo crece un 0.53% por cada punto de
incremento del PBI.
Desempleados
crónicos profundizan perfil de mayor riesgo social
Para
conocer con mayores detalles algunos cambios en las características
del mercado de trabajo uruguayo, ECONOMIA & MERCADO consultó
al Dr. Gastón Labadie, decano de la Facultad de Administración
y Ciencias Sociales de la Universidad ORT, quien es coautor junto
con el economista Julio de Brun del estudio "Rigidez salarial,
precios relativos y ajuste estructural: Una interpretación
del desempleo en Uruguay" publicado por el BID en octubre de
1998.
--¿Alcanza
con concentrarse en el nivel de desempleo para evaluar el mercado
de trabajo?
--Por
cierto que no. La tasa de desempleo mide el número de personas
cesantes que están buscando empleo y de aquellas que buscan
trabajo por primera vez. Por múltiples razones una tasa de
desempleo alta puede darse aun cuando la economía sea dinámica.
Si crecen los salarios relativos, por ejemplo, más gente
puede salir a buscar trabajo. En una economía dinámica
muchos trabajadores pueden entrar en situación de desempleo
y conseguir trabajo en plazos relativamente cortos. Eso, aunque
no sea lo ideal, es muy distinto a una tasa de desempleo de igual
nivel pero compuesta por una mayoría de cesantes que hace
tiempo que permanecen en esa condición.
--¿Qué
otros elementos son necesarios para entender la dinámica
del mercado laboral?
--Por
lo dicho, hay que evaluar la duración del desempleo así
como los flujos de ingreso y egreso a la condición de desempleo.
Como la tasa de desempleo es una medida periódica, una parte
de los desempleados entraron en esa condición desde la medición
anterior, otros salieron de la condición de desempleado desde
la medición anterior, y otros, finalmente, son el stock de
desempleados que estaban en la medición anterior y siguen
en esa condición. Esos desempleados, lógicamente,
tienen una duración más larga, con las consecuencias
de todo tipo que ello tiene. En resumen, mientras que la tasa de
desempleo mide el stock de desempleados en un momento en el tiempo,
la medición de los flujos nos da la composición del
stock según la duración del desempleo.
--¿En
base a qué datos de la Encuesta de Hogares del INE se puede
saber cuántos desempleados ingresaron en esa condición
y no estaban en la medición previa --ya sea el mes anterior,
el trimestre anterior, etc.-- y cuántos dejaron de estar
en esa condición desde la medición anterior?
--La
Encuesta de Hogares nos permite averiguar cuáles son los
números agregados de gente de acuerdo con el tiempo que ha
estado desempleada. Separando a los desempleados según su
duración, podemos determinar estos números, y las
características socio-económicas de los distintos
desempleados según la duración.
Mayor
duración del desempleo
--¿Cómo
evolucionaron los flujos de ingreso y egreso del desempleo en Uruguay
en los últimos tiempos?
--Naturalmente,
cuando observamos que la tasa de desempleo aumenta, los flujos de
ingreso en la condición de desempleo aumentan. El problema
es que los flujos de salida de esa condición no aumentan
en la misma proporción y, consecuentemente, el stock de desempleados
tiene una mayor duración. En el caso uruguayo, hasta 1997,
la duración no había aumentado significativamente,
pero desde esa fecha sí lo ha hecho. Ello hace que el desempleo
aumente y que la condición de los desempleados sea peor.
--¿Qué
sectores de la población han sido más afectados por
los problemas de empleo en el mercado uruguayo últimamente?
--El
aumento del desempleo de los últimos años no afectó
demasiado a los sectores de la población que tradicionalmente
habían sido los de mayor incidencia en el desempleo, como
los jóvenes. La incidencia del desempleo juvenil entre los
desempleados de larga duración cayó a mediados de
los años noventa, aumentando la de las personas de edad madura
con baja calificación. Este tipo de desocupados provino principalmente
del sector industrial, pero también ha tenido importancia
en el comercio.
--¿Cómo
puede explicarse ese cambio?
--Esto
sugiere que las presiones competitivas a favor del abatimiento de
costos está generando problemas de empleo a las personas
menos calificadas y de mayor edad. Esta evidencia se confirma al
analizar la situación de los desempleados crónicos,
observándose una presencia creciente de cesantes en el grupo
de personas comprendidas entre 30 y 54 años de edad y con
formación primaria o UTU. Lógicamente, estos grupos
de trabajadores presentan fuertes dificultades de reinserción
y reciclaje.
--¿Cuál
es la magnitud del grupo de los desempleados crónicos?
--Los
desocupados crónicos --definidos como aquellos que han estado
sin empleo durante más de un año-- pasan a constituir
entre 1991 y 1997 casi un tercio de los desocupados totales y su
incidencia entre los cesantes pasa de un 62% a un 75% en el mismo
período.
--¿Cuáles
serán los efectos del cambio cualitativo en la composición
de los desocupados crónicos?
--Las
características socio-económicas de los desempleados
de larga duración han cambiado, profundizando un perfil de
mayor riesgo social. Una cosa es que un estudiante universitario
sea muy selectivo buscando trabajo y, consecuentemente, la duración
de su desempleo resulte muy larga --como era el caso a fines de
los años ochenta-- y otra muy distinta es que un jefe de
familia poco educado quede cesante luego de un despido y no encuentre
trabajo ni tenga las calificaciones requeridas para aspirar a un
nuevo empleo. Las eventuales políticas públicas a
aplicar son muy distintas, dado que las consecuencias sociales también
son muy distintas.
--¿Qué
perspectivas vislumbra para esta nueva categoría de desempleados?
--Estamos
ante la presencia de un grupo de desempleados con tendencia a permanecer
largos períodos en situación de desocupación
y con grandes dificultades de reinserción, lo cual permite
anticipar una tendencia al aumento en la duración del desempleo
promedio históricamente observado en Uruguay.
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