Navidad
2002 - En el tradicional mensaje navideño de la Iglesia Católica,
Juan Pablo II manifestó su honda preocupación ante
"un horizonte surcado de sangre"
El
Papa hace un apremiante llamado para evitar la guerra
El
Papa oró también por Latinoamérica "donde
crisis políticas, económicas y sociales inquietan
a numerosas familias"
CIUDAD
DEL VATICANO | EFE
El
Papa hizo un "apremiante" llamamiento para que se detenga
la "inútil espiral" de violencia y "se puedan
apagar en Oriente Medio los siniestros destellos de un conflicto
que puede ser evitado con el esfuerzo de todos", en clara referencia
a una guerra contra Irak.
Juan
Pablo II hizo esta petición en su tradicional mensaje de
Navidad, que este año pronunció desde el atrio de
la basílica de San Pedro y no desde el balcón central
del templo, debido a las obras que se realizan en la logia central
del recinto religioso.
En
una mañana desapacible y lluviosa y ante varias decenas de
miles de personas, el Obispo de Roma dijo que desde la gruta de
Belén se eleva en este día de Navidad un llamamiento
"apremiante" para que el mundo no caiga "en la indiferencia,
la sospecha y la desconfianza, aunque el trágico fenómeno
del terrorismo acreciente incertidumbres y temores".
LA
PAZ ANTE TODO. El Pontífice, que presentaba buen aspecto
y tenía la voz fuerte, agregó que los creyentes de
todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, están
llamados a construir la paz y a abandonar cualquier forma de intolerancia.
"Están
llamados a construir la paz ante todo en Tierra Santa, para detener
finalmente la inútil espiral de ciega violencia, y en Oriente
Medio para apagar los siniestros destellos de un conflicto que puede
ser evitado con el esfuerzo de todos", subrayó con firmeza
el Pontífice.
Con
estas palabras, Juan Pablo II se refería a Irak y a los vientos
de guerra que corren sobre ese país árabe.
En
los últimos días, el anciano Pontífice se ha
mostrado muy preocupado por el "horizonte surcado de sangre"
como dijo ante la Curiaque acecha al mundo y por los
conflictos "que amenazan con estallar con renovada virulencia".
Esos
vientos de guerra que corren por el Golfo Pérsico le han
afectado y en los últimos días se le ve muy triste
y preocupado.
Juan
Pablo II ha insistido en que el mundo necesita urgentemente la paz
y que ésta tiene que estar basada en la justicia, el amor,
la libertad y la verdad.
Al
igual que el Papa, destacados miembros de la Curia, como el "ministro
de exteriores" vaticano, Jean- Louis Tauran, han pedido en
los últimos días que se evite una nueva guerra en
el Golfo Pérsico.
Tauran
precisó que sólo la ONU tiene competencias para decidir
sobre una eventual acción contra Irak.
POR
AMERICA LATINA. Además de Oriente Medio, el Papa también
tuvo su pensamiento en América Latina, "donde crisis
políticas, económicas y sociales inquietan a numerosas
familias y naciones".
También
puso su mirada en Africa, donde, subrayó, carestías
devastadoras y luchas intestinas agravan las condiciones, ya precarias,
de pueblos enteros. No obstante resaltó que no faltan indicios
de optimismo.
Juan
Pablo II manifestó también que Jesús es la
salvación del mundo y que ese Niño envuelto en pañales
y acostado en el pesebre es Dios, "que viene al mundo para
guiar nuestros pasos por el camino de la paz".
Agregó
que Jesús es alegría, "a pesar de la pobreza
del pesebre, la indiferencia del pueblo y la hostilidad del poder",
y que morirá en el Calvario para que en la tierra reine el
amor.
En
un mensaje donde la palabra más repetida fue "paz",
el Obispo de Roma reiteró que el rostro de Jesús lo
vemos en los niños de todas las razas y culturas, y pidió
al Recién Nacido ayuda para que los cristianos sean "testigos
creíbles de su mensaje de paz y de amor".
"Y
para que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, caracterizado
por fuertes contrastes e inauditas violencias, reconozcan en Jesús
el único salvador del mundo", precisó.
BENDICION.
Tras el mensaje, impartió la bendición "Urbi
et Orbi" (a Roma y a todo el mundo) en 62 idiomas, y de nuevo
afirmó que estamos en un tiempo de "incertidumbre y
preocupación".
En
español dijo: "Feliz Navidad. Que la paz de Cristo reine
en vuestros corazones, en las familias y en todos los pueblos",
y centenares de españoles y latinoamericanos rompieron en
aplausos.
El
mensaje fue transmitido en directo por televisiones de medio centenar
de países, al igual que la Misa del Gallo que celebró
de madrugada en la basílica vaticana, en cuya homilía
señaló que Cristo es señal de paz para cuantos
sufren a causa de los conflictos que azotan al mundo y señal
de liberación para los pobres y oprimidos.
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