Publicado
el domingo 27 de enero en el suplemento TIEMPOS DEL MUNDO
ECONOMIA
Y FINANZAS. TENIA INGRESOS POR MAS DE U$S 100.000 MILLONES ANUALES
El
derrumbe de un gigante
Resulta
difícil creerlo: Enron, poderosa empresa dedicada a la generación
y comercio de energía y otras áreas, se declaró
en quiebra. Miles de empleados que tenían acciones, quedaron
en la ruina.
USA
TODAY I Houston y Washington
Enron
-fundada en 1985 por la fusión de Houston Natural Gas e Internoth
of Omaha- figuró entre las siete empresas más importantes
de Estados Unidos. Tenía ingresos superiores a los U$S 100.000
millones anuales y sus acciones llegaron a cotizarse en Wall Street
a U$S 93. Recibía elogios de los analistas financieros y
bursátiles.
Llegó
a comercializar el 20% del gas y la energía elétrcica
que consume Estados Unidos, con picos que llegaron hasta el 50%,
y el volumen de sus negocios seguía creciendo. Pero, esa
historia de éxito tuvo abrupto final. La empresa, después
que buscó infructuosamente el apoyo del gobierno -el presidente
George W. Bush y dos Ministros tenían amistad con el jerarca
máximo de Enron y habían recibido contribuciones a
sus campañas electorales, pero ello no incidió y le
negaron asistencia- se declaró en quiebra ante el asombro
general, especialmente de sus 21.000 empleados que quedaron en la
calle y sin dinero. Ahora, es la empresa en bancarrota más
grande de la historia y sus acciones valen centésimos.
Enron
se transformó de una anodina compañía de gasoductos
y electricidad en la más grande compañía de
comercio electrónico en el mundo, que innovó en el
comercio de energía a gran escala. Giró en torno a
la supercomputación, una operación tan compleja que
aparentemente pocos analistas entienden porqué ganó
y perdió dinero.
La
tecnología moderna le permitió mayormente ampliar
su acción, pasando de ser dueña de gasoductos y plantas
eléctricas a intermediario o corredor en el salvaje negocio
de la energía desregulada. Cuando las temperaturas se elevaron
en California, por ejemplo, el sistema de comercio electrónico
EnronOnline permitió que las compañías de energía
de ese estado encontraran una compañía que tuviera
electricidad para vender.
En
un mundo de precios de energía volátiles, Enron permitía
a las compañías proteger su riesgo al comprar energía
anticipadamente por años. El mismo sistema permitía
a Enron hacer lo mismo para otros productos, que van desde madera
aserrada hasta plásticos y metales o tiempo de publicidad
de TV y ancho de banda. Adquirió plantas de energía
por muchos miles de millones de dólares alrededor del mundo
y buscó la oportunidad de venderlas.
Enron
también vendía productos exóticos, tales como
los llamados ``derivatives'' de clima que permiten a las compañías
protegerse contra inesperada adversidad climática. Por ejemplo,
Enron ofreció a Burlington Coat Factory una protección
de clima por U$S 2 millones y habría pagado U$S 12 millones
si el invierno fuera extremadamente caluroso. Enron también
maneja los costos de energía de hoteles y centros comerciales.
Tiene todavía 48.000 kilómetros de gasoductos, a lo
largo de los cuales ha instalado 24.000 kilómetros de fibra
óptica para trasmitir datos digitales.
GRAVES
PROBLEMAS La salud de Enron dependía en gran medida del volumen
de transacciones de comercio electrónico. Pero en agosto,
el director ejecutivo Jeffrey Skilling de repente renunció,
citando ``razones personales.''
Aparentemente,
Enron había estado transfiriendo las pérdidas a sociedades
parcialmente propiedad del director financiero de Enron, Andrew
Fastow. Enron gradualmente dio a conocer esas pérdidas en
sus libros: U$S 618 millones en el tercer trimestre.
Cuando
las pérdidas llegaron a U$S 1.200 millones, las pagó
con acciones, lo que redujo el valor de la compañía.
Pronto, la Comisión de Mercado de Valores estaba investigando,
Fastow fue despedido y una fusión de rescate con Dynegy se
desmoronó. La pérdida de la confianza causó
que los clientes se alejaran, y una declaración de bancarrota
llegó rápidamente.
Los
expertos sostienen que Enron creó lo que se llaman ``entidades
de propósito especial'' para esconder las pérdidas.
Las firmas pueden tener ``entidades de propósito especial,''
pero éstas deben ser empresas legítimas fundadas por
personas ajenas a la firma principal. Enron usó muchas de
estas sociedades, incluyendo a Jedi y Chewco, nombres inspirados
por ``La Guerra de las Galaxias''.
Las
sociedades no pasaron las normas contables y habían continuado
en los libros de Enron, causando una disminución de U$S 1.200
millones en el valor de capital y un éxodo masivo de las
acciones Enron.
OPERACION
ENGAÑO Una de las preguntas que todo el mundo se hace es
cómo pudo Enron engañar a tanta gente. Fuera de la
administración de Enron, había dos grupos cuyo apoyo
convencieron a los inversores de que ésta era exitosa, de
acuerdo con lo que indican observadores: la firma de auditoría
Arthur Andersen y los analistas de Wall Street.
La
oficina en Houston de Arthur Andersen manejó la cuenta de
Enron durante muchos años. Esta estuvo involucrada en la
estructuración de algunas de las sociedades de Enron. El
año pasado, Enron pagó a Andersen un millón
de dólares por semana por auditoría y otros servicios.
Los
críticos argumentan que eso hizo a la firma menos dispuesta
a revisar los libros de Enron. Al dar testimonio ante el Parlamento,
el mes pasado, el director ejecutivo de Andersen, Joe Berardino
admitió que su firma había cometido errores de juicio.
También dijo que una vez que la oficina en Houston se dio
cuenta de la verdadera naturaleza de la propiedad de algunas sociedades,
notificó a la junta de consejo de Enron de ``posibles actos
ilegales.'' Aunque Berardino prometió que Andersen haría
todo en su poder para llegar al fondo del desorden de Enron, su
oficina en Houston destruyó miles de documentos significativos
entre septiembre y noviembre del año pasado. Algunos fueron
destruidos después de que la Comisión de Mercados
de Valores comenzara su investigación. Eso ha provocado reacciones
de indignación.
Los
acreedores y socios comerciales de Enron perdieron dinero con el
colapso de la firma. Pero fueron los accionistas de la compañía
los que perdieron más. Las acciones, hoy en día valen
centésimos. Muchos de los accionistas de Enron eran sus empleados,
cuyos planes de retiro consistían en acciones de la empresa.
Los empleados coinciden en señalar que la empresa los alentó
a comprar acciones de Enron, y restringió su capacidad de
cambiarlas por inversiones más diversificadas.
El
17 de octubre de 2001, al mismo tiempo que estaba reduciendo su
capital de accionistas en U$S 1.200 millones, la empresa cambió
a los administradores del plan. Esto resultó en la suspensión
de toda transacción de acciones por dos semanas, evitando
que los empleados y retirados vendieran las acciones de Enron mientras
su precio estaba en picada. Miles de trabajadores activos y en retiro
vieron cómo se destruyeron sus ahorros.
El
trío del sube y baja
IMPULSOR.
El economista Kenneth L. Lay, presidente de Enron, modificó
el mercado de energía de Estados Unidos, al convertir a una
operadora de gasoductos y usinas, en la mayor empresa de comercio
de energía del mundo. Cuando la empresa comenzó a
zozobrar, no pudo dar explicaciones satisfactorias sobre las finanzas
de la empresa ni a los operadores de Wall Street ni a su rival,
Dynegy Inc., que ofreció rescatar a la empresa, pero luego
se retiró.
AUDAZ.
Jeffrey K. Skilling era el número dos de Enron, cultivando
una cultura empresarial creadora y despiadada. Impulsó a
la empresa hacia nuevos mercados como los de los químicos,
agua y servicios de Internet de alta velocidad. Renunció
en agosto de 2001.
REEMPLAZADO.
Andrew S. Fastow era gerente financiero. Fue sustituido en octubre
de 2001 para aplacar a los inversores y reguladores que habían
cuestionado una serie de entidades especiales asociadas a Enron,
que le significaron pérdidas por U$S 600 millones. Fastow
ganó U$S 30 millones de sus inversiones en esas entidades.
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