PEKIN
| El XVI Congreso del Partido Comunista Chino llega a su culminación
con la mayor "limpieza política" de las últimas
décadas
Revolución
en el comunismo chino
El
XVI Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) nombró ayer,
en el día de su clausura, a un nuevo Comité Central
que se encargará de designar hoy al próximo jefe de
Estado chino.
El
cónclave concluyó con la mayor limpieza política
de las últimas décadas lo que augura una renovación
sin precedentes en la cúpula del poder y la llegada de "la
cuarta generación de dirigentes" tras las inauguradas
por Mao Zedong, Deng Xiaoping y Jiang Zemin.
"El
Congreso ha sido un auténtico éxito", dijo el
presidente Jiang Zemin en su discurso de clausura, en el que dio
la bienvenida a la nueva generación de líderes que
pronto ocupará los principales cargos de responsabilidad
en China.
GERONTOCRACIA.
La primera conclusión obtenida en la clausura del Congreso
es la profunda limpieza política realizada a costa de la
"gerontocracia", ya que la mayoría de los líderes
de más de 70 años, conocidos irónicamente como
"los elefantes blancos", han sido borrados del mapa político
de la Nueva China.
El
único miembro del anterior Comité Permanente que seguirá
formando parte del Comité Central es el actual vicepresidente,
Hu Jintao, quien casi con toda seguridad tomará el relevo
en el poder a su mentor y protector, Jiang Zemin.
La
llamativa despedida de Jiang, de 76 años de edad, como miembro
del Comité Central se interpreta como una mera actuación
teatral, ya que seguramente seguirá manejando los hilos del
poder tras los biombos de palacio.
Según
los analistas, Jiang ya "ha cedido" a Hu Jintao los cargos
de jefe de Estado y de Secretario General del PCCh, pero se mantendrá
como presidente de la Comisión Militar Central (CMC, máximo
órgano castrense), y conservará un alto grado de poder
en la sombra al igual que sus predecesores Mao Zedong y Deng Xiaoping.
En
el nuevo Comité Central, hasta ahora la "capilla"
de los personajes ilustres de la política china, han sido
excluidos junto a Jiang otros dos "ancianos": uno venerado
y adorado por el pueblo, el primer ministro Zhu Rongji; y otro tan
despreciado como molesto, el presidente del Legislativo, Li Peng.
Por
otra parte, Jiang ha conseguido deshacerse de su gran enemigo Li
Ruihuan (68 años), número cuatro del régimen,
que le acusó en varias ocasiones de culto a la personalidad
e intolerancia con la disidencia.
RECAMBIO.
Aunque el Comité Central elija hoy en su primer plenario
a los dirigentes de la "cuarta generación" el traspaso
real de poder no se producirá según analistas
y diplomáticos hasta marzo de 2003.
Durante
los próximos meses habrá tiempo suficiente para catar
el melón y saber como respira el nuevo gobierno electo de
China que, según la mayoría de los expertos, seguirá
la línea marcada por Jiang Zemin pero profundizando en las
reformas económicas y en la política de apertura al
exterior.
TRANSICION.
En el marco ideológico, el Congreso aprobó ayer la
teoría de las "Tres Representaciones" de Jiang
(el partido deja de ser la vanguardia del proletariado para "representar
a toda la nación china").
La
aceptación de los "patrones" del sector capitalista
en el partido representa una evolución de gran magnitud pero
también trae consigo riesgos para un régimen que dirige
una sociedad en plena mutación. "Es una transición
hacia el poscomunismo, hacia un autoritarismo capitalista y nacionalista",
declaró Jean-Pierre Cabestan, un experto de China en Hong
Kong.
Además
de los campesinos, obreros, militares e intelectuales, la enmienda
que el décimo sexto Congreso adoptó ayer permite "a
todo elemento avanzado de otras clases sociales" adherir al
partido.
Las
empresas públicas fueron dirigidas durante muchos años
por los secretarios del partido, pero en la década de 1990
se empezó a aceptar a cuentagotas a los empresarios privados.
El 1º de julio de 2001, el presidente Jiang Zemin pronunció
un discurso acogiendo oficialmente a esos patrones en la organización.
Por
su parte, los recién llegados al partido manifestaron su
satisfacción por una medida que consolida su posición
en la nueva sociedad, aunque no todos tienen pensado afiliarse.
"Esto
significa que la economía privada tiene ahora el mismo estatuto
que la economía pública", estimó Huang
Fajing, patrón de una fábrica de encendedores en Wenzhu,
la cuna del capitalismo en la China popular.
"En
la etapa actual, el partido reconoce la existencia de una economía
capitalista, aunque no lo diga abiertamente", agregó
Huang, quien piensa adherirse al partido "porque sería
bueno para mi empresa, y me permitiría prestar todavía
más servicios a mi país". EFE
Historia
del primer "capitalista rojo"
PEKIN
.La historia de Zhang Ruimin, el primer "capitalista rojo"
que es admitido en el seno del Comité Central del Partido
Comunista chino, se parece mucho a la propia historia de la reforma
de ese país.
Zhang,
de 53 años, es el primero y hasta ahora el único
notable "capitalista rojo" elegido para ingresar al Comité.
Doctorado en economía, funcionario de nivel medio del partido,
en 1984 Zhang fue enviado al pequeño centro de Qingdao para
que intentara salvar lo que pudiera salvarse de la Haier Group Co.,
una de las tantas empresas estatales que acumulaban año tras
año pérdidas millonarias.
La
Haier produce principalmente refrigeradores y acondicionadores de
aire, y algunos clientes que habían comprado productos se
quejaron de que los habían recibido defectuosos.
Zhang
identificó a una decena de esos productos y convocó
a todo el personal. Después los nombró a cada uno
y les recordó sus responsabilidades en la línea de
producción, les repartió martillos y les ordenó
destruir las piezas defectuosas.
"Deben
comprender que no existen productos de calidad a, b
y c. Existen solamente productos aceptables y productos
no aceptables", dijo Zhang a los empleados.
La
lección parece haber sido bien aprendida. En los años
siguientes la Haier se transformó en una de las joyas de
la modernización china.
En
pocos años conquistó una extensa franja casi
el 30 por cientodel mercado interno. En el año 2000,
los 400 operarios iniciales ya se habían transformado en
30.000 y las ventas continuaban expandiéndose.
Hoy,
la Haier donde Zhang ya no es más director sino administrador
delegado factura 750 millones de dólares y tiene una
fuerte presencia en Estados Unidos y Europa. ANSA
|