Publicada el lunes 1 de abril en la sección DEPORTES

CUMPLIERON | EL EQUIPO DE TRILLINI SE PREPARO PARA GANAR LA VUELTA Y CUMPLIO CON CRECES

La resurrección de Figueredo y Peñarol

La vuelta de aurinegros al ciclismo no pudo ser mejor, fue el protagonista de la carrera más importante

JOSE MARIA BELLO

Luego de disputada una irregular última etapa la que debido al mal estado del tiempo finalizó a los 73 kilómetros de competencia, luego se recorrió en la ciudad en tren de paseo, y como estaba previsto, Gustavo Figueredo conquistó su segunda Vuelta Ciclista del Uruguay y Peñarol fue el líder por equipos.

Y el sueño se hizo realidad. Todo comenzó en un día igual al de ayer cuando la 58. edición de la Vuelta Ciclista del Uruguay cumplía su última etapa en Montevideo, Federico Moreira, quien precisamente ganó esa etapa, al día siguiente se fue al Palacio Cr. Gastón Guelfi y se reunió con el Cr. Damiani para decirle que quería terminar su carrera luciendo la camiseta de Peñarol, el presidente le dijo que le presentara un presupuesto, así lo hizo y el uno dio el visto bueno con la única condición de que el salteño se encargara de toda la parte deportiva. Hecho el pacto Federico puso manos a la obra y lo primero que se hizo fue contratar el técnico. Ya el año anterior, cuando defendió al San Antonio de Florida, había acercado a Eduardo Trillini cosa que repitió en esta oportunidad.

El segundo paso fue elegir a los ciclistas y allí entre el olfato del técnico y los conocimientos del salteño se conformó el grupo.

No fue fácil. Durante la temporada regular Peñarol no ganaba ninguna dominguera mientras que el tradicional adversario, Nacional, hacía tabla rasa. Muchos allegados se pusieron nerviosos sin darse cuenta que el único objetivo eralas grandes carreras. Pese a eso alguna pellizcaron y fueron capeando el temporal hasta que llegó la hora de la verdad.

Rutas de América tuvo a los aurinegros como protagonistas de primera línea y pese a que no pudieron ganar la individual, a pesar que se la jugaron en reiteradas oportunidades, ganaron justificadamente por equipos, pero no les gusto porque "de eso nadie se acuerda" ese era el decir de todo el grupo.

La competencia más importante de nuestro país es la que ayer finalizó y en esa los carboneros demostraron nuevamente que eran el mejor equipo de nuestro país con un dominio espectacular. Dentro de los diez primeros puestos de la general figuran cuatro de sus corredores y los otros dos quedaron entre los quince de adelante, y, por si eso fuera poco, ganaron por equipos por una diferencia superior a los cuatro minutos. Eso se llama contundencia.

FIGUEREDO. El maragato fue el justo ganador de la competencia, su triunfo se fundamentó en lo hecho en la contrarreloj, como sucedió en todas las últimas Vueltas. Luego, cobijado por su equipo pero trabajando a la par del mejor, logró mantener la diferencia y llegar a Montevideo con la malla oro. Un más que merecido galardón para un ciclista que en determinado momento había bajado los brazos y estuvo muy próximo a dejar de correr castigado por los problemas que tuvo en alguna institución, ahora volvió a demostrar que es uno de los mejores ciclistas de nuestro país.

FEDERICO. Fue el creador de todo este movimiento y no pudo ganar. Desde que perdió el tramo a tiempo con su compañero Figueredo se tejieron muchas hipótesis perversas sustentadas en que el líder de la general iba a cederle el paso para que ganara su séptima vuelta.

El País lo supo de una fuente irreprochable, que el salteño ni quiso hablar del tema, incluso cuando alguno de su entorno se lo insinuó, se enojó y dijo que de eso no hablaba más porque Figueredo le había ganado muy bien la crono, se merecía el triunfo y él lo iba a ayudar. Con esta actitud, que para los que conocemos a Federico es normal, les ha dado una bofetada a los oportunistas lenguaraces.

RESUMIENDO. Figueredo, por mejor, es el nuevo monarca de nuestro ciclismo y su club, Peñarol, después de 10 años de estar alejado del ciclismo volvió y dijo: acá estoy, y vaya se estuvo.

Fue la resurrección de Figueredo y Peñarol, precisamente un día de Pascuas.