PERDIDA | En Italia y Brasil también despidieron al fabuloso jugador que fue considerado el mejor de su época

El cielo se llevó a otra estrella

Juan Alberto Schiaffino, uno de los mejores jugadores que ha dado el fútbol uruguayo en toda su historia, campeón mundial de fútbol en 1950, falleció ayer a los 77 años de edad y después de una larga enfermedad.

Schiaffino, un mediocampista de juego exquisito, fue el autor del gol que abrió el camino en la inolvidable gesta de Maracaná 1950, cuando los celestes rompieron los pronósticos y derrotaron a Brasil 2-1, para clasificarse campeón del mundo por segunda vez en su historia.

El ‘Pepe’, famoso por su fantástico dominio del dribling y del remate al arco, también tuvo una brillante actuación con el equipo uruguayo en el Mundial de Suiza-54, donde los celestes culminaron en la cuarta ubicación, después de caer 4-2 en una recordada semifinal contra Hungría, que la prensa calificó en la época como el partido del siglo.

Schiaffino, que en su carrera deportiva, aunque parezca una paradoja, fue apodado "Dios" y "Diablo" por la mezcla de elegancia, calidad, frialdad, inteligencia, estrategia y técnica que regaba por las canchas, nació en Montevideo, el 28 de julio de 1925.

Se inició en el fútbol en el Palermo, luego fue a Olimpia y después tuvo un breve paso por Nacional. Cuando todavía no había cumplido los 18 años, su hermano Raúl —un centrodelantero que abandonó el fútbol tempranamente por una lesión— lo llevó a Peñarol (1943).

Gracias a su fuerza para llegar al área, con la que logró infinidad de goles importantes, brilló en los aurinegros hasta el año 1954, momento en el que pasó al Milan de Italia. Fue campeón uruguayo en seis oportunidades.

En Italia dejó un recuerdo que se agigantó con el paso del tiempo, tras conseguir los scudettos de tres temporadas: 1954-55, 1956-67 y 1958-59.

Su nivel de juego lo convirtió en ídolo de varias generaciones y llegó incluso a integrar la selección italiana, con la que jugó cuatro partidos amistosos.

Tanto en Uruguay como en Italia se le llegó a considerar el mejor jugador del mundo en su época.

Incursionó brevemente como director técnico, para dirigir a Peñarol y a la selección uruguaya en 1975.

EMOCIONADO APLAUSO. La noticia del fallecimiento del otrora crack del fútbol impacto en Italia. El público del estadio milanés de San Siro dedicó ayer un emocionado y último aplauso al conocer la noticia.

Minutos antes de iniciarse el encuentro Milán-Deportivo de La Coruña de la Liga de Campeones los altavoces del estadio anunciaron el fallecimiento de Schiaffino. En ese momento los cerca de 40.000 espectadores irrumpieron en un espontáneo aplauso, a la vez que los jugadores milanistas decidieron salir al campo con un brazalete negro en señal de luto.

PERSONAJE DE BRASIL. Juka Kfouri, uno de los periodistas de mayor prestigio en Brasil dijo que "murió un personaje de la historia de Brasil, porque la derrota de 1950 no sólo marcó al fútbol, se convirtió en un asunto psico-social".

"Como brasileño lamento la muerte de Schiaffino y comparto el dolor con los uruguayos", agregó.

Orlando Duarte, historiador y periodista, dedicó un capítulo de uno de sus libros a Schiaffino, uno de los más grandes jugadores del mundo, según afirmó.

"Me acuerdo hasta de su forma atlética y elevada en el Maracaná, hizo un gol, estuvo presente en el otro y luego acompañé su carrera en el fútbol italiano", dijo Duarte consternado.

"El ídolo de toda la Italia deportiva"

A las 16 horas comenzó el velatorio de Juan Alberto Schiaffino. Una hora y media después apenas cinco familiares cercanos estaban alrededor del féretro del ex campeón del mundo de 1950. Ni una mosca volaba en la sala velatoria 001 de Forestier Pose. Todo era silencio.

Una serie de arreglos florales evidenciaban el recuerdo del Club Atlético Peñarol, de su directiva, de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), de la empresa Tenfield, de Francisco Casal y familia, de Enzo Francescoli y familia. Por otra parte, el libro de presentes revelaba que el presidente de la AUF, Eugenio Figueredo, ya había pasado por allí a manifestar sus condolencias.

También estaban las firmas del ex jugador y técnico José "Pepe" Etchegoyen, Alejandro Rico (quien se identificó como el "socio 835", seguramente de Peñarol), y el embajador de Italia en Uruguay, Giorgio Malfatti di Monte Tretto, quien despidió "al gran ídolo en nombre de toda la Italia deportiva" en un italiano legible.