SEGUNDA DIVISION PROFESIONAL | EL TANQUE SISLEY DOMINO EL PRIMER TIEMPO Y JUGO 63’ CON UN HOMBRE MENOS

Liverpool vuelve a ser de Primera

Con goles de Pereira y Morán de penal en el último minuto, los “negros” volvieron a la “A”

CESAR BIANCHI

Liverpool Fútbol Club ya es de Primera, nuevamente. Los “negros” de la Cuchilla ganaron un partido anómalo por donde se lo mire ante El Tanque Sisley (2-1) desde la fijación misma del partido en Belvedere cuando el locatario era el equipo fusionado. Con la victoria el equipo negriazul volvió a la divisional de privilegio.

Al llegar a la cancha, los tangos y el himno de Liverpool se hacían sentir. La hinchada “veterana” de los “locatarios” se saludaba efusiva, porque sabían que ayer se terminaba la pesadilla.

Dos goles liverpoolenses en dos minutos fueron anulados por el árbitro Daniel Federzuk, uno por offside y otro por carga contra el arquero.

Para colmo, en ese fatídico primer tiempo, Juan Morán erró un penal y el llamador a poner las barbas en remojo: Oscar Vallejo le dio el triunfo parcial al Tanque Sisley con un golpe de cabeza limpio tras el impecable centro de Alex Cabrera.

Liverpool era todo nervios, pura ansiedad y era cuestión de que el equipo se serenara para que las cosas comenzaran a salir bien. Sólo así Pedrucci acertaría un pase, Medina tendría más fortuna en el área y Daniel Pereira se despertaría.

La defensa del equipo de Julio Ribas era el sector que más preocupaba, donde los zagueros no podían con los delanteros rivales. Incluso Manuel Hernández y Vallejo (sin marcación) pudieron aumentar de cabeza en sendos pases de Cabrera, uno de ellos incluso pegó en el ángulo del arco.

Para el segundo tiempo, salió más decidido aunque convenientemente medido en sus impulsos. Llegó con más claridad y estuvo cerca del empate hasta que en el minuto 58 Morán remató un fuerte tiro libre que le quemó las manos al excelente arquero Martín Barlocco (tapó tres o cuatro muy difíciles) y “El Boya” Pereira la empujó a la red.

Cuando la parcialidad ya gritaba que no iban a volver nunca más a la “B”, Medina enganchó ante Cardaccio y Federzuk cobró penal. Barlocco lo apalabró a Morán, pero el veterano defensa disparó con mucha violencia al medio del arco, y ganó Liverpool.

Un padre besaba a su hijo y lo apretaba bien fuerte. Un joven con el torso desnudo probó la resistencia del alambrado y cuando vio que podía empezó a saltar gritando “¡dale campeón!”. Muchos más lo emularon y empezaron a saltar el alambrado hacia la cancha, luego que terminó el partido.

“Pareció que el fantasma del año pasado recorrió cada una de las personas que estaban presentes, pero felizmente no fue así”, sostuvo Juan Morán al terminar el partido, en medio de toda esa muchedumbre agradecida. El zaguero le dio el triunfo a Liverpool y ahuyentó los fantasmas.

En el vestuario de los ganadores, todos cantaban al unísono la canción que identifica al grupo: “Mi Morena”, la plena del grupo tropical Bola Ocho. “Me parece que el ‘negro’ se va de la B, me parece que el ‘negro’ se va de la B, para nunca/¡¡para nunca más volver!!”, entonaron jubilosos para finalizar una tarde que les será inolvidable.

“Esto es sólo el inicio”
“Es una hazaña. Más allá del objetivo que logramos que era ascender, el partido nos costó muchísimo: hicimos dos goles que nos anularon y erramos un penal, pero al final quedó demostrado que Liverpool hizo las cosas bien este año. No lo queríamos postergar más, hoy tenía que ser”, resumió el volante Eduardo Jaume todas las vicisitudes de un partido “chivo”.

En el medio de tanta algarabía negriazul, el experiente enlace Pedro Pedrucci también hizo un alto para la reflexión. “Es importantísimo este logro por el grupo que tenemos, por todo lo que dejamos en cada partido. Se lo dedico a la familia. Se complicó pero dejamos todo y es el premio a eso”, dijo. Luego señaló que su continuidad será decisión del técnico.

Pero el más esperado era el técnico, el siempre polémico Julio Ribas, que también hizo sus dedicatorias. “A mi familia, mi mujer, mis hijos, y también gente en Peñarol, especialmente al Cr. Damiani. Los afectos de uno no cambian del fracaso al éxito”.

“Me siento espectacular, con una felicidad inmensa. En su momento con Peñarol cuando ganamos el Uruguayo, el Clasificatorio, los Clausuras en forma invicta, sentí que era lo mejor que me había pasado en la vida. Hoy siento lo mismo”, sostuvo Ribas entre el griterío de sus pupilos que festejaban tirando agua mineral.

“Es sólo el inicio, con mucha humildad. El tema de los récords no me preocupa, son circunstancias que se pueden dar o no. No dependen de uno, lo que sí depende de uno es la integridad, la honestidad para el trabajo”, añadió.