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PEÑAROL
| LA PROF. MARTA CANESSA ENFATIZO QUE LA OBRA SIMBOLIZA, EN TORNO
A LA FIGURA DEL JUGADOR, LA CONQUISTA DEL SEGUNDO QUINQUENIO
Bengoechea
es monumental
Las
lágrimas embargaron al capitán, en el marco de un
homenaje al que asistieron 2.500 hinchas
JOSE
MARIA BELLO
Pablo
Bengoechea tuvo el 23 de julio el gran privilegio de haber podido
descubrir su propio monumento, que es algo que difícilmente
tenga algún antecedente.
El
Complejo Washington Cataldi tuvo un marco espectacular de público,
ya que más de 2.500 personas se dieron cita en Los Aromos
para ser testigos presenciales del emotivo homenaje popular al capitán
aurinegro.
Con
la presencia del ex presidente de la República y presidente
de la Asamblea Representativa de la institución, el Dr. Julio
María Sanguinetti, y su esposa, la Prof. Marta Canessa, que
es la presidenta de la Segunda Bienal de Arte Peñarol, y
luego de escuchadas las estrofas del Himno Nacional, el Cr. José
P. Damiani fue quien hizo uso de la palabra, manifestando que "estamos
todos juntos para cumplir aquello de que acá hay ideas y
hechos. La idea fue de un consocio, el señor Sureda, y enseguida
la apoyaron todos los peñarolenses. Se hizo realidad y hoy,
el día de la Jura de la Constitución, estamos todos
juntos para descubrir este monumento, que se hizo por iniciativa
de todos..."
El
titular aurinegro manifestó, asimismo, que "la obra
se hizo gracias a la colaboración de 10.000 peñarolenses,
a los que nosotros no diferenciamos ya que le dimos el mismo certificado
de contribución al que trajo dos kilos, como al que aportó
cien gramos. Bengoechea llegó a Peñarol el mismo año
que yo, en 1993, y en 10 años tuvimos la bendición
de Dios y él nos ayudó en los logros que tuvimos",
para luego despedirse diciendo: "pocas palabras, muchos hechos".
El
Cr. Damiani le cedió luego la palabra a la Prof. Marta Canessa
de Sanguinetti, que expresó: "Hoy es un día peñarolense
y no solamente por el sol que está brillando sino por la
convocatoria que ha tenido la inauguración de este monumento
que fue realizado en homenaje al segundo quinquenio de Peñarol,
hecho histórico, y que por pedido de la gente está
simbolizado por la figura de Pablo Bengoechea. La Comisión
de la Segunda bienal de Arte de Peñarol se puso al frente
de esa idea, que no sólo simboliza el segundo quinquenio
en la figura de Bengoechea, sino también a todos los grandes
jugadores que fueron y son símbolos de Peñarol. Así
que tenemos acá el pasado, el presente y el futuro. Estas
tres cosas simbolizan a Peñarol, simbolizan su esfuerzo y
simbolizan ese cuadro que está en el corazón, que
está en el alma y en el corazón de todo el Mundo:
¡¡¡arriba la amarilla y negra!!!".
A continuación,
el Dr. Julio María Sanguinetti, la Prof. Canessa y el propio
Bengoechea descubrieron el monumento, que fue realizado por el escultor
maragato Heber Riguetti.
"Mis
palabras hoy son de muchísimo agradecimiento a todos, no
es un día fácil para mí, he estado bastante
nervioso con todo el cariño que me demuestran todos los peñarolenses
y quisiera agradecerles especialmente a algunas personas por todo
el tiempo que he vivido aquí en Peñarol, donde he
pasado bárbaro. Primero a todos los funcionarios de Los Aromos,
a todos los compañeros que tuve en estos 10 años en
Peñarol y lo quiero simbolizar en José E. De los Santos,
que es quien lleva también 10 años conmigo, a Gregorio
Pérez que fue quien tuvo la idea de acercarme al club y a
la Prof. Canessa, que ha estado encargada de todo este tema",
comenzó diciendo Bengoechea.
Luego,
el homenajeado agregó que "no es fácil vivir
este momento, pienso que es demasiado para una sola persona. Como
dijo el Cdor. Damiani, he llegado aquí con él y es
por él que sigo jugando en Peñarol, ya que siempre
me ha tratado bárbaro. El tiene un reconocimiento hacia mí,
que muy pocas personas han tenido y yo también lo tengo hacia
él. Es una persona a quien quiero mucho y voy a intentar
siempre retribuirle toda la confianza que me ha dado", para
terminar expresando que "sé que mi padre me está
mirando desde el cielo y tengo aquí a mi lado a mi madre,
junto a mis tres neneas y a mi señora. Un abrazo y muchas
gracias".
Como
si la emoción tuviera un "chip" para regularla,
con la última palabra, cayó la primera lágrima.
Es que la emoción había llegado al máximo.
Esta vez, en lugar de ser el capitán quien puso la pelota
en un ángulo, fue la gente la que se la colocó a él.
Pero en un ángulo del corazón. El monumento había
sido un golazo.
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