2001

Nada como las páginas del diario para registrar los hechos cotidianos, esa efímera sucesión de momentos que solo en ocasiones la historia retiene en la memoria colectiva.

Una extensa red de periodistas y técnicos de agencias internacionales, del Grupo de Diarios de América (GDA) y de EL PAIS y EL PAIS digital fue relevando para usted, 365 días que no nos dieron respiro.

De esa suma de percepciones y esfuerzos emerge el diario de cada día.

Este anuario es un paso más por ordenar lo acontecido en un compendio manuable.

No fue un año cualquiera. Por más que quisiéramos aplicar una mirada optimista no podríamos ignorar el descalabro de la aftosa que se sumó a un tercer año recesivo, la catástrofe de los atentados de Nueva York y Washington con su secuela de operaciones punitivas en Afganistán, y finalmente, el trágico desenlace de la prolongada crisis argentina.

Fue un año intenso, angustioso. Conscientes de ello buscamos consensuar nuestra mirada con la suya. Optamos por cederle la palabra, para que fuera usted, junto a otros que como usted leen EL PAIS a diario desde tantos rincones del mundo, quien eligiera el calificativo del 2001.

Finalmente, entre más de cincuenta propuestas arribadas, seleccionamos seis y las propusimos a votación. De los centenares de e-mails enviados a nuestra redacción surgió, mayoritario, el adjetivo "desalentador".

A él nos remitimos como síntesis de la percepción colectiva.

 

La era digital

En la era digital las cosas son cada vez menos efímeras. El soporte digital, verdadera maravilla tecnológica, permite mantener los contenidos disponibles y acceder a ellos desde cualquier lugar, en cualquier momento. Se trate del diario del día o de los documentos que antes no cabían en un diario impreso.

El concepto de diario se enriqueció. El paso del texto al hipertexto no sólo permite que el diario de ayer no envejezca, sino que prolongue su vida útil como el invalorable documento que siempre ha sido, sólo que más accesible y en un soporte incorruptible por el paso del tiempo.

Como el diario de cada día, este anuario estará a su alcance, para que en un momento de ocio, de nostalgia o de trabajo, usted pueda pasar sus "hojas" con el filtro de la distancia, que no viene a ser sino una nueva mirada y una nueva posibilidad de comprender.

En este punto final para el trabajo de todo un año, queremos agradecer a todos los que respondieron y participaron.

Gracias por contestar con altura y sensatez.

Gracias aún porque a pesar de que despedimos un año desalentador, los buenos deseos y las mejores esperanzas se multiplican para 2002.

El editor

Montevideo, 31 de diciembre de 2001

 

 

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