Cayó
De la Rúa, derribado por revuelta popular y acorralado por crisis
BUENOS
AIRES | AFP
Fernando de la Rúa renunció
el jueves a la presidencia de Argentina, dos años antes de concluir
su mandato de cuatro, derribado por una rebelión popular que costó
la vida de al menos 20 personas y tras haber fracasado en superar
una de las más graves crisis económicas de la historia del país.
Su puesto será ocupado
transitoriamente por el opositor peronista Ramón Puerta, presidente
provisional del Senado y primero en la línea de sucesión presidencial,
hasta que sesionen las dos cámaras del Congreso en Asamblea Legislativa
y designen reemplazante a un gobernador provincial o a un legislador,
según lo marca la Constitución en caso de acefalía.
Puerta dpidió este jueves
a los ministros y funcionarios de gobierno del mandatario renunciante
que permanezcan en sus puestos, para que no haya vacío de poder.
Le he pedido a todos
los funcionarios que permanezcan en sus puestos para que no se produzca
un vacío de poder, dijo al canal de televisión TN el dirigente que
el viernes debe asumir la primera magistratura por 48 horas, después
de que la Asamblea Legislativa le acepte formalmente la renuncia
a De la Rúa.
De la Rúa, de 64 años,
se retiró de la Casa Rosada en helicóptero poco antes de las 19h52
locales, tras presentar la renuncia en una carta de puño y letra
enviada al Congreso en una formalidad democrática, mientras millares
de argentinos salían a las calles para celebrarlo, al cabo de una
dolorosa jornada de violencia, choques con la policía y huelga general
de las centrales obreras.
El
empujón final a De la Rúa se lo dio el opositor Partido Justicialista
(PJ, peronista), al rechazar una invitación a entrar en el Gobierno
y cambiar la política económica.
Sobre el PJ, que controla
el Congreso, recaerá el peso de tomar por las astas el toro de la
crisis y adoptar decisiones cruciales, como el pago de la deuda
pública de 132.000 millones de dólares, un 46% del Producto Interno
Bruto (PIB), en un país en estado de virtual 'default' (cese de
pagos).
Es la patria la que estaba
en juego, explicó escuetamente la decisión el heraldo de la renuncia,
el designado ministro de la Producción, Nicolás Gallo, mientras
se retiraba de la sede del poder y admitía una profunda tristeza
en los fieles delarruistas.
El PJ se convirtió en
partido mayoritario al imponerse en las últimas elecciones parlamentarias
del 14 de octubre y ahora deberá enfrentar el problema de la debilitada
convertibilidad, el tipo de cambio de un peso igual a un dólar,
puesto en jaque por la crisis.
El mandatario saliente
intentó una última jugada al invitar a la oposición peronista a
formar un gobierno de unidad nacional, ante la multiplicación de
manifestaciones violentas y de saqueos que se desencadenó el miércoles
en todo el país, con el fantasma de una moratoria en su deuda pública
como telón de fondo.
Pero la propuesta llegó
demasiado tarde, sintetizó con crudeza Eduardo Duhalde, senador
del PJ y derrotado por De la Rúa en las elecciones de 1999. Una
expresión dramática de la crisis fue la batalla campal a lo largo
de la jornada entre manifestantes y policías en las inmediaciones
de la histórica Plaza de Mayo, con saldo provisional de cuatro muertos.
Los saqueos y actos de
pillaje en supermercados y comercios continuaban en diversos puntos
del país tras la jornada de pesadilla vivida el miércoles, sumándose
a una desobediencia civil de millares de argentinos que ganaron
las calles la madrugada del jueves en desafío al Estado de Sitio
decretado por De la Rúa.
El principio del fin
llegó con la renuncia del ministro de Economía, Domingo Cavallo,
el miércoles por la noche. De la Rúa, sin embargo, no parecía estar
tan sólo, pues el gobierno de Estados Unidos afirmó que continuaría
dando apoyo a Argentina, según dijo el portavoz del departamento
del Tesoro, Tony Frato.
Queremos que Argentina
sea un vecino fuerte y en crecimiento en este hemisferio, y continuaremos
dando apoyo a Argentina mientras ellos toman las difíciles medidas
que consideren necesarias para lidiar con los problemas que confrontan,
dijo el portavoz del Tesoro.
Pero el espaldarazo no
bastó, y De la Rúa tuvo que resignarse a oír el llamado de la mayoría
de los líderes peronistas a que tuviera un gesto de grandeza, una
forma diplomática de pedirle la renuncia.
En sintonía, la central
obrera mayoritaria, la Confederación General del Trabajo (CGT),
tanto su sector disidente como dialoguista, lo castigó en el último
día de su mandato con un llamamiento a la huelga general, que se
sumó a la que había declarado la combativa Central de Trabajadores
Argentinos (CTA), en un país al borde del cese total de pagos.
Una moratoria de Argentina
sobre una parte de su deuda era estimada inminente y sería la mayor
de la historia, indicaron analistas de Wall Street.
El único país latinoamericano
que se declaró en moratoria en los últimos años fue Ecuador, que
en setiembre de 1999 suspendió sus pagos sobre 6.000 millones de
la deuda, recordaron expertos.
|