Guerra al contrabando .El atentado contra el juez Miguel Basil fue
calificado como "grave" y fruto de un "desprecio absoluto de la
ley" por el presidente Batlle
Un mensaje
escrito con "un plomo de calibre 38"
Stirling dijo que se
puede presumir ahora que el ataque contra inteligencia policial
fue obra de contrabandistas
FREDDY
FERNANDEZ RENZO ROSSELLO
La habitación
con vista a la avenida Sarandí estaba tenuemente iluminada
por una lámpara de escritorio. Allí el juez Alberto
Miguel Basil estudiaba unos expedientes que tenía en carpeta.
Eran casi las tres de la madrugada, pero en cierta forma el tiempo
apremiaba al magistrado que debía ponerse al día con
sus asuntos al regresar de sus vacaciones. De pronto el perro ladró,
Miguel Basil sintió ruidos y fue a investigar. Al llegar
a la cocina, ubicada en el fondo del apartamento, lo deslumbró
el fogonazo de la detonación. Tres balas calibre 38 impactaron
contra la pared, a escasos centímetros de la cabeza del magistrado.
Este hecho que
fue calificado como "grave" y fruto de un "desprecio absoluto de
la ley" por el presidente, Jorge Batlle marcó un hito
en el combate al contrabando. Batlle definió el acto como
"algo que le mandan decir (al juez) con un plomo del calibre 38".
"Cuando ocurrió
el atentado contra Inteligencia (policial) una de las hipótesis
manejadas era que podía provenir del contrabando, en el plano
de las conjeturas se puede presumir ahora que ambos hechos están
vinculados y que aquella hipótesis es la que se fortalece",
dijo por su lado el ministro del Interior, Guillermo Stirling.
De esta manera el secretario
de Estado confirmó ayer que la principal hipótesis
en el atentado es que fue ejecutado por delincuentes vinculados
al contrabando.
Tras el ataque, el Ministerio
del Interior dispuso una custodia especial para el juez, en tanto
un equipo especial de la Dirección Nacional de Información
e Inteligencia (DNII) se trasladó hasta Rivera para sumarse
a la investigación del hecho. Por el momento no hay pistas
que permitan identificar a él o los autores del mismo.
EL PERRO LADRO. "El
perro pidió para salir, él lo acompañó
a oscuras y apenas llega a la cocina se abalanza contra la terraza.
Alberto se va acercando y ve un fogonazo", relató poco después
a CX 24 Nuevotiempo Silvia Alba, esposa del magistrado riverense.
"El primer disparo fue hacia el perro y después dos posteriores
a la cabeza de Alberto, según quedaron marcados los tiros
en la pared. Gracias a Dios que mi esposo atinó a tirarse
al piso en el momento en que ve el primer fogonazo. La persona escapó
después del tercer disparo", puntualizó.
El magistrado y su esposa
residen en el segundo piso del Centro de Justicia de Rivera, al
igual que el juez del otro turno en lo penal, Eduardo Pereira. Para
llegar hasta su objetivo, el tirador debió trepar hasta los
techos linderos con una iglesia y ubicarse cerca de una de las ventanas
enrejadas para disparar hacia la vivienda del magistrado.
La esposa del juez agregó
que éste no pudo identificar a quien efectuó la serie
de disparos. "Lo que vio fue el fogonazo. Parecía un hombre
encapuchado, pero no mucho más porque fue un segundo, sin
luz y estaba sin lentes. No hubo intercambio de palabras", precisó
Alba.
Al consumarse el atentado
comenzaron a llamar a la Jefatura de Policía, cuya sede se
encuentra a una cuadra y media del edificio judicial, pero no obtuvieron
respuesta inmediata. Por ese motivo el juez se comunicó con
el jefe de la delegación de la Brigada Nacional Antidrogas,
que fue el primer oficial en llegar al lugar.
Los efectivos policiales
llegaron al apartamento del juez 33 minutos después de que
éste los llamara. La dilación de la respuesta policial
se explicó luego por el hecho de que el telefonista de la
Jefatura interpretó mal el llamado y envió a los uniformados
a la vivienda del juez Eduardo Pereira, un piso más arriba
que el de Miguel Basil. "Yo mismo llamé a la Jefatura, pero
no quiero caer en una discusión que no lleva a ninguna parte",
se limitó a comentar el propio Miguel Basil al ser consultado
por El País.
INVESTIGACION. No parecen
caber dudas en cuánto a la naturaleza del atentado y concretamente
desde donde proviene. En tal sentido, el propio Stirling expresó
las suposiciones oficiales y más tarde Batlle envió
un claro mensaje en este sentido.
El examen de los antecedentes
inmediatos al hecho ocupó buena parte del trabajo de investigación
que, pocas horas después del acto, comenzó a desarrollarse.
Distintas fuentes consultadas por El País aportaron elementos
en tal sentido. Uno de los hechos inmediatamente ligados al atentado
fueron las amenazas telefónicas contra el juez Miguel Basil
que se produjeron en la segunda quincena del mes de agosto. Por
ese entonces declaraban en la sede judicial varios funcionarios
policiales en la instancia que dio lugar al procesamiento de un
ex jefe de Policía de Rivera. Las amenazas se efectuaron
al teléfono celular de la esposa del magistrado y del teléfono
de la propia sede judicial.
Otro hecho significativo,
que a la luz de lo ocurrido ayer comenzó a ser visto de otra
manera, fue el robo ocurrido el 15 de agosto pasado a las oficinas
departamentales de la DGI. Este hurto, que fue calificado como "muy
especial" por los investigadores, tuvo como objetivo documentos
guardados por la oficina, ya que en ella no se maneja dinero en
efectivo.
Una nueva amenaza telefónica
fue recepcionada el 18 de octubre pasado por el celular de la esposa
del juez, en esa ocasión la voz anónima dijo que si
el magistrado retomaba las investigaciones lo asesinarían.
Concretamente, el mensaje fue: "Si no logramos que te destituyan,
te vamos a matar".
Semana
Política .Intento de asesinato a un juez de Rivera demostró
que hay gente dispuesta a todo para defender sus negociados; el
papel de la Policía apareció cuestionado
Un juez en la línea de fuego
Días antes fue
baleada la sede de inteligencia policial en Montevideo, otro actor
en la lucha anti contrabando
ALVARO
GIZ
El miércoles
pasado la banda terrorista ETA mató a un juez en España
y la noticia fue inmediatamente difundida al resto del mundo. Una
situación similar, aunque no con ese trágico saldo,
se había vivido en Uruguay tan sólo un día
antes. Aunque cueste creerlo, así fue.
El juez penal de Rivera,
Alberto Miguel Basil, un magistrado que cobró notoriedad
en los últimos tiempos por haber intervenido en la desarticulación
de una red de contrabandistas integrada por particulares, policías
y aduaneros, fue el blanco de tres disparos realizados a corta distancia
con un revolver de grueso calibre por un desconocido.
Por el momento, no hay
huellas, ningún testigo advirtió la presencia del
sicario y la propia víctima del ataque sólo alcanzó
a ver un rostro encapuchado, por lo cual hay muy pocas pistas para
avanzar en la investigación. Además, la cercanía
de la línea fronteriza ofreció al atacante una inmejorable
vía de escape y un lugar donde perderse.
El atentado contra el
magistrado estuvo precedido de otro similar realizado días
antes contra la sede de la Dirección Nacional de Información
e Inteligencia de la Policía, en Montevideo, y según
admitió públicamente el ministro del Interior, Guillermo
Stirling, uno y otro episodios están innegablemente relacionados.
Es que la inteligencia
policial también había jugado un papel preponderante
en las investigaciones desarrolladas para descubrir a los contrabandistas
que fueron procesados en Rivera por Miguel Basil.
El presidente Jorge
Batlle dijo que el hecho es "grave" porque refleja "un sentimiento
de desprecio a la ley" y reiteró que su gobierno piensa seguir
cumpliendo con su obligación de combatir el contrabando.
Además, señaló
que le transmitió telefónicamente su respaldo al magistrado
y que las autoridades "lo van a proteger y lo van a ayudar" aunque
se haya conducido siempre con absoluta libertad e independencia,
"como debe ser".
"Lo que me importa sí,
es que es un juez que está actuando en un expediente y que
ha recibido un atentado como una alerta, diciéndole: no se
ponga a trabajar más en lo que no debe. Eso es lo que le
mandan decir con un plomo de calibre 38", afirmó el presidente
quien junto al ministro de Economía, Alberto Bensión,
habían sido de los primeros jerarcas de gobierno en recibir
amenazas de muerte cuando en octubre del año pasado lanzó
la ofensiva del gobierno para reprimir el contrabando.
Otro aspecto de la situación
que no puede pasar desapercibido son las declaraciones que realizó
luego del atentado la esposa del juez Miguel Basil, la periodista
Silvia Alba, quien dijo no confiar en la Policía de Rivera,
varios de cuyos efectivos --jerarcas y subalternos-- fueron procesados
con prisión por el magistrado.
Alba no dudó
en calificar de "inepta" a la Policía local y en cuestionar
que sus efectivos hayan demorado en intervenir en el atentado a
balazos que sufrió su marido.
En declaraciones que
realizó a CX 24 Nuevotiempo a pocas horas de la agresión
al magistrado, Alba dijo que a pesar de que la Jefatura de Rivera
está ubicada a una cuadra y media de su domicilio, los agentes
llegaron al lugar media hora después de que sucediera el
ataque.
Asimismo, recordó
que en los meses de agosto y octubre, una voz anónima le
había aconsejado que intercediera ante el magistrado para
que abandonara la investigación que amenazaba las operaciones
de la organización de contrabandistas, porque de no hacerlo
sufriría las consecuencias. "Textualmente dijeron que si
no lograba que lo destituyeran, 'iba a ser boleta'; que primero
se iban e encargar de la mujer, después de él y que
no iban a ser los únicos", relató.
Las declaraciones de
Alba deben tomarse con seriedad y no pensar que son fruto de un
momento de nerviosismo. Porque más allá de las precisiones
que la Policía de Rivera pueda realizar respecto a si fue
o no debidamente avisada de lo sucedido, lo cierto es que tanto
el magistrado como su esposa no se sienten seguros. Es posible también
que a juicio de las autoridades Alba haya hablado más de
la cuenta, pero no hizo otra cosa que revelar la situación
en la que viven ella y su marido, la cual quedó totalmente
confirmada con la ejecución del atentado.
La situación
tiene tal gravedad que a la mañana siguiente del hecho inteligencia
policial decidió enviar a Rivera un equipo de investigadores
--reforzado con un alto oficial especializado en contraterrorismo--,
quien participa activamente en las pesquisas que se desarrollan.
Aunque la custodia especial
que le fue otorgada al juez está a cargo de efectivos de
la Jefatura de Rivera, la presencia del personal de inteligencia
puede ser suficiente como para demostrar que Miguel Basil no está
solo.
Lo sucedido por estos
días en la fronteriza ciudad de Rivera es sin dudas una muestra
clara de que cuando se afectan los intereses de mafias como las
que en el país manejan el gran contrabando --y por ende millones
de dólares--, es muy probable que ocurran hechos que los
uruguayos de estos tiempos solo estamos acostumbrados a ver en películas
o noticieros de televisión.
Sería bueno que
el gobierno ajuste el torniquete para que se esclarezca lo que ha
sucedido y así demostrarle tanto al juez Miguel Basil como
a los otros funcionarios que actúan honestamente, que el
apoyo va más allá de las declaraciones. Esto será
fundamental para que no cejen en el empeño de desarmar las
organizaciones de contrabandistas que, como la de Rivera, han demostrado
que son capaces de hacer daño si sus intereses son afectados.
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