|   
              
              El éxito fácil  El partido contra Colombia 
              permitió confirmar defectos de nuestros futbolistas que tienen 
              mucho que ver con su irregularidad y la falta de éxito cuando 
              más se necesita. Es evidente que se dan comportamientos indebidos 
              que afectan las posibilidades del equipo. 
              
               
              Tras el gran partido 
              que empataran en Asunción con Paraguay 2 a 2, vimos y leímos 
              declaraciones del técnico Bielsa y los jugadores argentinos 
              que nos provocaron una sana envidia. Se nota que, pese a que están 
              clasificados desde hace dos partidos, todos se matan por jugar en 
              la Selección y hacen el sacrificio que sea por estar. Nadie 
              subestima ni al rival más débil y todos dan el máximo 
              en cada partido.  
              Sin tener ni cerca el 
              poderío de los vecinos del Plata ni su ubicación en 
              la tabla, insólitamente varios de nuestros jugadores han 
              confesado que entraron confiados y que cuando quisieron reaccionar 
              no pudieron, se admitieron cambios en la actitud para encarar los 
              encuentros en los que tanto nos jugamos, lo que incidió en 
              el rendimiento futbolístico y también en los resultados. 
               
              Se han cometido excesos 
              inexplicables en jugadores experientes. La expulsión de Méndez 
              en Venezuela, la tarjeta amarilla a Montero que lo dejó afuera 
              en el decisivo partido de Lima, fueron producto de incidencias incomprensibles, 
              totalmente evitables, la última en una zona del campo que 
              no generaba ningún pe-ligro.  
              Ante Colombia todos 
              coinciden en que el italiano Colina le perdonó la vida a 
              Magallanes, que debió ser expulsado sobre el final del primer 
              tiempo. Estaba amonestado desde los 6 minutos y tuvo antes de la 
              insólita entrada casi en la hora otra acción en la 
              que arrastró la pierna de un rival y se expuso a la segunda 
              amonestación. Se cuenta que cuando se retiraban hacia el 
              vestuario, los árbitros italianos no hablaron bien de Magallanes 
              y se conversó sobre su posible expulsión. Quienes 
              lo escucharon, lo trasmitieron como debían y eso incidió 
              en la decisión de sacarlo para no quedar en inferioridad 
              numérica. Compartimos la decisión del técnico 
              Púa.  
              Quienes compartieron 
              el tiempo con los italianos cuentan que les llamaron la atención 
              al famoso árbitro dos factores reveladores de la mentalidad 
              con la que se encaró el segundo tiempo.  
              Uno, fue la decisión 
              de sacar a los chicos que alcanzan la pelota y de dejar solo tres 
              balones al costado del campo. Recién reaparecieron tras el 
              empate de Colombia. Razonó que Uruguay no estaba preparado 
              para conseguir una victoria basada en sus propios atributos y que 
              se mentalizó para hacer tiempo.  
              El segundo es más 
              grave. Comentó que la llamó la atención que 
              la mayoría de los jugadores uruguayos daba la sensación 
              de estar con la cabeza en otra cosa, lo que contrastó con 
              la actitud de Colombia que se vio concentrada en el juego y en el 
              objetivo de empatarlo y hasta ganarlo. Lo importante es que quien 
              lo dijo es un árbitro de primera línea del mundo, 
              profundo conocedor de la sicología de los futbolistas.  
              La reiteración 
              de este tipo de problemas, varias veces admitido por los propios 
              jugadores, habla de la ausencia de conductores que motiven, sean 
              tenidos en cuenta e inspiren respeto. Por otra parte habla de la 
              falta de profesionalidad que en algunos casos existe, del amor que 
              debe inspirar la Selección Nacional, del orgullo que se debe 
              sentir al defenderla a muerte siempre, como pasa en Argentina.  
              El éxito fácil, 
              la falta de educación y nivel intelectual adecuado en varios 
              casos, de gente que aconseje y ubique cerca del jugador, motiva 
              esa falta de humildad, de autocrítica, esa soberbia que anula 
              la razón y la inteligencia.  
              Jorge Da 
              Silveira 
             |