ESPERANZA
| La sustancia que se procesa del krill de la Antártida,
también comienza a usarse en la prevención y tratamiento
de los tumores.
El Omega 3 contra el cáncer
Desde 1985 ha sido utilizado
en el tratamiento de varias afecciones, una de las cuales es la
arterioesclerosis.
CARINA
NOVARESE
Bartolomé Angel
Grillo está acostumbrado a la exposición pública
y no lo disimula. Dice que ya perdió la cuenta de cuántas
entrevistas le hicieron desde que volvió de la Antártida,
allá por 1985. "Parece que fue hace siglos pero en realidad
de eso hace solo 15 años", comenta al pasar.
Estos 15 años
le sirvieron para terminar de convencerse, a partir de investigaciones
y de su experiencia médica, de las múltiples bondades
del Omega 3, un tipo de ácido graso polinsaturado que Grillo
y un equipo de investigadores uruguayos descubrió en el krill
de la Antártida y que inicialmente se utilizó en la
prevención y tratamiento de la arterioesclerosis. Ahora la
ciencia está comprobando los diversos beneficios que el consumo
de Omega 3 produce en la prevención y tratamiento del cáncer.
En varios viajes a una
Antártida recién pisada por uruguayos, el equipo que
integraba Grillo investigó a los pingüinos, animales
que no presentaban colesterol en su organismo por una sencilla pero
elusiva razón: en sus intestinos solo había krill.
Y el krill, una especie de crustáceo pequeño que vive
en los mares del sur, solo se alimenta de fitoplancton, que contiene
un alto componente de Omega 3.
Con los años
se descubrió que este tipo de ácido graso cumple una
importante función en varios procesos orgánicos, entre
ellos la regulación de la fluidez de la sangre, el nivel
de los triglicéridos, las respuestas inflamatorias e inmunitarias
y otras funciones metabólicas.
Ahora las investigaciones
y publicaciones científicas comienzan a demostrar una nueva
faceta del Omega 3: incidiría no solo en el desarrollo de
ciertos tipos de cáncer (inhibiéndolos) sino también
en el tratamiento de tumores y hasta en la atenuación de
los efectos de los tratamientos que combaten esta enfermedad. "Y
eso lo demuestran trabajos científicos publicados, no soy
yo el que lo dice", aclara Grillo, quien, a juzgar por sus palabras
parece tener tras de sí una rica historia de triunfos pero
también de frustraciones y miradas escépticas hasta
de sus propios colegas.
Los investigadores ofrecen
varias teorías sobre cómo funcionan los ácidos
grasos Omega 3; todo hace suponer que éstos cambian favorablemente
las membranas de las células del sistema inmunológico,
reducen los niveles de prostaglandina E2, un químico inmunosupresor,
y alteran las señales celulares que influyen sobre el crecimiento.
El primer efecto mejoraría la función inmunológica
y los otros dos inhibirían la proliferación de tumores.
Grillo, médico
angiólogo, acaba de regresar de un congreso sobre el Omega
3 y el cáncer que se realizó en Estados Unidos. Allí
se analizó, entre otras cosas, la relación entre el
Omega 3 y el cáncer de mama y de colon. En diversas investigaciones
se ha demostrado que el uso de esta sustancia es antitumorugénico
en el caso del cáncer de colon La conclusión es que
el Omega 3 es un estimulante del aparato inmunológico, más
allá de que muchos especialistas ya lo recetan para el tratamiento
de cáncer, con dosis de hasta ocho gramos diarios. Quienes
toman este ácido solo como prevención de diversos
males, sobre todo aquellos circulatorios, suelen tomar un gramo
por día, dijo Grillo.
DIETAS. En Uruguay el
Omega 3 se consigue en polvo o en aceite, en las farmacias. También
ha sido adicionado a leche, huevos y galletas, productos que se
encuentran en cualquier supermercado. El problema con los Omega
3 es que difícilmente sean consumidos en forma natural por
el ser humano. Es decir, difícilmente se coma la cantidad
de pescado y en particular pescado de agua fría
como para cubrir la cuota ideal que necesita el organismo.
El déficit nutricional
se fue gestando a través de la historia. En los últimos
mil años la sociedad occidental evolucionó desde una
dieta de cazadores a una basada fundamentalmente en la agricultura.
En el camino, mucho de los nutrientes que se consumían naturalmente,
quedaron fuera de la dieta humana. Uno de ellos, considerado esencial
para la salud, son los Omega 3.
El problema se agravó
aún más en este siglo; hace unos 40 años las
autoridades sanitarias de muchos países occidentales comenzaron
a recomendar que se aumentara el consumo de ácidos grados
polinsaturados, como forma de reducir los niveles de colesterol.
Esto condujo a un incremento en el consumo de aceites vegetales
que proveen de uno de esos ácidos grados, el omega 6, pero
no el omega 3, que es el que finalmente reduce el colesterol.
Las particularidades
de la dieta también han sido investigadas en relación
a diversos tipos de cáncer, entre ellos el de mama. Por ejemplo,
la prevalencia de este mal entre las mujeres norteamericanas es
cinco veces mayor que entre las japonesas. Las norteamericanas y
europeas consumen dietas con alto contenido de grasas, y sobre todo
de ácidos grasos Omega 6 (principalmente ácido linoleico
que se encuentra en los aceites de maíz). En Japón,
en cambio, predomina una dieta baja en grasas y con una alta proporción
de ácidos grasos Omega 3. Existe evidencia experimental de
que los ácidos grasos Omega 6 promueven el crecimiento de
tumores cancerígenos en las mamas, mientras que los Omega
3 inhiben su crecimiento y las metástasis.
MULTIUSO. Grillo además
defiende y esgrime los alegatos de otros defensores
al Omega 3 proveniente del polo sur, para muchos de mayor calidad
y pureza que el que se extrae de los peces del polo norte.
También existen
estudios que analizan la incidencia de los ácidos grasos
y lípidos en el cáncer y las inflamaciones. "Debido
a que tanto el cáncer como las inflamaciones son actitudes
inmunológicos, el Omega 3 actúa bien", dijo Grillo.
"Es algo que sirve para tantas cosas que a veces da miedo", agregó.
El médico considera
que deben conocerse las nuevas propiedades beneficiosas del Omega
3. "Somos uruguayos, nos quedamos acá, a veces nos deprimimos
porque sentimos que no hay apoyo. Ahora por lo menos el mundo reconoce
que el Omega 3 actúa sobre el sistema inmunológico
de diferentes maneras", dice. Y aunque está lejos de afirmar
que esta sustancia cura el cáncer, algo que aún cuando
se demuestre llevará muchos años, ya está convencido
de que colabora con su tratamiento y hasta ayuda a superar los efectos
de la radioterapia.
Al final, advierte,
"uno se enferma comiendo y debe curarse comiendo".
Una
historia que comezó en
el sur y con pingüinos
* El interés
del doctor Bartolomé Grillo por los ácidos grasos
poli-insaturados de cadena larga, especialmente por el Omega 3,
comenzó en 1985, cuando viajó a la Antártida
junto a un grupo de investigadores de la talla de Alayon, Purriel
y Reisemberg, entre otros. Grillo, médico angiólogo
intervencionista, siempre había investigado la arterioesclerosis
y fue a la Antártida con la idea fija de estudiar un ave
con un sistema cardiovascular similar al humano, el pingüino.
Su interés en este pájaro se debía, sobre todo,
a que éste no desarrolla arterioesclerosis, responsable de
innumerables afecciones cardíacas.
Tras varios meses de
investigaciones los uruguayos descubrieron el porqué de la
ausencia de esta enfermedad en los pingüinos; "sus panzas estaban
llenas de krill", relata Grillo, un alimento con una altísima
concentración de ácidos Omega 3.
"Cuando presenté
el protocolo muchos se reían, pero por esa época vino
un equipo de científicos ingleses y el entonces presidente
del Instituto Antártico, el general Galarza, me apoyó",
dijo. Las primeras investigaciones, incluso antes de llegar a la
Antártida, fueron realizadas en base a los pingüinos
del puertito del Buceo. Aunque sus propietarios se mostraron un
poco reacios a prestarlos, por temor a que nunca fueran devueltos
vivos, finalmente fueron los primeros sujetos de investigación
para Grillo. El investigador advierte que en todos sus estudios
ha respetado los protocolos existentes sobre tratamiento de animales.
Tras las investigaciones
el médico comenzó a extraer Omega 3 del krill. En
el norte sigue procesándose a partir de los peces del frío,
tales como la caballa, la sardina y el arenque, aunque Grillo y
otros especialistas sostienen que el proveniente del sur es de mejor
calidad.
Si bien el krill abunda
cada vez es más difícil conseguirlo, ya que las grandes
flotas rusas, que eran las que más lo pescaban, progresivamente
se han retirado de los mares.
El Omega 3 comenzó
a usarse primero para mejorar o solucionar la arterioesclerosis,
ya que las investigaciones de los uruguayos comprobaron que disminuye
la placa de ateroma, es decir, la placa de colesterol de grasa que
tapa las arterias. Además, actúa como antiadherente
plaquetario por lo cual la sangre circula mucho mejor,
baja los triglicéridos y la presión arterial, todos
factores de riesgo de la arterioesclerosis.
"El mundo siguió
investigando y se han definido múltiples beneficios del Omega
3", explicó Grillo.
Actualmente se recomienda
que los adultos consuman diariamente entre 0.4 y 1 gramo de omega
3. Como este ácido graso cada vez está menos presente
en los pescados, muchas veces debe recurrirse a un suplemento o
a algún alimento que lo incluye, tal como las leches, las
galletas y los huevos enriquecidos con omega 3.
La dosis diaria recomendada
para un niño de 1 a 3 años, en lo que se considera
es el primer crecimiento, es de 0.21 a 0.28 gramos. La mujer en
lactancia, en tanto, debe consumir de 300 a 800 miligramos al día.
En el caso de persona
afectadas por cáncer o incluso sida, se recomienda un consumo
de omega 3 de 0.3 gramos por kilo de peso.
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