CADA VEZ MAS MENORES DE EDAD QUEDAN EMBARAZADAS EN URUGUAY

MI MAMA ES UNA NIÑA

Los embarazos infantiles y adolescentes van en aumento en Uruguay y contribuyen a perpetuar el círculo de reproducción de la pobreza. De cada mil uruguayas de 15 a 19 años, 72 son madres.

VIRGINIA ARLINGTON

EN URUGUAY, durante el año 2000, nacieron 8.470 niños cuyas madres son menores de 19 años. Hace décadas que el "problema de la maternidad adolescente" llegó para quedarse. Jugar a las mamás ya no es tan divertido.

El porcentaje de hijos de mujeres menores de 19 años era 11,3% en 1963. En el 2000 llegó al 16,5%.

En esos 37 años, las relaciones sexuales afianzaron su proceso de "liberación" gracias a la píldora anticonceptiva, las mujeres se integraron al mercado laboral, la aparición del sida fortaleció el uso del preservativo. Si se observa la evolución, entre esos años, de las tasas de fecundidad por edad en Uruguay, todas descendieron. Todas con excepción del grupo conformado por las menores de 19 años. Es en gran parte gracias a ellas que la tasa de fecundidad global se sitúa hoy en 2,5 hijos por mujer.

"El incremento de la fecundidad adolescente es la expresión de cambio más sobresaliente en el comportamiento reproductivo de las mujeres uruguayas", se afirma en el estudio La Fecundidad Adolescente: una expresión de cambio del comportamiento reproductivo en el Uruguay, elaborado en 1999 por Carmen Varela, socióloga integrante del programa Población de la Facultad de Ciencias Sociales. "Esta situación --agrega el trabajo-- determina que el nivel de reproducción de la población se mantiene, en buena medida, en función de la fecundidad adolescente (...) Uruguay ya no está tan lejos de la media de América Latina, cuyo promedio se sitúa en 80 por mil. Uruguay, en 1996, presenta una fecundidad adolescente (10 a 19 años) del 72 por mil. Parece entonces que las y los adolescentes están alterando los comportamientos 'esperados'".

Los golpes de la vida

"¡Maestra, maestra!, ¿qué me va a pasar ahora?". Con 13 años, pecas por toda la cara y uñas pintadas de rosa nacarado, la pequeña palpó su vientre mientras miraba espantada a su alrededor. Despertando de una anestesia general se encontró con el rostro de la ginecóloga --a quien prefirió llamar "maestra"-- que le dijo que se quedara tranquila. Que su bebé ya había nacido, pero que era muy chiquito. Como ella.

Fue un embarazo rápido. No sólo porque duró 27 semanas (menos de siete meses), sino porque la joven se enteró de su estado sólo 11 semanas antes de parir. "Me apretaba la barriga y sentía que se movía algo". Ese "algo" resultó ser una nena de apenas 995 gramos que debió ser trasladada al CTI de Casa de Galicia, porque en el Pereira Rossell las camas estaban todas ocupadas.

Para el traslado se recurrió al padre de la criatura que, con 17 años, esperaba, igualmente aterrado, en la puerta de la sala. Con caravana y una campera que le llegaba hasta las rodillas, el adolescente se negó a acompañar a su beba porque le tenía terror a las ambulancias. Finalmente, el abuelo decidió ir con su nieta.

Mientras Melanie intenta sobrevivir, su madre espera que le den el alta del Pereira Rossell para ir a verla. Dice que ya le empezó a salir leche y se toca los senos que recién empezaron a crecer. Amamantar va a ser una experiencia nueva, la única, porque el resto de las tareas del hogar ya las conoce de memoria. Su tía la mira con orgullo y cuenta que siempre cuidó a sus cuatro hermanos, en la vivienda que comparten en el barrio Borro. Tanto los cuidó que dejó de ir a la escuela en tercero. No le gustaba y se escapaba, así que terminó por no ir más. Su madre, ahora convertida en abuela, la mira resignada. No tiene mucho para decir.

La joven de 13 años no pretende otra cosa que eso, ser madre. "Me voy a dedicar a cuidar a mi hija. ¿Y trabajar? ¿Para qué?. Tengo a mi marido para que trabaje. No, no me quiero casar todavía, porque no me gusta casarme, es como estar atada. Voy a mandar a mi hija a la escuela para que no salga igual que yo, para que no quede embarazada como yo. La voy a criar como Dios quiera. Fue Él que me la mandó para ir aprendiendo de los golpes de la vida".

La maternidad en las menores de 15 años también ha aumentado. Mientras que en 1963 fueron un 0,2% del total de madres, en 1999 la cifra fue exactamente el doble, 0,4%. Aunque la menstruación ya dio la señal de largada para el comienzo de la vida reproductiva, a esa edad el cuerpo todavía no completó su desarrollo para albergar a otro ser. Por eso aumenta el riesgo de rotura temprana de membranas y partos prematuros.

"Preguntale a los curas"

"¿Por qué pasa esto? Habría que preguntarle a las maestras, o más que a ellas a los directores, al Ministerio de Educación y Cultura, a los que manejan el Codicen, a los curas que, salvo honrosas excepciones, siguen pensando que el método Billings es el mejor. Esto es un grave problema de salud pública y social. También económico, cada niño que está en un CTI son 1.000 dólares por día y cada uno puede estar meses". El que habla es Roberto Sergio, ginecólogo y jefe de la sala para madres adolescentes del hospital Pereira Rossell. Sergio dirige un equipo de pediatras, sicólogos y asistentes sociales que trabaja con las jóvenes, una vez que ya dieron a luz. El año pasado fueron 1.977, 165 por mes, cinco cada día.

El horario de visita a esta sala, que según Sergio es la única específica para adolescentes del país, es de 14 a 15 y de 19 a 20 horas. Hay visitantes que no se pueden dar el lujo de ir y volver todos los días por las distancias y por el precio del boleto, pero el lujo de ver al recién nacido puede más. Por eso es común ver a los jóvenes padres dormir en el piso. Pero afuera del edificio, porque en los corredores no está permitido. Hace cuatro días que Faustino Rodríguez duerme en las calles internas del hospital Pereira Rossell, recostado en alguna escalera. En realidad duerme de a ratos, cuando el cansancio lo vence. Pero encontrarse con ese pequeño paquete rosado adentro de su cuna todos los días es, al menos para él, recompensa suficiente. Mientras toca con delicadeza la oreja de Florencia, mira con adoración casi religiosa a su novia de 17 años. Ella se deja amar y no habla demasiado. Con esa misma parquedad esperó cinco meses antes de anunciar que estaba embarazada. Dice que no se había dado cuenta, que tomaba pastillas anticonceptivas, pero que se debe haber olvidado de hacerlo algún día. Ambos terminaron sexto de escuela. Ella sonríe y mira un punto fijo en algún lugar indefinido, no habla. Él dice que es mecánico y que va a ir juntando plata de a poco para armar su casa en el barrio Vista Linda --entre Las Piedras y Progreso-- donde su padre le cederá un terreno. Mientras tanto, vivirán con la familia de Rodríguez.

"Tengo algunos clientes y de a poco va a ir saliendo algo. Hasta ahora, haciendo changas, le fui comprando todo lo que tiene la beba. Lo primero que le compré fue un conjunto en la feria. Era un enterito con una gorra, que no venía incluida. Pero se la compré igual porque era del mismo color. Se siente un poco raro ser papá, tengo 20 años y es la primera vez que me pasa. Para ella quiero lo mejor, que sea curiosa como yo, le quiero trasmitir inteligencia y tranquilidad. Que sea secretaria. Si tuviera un buen taller me gustaría que trabaje para mí".

Embarazos simultáneos

Los nacimientos adolescentes en el sistema público duplican a los que se producen en la salud privada. Según los últimos datos del Ministerio de Salud Pública, en 1999, de cada 100 madres que dieron a luz en el sistema público 24,1 fueron menores de 19 años. En cambio, en el sistema privado ese mismo guarismo desciende a menos de la mitad, 10,1.

Muchos especialistas sostienen que la maternidad adolescente contribuye a perpetuar el ciclo de la pobreza. Uno de ellos es Bremen de Musio, director del programa Materno Infantil de Salud Pública. "El embarazo adolescente se da especialmente en los grupos socialmente más desprotegidos, es un círculo que mantiene la pobreza. Entre otros factores, porque la adolescente que se embaraza sale del circuito escolar, no progresa y termina en un nivel sociocultural totalmente deficitario".

Coincide con este enfoque, una investigación del Programa de Investigación sobre Pobreza y Exclusión Social (Ipes) de la Universidad Católica, divulgado por el semanario Búsqueda a principios de junio. Allí se sostiene que la mayoría de los niños uruguayos son concebidos y criados por madres que no terminaron la escuela, porque la tasa de fecundidad de las mujeres en edad fértil --con ese bajo nivel de educación-- duplica la de las mujeres con educación media y alta.

Hoy el 50% de los niños uruguayos vive en hogares debajo de la línea de pobreza.

Ruben Katzman, director del Ipes manifestó que la sociedad "se está privando de buena parte de la contribución que potencialmente podrían hacer al perfil de las nuevas generaciones las personas que han acumulado mayores recursos físicos, humanos y en capital social y que podrían garantizar una adecuada capacidad de socialización de esas generaciones. Como contrapartida, la mayor parte de los niños están siendo criados y socializados en hogares con una relativamente menor capacidad de socialización. Es en esos hogares donde nacen las futuras madres adolescentes, repitiendo la historia de sus propias progenitoras".

Incluso hay madres e hijas que dan a luz simultáneamente.

"Nos comparábamos las panzas y ella tenía más que yo porque quedó embarazada antes". Es el caso de Silvana, una joven de 15 años que trajeron en ambulancia desde Rocha porque se le adelantó el parto. Tuvo que venir sola porque su madre, de 31, había parido 15 días antes un bebé prematuro, su quinto hijo. Ahora la quinceañera espera que su hijo sea dado de alta del Pereira Rossell y sigue sola, paseando por los corredores vestida con una calza y remera negra que deja la barriga, ya chata, al aire. A duras penas acepta desconectarse de sus auriculares para conversar un rato. "Yo hice hasta sexto año de escuela, después no quise ir más, no me gustaba. Lo que sí me gustaba era ir a bailar, iba los viernes, sábados y domingos. Ahora ya no voy a poder ir más, voy a tener que cuidar mucho a mi beba porque tiene nada más que siete meses y sólo respira con un respirador. De repente si mi madre me la cuida, algún sábado puedo ir al baile... pero ella tiene que cuidar a sus otros hijos".

Tampoco el padre se quedará a cuidar a la beba. "Ya no estoy con él. Era muy mujeriego y lo dejé. Además él me dijo que la niña no era de él, pero yo sé que sí. Cuando se borró al principio me sentí mal, sola... pero después se me fue porque yo estaba con mi mamá. Ahora tengo un novio que es albañil, tiene 25 años y le compró muchos regalos a la beba. Me viene a visitar los domingos. El año que viene me parece que me voy a casar. Él me dijo".

Madre con mayúscula

Todos los especialistas consultados coincidieron en que es necesario diferenciar entre nacimientos y embarazos. Es que en el tema de las madres adolescentes se cuela el del aborto.

Según la socióloga Varela "el embarazo adolescente está en todos los sectores sociales, pero en general se habla de que es una situación solamente de los pobres. Cuando hay otros proyectos de vida, el aborto pasa a ser una elección. Si realmente se supieran las cifras de las mujeres menores de 19 años que quedan embarazadas, la problemática seguramente cobraría otra dimensión".

Varela explicó que hoy "es imposible cuantificar los abortos. Pero se sabe que no es lo mismo abortar para una joven de escasos recursos que para una de sectores más pudientes. Para ellas, el aborto es una opción más segura. Incluso en muchos casos son los propios padres los que incentivan esta decisión, porque ven y presienten que ese nacimiento puede alterar la vida de esa joven, que no va a poder estudiar, ni trabajar, que va a estar condicionada".

De todas formas, Varela cree que los embarazos adolescentes son más frecuentes en los sectores de menos recursos.

Para María Luisa Banfi, vicepresidenta de la Sociedad de Ginecología de la niña y la adolescente, no es solo la posibilidad de un aborto lo que crea la brecha entre el sector público y privado. Lo más importante es el proyecto de vida.

"Ante la falta de oportunidades, el único proyecto posible para las jóvenes de sectores más carenciados, es un hijo. Un hijo que les dará estatus de Madre con mayúscula, que movilizará una serie de mecanismos gubernamentales para atenderla". Tal como explicó Susana Rostagnol, antropóloga e integrante de la organización Mujer y Salud, "estas chicas no tienen proyectos. No van a ser mujeres de carrera, no van a ser profesionales exitosas, no van a ser empresarias, no van a ser políticas, no van a ser nada de lo que la publicidad y los medios le dicen que tiene que ser. No van a ser lindas, porque ser linda es caro, no van a ser nada de lo que hay que ser para ser aceptada en el mundo. Excepto madre. Eso sí pueden cumplirlo, es el único papel que pueden lograr para legitimar su rol social. Y cuantos más niños traigan al mundo, tanto mejor".

En el 2000, de las 54 mujeres menores de 15 años que dieron a luz en el Pereira Rossell, 49 lo hicieron por primera vez, pero tres iban por el segundo hijo, una por el tercero y otra más por el cuarto. De las 1.923 madres de entre 15 y 19 años, 1.371 parían por primera vez, 429 por segunda, 95 por tercera, 18 por cuarta, cinco por quinta, una por sexta, una por séptima, una por octava y dos por novena vez.

Cristina Camarano tiene 18 años. Empezó a tener relaciones sexuales con su actual pareja a los 15 y en seguida quedó embarazada por primera vez. Ahora acaba de tener su segundo hijo. Dice que se va a poner un dispositivo intrauterino (DIU) para evitar otro accidente; ninguno de sus dos hijos fue planificado, en el primero "se dejó llevar por los impulsos" y con el segundo hubo una confusión con las pastillas. "En aquella ocasión la espera de la menstruación fue horrible, iba a cada rato al baño a ver si me había venido. Finalmente me hice un test de orina en casa, rezábamos para que saliera una rayita y cuando vimos que eran dos, crecimos de golpe. Yo dejé de estudiar en segundo de liceo y me dediqué a malcriar a la nena".

Camarano quiere que sus hijas estudien para que no repitan su historia. "Yo en el mercado laboral no soy nadie. Pero como mamá me siento realizada. Te perdés de salir a bailar. Pero los hijos te realizan, es algo de uno, que lo tuviste adentro, que los sentiste. Es difícil de explicar".

Ser madre adolescente no es vivido como un problema en los sectores más pobres, según explicó Mariana Aguirre, asistente social del programa Aprendizaje Extensión de la Universidad. "Cuando indagamos vemos que no es vivido como una situación conflictiva. La abuela y la madre fueron madres adolescentes, entonces es una pauta admitida y esperada dentro de la familia. Asocian ser mujer con ser madre".

Sin adolescencia

La adolescencia como tal difiere entre los hombres y mujeres de sectores socioeconómicos bajos y altos. De acuerdo al informe del IPES, se distinguen trayectorias de emancipación diferentes. La propia de sectores medios y altos, se caracteriza por ser extremadamente tardía y con muy baja fecundidad; mientras que en los sectores menos pudientes se abandonan tempranamente los estudios y aumenta la tasa de fecundidad.

Incluso hay quienes cuestionan la propia existencia de esa etapa en estos últimos sectores. Rostagnol es una de ellas. "Si yo pienso que la adolescencia es una etapa de transición entre niño y adulto, que están bajo la responsabilidad familiar, que puede estudiar y que no necesariamente tiene que trabajar y que, en definitiva, está intentando ubicarse en el mundo. Todas estas características no coinciden con ellos. En realidad su microsociedad los pone en un lugar de adultos. La maternidad no es tan distinta a la de las mujeres más grandes".

El "deseo de ser adulto" tiene mucho que ver con esos ritos de pasaje entre la niñez y la madurez. En una investigación realizada por la psicóloga Cristina Perrone, la enfermera Susana Coitinho y la ginecóloga Estela Conselo, entre 1999 y 2000 en el Pereira Rossell, se constató que tanto los padres como las madres menores de 19 años sienten ese deseo muy intensamente. La investigación dice que los varones adolescentes al tener un hijo dicen sentirse hombres, adultos y responsables.

"Lamentablemente --afirma la investigación--hemos comprobado a través de los años de experiencia clínica que esta responsabilidad suele ser poco duradera, alcanzando, de realizarse, poco más de un año del nacimiento del hijo".

Al menos por el momento, Milton Moraguéz, de 18 años, ha sabido dar muestras suficientes de responsabilidad. Ni bien se enteró que su novia, dos años menor que él, estaba embarazada dejó de estudiar --cursaba cuarto año de liceo-- para buscar trabajo. Al principio estaba angustiado y no le contó a nadie. Pero todo comenzó a ser mejor cuando se desahogó con sus padres y hermanos que lo apoyaron. Habla fuerte, rápido y parece tener muy claro cuál es su camino: convertirse en soldado. "Ahora soy militar. Entré a la Brigada de Caballería número tres. Estuve como escribiente y ahora estoy en trabajo de carpintería. No me gusta, pero necesito el trabajo. Ahora me pagan 1.800 pesos como soldado de segunda. Pero cuando llegue a soldado de primera paso a ganar 2.700 y, después de un año, 3.300; más la prima técnica --si me especializo en algo-- que son otros 300 pesos. Además, nos vamos a casar. Porque estoy enamorado de mi señora y para mejorar el sueldo. Tendré hogar constituido, se agranda la asignación, canasta familiar y mi señora se atenderá en el Hospital Militar".

"Jamás pensé en abortar, la culpa fue nuestra, no de la criatura", dice el soldado. "Después de hacerlo, no hay arrepentimiento que valga. Además ahora es una gran alegría, no me puedo despegar de la nena".

Aunque no siempre, suele suceder que el entusiasmo inicial es derribado por las carencias y dificultades que rodean a estas parejas o mujeres solas con hijos. "Ellas aceptan a sus hijos, mientras es recién nacido y toman teta, cambiamos el muñeco de goma por uno lindo de verdad. Pero el tema es después, cuando empiezan otros cuidados. No pueden salir a bailar, a hacer otras cosas y ahí empiezan los problemas, el maltrato o el abandono", explicó Coitinho.

Anticonceptivos para todos

Actualmente, ya son varias las mutualistas que han incorporado policlínicas especializadas en embarazos adolescentes, mientras que las intendencias y Salud Pública ofrecen programas que apuntan a prevenir los embarazos. "Las políticas consisten en, primero darle las herramientas a los adolescentes para que, si se van a embarazar, que sean conscientes de ello y si no desean hacerlo, que tengan los anticonceptivos necesarios", explicó De Musio. Desde el 8 de marzo, el Ministerio implementó la obligatoriedad de que en los 400 centros de todo el país, donde hay parteras y ginecólogos, se asesore y se brinden anticonceptivos gratuitamente a todas aquellas usuarias del sistema público que lo soliciten. Se invirtieron 70.000 dólares en importar preservativos, anticonceptivos orales e inyectables y Dius.

Además, De Musio adelantó que se está intentando establecer un programa con el Banco de Previsión Social especialmente dirigido a evitar segundos embarazos. "Una vez que la joven se embarazó, le ofreceríamos un contrato con el BPS, el Codicen y Salud Pública, donde ella se compromete a la crianza de su hijo, a completar su nivel liceal, a cambio de una pensión y guardería para el niño".

Mientras, la policlínica y la sala de puérperas para adolescentes del Pereira Rossell, no para de recibir jóvenes asustadas. Asustadas con ese nuevo poder que no saben cómo manejar: el poder de crear vida.

Una niña de 14 años se sienta en el consultorio y dice que está embarazada de dos meses. A veces llora porque no sabe si lo que está haciendo está bien o está mal. Dice que tiene un novio que es precioso pero que no quiere casarse porque todavía es muy chica, que quiere pelearse con su pareja. Se disculpa por vivir en el Cerro, le da vergüenza. También le da vergüenza su próxima panza, por eso dejó de ir a la escuela, estaba en sexto. Tiene miedo que sus compañeros de clase se burlen. Para su hijo quiere lo mejor. "No le voy a pegar, le voy a dar mucho cariño para que no salga, con perdón de la palabra, ni chorro, ni drogadicto. No quiero que salga como muchos, que matan. Jamás pensé en abortar, eso es para las madres que son muy malas".

Frente al consultorio, sentados en un murito, una pareja observa confundida un bulto pequeño. Lo sostiene con torpeza Mario da Silva, 19 años, con la camiseta de Brasil en el pecho y el pelo atado en una colita de caballo. La madre, Leticia, de 16, se sienta a su lado, fuma y observa. No hablan, sólo miran a la recién llegada. No van a poder vivir juntos, no tienen dónde. Ella se va con sus padres y él con los suyos. Contestan con monosílabos y no levantan la vista de su niña. No tienen trabajo, ella está en tercero de liceo y él hace changas. Él dice que le va a enseñar a no fumar y a que estudie como la madre. Apenas recuerdan que concibieron a la pequeña pensando "a mí no me va a pasar". "Pero pasó", dicen. Sonríen. Y repiten como para confirmarlo: "y ahora está acá".


EDUCACION SEXUAL

Historia de nunca acabar

LOS INTENTOS POR EDUCAR SEXUALMENTE a niños y adolescentes han sido infructuosos a lo largo de toda la historia de la enseñanza. El último intento ocurrió el año pasado cuando se intentó distribuir en los liceos el libro ¡Escucha, aprende, vive!.

La obra, elaborada por el Programa Nacional de Sida, Onusida y Codicen, provocó el inmediato rechazo de la Iglesia, entre otros sectores. El obispo Luis del Castillo, dijo que el texto "parte de una visión de persona reduccionista, sin enmarcarla en una escala de valores y sin apertura a la trascendencia, que no es a la que apunta nuestro quehacer educativo". Además hizo referencia a la larga trayectoria que poseerían los colegios católicos en materia de educación sexual.

Eduardo Touyá, director nacional de Salud, agregó a la polémica que la educación sexual era un tema inevitable porque "a diario aumentan los embarazos precoces, las enfermedades de transmisión sexual y el sida".

Los especialistas en el embarazo adolescente se enojan cuando se les pregunta por los repetidos fracasos de los intentos por incluir la educación sexual en la educación de niños y adolescentes uruguayos.

Algunas opiniones recogidas:

"Nos parece sumamente importante la enseñanza a nivel de primaria. En secundaria llegamos tarde. Pero encontramos escollos gubernamentales. En general no está autorizada por el Codicen la educación sexual". (Selva Lima, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Ginecología de la Infancia y de la Adolescencia). ®

"Este libro que están entregando en tercero de liceo, dicen que es un buen material. Pero llegamos tarde. Ellas no pueden darse el lujo de bancarse seis años de liceo, porque salen de ahí sin saber hacer nada, no saben ni siquiera sentarse delante de una computadora a hacer una carta de solicitud de trabajo". (Nybia Decastelli, asistente social del Pereira Rossell).

"Este es un emergente de una sociedad que está muy mal en muchas cosas. Por un lado aquel país tan homogéneo, tan todos iguales, se está evidenciando que n es de verdad. No sé si no estamos en un proceso de animalización de algunos sectores de la sociedad. Porque si todo les es vedado, les estamos quitando ciudadanía a la gente". (Susana Rostagnol, profesora de antropología e integrante de la organización Mujer y Salud).

"Preocuparnos porque nuestros jóvenes sepan inglés es fantástico y deseable, pero ojalá nos preocupáramos además de darnos cuenta de cómo es nuestra propia biología, de que tenemos órganos de los sentidos y emociones y que todo esto necesita también, una guía racional y comprensiva. Desconocer la naturaleza humana, es dejarlos a la deriva, que se arreglen como puedan, que se embaracen, que pasen por abortos provocados y que padezcan enfermedades de transmisión sexual. Lo básico, lo primero es la educación sexual. Si no lo hacemos, estamos viviendo una real hipocresía". (María Luisa Banfi, ginecóloga y vicepresidenta de la Sociedad de Ginecología de la Niña y la Adolescente).


RÉCORD URUGUAYO

Diez veces más que Italia

Número de nacimientos por cada 1.000 adolescentes de entre 15 y 19 años, por países:

Angola 219

Sierra Leona 202

Uruguay 72

Estados Unidos 59

Nueva Zelanda 34

Islandia 24

Canadá 23

Azerbaiján 17

Chipre 17

Camboya 14

Italia 7

China 5

Holanda 4

Suiza 4

Japón 4

Fuente: Fecundidad adolescente, Carmen Varela; Unicef


TRES POR MES

Hijos de una violación

EN URUGUAY nacen unos tres niños por mes como consecuencia de violaciones a adolescentes de hasta 18 años. Eso es lo que se desprende de un estudio realizado sobre 715 casos de la sala de puérperas adolescentes del hospital Pereira Rossell, entre febrero y julio de 1999. La investigación, realizada por la psicóloga Cristina Perrone, la enfermera especializada Susana Coitinho y la ginecóloga Estela Conselo, fue presentada en las IV Jornadas del Interior de la Sociedad Uruguaya de Ginecología de la Infancia y la Adolescencia, entre el 4 y 5 de noviembre de 2000, en Fray Bentos.

El relevamiento reveló que un 73,4% de los embarazos adolescentes no fueron planificados por los integrantes de la pareja y que, de ese porcentaje, un 4% fue producto de una violación. Es decir que, en el lapso de esos seis meses, nacieron 21 niños producto de una violación. Más de tres por mes. Casi uno por semana.


"SI ES UNA NIÑA, ABORTO"

Las mujeres perdidas de Asia

CELIA W. DUGGER, THE NEW YORK TIMES

AQUI, en el estado norteño del Punjab, las parejas que abortan a sus fetos femeninos son conocidas como "kudi-maar", o "asesinas de hijas".

Gurjit Kaur, de 22 años, dice que pagó 500 rupias --unos 11 dólares-- para un examen de ultrasonido hace un año, y luego puso fin a su embarazo después de que un médico le dijo que tendría una hija. Ahora su vientre ha empezado a crecer nuevamente, esta vez con el tan esperado hijo varón, y su rostro redondo luce radiante de felicidad. "Nuestros mayores deseaban un hijo", explicó. "Los hijos son importantes porque tienen que cuidar de todas las propiedades".

Aunque India proscribió en 1994 todos los exámenes para conocer el sexo de un niño no nacido, su uso se ha hecho una práctica común a medida que la tecnología de ultrasonido --disponible en las ciudades desde la década de 1980-- se ha extendido hasta abarcar los pueblos pequeños que dependen de los servicios de médicos itinerantes, quienes cargan consigo, de clínica en clínica, las compactas máquinas.

Cifras preliminares del censo del 2001, efectuado en febrero y marzo, han dejado en claro que los fetos femeninos están siendo abortados en forma habitual, como continuación de una tendencia ya registrada en los años '80. El número de niñas por cada 1.000 niños descendió a 927 este año, de 945 en 1991 y 962 en 1981. El descenso de la proporción de niñas sobre niños durante la década pasada, cuando la población de India creció en nada menos que 181 millones, ha sido más extremo en los estados ricos del norte y el oeste, donde son más las mujeres que pueden pagar los exámenes y abortos, dicen los demógrafos y economistas.

En el Punjab, por ejemplo, el estado agrícola más próspero de India, nacen sólo 793 niñas por cada 1.000 niños. En Gujarat, un importante estado industrial, la proporción es de 878 mujeres por cada 1.000 nacimientos de varones.

India tiene la menor proporción de mujeres entre los diez países más poblados del mundo. El descuido de la salud y nutrición de las niñas y mujeres y los altos índices de muerte materna en los partos han contribuido a dar a los varones una ventaja en términos de supervivencia. Ahora la tecnología de ultrasonido está dando un nuevo impulso a la discriminación contra las mujeres.

"India se está poniendo a la par con otras sociedades modernas sexistas como Corea del Sur y China en lo relativo a los abortos basados en el sexo del feto", dice Amartya Sen, la economista india ganadora del Premio Nobel. "Es una revolución tecnológica de tipo reaccionario".

Sen, quien ha estado escribiendo desde hace una década sobre las decenas de millones de mujeres "perdidas" en Asia, señala que el sorprendente deterioro de la proporción de sexos entre los niños en China, India y Corea del Sur ha ocurrido incluso mientras la proporción de sexos en esos países ha mejorado modestamente para las mujeres. Pero un mayor lapso de vida para las mujeres y crecientes índices de alfabetismo no han cambiado la fuerte preferencia cultural de tener hijos varones, quienes trasmitirán el nombre familiar, heredarán la propiedad ancestral, cuidarán de sus padres en la vejez y encenderán las piras funerarias de sus padres.

Una amplia gama de grupos en India, entre ellos la Asociación Médica India, los altos sacerdotes de la religión sikh y organizaciones sin fines de lucro están realizando campañas contra los abortos basados en el sexo. Pero los medios para hacer cumplir la ley de 1994 contra los exámenes para conocer el sexo del feto pecan de ineficaces.

A.R. Nanda, alto funcionario civil en el Ministerio de Salud, dice que, hasta donde él sabe, nadie en este país de más de 1.000 millones de habitantes ha sido declarado culpable de violar esa legislación. Tampoco existe ningún sistema para supervisar el sexo de los fetos abortados. En Punjab, el doctor Joginder Singh, director estatal de los servicios de salud para el bienestar de la familia, afirmó que el Estado enjuicia un caso sólo si una mujer denuncia que fue obligada a someterse a un examen y luego a abortar a un feto femenino... y que, también hasta donde él sabe, ninguna mujer ha presentado nunca una denuncia de ese tipo. "Son las damas las que tienen que dar el primer paso", insistió Singh.

Los expertos señalan, sin embargo, que es muy poco probable que las mujeres se quejen, dado que frecuentemente ellas desean un varón tan intensamente como sus esposos y suegros, o bien no pueden resistir la implacable presión de los miembros de la familia de la que dependen para su supervivencia.

Aquí, en un grupo de aldeas y pueblos en el distrito de Patiala, el proscrito uso de exámenes de ultrasonido para identificar a los fetos femeninos, y los abortos ilegales que son su consecuencia, ocurren en forma clandestina, aunque casi todos saben lo que ocurre. En tan sólo diez años, el número de niñas por millar de niños ha descendido de 871 a 770. Nadie tiene la menor duda de cuál es la causa de este desequilibrio. "Todo se debe a los exámenes", dice el ginecólogo Amarjeet Chander. "Las máquinas (de ultrasonido) están ahora en todas partes". De hecho, grandes anuncios en los que se anuncian los exámenes de ultrasonido son claramente visibles. En un maltrecho centro comercial en Dera Bassi había dos clínicas médicas con ese servicio. Radiólogos de la ciudad de Panchkula, a 25 kilómetros de distancia, visitan esas clínicas cada semana, llevando consigo sus máquinas de ultrasonido.