|
COYUNTURA
| EL SECTOR PUBLICO QUIERE SEGUIR VIVIENDO COMO SI LOS INGRESOS
FUERAN LOS MISMOS DE 1998
Déficit fiscal anual de U$S 800-900: se financia totalmente
con deuda externa
Ahora el gobierno sólo
atina a seguir endeudándose. Cuando no consiga más
crédito, le será mucho más duro llevar a cabo
el ajuste.
Al ser entrevistado
por ECONOMIA & MERCADO, el reconocido economista Dr. Michele
Santo no ocultó su preocupación por la cifra descomunal
de incremento anual del endeudamiento externo de Uruguay, mediante
el cual se viene financiando un abultado déficit fiscal que
se mantiene incambiado desde 1999. La dificultad básica radica
en la estructura del gasto del Estado porque el sector público
no ha sido capaz por sus propias rigideces de ajustarse al cambio
en la actual coyuntura como sí lo ha debido hacer el sector
privado, sostuvo Santo. Por otra parte, el sistema político
no quiere reconocer que el país es mucho más pobre
de lo que era hace tres años y que no se puede seguir manteniendo
el actual tamaño del Estado, mientras las empresas privadas
viven un proceso de contracción permanente, dijo.
--¿Cómo
evalúa la situación de las cuentas fiscales en Uruguay?
--Desde hace tres años
las cuentas públicas están sufriendo las consecuencias
de la contracción económica del país, lo cual
tiene un impacto inevitable y directo sobre los ingresos fiscales.
Como el gasto tiene una rigidez estructural muy importante en Uruguay,
eso lleva a que el déficit fiscal se amplíe de una
manera significativa. Basta recordar lo que fue el cambio de la
situación fiscal entre 1998 y 1999, al haberse pasado de
un déficit muy pequeño --menor al 1% del PBI-- a un
desequilibrio superior a 4% del producto. Con algunos altibajos,
este nivel se ha mantenido incambiado desde entonces, a pesar de
algunas medidas de ajuste que tomó el gobierno del Dr. Batlle
en base a recortes muy fuertes en la inversión pública
durante los años 2000 y 2001 y en los gastos de funcionamiento,
así como a los ajustes en los ingresos a través de
algunas modificaciones impositivas y de las subas de las tarifas
públicas.
--¿Cuál
es el aspecto más preocupante del actual déficit fiscal?
--Desde 1999 estamos
teniendo un déficit anual del orden de los U$S 800-900 millones
que se está financiando totalmente con endeudamiento externo
porque, dada la reducción de la inflación en Uruguay
en los últimos años, es imposible recurrir al impuesto
inflacionario para financiar la brecha fiscal. Es así que
la deuda pública está registrando un incremento sustancial,
con todos los problemas que eso trae aparejado para el futuro. A
este ritmo, la administración del Dr. Batlle va a aumentar
la deuda externa en U$S 4.000 millones o más en sus cinco
años de gobierno, lo cual es una cifra descomunal que debería
hacer reflexionar a todos los uruguayos.
--¿Hasta qué
grado el gobierno uruguayo puede seguir endeudándose?
--El sector público
siempre corre con la ventaja de que le es más fácil
conseguir financiamiento, es decir endeudarse, para pasar los períodos
malos en comparación a lo que puede hacer el sector privado,
pero se llega a un punto en donde esa mayor capacidad de endeudamiento
del gobierno se pone en tela de juicio. Lo que está ocurriendo
en Argentina es quizás el ejemplo extremo de que tampoco
un gobierno puede seguir tomando deuda de manera permanente. Hasta
ahora, básicamente, lo que el gobierno uruguayo ha hecho
es financiar el enorme desequilibrio fiscal a través de la
emisión de deuda pública, aprovechando el investment
grade del cual todavía goza el país. Cabe consignar
que ya ha habido advertencias importantes de las calificadoras internacionales
de que si no hay un cambio importante en las perspectivas fiscales
y de crecimiento económico del país, esa nota difícilmente
se pueda sostener en el futuro.
--¿Puede empezar
a compararse el nivel de endeudamiento de Uruguay con los de Argentina
y Brasil?
--Uruguay está
todavía lejos de una situación como la de Argentina
o de Brasil en cuanto a niveles absolutos. Sin embargo, es muy preocupante
el ritmo al que viene aumentando el endeudamiento porque, en el
caso concreto de nuestro país, existen ciertos aspectos que
pueden agravar mucho el panorama como, por ejemplo, que el 100%
de la deuda emitida por Uruguay es en dólares. Y esto genera
problemas importantes para el futuro porque todo el mundo coincide
en que el país debe mejorar su competitividad, aunque no
existe acuerdo en cómo lograrlo. El hecho de que Uruguay
sea más competitivo implica, por definición, que el
poder de compra del dólar tendrá que subir, sea por
una fuerte deflación de los precios y costos internos --lo
que tendría efectos muy negativos sobre la recaudación
de impuestos en términos nominales-- o porque el valor del
dólar va a aumentar, o por una combinación de ambas
alternativas. En ese caso, la carga del servicio de la deuda será
mucho más pesada porque, si el país está endeudado
en dólares y si esa moneda se valoriza en términos
de su poder de compra, el servicio de la deuda tanto pública
como privada pasará a ser mucho más costoso.
--¿Cómo
se podría detener este proceso de endeudamiento?
--La única luz
al final del túnel es que el escenario externo en un cierto
período cambie de manera sustancial a favor de Uruguay y
de la región, generando una mejora en el nivel de ingresos
del país en base a una mejora endógena en los términos
de intercambio sin mayor esfuerzo doméstico. Si eso no se
da, tenemos que ser muy conscientes de la magnitud de la hipoteca
que le estamos poniendo al país por este comportamiento del
sector público, que quiere seguir viviendo como si el nivel
de ingreso fuera el mismo de 1998, cuando hoy es mucho más
bajo y, lamentablemente, las perspectivas de volver a aquel nivel
son muy exiguas en el corto plazo.
Recesión más
extensa
--Al comienzo de esta
entrevista Ud. atribuía el abultado déficit fiscal
al período recesivo que atraviesa la economía uruguaya.
¿Considera que esta recesión es sólo coyuntural?
--Todo indica que el
causante fundamental del deterioro fiscal es el cambio en la coyuntura
económica. No obstante, hay que ser cuidadoso con el uso
del término "coyuntura" porque puede interpretarse que la
situación que vive hoy Uruguay es transitoria. El gran problema
es que este cambio supuestamente coyuntural se está pareciendo
cada vez más a un fenómeno permanente, que es lo que
genera la dificultad. Si realmente se estuviera ante un fenómeno
esencialmente transitorio, uno podría preocuparse bastante
menos de un desequilibrio fiscal importante que se financia con
endeudamiento porque se sabe que, tarde o temprano, la situación
va a volver a la normalidad con un crecimiento sustancial de la
economía y con la consiguiente mejora de la recaudación
impositiva, que va a permitir repagar la deuda que se incurre en
el momento en el cual la situación empeora. Lamentablemente,
la sucesión de shocks externos negativos que el país
ha recibido desde la devaluación del real en enero de 1999
muestra una duración de la recesión mucho más
extensa de la que todos desearíamos. Creo que la mayoría
de los analistas económicos en Uruguay estamos concordando
con una posición en la cual se le da al cambio en el contexto
externo una permanencia mayor a la que se le otorgó en un
primer momento.
Reducción
del gasto público
--¿Cómo
se podría evitar un mayor deterioro de las cuentas fiscales?
--La dificultad básica
radica en la estructura del gasto público en Uruguay, porque
el sector público no ha sido capaz por sus propias rigideces
de ajustarse al cambio en la coyuntura como sí lo ha debido
hacer el sector privado. Si se observan los números del gasto
a nivel del gobierno central o de la Tesorería --porque no
hay buena información con respecto a lo que está pasando
con los gobiernos municipales--, prácticamente el 62% del
mismo consiste en remuneraciones y transferencias a la seguridad
social. Si se le agregan los pagos de intereses sobre la deuda pública,
que han estado creciendo de una manera muy importante, se tiene
que un 75% del gasto público total está compuesto
por tres rubros: sueldos, transferencias a la seguridad social e
intereses de la deuda, que, en principio, resultan muy difícil
de tocar.
Eso deja un 25% para
los gastos de funcionamiento, transferencias e inversión
pública, donde este último componente ha sufrido una
reducción muy significativa, estando hoy a niveles mínimos
históricos de ejecución. Por lo tanto, para conseguir
una mejora importante en la situación fiscal, no hay más
remedio que echarle mano al gasto en remuneraciones y en seguridad
social mediante un aumento del impuesto a las retribuciones personales
porque nadie en su sano juicio puede plantear que Uruguay deje de
pagar los intereses de su deuda pública o busque cambios
en el financiamiento de la misma.
--¿Es factible
que se encare una reducción del gasto por el lado de los
salarios del sector público?
--El ajuste del gasto
en remuneraciones presenta serias dificultades en el plano político
porque no se puede reducir el número de empleados públicos
debido a la inamovilidad y tampoco el gobierno se ha planteado la
posibilidad de reducir sueldos. Por consiguiente, estamos en una
situación muy difícil --como dicen los norteamericanos,
entre una roca y una pared-- porque no hay capacidad de reacción
ninguna. El sistema político uruguayo no quiere reconocer
que el país es muchísimo más pobre de lo que
era hace tres años y que, además, esa pérdida
de riqueza tiene una permanencia mucho más grande de la que
todos desearíamos. A su vez, el gobierno sólo atina
a seguir endeudándose mientras pueda conseguir crédito.
Cuando no se le preste más, va a ser mucho más duro
llevar a cabo el ajuste.
Metas fiscales
--¿No sería
necesario que el gobierno uruguayo fijase un objetivo de déficit
cero como lo ha hecho el de Argentina?
--Siempre es saludable
tratar de no gastar más de lo que se dispone, pero el objetivo
del déficit cero no tiene ningún sentido, sobre todo
si se le piensa desde el punto de vista de algún rol de la
política fiscal para tratar de mitigar las fluctuaciones
económicas (donde normalmente se piensa en la posibilidad
de tolerar algún nivel de déficit en los períodos
recesivos que se compensen con los superávits generados en
los períodos de gran expansión económica),
más allá de la discusión teórica que
se puede hacer acerca de su efectividad.
En cambio, el déficit
cero en Argentina es una cuestión de imperiosa necesidad.
La dura realidad de que nadie le presta a ese país le impuso
al gobierno del Dr. de la Rúa el objetivo de déficit
cero. No creo que ese sea el caso de Uruguay, que podría
perfectamente convivir con un déficit del 1%-2% del PBI como
máximo en un contexto de recesión como el actual.
Ese nivel de déficit se compensaría con los superávits
que se generen cuando la economía se expanda y se busque
el equilibrio presupuestal intertemporalmente, es decir a lo largo
del ciclo económico con superávits en las épocas
de auge --cosa que lamentablemente no se hizo en los períodos
1991-94 y 1996-98-- y con déficits en las épocas de
contracción económica. Por lo tanto, no creo que sea
viable ni razonable para Uruguay o cualquier otro país plantearse
una meta de déficit cero todos los años.
--El gobierno uruguayo
recientemente ha elevado la meta de déficit fiscal de 2.6%
del PBI a 3.3%-3.5% para este año. ¿Qué puede
esperarse para el próximo año en esta materia?
--Los últimos
datos disponibles a julio pasado indican que se viene registrando
un déficit superior al 4% del PBI en los últimos meses,
con lo cual las medidas de ajuste que esbozó el ministro
Bensión apuntaban a una reducción del gasto en unos
U$S 130 millones a los efectos de que hacia fin de año se
alcance un déficit de 3.4%-3.5% del PBI.
Si no hay una reactivación
económica suficientemente fuerte, la cual aparece cada vez
más lejana vista la situación regional, y si no hay
un recorte del gasto importante, será muy difícil
que se logren mejoras fiscales significativas el año próximo.
Aliviar la carga
impositiva
--¿No se podría
modificar el sistema tributario para reducir el costo país?
--La mejor contribución
que el sector público puede hacer a la recuperación
de la competitividad de la economía sería que aliviara
la carga impositiva que le ha impuesto al sector privado, particularmente
los tributos que afectan los costos de producción como, por
ejemplo, los aportes patronales a la seguridad social que encarecen
la mano de obra, los impuestos explícitos e implícitos
que están incluidos en las tarifas públicas, etc.
Si Uruguay pudiera tener precios de energía y comunicaciones
similares a los que se cobran a nivel internacional y eliminar los
aportes patronales sobre la mano de obra en todos los sectores,
la transferencia de ingresos que le haría el sector público
al sector privado sería muy importante, mejorando de manera
significativa la rentabilidad y competitividad de las empresas privadas
para que éstas pudieran a su vez incrementar sus niveles
de actividad, inversión y empleo de mano de obra, único
camino viable para poder salir de la actual depresión económica.
Pero para poder bajar esos impuestos, es menester bajar el gasto
público porque se parte de un agujero fiscal muy grande.
Pensar en reducir impuestos con un déficit de más
de 4% del PBI, con un aumento del endeudamiento de más de
U$S 800 millones anuales y sin generar una reducción equivalente
del gasto público, es una utopía. En ese punto, el
país está trancado desde varios años porque
el sistema político no quiere asumir el costo político
--valga la redundancia--de reconocer que el país es mucho
más pobre de lo que era hace tres años y que no puede
seguir manteniendo el actual tamaño del Estado, mientras
el sector privado vive un proceso de contracción permanente.
--¿Qué efectos
tendrá la generalización de la tasa del IVA propuesta
por el ministro Bensión?
--El gobierno ha planteado
algo muy sensato que es la generalización y reducción
de la tasa del IVA hasta llegar a niveles del 15% en los próximos
años. Al menos en ese planteo está pensado que haya
un impacto recaudatorio neutro. Eso tiene mucho sentido común
porque la solución no radica en aumentar los ingresos, sino
en bajar el gasto, cuyo tamaño es el más alto en América
Latina, que constituye la pesada cruz que carga la economía
uruguaya y que tiene que financiar el sector privado.
Política
cambiaria en función de los acontecimientos de la región
* --El gobierno ha anunciado
que se continuará con la actual política cambiaria
hasta mediados del año próximo. ¿Una rectificación
de la política cambiaria podría contribuir a la baja
del costo país?
--La política
cambiaria ha sido una de las áreas en las que el gobierno
ha actuado mejor. La modificación cambiaria que se introdujo
en junio pasado, acelerando el ritmo de devaluación y ampliando
la banda de flotación, básicamente buscó compensar
en el segundo semestre el impacto del llamado "factor de empalme"
creado por el ministro Cavallo en Argentina. Es muy difícil,
si no imposible, para el gobierno uruguayo moverse más aceleradamente
en materia cambiaria sin saber a ciencia cierta cuál será
el escenario regional en el corto plazo. Las interrogantes que se
plantean son enormes como, por ejemplo, el mantenimiento o no de
la convertibilidad del peso argentino, la eventual modificación
de la paridad uno a uno, la inclusión de otras divisas en
la canasta de monedas, lo cual podría generar una devaluación
implícita en el vecino país, o el nivel de depreciación
del real en Brasil.
El manejo de la política
cambiaria uruguaya tendrá que estar en función de
cómo se desarrollen los acontecimientos a nivel de la región,
lo cual nos lleva de vuelta a que el gobierno debe encauzar todos
sus esfuerzos en el corto plazo al ajuste fiscal, el que tendrá
que ser hecho independientemente de lo que ocurra a nivel de las
políticas cambiarias de los países de la región.
En todo caso, alteraciones de la convertibilidad o una mayor devaluación
de Brasil impondrán la necesidad de un recorte del gasto
público más fuerte. Si bien se puede discutir que
la magnitud del ajuste fiscal será mayor o menor de acuerdo
con lo que sucede en Argentina o Brasil, es indudable que de cualquier
manera hay que encarar la solución por ese lado.
En resumen, haber extendido
el horizonte temporal de la política cambiaria hasta mediados
del año próximo va en el buen sentido, con la salvedad
de que si se produce una alteración importante en las reglas
de juego en la región, Uruguay tendrá que seguir detrás
de inmediato. Además, la flexibilidad que introdujo recientemente
el gobierno en la política cambiaria también va a
facilitar que se acelere el ajuste externo en cuanto a la mejora
de la competitividad.
--¿El BCU puede
asegurar que con sus reservas actuales será capaz de enfrentar
una corrida hacia el dólar con una banda cambiaria del 6%?
--En el corto plazo,
las reservas del BCU tienen el nivel suficiente como para enfrentar
cualquier tipo de corrida frente al dólar. El problema es,
otra vez, la situación fiscal. A mediados de 1981 también
se decía que las reservas monetarias del país eran
inexpugnables y que la relación entre reservas y pesos en
circulación era aproximadamente de tres a uno. Pero cuando
se tiene que emitir billetes todos los meses para pagar un déficit
fiscal descomunal y el público cambia indefectiblemente esos
billetes por dólares al BCU, no hay reservas que aguanten
si no se corrige la situación fiscal. No obstante, en las
coordenadas actuales, con el déficit fiscal que tiene el
país y el nivel de reservas de la Autoridad Monetaria, a
corto plazo el BCU está en condiciones de mantener la banda
cambiaria contra cualquier ataque especulativo que pueda darse.
--¿Sería
viable una eliminación de la banda cambiaria dejando flotar
al peso para mediados del año 2002?
--Es muy difícil
tener una flotación libre en un país tan dolarizado
y en el cual el sector público tiene una incidencia tan fuerte
en el mercado de cambios. Nuestra experiencia con la flotación
no ha sido muy buena, por lo cual hubo muy pocos períodos
de flotación pura. El último que recuerdo funcionó
luego del quiebre de la "tablita" y duró algunos meses, aunque
la moneda no flotó de una manera muy limpia sino que lo hizo
dentro de un esquema de flotación sucia, siendo muy grande
el grado de intervención del sector público directamente
en el mercado de cambios e indirectamente mediante la tasa de interés.
En consecuencia, se debe analizar con mucho cuidado la opción
de una flotación porque habría que fijar claramente
las condiciones operativas del sector público en ese contexto.
Sí creo en que hay otras alternativas a la flotación
como podrían ser la creación de una nueva banda más
arriba, la fijación del tipo de cambio a un nivel más
alto, una devalaución en escalón y luego pasar a un
régimen de "tablita" con un ritmo de devaluación descendente,
etc. Aunque no descartaría totalmente la flotación
pura, creo que de irse a un esquema de ese tipo hay que fijar reglas
muy claras respecto a las compras de divisas del sector público
y la política de tasa de interés y operaciones de
mercado abierto a seguir.
Ajuste
permanente del sector privado
--¿El Estado no
ha contribuido con el ajuste?
--El aumento de la desocupación,
las rebajas de sueldos más significativas y la enorme pérdida
de rentabilidad de las empresas se ha dado en el sector privado.
Mientras tanto, las empresas estatales están agravando la
situación del sector privado al fijar tarifas en los servicios
públicos mucho más altas de las que se podrían
cobrar a los efectos de transferir más recursos al Estado,
que tiene que seguir pagando un nivel de gastos que no es capaz
de reducir.
No me queda ninguna
duda de que el sector público no ha hecho absolutamente nada
para ayudar al sector privado. Basta comparar las cifras globales
del gasto público en la actualidad y las de hace tres años
medidas en dólares. Prácticamente no ha habido ninguna
reducción en tanto que el tamaño de la economía
del país ha caído 15%-20% en dólares con respecto
a lo que era en 1998.
El sector privado ha
llevado la totalidad de la carga del ajuste y lo va a seguir haciendo
mientras pueda, ajustando por la vía de una gran contracción
de su producción, de sus niveles de inversión, de
los niveles de salarios pagados y con un aumento de la desocupación.
Obviamente, este panorama de ajuste permanente del sector privado
a la corta o a la larga va a implicar problemas mucho mayores para
el sector público, que forzará al sistema político
a hacer un recorte del gasto mucho mayor del que se quiere evitar
ahora. Por consiguiente, el sector público no va a escapar
al ajuste tal como ocurrió en Argentina.
Expo
Prado La Asociación Rural propuso, para tratar en forma urgente
y con carácter de transitorio, que se graven las importaciones
y se devuelvan impuestos a las exportaciones
Estado gordo y pesado lleva al país a la ruina
Sin esas medidas, se
posterga la reactivación de la economía, cuando ``ya
no tenemos tiempo'', dijo ARU.
En un contexto ``más parecido a nuestro sistema de vida'',
elegido ``no por casualidad'' sino porque ``este es un año
xcepcional'', la Asociación Rural del Uruguay decidió
manifestar su descontento ``rodeados de estos magníficos
ejemplares representantes de nuestra ganadería, escasa en
el mundo por lo natural, competitiva pero sin competitividad y que
está pidiendo a gritos un marco nacional e internacional
para manifestar todo su potencial''.
Explicando que ``el agro está de lomo duro y erizado'' y
que ``no les vamos a aflojar ni tranco de pollo y seguiremos diciendo
de frente nuestras verdades'', recordó que ``estas exposiciones
siempre han servido para dar la posición del campo y no están
hechas para escribir la historia con letra chica'', aunque aseguró
que ``pase lo que pase vamos a seguir en nuestra vieja huella que
es el diálogo, la propuesta seria y la posición constructiva''.
COMPETITIVIDAD. Proponiendo ``acciones que permitan elaborar
una estrategia de coyuntura para que, sumando esfuerzos, identifiquemos
lo prioritario, porque éste es un momento en el que no nos
podemos equivocar'', Pereira Micoud denunció que ``los problemas
que inciden sobre nuestra competitividad son el alto peso del Estado,
el tipo de cambio real, los altos costos de las tarifas públicas
monopólicas y las regulaciones
vigentes, entre otras.
A ellos se les suman los subsidios agrícolas y los problemas
de acceso a los mercados. Todos ellos juntos fueron, son y seguirán
siendo, asuntos de referencia obligada para todo el sector agroexportador''.
Recordó que el tema sanitario dejó en evidencia la
``vulnerabilidad como sector productor y exportador, la estructura
de los
servicios veterinarios oficiales, nuestro riesgo sanitario regional
y la equivocada priorización del uso de los escasos recursos
disponibles.
Asimismo nos dio la certeza de que si no elaboramos una estrategia
sobre algunos aspectos básicos, el retorno al crecimiento
de nuestras exportaciones y economía se irá dilatando''.
Pereira Micoud pidió ``fortalecer una estrategia sanitaria
regional'', porque el sector agropecuario ``necesita desesperadamente
retomar las exportaciones de productos que han sido afectados. Esa
es la primera etapa a recorrer. Pocas acciones tienen hoy tanta
importancia''.
Y explicó que se necesita un comercio mundial libre para
los productos agrícolas, porque a países como el nuestro
``nos va la vida en eso'', así como la necesidad ``de tener
mercados, de abrirlos''.
LO QUE PASA? Respondiéndole a quienes últimamente
han minimizado o pretendido desconocer lo que el sector representa,
enumeró que en los últimos años las exportaciones
de carne pasaron de 150 mil a 250 mil toneladas y se bajó
la edad de faena en un 50%. La lechería creció a un
10%. En trigo, en producción por hectárea, el rendimiento
uruguayo es igual al de Canadá, Australia, Argentina y EE.UU.
Y en arroz se producen 700 kilos por hectárea más
que en EE.UU.
``Y si la agropecuaria no es importante, pregúntenle al ministro
de Economía qué pasó luego de la aftosa con
la recaudación, el nivel de actividad y las exportaciones'',
desafió.
Poniendo énfasis en sus palabras, precisó que ``en
los últimos meses hemos visto camiones parados, agroindustrias
sin materias primas, jornales perdidos, el seguro de paro a pleno,
cadenas de pago que se cortan y repercusiones negativas en actividades
quenormalmente nadie asocia con la agropecuaria''.
Respaldado por los aplausos, se preguntó primero ``Qué
le pasa a nuestro agro?'', para responderse luego ``Le pasa lo que
al país. No somos competitivos, estamos caros en dólares,
nos es difícil llegar afuera con nuestros costos o, al transformar
las divisas, éstas no rinden. Llámenle atraso cambiario,
costo país o como quieran, pero el lastre de un Estado gordo
y pesado, que no se actualiza, nos está llevando a la ruina.
Aunque elogiando el haber ensanchado la banda cambiaria y acelerado
el ritmo devaluatorio, dijo que, por lo hecho por los países
vecinos, el país sigue quedando fuera de competencia en materia
de exportación.
DENUNCIA. ``El gasto público es casi cuatro veces
lo que produce toda la agropecuaria, equivale a 28 millones de novillos
gordos, al triple de todas las exportaciones del país o,
si se lo quiere ver desde otro ángulo, a 50 años de
toda la producción nacional de leche. El uso irresponsable
de fondos públicos genera situaciones como los pases en comisión
que escandalizan a nuestra gente.
Muchas intendencias municipales realizan prácticas cuyo objetivo
es mantener empleados y no servicios
eficientes. Desde finales de los ochenta a la fecha se duplicaron
los salarios pagados por las intendencias,
llevándose todos los años la zafra entera de lana
del país. La ineficiencia y el costo estatal, y la falta
de velocidad en su reestructura, son un elemento irritativo para
un sector privado que ve como esta inequidad entre lo público
y lo privado, empeora una situación económica que
desmantela sus filas, quiebra empresas y aumenta el
desempleo.
Al mismo tiempo que el país tiene un 16% de desocupación,
todos ellos privados, seguimos aferrados a la inamovilidad del empleo
público. La carga tributaria directa e indirecta se traslada
a las empresas como forma de preservar las cuentas nacionales. La
ineficiencia monopólica de los entes autónomos se
traslada silenciosamente a nuestras empresas y a toda la población
a través de las tarifas. Empresas como Pluna y AFE mantienen
directorios y empleados sin tener ni aviones ni trenes. Sólo
del frigorífico al consumo casi la cuarta parte del precio
corresponde a impuestos indirectos.
Debido a la importancia de la estabilidad financiera en el costo
de la captación del crédito internacional, el ector
privado actúa como variable de ajuste'', pautó como
largo monólogo, proponiendo entonces acelerar la
reestructura del Estado e intimar ``a los partidos políticos
a no partidizarla'', porque sin ella ``no será posible la
reactivación del sector privado, el crecimiento de la economía
y el aumento del empleo''.
PROPUESTA. Anunció que la Asociación Rural
propone como medida ``de urgente consideración y con carácter
transitorio la creación de un recargo a las importaciones
de productos y una devolución de impuestos del mismo tenor
a las exportaciones''. Decimos claramente que sin estas medidas,
la reactivación de nuestra economía sería postergada
y hoy ya no tenemos tiempo.
A SU MANERA
Madrugador
Según Protocolo
de Casa de Gobierno, el Dr. Batlle llegaría al ruedo de la
Rural a la hora 14.30. Sin embargo, a las 13.50 ya estaba sentado
en las gradas de madera, y él mismo fue recibiendo a los
directivos dueños de casa, al intendente Mariano Arana, al
ministro y al subsecretario del MGAP y hasta a buena parte de la
prensa.
Vacío
Así permaneció el palco donde siempre se ubican las
autoridades y los invitados, por decisión de la Junta Directiva
de ARU, como forma de marcar austeridad ante la situación
que viven el sector y el país. Ni siquiera los fotógrafos
y camarógrafos pudieron subir allí para tener una
mejor perspectiva para su trabajo.
Respeto
El minuto de silencio solicitado en homenaje a los caídos
en el ataque terrorista que sufrió EE.UU. tuvo amplia acogida.
Sólo fue quebrado, con sonidos que parecían lamentos,
por balidos, mugidos y hasta algún cacareo de los grandes
campeones que estaban en la pista.
Obvio
Cuando fue instado a hablar, Batlle no se hizo rogar. Aunque ya
se había anunciado por los altavoces que comenzaba el desfile
de los grandes campeones, dejó su sombrero como cuidando
su lugar en la grada, y con paso seguro fue hasta el atril. ``No
se podía quedar sin hablar. Ya el año pasado se quedó
con la sangre en el ojo'', dijo un veterano dirigente ruralsonriendo,
como sabiendo que lo iba a hacer.
Estilo
Al retirarse, Batlle no encontró una puerta cercana para
salir del ruedo, por lo que se trepó a las altas vallas
utilizadas para la prueba integral de caballos Criollos, ``voleó
la pierna'' y pasó a la calle que circunda la pista, entreverándose
entre el público, obligando a custodios y periodistas a hacer
lo mismo para no perderlo de vista. Así se fue de la Rural,
sorprendiendo a la gente que paseaba por miles en elpredio, firmando
autógrafos y
dándole la mano a quien se la tendía.
DE AQUI
Y DE ALLA
Cambios
``El Presidente de la República contestó muchos de
los planteos que hizo el titular de la ARU, pero más que
eso, me parece que dio pautas de la proximidad del Poder Ejecutivo
hacia los problemas del agro. Siempre se genera un clima de diálogo
muy bueno, eso lo tenemos que mantener. Los problemas están
y hay que resolverlos, pero para eso, tenemos que conversar. Me
parece que en unos pocos días las cosas pueden comenzar a
cambiar y a ponerse mejor. Habrá que seguir conversando.
El pedido vinculado con los lecheros, hace mucho que está
solucionado. El MGAP mandó el proyecto de Ley al Parlamento,
cumplió todos los
estudios y propuso las fórmulas de pago''. Ing. Agr. Gonzalo
González, ministro de Ganadería, Agricultura y
Pesca.
Comunes
``Sufrimos los mismos problemas. Tenemos gobiernos pesados, agigantados
y se le quiere cargar más
impuestos a la producción primaria. El Presidente de la República,
asumió la responsabilidad de que
no se puede gastar más de lo que recauda. Nos piden a los
productores que seamos competitivos,
pero no podemos competir en estas condiciones, no tenemos los marcos
adecuados, por eso, debe
haber una reestructuración del Estado y ahí deben
jugar un papel importante los partidos políticos.
La política nos está asfixiando. En Paraguay el agro
representa entre el 80% y 90% del Producto Bruto
Interno, entonces, vivimos las mismas circunstancias con la única
ventaja de que no tuvimos fiebre
aftosa.
Hay que trabajar en conjunto los problemas regionales y el sanitario
es uno de ellos. Capitalicemos los errores, porque se pagan caro
cuando un país pone pordelante los intereses económicos,
políticos, antes que los sanitarios''. Dr. Juan Nestor Núnez,
titular de la Asociación Rural del Paraguay.
Equilibrado
``El de Pereira Micoud me pareció un discurso equilibrado
en el que dijo muchas verdades, pero, en el que también reconoció
con mucha altura, sin agresiones, proponiendo cosas, que eso es
lo importante.
También me gustó la improvisación del Presidente
de la República y comparto totalmente lo que dijo
sobre el ALCA y sobre la posición que hay que tener frente
a Europa. Tenemos que ir a pelear como bloque y no podemos aceptar
negociar ningún otro tipo de cosas, si no se negocian primero
los problemas agrícolas. No podemos negociar otras cosas,
si primero no se analiza lo agrícola que tanto nos afecta.
No puede ser que nosotros vayamos a discutir las cosas que los afectan
a ellos y lo que necesitamos, ellos no quieren sentarse a
conversar''. Enrique Crotto, presidente de la Sociedad Rural Argentina.
|