Ataques
de septiembre aceleraron nueva estrategia de defensa
Washington
| EFE
Tras los ataques del
11 de septiembre, EEUU decidió acelerar la puesta en marcha de una
nueva estrategia de defensa en la que la efectividad en el exterior
se combine con garantizar la seguridad del territorio nacional.
El secretario de Defensa,
Donald Rumsfeld, considera que esa estrategia se debe ``construir
en torno a cuatro objetivos que guíen el desarrollo de las fuerzas
armadas de EEUU y sus capacidades, su despliegue y su uso''.
EEUU cuenta -según señaló
Rumsfeld en octubre en el informe que el Pentágono emite cada cuatro
años- con que esos planes aseguren a los aliados y amigos la firmeza
de los objetivos, disuadan a los adversarios de poner en marcha
planes en contra de los intereses de Washington, refrenen las agresiones
y, si la disuasión falla, venzan al adversario.
Para el presidente de
EEUU, George W. Bush, la mejor forma de encarar esos nuevos planes
es mediante la puesta en marcha del controvertido sistema nacional
de defensa antimisiles balísticos (NMD), un proyecto que él y sus
asesores de defensa ven como la mejor manera de acercarse a la paz.
Pero para los críticos,
además de considerarlo caro y puede que ineficaz, es la mejor manera
de romper el equilibrio del régimen internacional de control de
armamento y echa por la borda al Tratado Antimisiles Balísticos
(ABM) que EEUU firmó con la Unión Soviética hace 29 años.
Aunque, según los expertos,
en todo ese tiempo ese tratado ha demostrado ser una garantía para
la paz, Bush acaba de dar el paso histórico de abandonarlo para
liberarse de las ataduras que le imponían a los experimentos con
misiles balísticos, en los que basa su sistema de defensa nacional.
Ivan Eland, del Cato Institute, considera que EEUU debe adoptar
``una estrategia de seguridad que se acomode mejor a sus necesidades
reales sobre la defensa de sus auténticos intereses vitales, la
protección del territorio, la reducción de las intervenciones en
el exterior y que responda con agresividad a las amenazas reales
en la era del terrorismo''.
Para Eland una postura
militar de EEUU más restringida en el exterior podría, no sólo reforzar
la seguridad estadounidense, sino que también permitirá responder
a las nuevas amenazas con una amplia reubicación de recursos del
presupuesto de defensa.
Al presentar el presupuesto
de defensa al Congreso, Rumsfeld subrayó que el objetivo de Bush
era ``detener el declive de las fuerzas armadas y empezar militarmente
el siglo XXI de manera que se disuadan las agresiones y se amplíe
la paz y la prosperidad''.
Fuentes del Pentágono
señalaron, esta semana, que ``la transformación de lo militar ha
sido una de las prioridades del Departamento de Defensa desde que
Bush asumió su presidencia'', hace once meses. ``El mensaje de Rumsfeld
ha sido que los militares estadounidenses tienen que evaluar las
amenazas futuras y ajustarse en hombres, equipos y doctrina para
contrarrestarlas'', indicaron las fuentes.
Recordaron también que
ya antes de los ataques terroristas de septiembre el jefe del Pentágono
había hablado de que ``los enemigos de Estados Unidos podrían usar
medios asimétricos para contrarrestar la preponderancia estadounidense
en tácticas y armas convencionales''.
Para lograr sus objetivos
Rumsfeld ha designado al vicealmirante retirado Arthur Cebrowski
como uno de esos asesores para el proceso de transformación del
ejército de este país. ``La transformación no es un destino, sino
un proceso'', dijo Cebrowski, que insistió en que eso es algo que
tienen que entender no sólo los civiles, sino también los mismos
militares porque ``si uno se acostumbra a la rutina, la rutina significa
que estás muerto''.
El vicealmirante se refirió
a que el elemento más importante para realizar esa transformación
``es tener una mente flexible... ser innovador, experimentar y tratar
nuevas combinaciones'', además de servirse de nuevos equipamientos.
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