Salvando almas .La Iglesia se propone transformar el barrio Borro levantando un liceo frente a la Gruta de Lourdes. Una comisión busca fondos para hacerlo posible.

Bajo la mirada de la Madre

El Liceo Jubilar se levantará con fondos externos y aportes de la comunidad en un terreno que fue donado por los Padres Dehonianos.

ALVARO J. AMORETTI

Persuadidos de que la Iglesia Católica no sólo debe promover la solidaridad sino que además debe trabajar para transformarla en hechos tangibles y de que no hay mejor contención que la del sistema educativo para evitar que los jóvenes de las zonas carenciadas perciban a la informalidad o el delito como la última alternativa a la pobreza en la que viven, los integrantes de una comisión presidida por la primera dama Mercedes Menafra de Batlle e integrada --entre otros-- por el arzobispo de Montevideo, monseñor Nicolás Cotugno, impulsarán la construcción de un liceo en el barrio Borro, una zona en la que más de siete mil niños egresan anualmente de sexto año de escuela y en la que hoy en día no existe un local de Enseñanza Secundaria.

El proyecto comenzó a cobrar vida en febrero de 1999 cuando, a poco de ser investido como arzobispo, Cotugno visitó la Gruta de Lourdes, recorrió el área que la circunda y dialogó con algunos de los vecinos del barrio. Lo que vio lo dejó conmovido. "Esto es injusto delante de Dios", comentó impactado al sacerdote Rodolfo Bonci, rector del denominado Santuario por la Paz y la Reconciliación.

Pero aquella visita todavía reservaba una sorpresa al arzobispo. Mientras transitaba la zona, un grupo de adolescentes que solicitaba dinero interceptó a Cotugno y, haciendo caso omiso a su investidura, terminó por asaltarle. El episodio sacudió a quienes le acompañaban en la recorrida, pero no alteró el semblante del religioso, quien buscó en el padre Bonci una respuesta a lo sucedido.

"Están en la calle porque no en todo el barrio no hay un liceo que los contenga", le explicó Bonci, quien desde hacía largo tiempo pregonaba la importancia social de la obra que reclamaba.

Cotugno escuchó la demanda y abrazó inmediatamente la idea. Al día siguiente, la hizo suya durante la homilía que pronunció ante decenas de miles de fieles que habían llegado hasta la Gruta de Lourdes para participar de la tradicional peregrinación anual a la Virgen.

"Lo que me pasó ayer es un botón de muestra de una realidad que todos conocemos. Por eso le pedimos a la Virgen para que le pida a Jesús que transforme el agua bendita en vino, porque nuestros hermanos ya no tienen más vino", dijo Cotugno. Y fue todavía más allá. "La evangelización necesita de educación. Necesitamos, por ejemplo, un liceo en esta zona de la Gruta de Lourdes, como lo solicita la comunidad, que ojalá sea escuchada por quienes son los responsables de ello. Necesitamos más educación para que nuestros niños y jóvenes de hoy se conviertan en hombres de bien del mañana. Todos ellos, entre los que se encuentran los que ayer me asaltaron, tienen el derecho a educarse, a ser honrados, a ser hombres de bien, porque cuantos más centros de estudio tengamos, más niños, adolescentes y jóvenes habremos sacado de la calle", agregó el religioso, al que la multitud ovacionó largamente por sus palabras.

Treinta meses después de aquel día, Cotugno ha dejado de soñar con la posibilidad de que el barrio Borro tenga un liceo y ha decidido que ha llegado el momento de que el viejo proyecto se convierta en realidad.

DE SUEÑO A REALIDAD. La idea ya ha tomado forma. Una comisión que tiene como madrina a doña Elvira Salvo de Romay y como presidenta a la primera dama Mercedes Menafra de Batlle asumió hace algunos meses el desafío de levantar el largamente esperado liceo, y comenzó a buscar un predio en el cual levantar la estructura.

La tierra cayó del cielo. La congregación de los Padres Dehonianos, que años atrás levantó un colegio privado frente a la mismísima Gruta de Lourdes, comunicó al Arzobispado que donaba un predio contiguo, de poco más de una hectárea, para construir el liceo, y que mientras éste se levantaba ofrecía sus instalaciones para que en ellas, en el turno vespertino, funcionara un liceo que comenzara a cambiar la zona.

Conseguido el terreno, resultaba clave disponer de un proyecto concreto. La solución llegó de la mano del reconocido arquitecto Guillermo Gómez Platero, quien enterado de la iniciativa de monseñor Cotugno comunicó a la comisión que, como católico, se sentía en la obligación de cooperar con el proyecto tomando a su cargo la confección de todos los planos del nuevo liceo.

FINANCIAMIENTO. El edificio proyectado por el arquitecto Gómez Platero permite albergar aulas, un comedor, campos de deportes para practicar fútbol y básquetbol, área de esparcimiento y un amplio sector destinado a talleres que permitirán que los alumnos complementen su formación curricular con conocimientos básicos de carpintería, herrería, electricidad, zapatería, sanitaria y mecánica, de modo de poder insertarse con mayor facilidad en el mercado de trabajo.

La comisión que trabaja en el tema estimó que el liceo proyectado por Gómez Platero insumiría una inversión mínima de 440 mil dólares y se abocó a buscar el financiamiento para viabilizar el emprendimiento.

Por lo pronto, monseñor Cotugno interesó en el proyecto a la fundación europea "Kirche in Not Ostpriesterhilfe" (Ayuda a la Iglesia Necesitada), la que a comienzos de la pasada semana envió a Montevideo a una delegación integrada por su presidente Hans-Peter Rothlin y su secretaria general Antonia Willemsen a efectos de interiorizarse de los detalles de la iniciativa y elaborar un informe sobre la posibilidad de financiar parcialmente su ejecución.

"Analizamos el proyecto y recorrimos la zona en la que el arzobispo proyecta levantar el liceo. Nos parece un emprendimiento tan necesario como decisivo y vamos a analizar una contribución muy importante para ayudar a hacerlo posible", dijo Willemsen a El País.

Fuentes vinculadas a la comisión se mostraron convencidas de que la obra contará con un amplio apoyo popular. De hecho, los vecinos de la zona que será beneficiada con la construcción del nuevo liceo ya manifestaron al arzobispo Cotugno su voluntad de cooperar con sus escasos recursos o con trabajo para que la idea cristalice, y es intención de los integrantes del grupo presidido por la primera dama Mercedes Menafra de Batlle que se abran mecanismos a través de los cuales la ciudadanía, sea o no católica, pueda contribuir a reunir los recursos necesarios para levantar el edificio.

Si las expectativas de la comisión se cumplen, en pocos meses comenzarán a levantarse los cimientos del nuevo liceo del barrio Borro frente a la Gruta en la que monseñor Cotugno una vez lo soñó en voz alta.

"Se hará frente al santuario y quedará, para siempre, bajo la mirada de la Madre", se reconforta el arzobispo. Y no es para menos. Después de todo, los milagros no son cosa de todos los días.

Una visita que dejó su huella

"Ayuda a la Iglesia Necesitada", la fundación europea que estudia una importante contribución económica para hacer posible la construcción del primer liceo del barrio Borro, tiene oficinas en dieciséis países y recibe anualmente donaciones por unos 70 millones de dólares provenientes de sus 600 mil benefactores en todo el mundo, dijo a El País su secretaria general, Antonia Willemsen.

La fundación --que tuvo sus orígenes en la obra de un sacerdote alemán que después de la Segunda Guerra Mundial procuraba alimentos para la población hambrienta y que por ello llegó a ser conocido como "el Padre Tocino"-- es la misma que a finales de los años sesenta becó al recientemente ordenado sacerdote Nicolás Cotugno para que pudiera costear cuatro años de estudios en Europa y obtuviera su doctorado en Teología.

Willemsen conoció a Cotugno durante aquella beca y la fundación ya no dejó de apoyar los proyectos del actual arzobispo de Montevideo en favor del movimiento salesiano, ni tampoco el emprendimiento que transformó el viejo Instituto Teológico del Uruguay en la actual Facultad de Teología.

Paralelamente, la fundación aporta anualmente los fondos que permiten la subsistencia de las religiosas de clausura del Convento de las Carmelitas Descalzas, en Punta de Rieles, donde monseñor Cotugno ofició una misa hace algunos días.

Willemsen y el presidente de la fundación, Hans-Peter Rothlin, arribaron a comienzos de la pasada semana a Montevideo para visitar la zona en la que monseñor Cotugno proyecta levantar el "Liceo Jubilar" y, tras dialogar con los vecinos, comprobaron que la obra cuenta con un amplio apoyo de quienes residen en un barrio donde lo único que sobra son las carencias.

"Fue una visita que nos marcó. El barrio Borro parece ser el centro de la depresión y se ha convertido en una zona en la que la familia no existe, un campo fértil para la violencia y las drogas", comentó Rothlin.

Por su parte, Willemsen expresó su confianza en que el liceo que proyecta levantar Cotugno modificará drásticamente la zona. "Nos parece muy importante que en un momento tan difícil como el que estamos viviendo el arzobispo, que es un hombre al que conocemos, haya apostado a aumentar sustancialmente la llegada de la Iglesia a los más jóvenes, que son el futuro del país", resaltó.


Salvando almas .Para el arzobispo lo que sucede en el barrio Borro "es injusto delante de Dios". "O comenzamos a levantar liceos o terminamos levantando cárceles", advierte.

"No puedo cruzarme de brazos"

Cotugno opina que el liceo que impulsa contribuirá a "moralizar" y a dar valores a los jóvenes de la zona.

El arzobispo de Montevideo, monseñor Nicolás Cotugno, confió en que desde el "Liceo Jubilar" la Iglesia Católica podrá "ayudar a moralizar a la juventud y transmitirle valores" y dijo que en Uruguay "comenzamos a levantar escuelas y liceo, o terminamos levantando cárceles".

En un breve diálogo con El País, Cotugno dejó en claro que en el liceo proyectado no será obligatoria la formación religiosa, aunque en sus instalaciones "Jesucristo no será un desconocido".

--Usted ha reclamado varias veces la construcción de un liceo en el barrio Borro como forma de mantener a los adolescentes de la zona en el sistema educativo y de luchar, de ese modo, contra la violencia. ¿Por qué cree que es la Iglesia la que tiene que asumir la tarea de levantar ese centro educativo y no las autoridades de la Educación?

--Porque lo que está sucediendo en esa zona es injusto delante de Dios. Las personas que viven allí son nuestros hermanos y no puedo conformarme con rogarle a Dios y cruzarme luego de brazos. Tengo la obligación de hacer algo.

--¿Y por qué un liceo?

--Porque en este país comenzamos a levantar escuelas y liceos, o terminamos levantando cárceles.

--¿Qué cambio puede procesar la Iglesia en el estigmatizado barrio Borro a partir del "Liceo Jubilar"?

--Creo que podemos ayudar a moralizar a la juventud, a transmitirle valores, a cambiar lo que hoy vemos en la ciudad.

--El hecho de que sea la Iglesia a través del Arzobispado de Montevideo la responsable de la construcción del liceo, ¿significa que va a ser un liceo católico?

--Significa que va a ser un liceo en el que Jesucristo no va a ser un desconocido. Un lugar en el que exhibir el rostro auténtico de lo que entendemos por laicidad.

--¿Y en qué se va a traducir ese concepto en materia curricular?

--En el respecto más absoluto por las libertades de todos, pero también en el necesario ofrecimiento de un camino, de un ideal de vida que pueda hacer posible las vivencias de los valores que se inculcan.

--¿Confía en que el liceo ayudará a transformar la zona?

--Hay hermanos que tienen problemas y uno de nuestros pecados es no darles una mano. Por eso la Iglesia de Montevideo, en su conjunto, quiere hacer de esto la bandera de la fe transformada en solidaridad y mostrar que, como decía San Pablo, no hay que dejarse vencer por el mal. La clave es vencer el mal con el bien.

La comisión, los sueños y la voz del Papa

La comisión que trabaja para hacer realidad el "Liceo Jubilar" es la misma que, hace algunos meses, levantó el denominado "Santuario del Señor Resucitado", el que tiene a su frente la imagen del Papa Juan Pablo II.

El experimentado publicista Luis Caponi es uno de los más entusiastas integrantes de la comisión y está convencido de que el grupo de trabajo del que forma parte "va a dar mucho que hablar" en los próximos años, porque está compuesto por "personas que tienen sueños y que trabajan con alegría para transformarlos en realidades".

"Cuando empezamos a trabajar por el Santuario, muchos pensaron que se trataba de una utopía. Hoy ya es un hecho tangible", dice Caponi, quien recuerda con una sonrisa que no fueron pocos los que pensaron que había perdido la razón cuando para invitar a la inauguración del templo propuso solicitarle al mismísimo Papa Juan Pablo II que grabara un mensaje.

Poco después, una cinta con la voz del pontífice llegó a manos del arzobispo de Montevideo. Contenía una invitación a la inauguración del Santuario y una bendición al pueblo uruguayo, y fue utilizada para una pieza de televisión que permitió que, pese al frío, siete mil personas participaran de la celebración.

"Cuando uno sueña y trabaja por un sueño, no hay imposibles", resume Caponi.