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              Manane Rodríguez  La realizadora 
              uruguaya, radicada en España hace más de 20 años, 
              cruzó el océano para el estreno argentino de su segundo 
              largometraje, "Los pasos perdidos", que en octubre se exhibirá 
              en Montevideo. El film trata sobre una joven, hija de desaparecidos, 
              que conoce la verdad.  directora 
              de cine  Conflicto de identidad 
              
               
              
              MAGDALENA 
              HERRERA  
              Con elogiosas críticas 
              y muy buena afluencia de público, desde hace un par de semanas 
              se exhibe en Argentina el film Los pasos perdidos, una co-producción 
              hispano--argentina dirigida por la uruguaya María del Carmen 
              (Manane) Rodríguez, quien reside desde hace más de 
              20 años en España.  
              Este segundo largometraje 
              de Manane Rodríguez, que se estrena a fines de octubre en 
              aquel país y luego en Uruguay, trata sobre la crisis de identidad 
              de una joven, llamada Mónica (Irene Visedo), desatada cuando 
              se entera que no es hija de quienes dicen ser sus padres (Luis Brandoni 
              y Concha Velasco), sino de dos desaparecidos, víctimas de 
              la dictadura argentina. El actor Federico Luppi interpreta a un 
              escritor que busca a su nieta secuestrada por los asesinos de su 
              hijo y su nuera.  
              Las similitudes con 
              el caso Gelman son casuales. El guión de Los pasos perdidos 
              fue escrito bastante antes de la aparición de la nieta del 
              poeta argentino e incluso la historia de Rodríguez recibió 
              el apoyo oficial del gobierno español para su desarrollo 
              ya en 1998. "Tienen parecidos en cuando al enunciado: un escritor 
              famoso que reclama a una chica como su nieta", señala la 
              directora. "Es cierto que la película nació de muchos 
              casos reales, pero es pura imaginación. Tiene un parecido 
              formal pero las diferencias son muchas".  
              --¿Cuales son esas 
              diferencias?  
              --La chica de la película 
              desaparece cuando tenía un año y medio, y la historia 
              se centra en un hilván de pequeños recuerdos. Esa 
              trama de recuerdos, situaciones e imágenes, todo inconsciente, 
              es algo muy importante de Los pasos perdidos. El conflicto habla 
              de los problemas de identidad de la protagonista desde que se entera 
              de la verdad hasta que de alguna manera intenta resolverla.  
              --¿Fue difícil 
              elegir a una actriz española para contar una historia que 
              se desarrolla en el Río de la Plata?  
              --Irene Visedo resultó 
              fantástica. 
              En esto de los actores, 
              a veces uno va derecho pero la mayor parte de las ocasiones es intuición 
              y suerte. Con Federico Luppi, Luis Brandoni y Concha Velasco era 
              tiro hecho porque son actores que demostraron lo que valen en cine. 
              Tanto Luppi como Brandoni tienen momentos memorables en el film. 
               
              --¿Pero para Visedo 
              como Velasco no era una historia muy lejana o extraña a ellas? 
               
              --En el libro tuve que 
              trabajar mucho con Xavier Bermúdez, mi co--guionista, en 
              todo lo que era la documentación para procurar ser serios 
              y que no fuera una cantidad de fantasías mías. La 
              película está centrada en los sentimientos de esta 
              chica cuando se entera de la verdad. Para Irene fue doloroso, pero 
              no difícil. Ella trabaja el personaje desde los sentimientos, 
              que no tienen país. El film habla de un tema de identidad 
              que posee validez en cualquier parte del mundo. De lo contrario, 
              no interesaría en el tiempo. La idea era que Visedo trabajara 
              un personaje a quien la vida se le viene abajo, se cuestiona toda 
              su historia de veintipico de años, y se va acercando a una 
              realidad que le es ajena.  
              --¿Por qué 
              la historia se centra en Argentina y no Uruguay?  
              --La situé en 
              Argentina porque la mayor cantidad de chicos desaparecidos están 
              allí. Podría haberse situado en Uruguay, me lo creería 
              igual, pero es un film que se va a distribuir en España y 
              otros lados, hubiera significado tener que explicar muchas cosas. 
              No hay ninguna intención política, pero como no se 
              trataba de un testimonio, sino de hablar del conflicto de identidad, 
              Argentina era más apropiada.  
              --En su film anterior, 
              "Retrato de mujer con hombre al fondo", trabajó la uruguaya 
              Margarita Musto. ¿Para este no pensó en un actor uruguayo? 
               
              --Pensé en Luppi 
              y en Brandoni desde que comencé a escribir el guión. 
              Realmente fue comprometido, porque si no hubieran aceptado trabajar 
              hubiese sido un verdadero disgusto. Pero los tenía en la 
              cabeza por una razón inexplicable. Además, yo en eso 
              soy muy profesional. Cuando convoqué a Margarita Musto no 
              lo hice porque era uruguaya sino porque es una profesional estupenda 
              y una actriz buenísima. No tengo esos problemas de las nacionalidades. 
               
              --¿No se plantea 
              su nacionalidad más allá que tenga la uruguaya y la 
              española, y haya vivido en Argentina?  
              --Llegó un momento 
              que sentí que era de todos lados. Tengo afectos aquí, 
              en España y en Argentina. Ni siquiera me lo planteo mucho, 
              es más un problema de los otros que mío. Yo estoy 
              bien en todos lados: son tres amores y tres dolores de cabeza.  
              --Su anterior película 
              fue una producción independiente. ¿Esta que tuvo bastante 
              mayor inversión económica y apunta al gran circuito 
              comercial puede también considerarse independiente?  
              --Es difícil 
              determinar lo que es cine independiente. Retrato de mujer con hombre 
              al fondo combina todas las cosas porque se hizo con formato independiente, 
              se realizó al margen de las televisiones, con libertad y 
              sin imposiciones, y tenía el tono del cine de personajes. 
              En este caso, aunque el film tiene los apoyos de la televisión 
              española espero que tenga el aire del cine que a mi me gusta, 
              que es el independiente de las normas, en el sentido que el público 
              pueda respirar los personajes. Que no todo esté dicho, expresado 
              y cerrado sino que deje un margen para la invención y la 
              conversación. Eso es una característica del cine independiente. 
              Está muy cerca de los personajes, y creo que por eso fue 
              que Luppi, Brandoni y Velasco aceptaron los papeles y se sintieron 
              comprometidos.  
              --¿Qué le 
              preocupa ahora que el film está en la pantalla grande argentina, 
              y en octubre estará en España y Uruguay?  
              --Te llega a preocupar 
              todo. La película es un drama pero tiene momentos de humor. 
              En eso, es como la vida. Con el público, los silencios largos, 
              las risas, la emoción, demuestran si lo que uno quiso expresar 
              funcionó. Las críticas son importantes en la medida 
              que lleven gente a la sala, y también lo son para mi ego. 
              Pero quiero querer más a las películas que a mi ego 
              y si tuviera que elegir, optaría por una taquilla impresionante 
              que por una buena crítica. Pero todo importa porque también 
              la labor crítica es creativa e importante. Me gusta cuando 
              veo que un crítico miró cosas de mis trabajos que 
              yo también pensé y miré mucho rato, y no pasó 
              por alto otras que a mi me ocuparon.  
              --¿Cuando escribió 
              la historia y realizó el film buscó que el espectador 
              se sintiera sentimentalmente identificado?  
              --Esta película 
              es más cercana al espectador que la anterior, que era más 
              racional. No busco una expresa identificación sentimental, 
              pero el film consigue emocionar a los espectadores. Hay momentos 
              de gran congoja lo que para mí es una experiencia nueva en 
              cine. Me gusta que mi historia cause esas sensaciones. Me gusta 
              hacer llorar a la gente, sin engaños. La clave de mi trabajo 
              es interesar a la gente cuando lo está mirando, que esté 
              atenta y sienta junto con los personajes, y que los siga hasta el 
              final. Si uno consigue eso, no hay historia que no sea universal. 
               
              --¿Por qué 
              eligió este tema? ¿Una deuda pendiente?  
              --La idea me surgió 
              cuando vi una foto de los padres de Mariana Zaffaroni en un libro 
              al que tuve acceso. Los conocía, y me di cuenta que los había 
              arrastrado conmigo a España, que eran como yo, que tenían 
              mi misma edad. Luego vi una foto de Mariana, ya grande, y la encontré 
              muy parecida a sus padres. Allí nació mi historia. 
               
              La estudiante 
              de medicina prefirió el cine   Luego de vivir un año 
              en Argentina, Manane Rodríguez se radicó en 1976 en 
              Madrid y continuó sus estudios de medicina, sobreviviendo 
              con la venta de cadenitas y pulseras en un puesto callejero.  
              Su pasión por 
              la dirección cinematográfica llegó de la mano 
              de una beca, y tres años de estudios. Su primer trabajo fue 
              como ayudante de vestuario, aunque avisó "que no sabía 
              coser un botón". Luego tiene la oportunidad de trabajar en 
              una película de Berlanga y entra a la televisión produciendo 
              un programa cultural.  
              En 1989, Manane adaptó 
              Los pocillos de Benedetti para su primer cortometraje que tituló 
              Juego de café, ganador en 1990 del Premio Luis Buñuel 
              de cinematografía. Le siguió otro cortometraje, Rara 
              avis, sobre palomas, y luego Golpe a golpe así como varios 
              documentales para la Televisión Española.  
              Sobrina de Taco Larreta, 
              Manane trabajó con él y Xavier Bermúdez en 
              el guión de su primer largometraje, Retrato de mujer con 
              hombre al fondo. "El film trata la historia de una mujer de edad 
              mediana que parece tener las cosas muy claras: profesión 
              que le gusta y un amante fijo para entretener sus ratos libres, 
              pero un buen día se enamora y el cuidadoso andamiaje sobre 
              el que ha construido su vida, cae por los suelos", cuenta la directora. 
               
              FUTURO. Actualmente, 
              Rodríguez trabaja en una historia que le encargó el 
              Ministerio de Cultura de España para una coproducción 
              con México o Colombia. Tiene en mente realizar algo entre 
              España, Argentina y Uruguay pero con relato y rodaje en el 
              Río de la Plata. "Todavía no tengo el guión". 
               
              Los estrenos español 
              y uruguayo de Los pasos perdidos están previstos para la 
              última semana de octubre, porque antes el film recorrerá 
              festivales comenzando seguramente con el de Valladolid. "Los festivales 
              son importantes como grán herramienta de promoción", 
              dice la realizadora.  
               
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