Cambios
en Salud Pública .Un millón de personas usa los servicios
gratis .Muchos pasaran a pagar el 10, 30 o 60 por ciento del arancel
para medicamentos y consultas.
El "Carné de pobre" saldrá de enfermo
ASSE trabaja en la confección
de un padrón que le permita conocer quiénes y cómo
son los usuarios.
LUIS ROUX
Es fácil. Se
saca el carné de pobre y se accede a la salud de forma gratuita:
internación, medicamentos y la atención de profesores,
residentes e internos de la Facultad de Medicina. La realidad es
más compleja, pero el hecho de que haya un millón
de usuarios de la Administración Servicios de Salud del Estado
(ASSE) es elocuente.
"No hay un millón
de indigentes en Uruguay", advirtió el director de ASSE,
Fernando Repetto, quien señaló que está todo
preparado para que el sistema cambie. Las modificaciones serán
significativas.
El sistema actual del
uso del carné de asistencia comprende tres modalidades. La
primera otorga derecho a todos los servicios de forma totalmente
gratuita. La segunda establece el cobro del 30 por ciento del arancel.
A quienes tienen más poder adquisitivo se les cobra el 60
por ciento, y quienes son solventes pero por alguna razón
no están afiliados al sistema mutual no obtienen el carné
y pagan, en caso de usar los servicios de Salud Pública,
el 100 por ciento del arancel.
El problema, según
Repetto, es que a veces los aranceles son muy altos. Hay estudios
muy costosos, como una tomografía, por ejemplo; la internación
en un Centro de Tratamiento Intensivo puede costar mil dólares
por día y es prácticamente imposible que una persona
que haya obtenido el carné de asistencia pueda pagar 300
o 600 dólares diarios, ya sea que le corresponda pagar el
30 o el 60 por ciento del arancel.
Esa realidad provocó
que el 95 por ciento de los usuarios de ASSE pertenezcan a la primera
categoría, la del 0 por ciento del arancel. Si no sucede
nada extraordinario, en el correr del año entrará
en vigencia un nuevo sistema, que determinará que los costos
de análisis e internaciones sean gratuitos para todos los
usuarios, en tanto que para los servicios ambulatorios (consultas,
medicamentos y análisis sencillos) habrá tres categorías,
además de gratis y sin carné: 10, 30 y 60 por ciento
del arancel, si el paciente se atiende en policlínicas o
centros de salud. En el caso de la atención en hospitales
ese arancel se duplicará.
Así se racionalizará
el sistema, ya que gran parte de los que ahora tienen derecho a
todos los servicios gratuitos pasarán a pagar el 10 por ciento
y algunos el 30 y el 60 para los servicios menos costosos.
Se pretende, además,
que el nuevo sistema provea de más recursos, que serán
aplicados a mejorar los servicios. El proyecto fue elaborado por
técnicos de ASSE y cuenta con la aprobación del mi
nistro de Salud Pública, Luis Fraschini. Está en proceso
la redacción del decreto para que sea firmado por el ministro
y el presidente de la República.
El nuevo proyecto es
parte de una serie de estudios que comenzaron en la administración
anterior, como la "identificación negativa", un proceso por
el cual se cotejó el padrón de los afiliados a las
mutualistas del Uruguay para evitar que un usuario pretenda tener
los dos tipos de servicio.
Con ese sistema se encontró
que entre un 10 y un 12 por ciento de usuarios que tenían
mutualista, por lo cual se produjo consecuente depuración.
Todavía falta cotejar el padrón de socios de Sanidad
Policial y Militar, para realizar la depuración definitiva.
Actualmente se trabaja
en la identificación positiva: vale decir, realizar un padrón
propio, informatizado, que incluya los datos básicos: quiénes
son, dónde viven, de qué sexo y qué edad. Así
se podrá conocer las características demográficas
y (en un futuro) epidemiológicas de los usuarios, y entonces
será posible identificar las necesidades de servicio y planificar
la mejor respuesta.
De acuerdo al censo
de 1996 hay 1.400.000 personas que son usuarios de ASSE o no tienen
cobertura médica ninguna. Fernando Repetto calcula que los
que efectivamente poseen carné de asistencia son aproximadamente
un millón.
Para la identificación
positiva se realizará un cuestionario informatizado que "permitirá
saber con importante grado de certeza la capacidad de pago de cada
persona", de acuerdo al director de ASSE.
POBRES Y NO TANTO. Todos
conocen al carné de asistencia como "carné de pobre",
un documento que certifica la incapacidad de su poseedor para pagar
lo que valen los servicios en el mercado de la salud. Sin embargo
las realidades son muy dispares entre esos 950 mil usuarios que
están facultados a usar la estructura de salud del estado
de forma totalmente gratuita.
Fiorella Fraguglia (19)
pagaba la cuota mutual de la Española, pero no se enfermaba
y entonces "no valía la pena". La adolescente vive con su
madre, en Pocitos. La renta familiar proviene de campos y propiedades
que tienen en alquiler. Fiorella no tiene idea de qué tipo
de servicio le espera en los hospitales y centros de salud del Estado.
María Violeta
Beccar (85) vive una situación distinta. El viernes estaba
renovando el carné porque se lo habían robado, cuando
un adolescente le tironeó de la cartera al salir del hospital
Maciel.
Ella sí conoce
el servicio que brinda ASSE. "Estuve internada once días
por una hemiplejia Tuve cuatro infartos cerebrales. Gracias a la
excelente atención y al buen trato que me dieron no quedé
lisiada. No me quedó nada, gracias a Dios y a los médicos,
practicantes y estudiantes que siempre, todos, venían a verme".
Beccar recibe una pensión
a la vejez de 1.400 pesos y por eso debe recurrir al sistema público.
Sin embargo sospecha que es afortunada: "No creo que en ningún
sanatorio privado me hubieran atendido mejor".
La opinión de
muchos de los que el viernes estaban renovando el carné era
similar, aunque también se resaltaba el hecho de que es frecuente
que no haya medicamentos. Los usuarios jerarquizan el trato y solvencia
de enfermeros y médicos, todo esto frente a una ventanilla
que lucía un cartel hecho a mano más bien antipático
que advertía: "NO se dan informes. No insista".
Una voz discordante
fue la de Américo Pereyra (68), quien exclamó en inequívoco
tono de denuncia que en el hospital Pasteur "ya no dan medicamentos".
Pereyra se quejó de su situación personal: "Yo soy
lisiado y me quedé sin remedios".
Isabelino Curbelo (81)
discrepa. "El servicio es muy bueno. Yo voy al Vilardebó
por los remedios, porque soy hipertenso y nunca tuve ningún
problema". Curbelo es jubilado por la caja de Industria y Comercio.
Descontada la operación en el Banco República le quedan
dos mil pesos por mes. Está afiliado también a la
Cooperativa de la Previsión Social, que le brinda servicio
médico pero debe pagar por los medicamentos.
Héctor no tiene
apellido ni mutualista, a pesar de que trabaja como sereno y gana
4.100 pesos. "Soy uno de los que está conforme", anuncia.
Lo dice por la forma en que fue atendido por sufrir de meningitis,
con varias internaciones en el Instituto de Higiene. "Puede faltar
medicación por el juego político o la mala administración",
reflexiona, "pero la dedicación y solvencia del personal
es indiscutible", concluyó.
Revista
a los funcionarios
* Ya se dieron los primeros
pasos de una reestructura interna que alcanzará a los 19.000
funcionarios que trabajan en el Ministerio de Salud Pública
(MSP), beneficiará especialmente a 4.000 de ellos actualmente
contratados provisoriamente y tiende a "que cada cual cumpla con
los deberes a los que se comprometió y reciba el pago correspondiente
al trabajo que realiza".
El director de ASSE,
Fernando Repetto, explicó que "la complicada tarea se inició
en la anterior administración y ahora estamos en condiciones
de tomar las primeras medidas concretas para despejar el panorama".
Dijo que es trabajo
en el cual se debe analizar caso por caso, "donde muchas veces aparecen
desviaciones legales que se arrastran desde hace mucho tiempo".
Precisó que "es
imposible realizar generalidades, pues en los servicios asistenciales
estatales uno puede encontrarse con muchos funcionarios que trabajan
más de lo que están obligado por su función,
realizan verdaderos sacrificios personales por la vocación
de servir, mientras por otro lado se puede encontrar casos de médicos
que concurren sólo 4 horas semanales, en lugar de las 20
que deben cumplir".
Por esa razón
--subrayó-- cuando el ex ministro Fernández Ameglio
dijo que había corrupción entre los funcionarios de
Salud Pública, se refería a casos concretos que se
han detectados y estamos investigando y de ninguna manera quiso
referirse a la mayoría de la masa de los trabajadores, que
pese a las bajas remuneraciones cumplen estricta y honradamente
con su deber.
Repetto manifestó
que uno de los temas más difíciles de resolver es
la reordenación de las funciones y el cobro que cada uno
recibe por lo que realmente hace.
"Nos hemos encontrado
con médicos que aparecen como enfermeros y funcionarios que
cobran un sobresueldo por "contacto con el paciente", cuando "realmente
no lo están", dijo Repetto.
|