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Un largo camino
El transporte entre las naciones de Iberoamérica
es una de las grandes deudas del continente y la próxima
década se dedicará a saldarla
Cualquier trayecto es posible en América
Latina; por avión, carretera o tren. Normalmente, eso sí,
con la combinacióin de todas las formas de transporte imaginables.
Lo que es imposible es saber cuándo se llegará a destino.
La conexión de América por tierra, mar o aire es,
en la mayoría de los casos, desastrosa. Ciudades de primer
orden en la región son imposibles de comunicar por carretera
y cuando los caminos se han alisado para que el transporte sea más
veloz, las aduanas son un muro franqueable sólo al cabo de
24 horas de papeleos cuya misión nadie entiende muy bien.
En el informe sobre competitividad del Forum Económico Mundial,
los organizadores de la reunión anual de Davos, que congrega
a los líderes de la política y la economía
mundial, América Latina ocupaba el puesto 43 de un total
de 59 en competitividad. La culpa, en buena medida, es un transporte
muy deficiente.
"La situación del transporte en América
Latina está directamente relacionada con la competitividad
de la región. Si tenemos mejor transporte tendremos más
capacidad de competir en el mercado internacional. El transporte
en América no es un asunto de romanticismo integrador sino
una necesidad". Esta es la opinión de Enrique García,
que es el Presidente de la Corporación Andina de Fomento
y que junto al Banco Interamericano de Desarrollo ha recibido un
mandato de los presidentes de todo el continente para mejorar la
infraestructura de comunicación en América. Ambos
son los ejecutores de lo que entre los entendidos se conoce como
Iniciativa Cardoso, lanzada por el presidente de Brasil el
pasado año y destinada a poner al día carreteras,
ferrocarriles, comunicaciones fluviales, puertos, aeropuertos, con
todos los medios al alcance de la mano. O casi. Porque nadie se
atreve a dar un valor económico a la apuesta que los gobiernos
harán en el transporte. Cuando varios grupos de trabajo que
hay en marcha terminen sus trabajos, dentro de un año, se
dice que tendremos una idea de la factura que la región debe
pagar por tener un continente comunicado. Se habla, eso sí,
de varias decenas de miles de millones de dólares, quizá
60.000 o 70.000. como aventuran algunos expertos europeos, españoles
esencialmente, que son los que están preparando la construcción
de infraestructura.
Hasta los años 90 el transporte dentro
del continente les pareció a los gobiernos un asunto de segundo
orden. El espacio americano, fiel reflejo de la voluntad de sus
primeros colonizadores, fue pensado y organizado para dar provisión
a Europa y, más tarde, a Estados Unidos. Nunca para que las
naciones americanas tuvieran comercio entre sí. La consecuencia
es que de todos los medios de transporte, el único que goza
de una salud aceptable es el barco y su puerto.
Carretera y ferrocarril son los campeones de
esta batalla perdida hasta ahora. Los aeropuertos tampoco están
mucho mejor salvo excepciones. Las zonas mejor comunicadas son las
que tienen una relación comercial intensa. Ian Thomson, experto
de la Comisión Económica para América Latina,
Cepal, con sede en Santiago de Chile, hace un retrato fiel de la
situación. "De todos los tramos de la región el más
eficiente es el que está entre Estados Unidos y México
y, quizá, en segundo lugar, Mercosur, donde se han hecho
grandes esfuerzos en los últimos años. En el resto
del continente la situación es muy precaria".
A partir de los años 90 las cosas empiezan
a cambiar. Se inicia un proceso de privatización y reglamentación,
sobre todo en puertos y ferrocarriles, que mejoró algo, no
mucho, las cosas. Los gobiernos tomaron conciencia de la necesidad
de modernizar la vieja panamericana que nunca logró unir
demasiado. Sólo las inversiones contabilizadas por la Corporación
Andina de Fomento y para la zona andina ascendieron a los 8.000
millones de dólares, sin contar con los presupuestos nacionales.
Se habla de unos 35.000 millones invertidos, pero es más
bien aventurar datos. Sea como sea, los últimos años
del siglo XX vieron una transformación radical. Algunos casos,
que PULSO ha seleccionado, sirven para ilustrar el cambio. En Chile,
la privatización de los puertos les ha dado una gran eficacia
a pesar de algunas asignaturas pendientes importantes. En Brasil,
el territorio más grande, la apuesta por mejorar las comunicaciones
se da en todos los frentes. Ecuador, por tomar un caso en
la zona andina, tiene pendientes privatizaciones que inicia en julio
de este año. Argentina, uno de los países con
mejor infraestructura, refleja en el sector la crisis que vive.
Mientras, las empresas privadas extranjeras, muchas españolas
como Ferrovial o FCC entran en la región para construir.
Hasta el año 2010, en todo caso, no se podrá ver el
resultado de las obras que se ponen en marcha, pero todo apunta
a que las cosas cambiarán mucho.
La agenda del
transporte
El nuevo siglo parece haber dado un impulso
inédito al transporte en la región iberoamericana,
al menos para empezar a revertir el inmenso déficit que existe.
¿Cuál es la agenda de todos estos movimientos?
Navegación marítima. El
año pasado se empezó a plantear con fuerza el debate
sobre abrir o no el cabotaje marítimo (el transporte marítimo
entre los puertos de un mismo país) a la presencia extranjera.
A largo plazo la tendencia es la apertura del cabotaje a las naves
extranjeras de tal modo que un trayecto entre Buenos Aires y Bahía
Blanca lo pueda hacer una naviera brasileña, por ejemplo.
El tren. Aunque el tren sigue siendo
uno de los grandes olvidados en la región, existen indicios
de cambio. Se están desarrollando las líneas urbanas
En Buenos Aires, Santiago y São Paulo, se reaviva el interés
por atender la demanda de trenes por parte del turismo y se han
unido empresas ferroviarias de Argentina y Brasil para comunicar
São Paulo y Zárate, cerca de Buenos Aires. De todas
formas, la situación del tren en la región es muy
mala.
Carreteras. Las concesiones de carreteras
se estancaron en la región pero se expandieron los fondos
de conservación vial para mantener las carreteras y mejorar
las que están mal con impuestos al combustible.
Aviación. El término "cielos
abiertos" ha ingresado en el vocabulario pero aún no se ha
puesto en práctica. Las líneas aéreas en la
región son ya mayoritariamente privadas y ha muerto el concepto
"línea de bandera". Las rutas nacionales, sin embargo, siguen
reservadas para las compañías propias.
Argentina:
ni por tierra ni por aire
GDA
MIAMI
aLa crisis que vive la Argentina brota por todos
lados. Y especialmente en el transporte, que vive una de sus horas
más bajas. Dos casos son especialmente llamativos. Por un
lado el transporte de cargas por carretera, que mueve en el país
unos 10.000 millones de dólares y cuya competitividad frente
a operadores extranjeros es cada vez menor. Al mismo tiempo, la
línea aérea de bandera, Aerolíneas Argentinas,
en la que el Gobierno conserva apenas un 5% de la propiedad, roza
la quiebra y los propietarios, la Sociedad Española de Participaciones
Industriales (SEPI) despide a 1.300 empleados generando una de las
mayores huelgas del sector.
La crisis por carretera es un fiel reflejo de
la caída en la producción y en el consumo que afecta
a todos los sectores económicos del país. El presidente
de la Federación Argentina de Entidades Empresarias de Transporte
de Cargas (FADEEAC), Luis Alberto Morales, sintetizó la situación
para PULSO Latinoamericano: "Cuando no hay actividad industrial,
cuando no hay consumo, el transporte es el primero que se resiente
porque no hay qué transportar".
Hace siete años, el sector decidió
reconvertirse para satisfacer las necesidades que aparecieron por
un incremento notable en el consumo. Entonces, el transporte internacional
tenía un papel importante: con Brasil era del 60 por ciento,
por ejemplo. La crisis hoy se nota: apenas si se realiza transporte
de cabotaje. Con el mayor socio de Argentina en MERCOSUR apenas
se llega al cinco por ciento. Incrementos de peajes y de combustible
se sumaron a nuevas cargas impositivas. En consecuencia, varias
empresas de importante trayectoria en el mercado cerraron y otras
están en convocatoria.
En opinión de Morales, Mercosur benefició
el sector, al menos, "cuando el sector era competitivo, es decir,
hasta la devaluación de Brasil". "Argentina tenía
una muy buena presencia internacional. Ahora, sin paridad, debemos
buscar otras soluciones".
Con todo, el conflicto que más está
trascendiendo es el de la línea aérea nacional, Aerolíneas
Argentinas. La huelga, que duró hasta hace unos días
con unas pérdidas de 3 millones de dólares cada 24
horas, pone de manifiesto la situación que atraviesa el país.
El Presidente De la Rúa asume que es
imposible que la línea vuelva a manos del gobierno, entre
otras razones, argumenta, porque se ha descapitalizado gravemente
en los últimos años. El Gobierno español asegura
que no tiene intención de abandonar la compañía,
pero al mismo tiempo el ministro de Economía, Domingo Cavallo,
lanza señales al mercado convocando a los empresarios locales
para que participen en reflotar la empresa. En todo caso, lo cierto
es que los trabajadores no han cobrado su sueldo del mes de abril
y la situación parece inestable.
Ecuador:
privatización por llegar
MARITZA CARVAJAL
EL COMERCIO de Ecuador
El mes de julio se avecina intenso en la privatización
de los puertos. De 1992 a 1995, el Estado transfirió al sector
privado una parte de las acciones de 14 empresas que estaban bajo
su control. Pocas eran importantes y sólo una del sector
de transportes: Ecuatoriana de Aviación. Mientras tanto,
los puertos de Guayaquil, Esmeraldas, Manta y Puerto Bolívar
así como el grueso de las empresas del sector público
no fueron tocados. Tras la dolarización se agudizó
la necesidad de emprender reformas estructurales y entre ellas,
sin duda, la de dotar de más eficacia el sistema portuario
nacional. Por eso el Gobierno quiere emprender con celeridad la
tarea privatizadora. Y ello con novedades respecto a los anteriores
procesos. En esencia dos: en la futura privatización se aumenta
de 39 a 51 por ciento el monto de las acciones que el socio estratégico
podrá adquirir.
Además la venta de los puertos a privados
se hará en forma de concesiones, esto es, se venderá
el derecho a operar esas infraestructuras.
Mientras el puerto de Esmeraldas quedará
concesionado a fines del 2001, los tres restantes, Guayaquil (el
terminal de contenedores y el de frutas y carga general), el de
Manta y el de Puerto Bolívar, pasarán al sector privado
en el primer trimestre de 2002. Habrá que ver si en esta
ocasión los planes se concretan y si ello implica además
mejor comunicación por mar para el país.
Comunicarse es sobrevivir
Hasta el año 2010 Iberoamérica
estará reconstruyendo sus redes de transporte
ENRIQUE GARCÍA
PRESIDENTE EJECUTIVO DE LA
CORPORACIÓN ANDINA DE FOMENTO
Hace menos de un año se llevó
a cabo en Brasilia la Primera Reunión de los Jefes de Estado
y de Gobierno Suramericanos y se acordaron una serie de medidas
destinadas a mejorar la situación de los países de
la región. En la misma se le otorgó a la Corporación
Andina de Fomento, CAF, así como al Banco Interamericano
de Desarrollo, BID, un papel importante en el proceso de integración
regional a través del desarrollo de obras de infraestructura
esenciales para un mayor acercamiento mutuo. Al evento de Brasil
le han seguido una serie de encuentros de alto nivel. El último
tuvo lugar en Santa Cruz, Bolivia, y reunió por primera vez
a los Ministros de Infraestructura Suramercianos en la cual me correspondió
representar al Comité de Coordinación Técnica
(CCT) de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura
Regional de América del Sur. Este Comité está
conformado por la CAF, el BID y Fondo para la Cuenca de la Plata,
Fonplata, y se ha constituido en el órgano destinado a prestar
soporte técnico a ésta importante empresa en la que
se ha convertido la integración física sudamericana.
La ocasión permitió revisar desde
una perspectiva integral el proceso económico, político
y social de nuestros países de cara a esa realidad irreversible
que es la globalización. Nuestra región es muy vulnerable
a los choques externos. ¿Qué hacer para vencer esa vulnerabilidad
y contar con economías transformadas, de conocimiento, de
especialización, de inserción en el nuevo orden internacional?
Ser competitivos.
Hay muchos factores que definen el índice
de competitividad entre ellos la infraestructura y logística
que permita crear esos cordones de desarrollo en la zona sudamericana.
Desde Brasilia hasta Santa Cruz, se ha avanzando con paso firme:
se han conformado los equipos, se ha creado el marco institucional
y hemos presentado los 12 ejes de integración y el carácter
prioritario que tienen para ponerlos en marcha en este proceso tan
importante, por supuesto con el compromiso y el respaldo de los
países. Esta iniciativa no puede ser burocrática.
Al contrario, debe ser ejecutiva, ágil,
flexible y orientada a la toma de decisiones que marquen el avance
del proceso bajo una nueva concepción de trabajar en infraestructura,
con un enfoque multinacional, multisectorial y multidimensional.
La infraestructura, la logística y esta
dimensión integral que representa el Plan de Acción
para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana
son factores extremadamente importantes para la efectiva inserción
de nuestros países en la economía internacional.
Brasil: Lucha contra los elementos
Dos agencias fiscalizarán las privatizaciones
y las mejoras en las comunicaciones
FLÁVIA BORGHETTI
ZERO HORA
En Brasil, la logística de transportes,
que algunos han bautizado como el "costo Brasil" puede aumentar
un 30% el coste de los productos. Por eso, la reforma del sistema
de comunicaciones se ha convertido en una prioridad y por ello no
es casual que la mayor iniciativa de transportes en el continente
haya sido precisamente del presidente brasileño.
Desde el inicio de las privatizaciones del sector
de transportes en Brasil, en 1994, las inversiones en las tres principales
redes de comunicación (carretera, fe-rrocarril y puerto)
se han convertido en una prioridad para los empresarios. Las nuevas
líneas fe-rroviarias vendidas por el gobierno entre 1994
y 1999 recibieron inversiones de unos 300 millones de dólares
este año y recibirán el año entrante otros
250 millones adicionales, según los datos de la Empresa Brasileña
de Transportes. La inyección que recibirán los puertos
hasta el año 2003 no será menos importante: llegará
a los 500 millones de dólares. Algunos conocedores y empresarios
del sector en Brasil piensan que la reestructuración del
sistema en el país ha sido tardía pero se recupera
rá-pidamente. La privatización de los ferrocarriles,
por ejemplo, implicó una disminución de un 22% en
los accidentes y este año finalizará el proceso con
la venta a privados de la línea del norte del país.
El sistema portuario también se expandió en los últimos
años fruto de los cambios y hoy un 98% de los puertos son
privados y se redujo el personal en un 56%. Ello ha implicado según
la opinión de Wilen Manteli una reducción drástica
de los costes. El Gobierno está preparando también
las carreteras para su posterior privatización en los próximos
dos años, en los que serán licitados 2,5 mil kilómetros,
sobre todo en el sur y en el sudeste. Hasta ahora se han privatizado
856 kilómetros con una inversión de 750 millones de
dólares.
En un esfuerzo constante por mejorar la infraestructura,
en los próximos 90 días se crearán dos agencias
reguladoras de este mercado: la Agencia Nacional de Transporte Te-rrestre
y la Agencia Nacional de Transporte acuático, responsables
de fiscalizar las carreteras privatizadas y de los trabajos que
se hagan en los puertos.
Chile: Puertos privados
RODRIGO CASTRO/ MARIA DE LA LUZ DOMPER
PROGRAMA ECONÓMICO LIBERTAD Y DESARROLLO
Al aprobarse "Ley de Modernización de
los Puertos Estatales", la antigua Emporchi (Empresa Portua-ria
de Chile) se dividió en 10 empresas estatales autónomas,
iniciándose el traspaso al sector privado de las concesiones
de algunos frentes de atraque ubicados en los principales puertos
del país. Los procesos de licitación fueron transparentes
y con amplia participación internacional.
La inversión privada en puertos concesionados,
al año 2010, se proyecta en US$ 550 millones y la inversión
pública en otros puertos en US$ 80 mi-llones. Estos US$ 630
millones constituyen un aumento de 85% respecto de las inversiones
rea-lizadas en el sector portuario en la última década.
La participación del sector privado a través de las
licitaciones mejorará considerablemente la capacidad portuaria.
Después de casi 2 años desde la
incorporación de privados al desarrollo de este sector se
requieren perfeccionamientos. Primero: las empresas portua-rias
estatales tienen en la actualidad un doble rol. Les corresponde
fiscalizar la labor que desempeñan las empresas concesionarias
privadas y son actores partícipes del mercado. Esto afecta
la libre competencia ya que ambas partes no cuentan con el mismo
nivel de información. Segundo: se han dado señales
incongruentes y se aprecia una sobre inversión en los frentes
de atraque estatales. Ello introdujo incertidumbre, ya que la actual
política portuaria subordina la inversión en nuevos
frentes de atraque a la evolución de la demanda, a condiciones
de alta utilización del frente de atraque concesionado y
a un alto nivel de congestión portua-ria. Esto busca crear
las condiciones que aseguran tasas razonables de retorno de la inversión
para todos los concesionarios.
Se ha generado también un problema producto
de inversiones directas de algunas empresas portua-rias estatales
en el mejoramiento de la infraestructura bajo la apariencia de obras
menores o de mantenimiento. En la realidad estas inversiones representan
aproximadamente el 60% del total de inversiones del plan referencial.
En consecuencia, se trata de obras mayores que al no estar explícitamente
contempladas en los planes maestros de ambos puertos cambian las
reglas del juego y, en consecuencia, afectan la rentabilidad del
concesionario privado. Tercero: las normas que restringen la participación
privada en la propiedad de los frentes de atraque, han generado
la venta de importantes participaciones de mercado. La normativa
presume que la posible integración vertical u horizontal
será perjudicial dado los riesgos de conductas monopólicas.
En este caso las restricciones no son necesarias debido a que tanto
la competencia como la calidad y las tarifas quedan protegidas por
la normativa e-xistente, las bases de licitación y los contratos.
En consecuencia, debiera avanzarse en relajar las res-tricciones
existentes, sobretodo en el Puerto de San Vicente donde existe suficiente
competencia con los puertos privados. Cuarto: se han visto algunos
hechos que afectan la libre competencia. Por ejemplo, el que los
multioperadores no pagan por el uso y explotación de los
recintos portuarios. Avanzar en resolver estos problemas introducirá
los incentivos correctos en materia de productividad, tarifas y
eficiencia y ello permitirá una mejor y más sana competencia.
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