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UN ESTUDIO
REALIZADO POR MANUEL ESMORIS SOBRE EL MERCADO TEATRAL Y MUSICAL,
REVELA QUE SOBRAN SALAS EN MONTEVIDEO
El arte en los números
Según el analista
la dificultad de la cultura está más en la gestión
que en los recursos económicos.
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EN LA RED. Manuel
Esmoris obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller
para ampliar su estudio a cinco años y publicar los
resultados en una página de Internet
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GUSTAVO
LABORDE
En Montevideo hay demasiadas
salas teatrales para la cantidad de entradas que se venden. Esta
afirmación se desprende de un estudio que realizó
Manuel Esmoris para la Intendencia Municipal de Montevideo, con
el objetivo de analizar el mercado de las salas teatrales montevideanas.
La medición fue hecha sobre el año 1998 y revela que
en ese año se vendieron 323.152 entradas en un total de 4.123
funciones, lo que indica que hubo un porcentaje de ocupación,
sobre entradas vendidas, del 29% de la capacidad de las salas. En
ese año, sumando todos los espectáculos, se recaudaron
un millón 968 mil dólares.
Con esta investigación
Esmoris obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller para
ampliar el estudio de uno a cinco años, de manera de tener
una proyección mayor del comportamiento del mercado de las
artes escénicas. "Este estudio relevó las entradas
vendidas en todas las salas teatrales de Montevideo y sus espectáculos,
tanto de teatro como musicales, con excepción de Cine Teatro
Plaza, que en música es muy significativo, pero que no lo
tomé en cuenta por que no disponía de los datos",
dice Esmoris. "La hipótesis de este trabajo, que ahora debo
contrastar con datos de cinco años, para que sea más
concluyente, postula que la cantidad de salas de teatro son demasiadas
en relación a las entradas que se venden. La asimetría
es aún mayor si se comparan las cifras del teatro con las
de la música. En teatro la ocupación es del 28% de
la sala (siempre sobre las entradas vendidas), lo que es muy poco.
En música, es de 46%, lo que es más razonable", afirma
el investigador.
El proyecto Rockefeller
incluye la comparación de los datos montevideanos con los
de otras dos ciudades: Buenos Aires y Barcelona. El porcentaje de
ocupación de Montevideo, sobre las entradas vendidas, es
menor que el de Barcelona. La ciudad española tiene un porcentaje
de ocupación que varía según el año,
pero que ronda el 42% (lo que significa alrededor de 1.600.000 entradas
vendidas).
Los datos relevados
proponen un reto para el futuro inmediato. "Un punto muy desafiante,
y también delicado, es la viabilidad eficiente que tendrían
que tener las dos grandes salas, el Solís y el Sodre, cuando
comiencen sus actividades", señala Esmoris. El analista,
en función de los datos recogidos, calculó que si
ambas salas abren 200 veces en el año, en total van a ofertar
620.000 butacas por temporada. "El punto es que en el año
1998, que fue el que yo medí, las dos salas juntas vendieron
en total 45.000 entradas. Esto quiere decir que habría un
exceso de oferta de medio millón de butacas", revela el analista.
Pero, según el propio Esmoris, no hay que apresurarse ante
estos datos. "Que no se entienda mal. Esas salas a esta altura hay
que abrirlas, de eso no cabe duda. Y hay que abrirlas lo mejor posible.
En este punto hay que aclarar que no se puede juzgar lo anterior
a la luz de nuevos conocimientos. No se pude juzgar a la humanidad
anterior a Galileo porque creían que la Tierra era el centro
del universo, algo que sólo se desmintió después.
Es decir, no vale decir que el Sodre y Solís no se deben
abrir porque ahora se comprueba esto, porque ningún proyecto
cultural se evalúa en términos de factibilidad económica.
Lo que esto indica, y es lo importante, es que hay que diseñar
políticas de programación muy amplias para captar
un público que justifique el funcionamiento de estas salas.
Es decir, el punto es generar una política de programación
acorde a las demandas de la sala", señala Esmoris.
Para Manuel Esmoris,
quien está cursando un pos grado en Gestión Cultural
en la Universidad de Barcelona, el principal problema de la cultura
no es el económico. "Yo creo que el principal papel del Estado
no es el de aportar más recursos", dice. "El problema de
la cultura no es un problema de dinero, por lo menos dentro de las
artes escénicas y musicales. El dinero no está en
primer lugar, está en segundo. El primer problema es que
necesitan personal idóneo y competente en cargos gerenciales.
Si la luz o el teléfono no se le corta a la gente cuando
cambia un gobierno es porque en los entes hay gerencias que aseguran
la continuidad del suministro. Esa discontinuidad, sin embargo,
se da en la cultura, porque es un área más inmadura.
Yo no voy a sacar patente de nada, yo también estoy aprendiendo
y esto es algo nuevo para todos nosotros. Además hay que
aclarar que la cultura no es campo atractivo para aquellos que vienen
del sector empresarial, porque no es bien remunerado. En contrapartida,
casi no hay gerentes que provengan desde el mundo artístico",
explica.
EFICIENCIA. A partir
de los datos relevados, Esmoris afirma que no hay dudas de que el
sector privado es mucho más eficiente que el público
en la gestión de artes escénicas, pero, en este caso,
también aclara que no hay que tomar el dato a la ligera.
"Si no estuviera el Estado hay cosas que no se harían nunca.
Eso pasa acá y en cualquier lugar del mundo: hay cosas que
si no las hace el Estado no las hace nadie", asegura. "Hay que entender
que se trata de una inversión, como construir una escuela
o hospital. Es una política social. Pero no hay que perder
de vista que es una inversión con los fondos de los contribuyentes.
Por eso hay que evaluar inversión y también su rendimiento",
señala Esmoris.
Según los datos
que dispone Esmoris, el año pasado la Sala Brunet, del Sodre,
abrió al público 50 veces en todo el año, lo
cual, según él, "es muy poco". Teatros privados como
el del Notariado o el Teatro del Centro promedialmente abren 200
veces al año. Una vez más, Esmoris se muestra cauto
ante esta asimetría entre la gestión pública
y la privada. "No se puede trazar una línea directa, si abrís
tanta veces entonces te doy tanto dinero. No. Hay que tener una
fundamentación. Nadie le dio un peso a Van Gogh excepto su
hermano y si fuera por lo que vendía entonces no habría
cuadros de él. El progreso del arte tiene que ver con muchas
cosas que en principio no son valoradas en el mercado. Lo que quiero
decir es que a veces los números no alcanzan para definir
subvenciones o patrocinios en la cultura. También hay cosas
que llevan mucho público y tampoco son rentables, hay ejemplos
de la Filarmónica de Montevideo, como el concierto del Cerro,
en los que no se puede cobrar entrada y si la cobrás no te
va tanta gente. Pero ahí se evalúa otra cosa, como
el servicio que se le brinda a la comunidad. Es un equilibrio, en
la cultura no puede haber un predominio de los datos económicos,
pero tampoco pueden obviarse porque sino se hacen pavadas que están
basadas en ideologías de siglo XIX".
Para
consultar en Internet
Los datos relevados
por Manuel Esmoris próximamente estarán disponibles
en Internet en la página www.entradasvendidas.com.uy. Según
Esmoris el objetivo de montar esta página es poner a disposición
todos los datos objetivos por él recabados.
"Esta página
tiene la finalidad de permitir el acceso público a la información,
de manera que posibilite otras evaluaciones e interpretaciones Yo
brindo la información y otros, con estos mismos datos, pueden
hacer otras lecturas, otras interpretaciones o encontrar cosas que
yo no vi", comenta Esmoris. Otra de los propósitos de esta
página es que se convierta en una fuente de consultas para
todos los que toman decisiones en el ámbito de la cultura
de manera que en ella se comiencen a aplicar racionalidades empresariales
de gerenciamiento. "La idea es mejorar las condiciones para el encuentro
entre los actores públicos y privados y los actores empresariales,
estableciendo información neutral que permita mejorar la
promoción de los servicios culturales como para el ejercicio
del mecenazgo, el sponsoreo o para marcar pautas publicitarias.
No es un dato nada menor", afirma Esmoris. Según especula
el investigador, su página en Internet no tendrá un
público que supere las 300 personas. "Es para los directores
de departamentos de cultura, para los periodistas, los legisladores
que se interesen, los sponsors, directores de teatro y responsables
de salas teatrales, productores y muy pocos más", comenta.
El proyecto será
declarado próximamente de interés nacional por parte
del Poder Ejecutivo y cuenta con los auspicios de la Intendencia
de Montevideo, Ministerio de Educación y Cultura, Sodre,
Sociedad de Actores del Uruguay y Agadu, entre otros.
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