LA PELICULA URUGUAYA
"25 WATTS" FUE PREMIADA EN BUENOS AIRES
Golpe oriental
Tras ganar en Rotterdam
el film de Rebella y Stoll se llevó el galardón a
mejor actor y el de la crítica.
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ESPERANDO.
"25 watts" se estrena el 1º de junio en Montevideo
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La película uruguaya
25 watts volvió a golpear en la mesa de los festivales
internacionales. El film dirigido por Rebella y Stoll, que se estrenará
en Montevideo el 1 de junio y que en enero había ganado el
primer premio en Rotterdam además del premio del jurado de
la juventud, se llevó el galardón a la mejor actuación
masculina en el importantísimo III Festival Internacional
de Cine Independiente de Buenos Aires y también el otorgado
por la organización internacional de la crítica cinematográfica,
siendo la única película latinoamericana que estuvo
en el palmares
Tal como se preveía
por la prensa especializada, los asiáticos se hicieron de
los principales premios. La película china Platform,
dirigida por Jia Zahngke, fue elegida como la mejor. El galardón
para la dirección cayó en manos del turco Nuri Bilge
Ceylan, autor del film Nubes de mayo, mientras que el premio
especial del jurado (que es como una alternativa frente ante el
premio a mejor film) fue ganado por la joven iraní Samira
Makhmalbaf por el film Pizarrones. El premio a la mejor interpretación
femenina se lo llevó Yuko Nakamura por su desempeño
en Hotaru, del japonés Naomi Kawase.
Que Uruguay figurara
entre los cinco premios principales del festival no fue una sorpresa.
Los críticos argentinos ya indicaban a 25 watts como
la gran representante latinoamericana, sobre todo por la calidez
y simpatía que despertaba esa crónica montevideana
interpretada por una barra de amigos durante la tarde de un domingo
muy aburrido. Tras conocerse la noticia de las premiaciones el sábado
de noche, el diario La Nación publicó ayer una nota
en la que podía leerse: "Mientras las tres representantes
argentinas quedaron fuera del palmares oficial, el film uruguayo
25 watts, querible mirada a la juventud montevideana de Juan
Pablo Rebella y Pablo Stoll, se quedó con dos galardones.
Daniel Hendler, Jorge Temponi y Alfonso Tort compartieron el correspondiente
al mejor actor, y obtuvo también el de la Federación
Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci)".
El juicio de los colegas
porteños fue reiterado por los demás y cabe adelantar
que es absolutamente justo en cuanto a definir a 25 watts como
una película que sabe ganarse la complicidad de la platea.
Porque la historia contada por Rebella y Stoll parece no trascender
el ámbito rutinario en la cual transcurre. Pero es una simple
impresión, terriblemente engañosa, que cubre la fachada
de esas vidas liberadas al azar, a la espera de que la vida les
ofrezca platos más sustanciosos sobre los cuales volcarse.
También el juicio
pareció ser compartido por el público que se volcó
al cierre del festival de Cinemateca Uruguaya una semana atrás,
donde el film debió ser exhibido en dos vueltas debido a
la demanda de invitaciones existentes. Las dos funciones se cerraron
con un aplauso agradecido hacia este film que fue rodado en blanco
y negro y en 16 milímetros y que no conseguía fuentes
de financiación para ser transferido a 35 milímetros.
El festival de Buenos
Aires, que ha ganado un prestigio vertiginoso en apenas tres años
de existencia, sirvió para catapultar nuevamente a la película
uruguaya. Cabe recordar que en esa fiesta del cine participaron
casi 250 largometrajes llegados desde todo el mundo, incluyendo
títulos firmados por gente de mucho prestigio como el iraní
Jafar Panahi, que debió participar del mismo pero nunca pudo
llegar a él porque tenía un viaje previsto hacia Montevideo
primero y Buenos Aires después que el departamento de inmigración
de Estados Unidos abortó de una manera bastante escandalosa.
La financiación de "25 Watts" merece
una película aparte
Cómo hacer cine en Uruguayy no morir en el intento
Actores que trabajaron a cuenta de posibles
futuras ganancias, técnicos que dedicaron horas de trabajo
apostando a un éxito y retorno económico futuro, y
tres jóvenes estudiantes empecinados en hacer cine en Uruguay,
le dieron a "25 Watts" la energía suficiente para transformarse
en un proyecto viable.
El cine comercial tiene nombres que perfectamente
podrían explicar el camino recorrido por Juan Pablo Rebella,
Pablo Stoll y Fernando Epstein, para lograr el financiamiento de
la película "25 Watts". Tal vez, "Reto al Destino", es uno
de esos títulos posibles, simplemente porque para lanzarse
a hacer una película en Uruguay hay que desafiar la idea
de que el cine nacional no es viable económicamente.
Una problemática que suma a la pequeñez
del mercado local, de tan sólo unos 50.000 espectadores como
cifra récord para el cine nacional, es la falta de gravitación
de la producción iberoamericana en el contexto mundial.
Si para una película de origen iberoamericano
asisten en los seis principales mercados de la región un
total de 255.000 espectadores, para un "film" europeo el número
puede casi triplicarse y situarse en los 650.000 y para una exhibición
estadounidense se podría alcanzar los 1.200.000 asistentes.
Estas cifras son manejadas por la publicación
"Pulso Latinoamericano" y, además, indican que de cada 100
películas que se estrenan en la región, 70 son estadounidenses,
15 europeas y 15 regionales. Agrega que, promedialmente, cada 3
años las distribuidoras sacan al mercado dos títulos
del cine iberoamericano y 90 películas de origen estadounidense
y europeo.
La revista América Economía aporta
lo suyo y señala que en el 2000 se vendieron en Francia 161
millones de entradas, de las cuales 187.000 (0,1%) correspondieron
a títulos latinoamericanos. De ese total, 103.000 pertenecen
a la co-producción franco- colombiana, "La virgen de los
Sicarios". Las perspectivas para el cine uruguayo no son muy alentadoras.
De acuerdo con lo expresado por Manuel Martínez Carril, cordinador
general de Cinemateca Uruguaya, en la publicación anual 'Cinémas
D' Amérique Latine', "la exhibición de una película
nacional en Montevideo y alguna ciudad de interés, es incapaz
de permitir la recuperación de una producción de poco
presupuesto, de U$S 200 mil a U$S 300 mil. Para ello se requeriría
que asistan a las salas seis veces más espectadores de los
que hoy se verifican".
En este contexto de un pequeño mercado
local como plataforma y de un escaso "peso" del cine regional en
el panorama mundial, tres jóvenes uruguayos graduados de
la carrera Ciencias de la Comunicación, dieron a luz a "25
Watts".
Los inicios
Arrancamos pura y exclusivamente por ganas de
hacer una película y no por una aspiración comercial.
Eramos estudiantes y la primera decisión fue realizar un
guión profesional, puntualizó Juan Pablo Rebella,
quien junto a Pablo Stoll fueron los responsables del guión
y la dirección de la película "25 Watts".
Fernando Epstein, responsable de la producción
y edición de "25 Watts", detalló que "estimamos que
todo el presupuesto, incluyendo la finalización del video,
rondaba U$S 200.000.
Iniciamos el camino de recolectar la financiación
necesaria para el guión y la realización del video.
El Fondo de Ayuda al Audiovisual (FONA), es la gran fuente de financiamiento
que las nuevas producciones uruguayas generalmente buscan. El FONA
se sustenta en gran parte con aportes de canales de televisión
privados, compromisos que adquirieron al ser los beneficiarios con
la explotación de la televisión cable. Sólo
sacamos una mención debido a que parte del jurado entendió
que el guión contenía muchas 'malas palabras' para
ser emitido en canal abierto, explicó Epstein.
Rebella recordó que "recibimos otras
distinciones que nos confirmaban que el guión tenía
valor y credibilidad. Nos presentamos al concurso del Instituto
Nacional del Audiovisual (INA), donde el guión ganó
un segundo premio. Fueron los primeros US$ 750 que obtuvimos para
la financiación de la película." Asimismo, en el festival
internacional, "Sundance Institute" --que tiene como padrino al
actor Robert Redford-- el guión salió elegido entre
los cinco finalistas. En 1998, también logramos un primer
premio en el Fondo Capital de la Intendencia Municipal de Montevideo,
que nos permitió recibir el primer aporte económico
de importancia, que fue U$S 15.000. Esto significaba menos de un
10% del presupuesto proyectado para realizar la película,
enfatizó Rebella.
La carta de presentación
El premio ganado posibilitaba cubrir los costos
básicos para realizar la película y que no había
forma de eludir.
Realizamos todo un esfuerzo de bajar los costos
de producción. Conseguimos sponsoreo de empresas que ayudaron
pero no fueron determinantes en el financiamiento. Una marca de
cigarrillos aportó U$S 3.000. Otra empresa nos daba el jugo
de naranja para los días del rodaje, explicaron Rebella y
Stoll.
El objetivo, agregaron, era hacer un guión
y tener una película de presentación para futuros
trabajos.
Nos lanzamos al rodaje con U$S 26.000 (casi
16.000 en premios, algo de sponsors y productores asociados que
apoyaron financieramente el proyecto).
Así pudimos cubrir transporte, comida
y revelado de la filmación.
El resto del presupuesto estaba basado en recursos
humanos: actores y técnicos. Ninguna persona trabajó
personalmente pensando en ganar dinero.
Cada cooperación personal se presupuestó
y se determinó qué porcentaje correspondía
del presupuesto total de la película. Se determinó
que si la película dejaba ganancia, se repartirían
beneficios de acuerdo con la incidencia porcentual que su trabajo
tuvo en el presupuesto.
Esta "fórmula" se hizo durante el rodaje
con todos los actores y con empresas, como Imágenes, que
aportaron todo el trabajo de post producción. Editábamos
en un horario nocturno, cuando la productora permitía trabajar
gratis, recordaron los jóvenes cineastas.
Rebella detalló que unas 60 personas
trabajaron durante aproximadamente un mes, sin "cobrar un peso".
Algunos pidieron licencia en sus trabajos para tener la posibilidad
de trabajar en la película. Básicamente en el rodaje
participaron estudiantes de cine o gente que le interesara trabajar
en un largo metraje filmado para cine, que pudiera ser su carpeta
de presentación.
La película, finalmente, se filmó
en 16 mm blanco y negro y se terminó en formato video profesional.
Esto acotaba su exhibición a salas de cine que están
dispuestas a proyectar desde video. En definitiva, no se apuntaba
a salas comerciales, ni a participar en un festival internacional.
Una nueva búsqueda
Epstein puntualizó que por Internet nos
enteramos que la fundación holandesa, Hubert Bals Fund apoyaba
algunos proyectos en Argentina. Al mismo tiempo, comenzamos a pensar
en la posibilidad de participar en un festival internacional. Para
ello teníamos que pasar la filmación de video a cine
(35mm). Esto originaba un nuevo desafío en el financiamiento
ya que el presupuesto se incrementaba en U$S 50.000.
La Fundación realiza aportes en euros
equivalente a unos U$S 24.000.
Realizamos la presentación de la carpeta
del proyecto, donde se detallaba el presupuesto y cómo se
financiaría el resto de la película.
En realidad, los U$S 25.000 restantes necesarios
para pasar la película a cine no los teníamos. Sin
embargo, la decisión fue comunicar a la Fundación
que el presupuesto estaba cubierto. La solución, fue pedir
un préstamo por los U$S 25.000 restantes.
Se presentó la posibilidad de participar
en el Festival Internacional de Rotterdam, el cual es el más
importante en lo referente al cine independiente y del "Tercer Mundo".
Participan unas 500 películas y asisten a las presentaciones
cerca de 400.000 personas.
Primero nos dijeron que podíamos ir a
pasar la película. Luego nos invitaron a participar en la
'Competencia', atracción máxima del Festival, donde
participan sólo 15 películas de diferentes países.
La condición era que tenía que ser una "Opera Prima",
es decir primera y segunda película del director.
Competíamos con películas de millones
de dólares de presupuesto. Había japonesas, coreanas,
alemanas y brasileñas, que era con la nuestra las únicas
latinoamericanas.
La película "25 Watts" fue presentada
en varias funciones para público y en total la vieron 1.500
personas.
El premio del Festival consistía en unos
10.000 euros y la seguridad en la distribución en cines y
venta en la televisión de Holanda y eventualmente en el Benelux.
Hay tres ganadores para el primer puesto.
En una ceremonia con una gran ceremonia cena
se dieron los tres ganadores. Primero anunciaron una película
japonesa, luego una alemana y por última la uruguaya, "25
Watts".
Pasamos de ser unos pibes del Festival a unos
empresarios. La gente venía y nos hacía propuestas.
Se nos abrió una nueva puerta. De cualquier manera, concluyeron
Rebella y Epstein, todavía tenemos que pagar la deuda por
el crédito que sacamos. Existe la posibilidad de "empatar
económicamente", tal vez con la distribución en los
cines comerciales de Uruguay que empieza el 1º de junio próximo.
Un nuevo desafío entró en rodaje.
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