EL EX DIRE STRAITS ENCANTO A MONTEVIDEO

Mark Knopfler o la leyenda del mejor guitarrista del mundo

knopfler

VIRTUOSO. El escocés mostró todo su talento en las cuerdas

F.M.

El lunes pasado Mark Knopfler ofreció un recital en el Teatro de Verano de Montevideo, en el marco de su gira sudamericana. En él todos quedaron contentos. El guitarrista y compositor Mark Knopfler y el público presente celebraron un recital que será recordado por este último por mucho tiempo. Buena parte de la efusiva reacción se debe a las cualidades del músico protagonista. Otra razón, igual de importante, es la nostalgia. Los que acudieron al Teatro de Verano lo hicieron para ver y oír al Mark Knopfler de Dire Straits, una banda que fue muy popular durante los años ochenta. Predominaban los treintaañeros (los menos) y los cuarentones (los más).

Knopfler es consciente de esto y le da al público lo que el éstequiere: Calling Elvis, Walk of life, Tunnel of love, Sultans of swing, Romeo and Juliet, Telegraph road, Brothers in arms y algunos temas más, que fueron los más exitosos de la banda que lideraba. Intercalando los 'hits' con canciones más recientes de su carrera solista, Knopfler se asegura una atenta escucha de la audiencia, que está constantemente esperando por dichas composiciones. Sin embargo, es evidente que el guitarrista escocés disfruta más de su presente que de su pasado, si bien es lo suficientemente profesional --años de escenario-- como para reproducir esmeradamente los grandes éxitos de Dire Straits, que forman parte de su repertorio hace ya dos décadas.

FOLCKLORE. En el recital montevideano Knopfler también discurrió por el blues y el folcklore escocés y aunque esta faceta no estuvo casi presente en el recital, fueron muy interesantes aquellas canciones en las que utilizó una instrumentación típicamente gaélica, con violín, contrabajo, guitarras acústicas, percusión, etc., que resultaron más vitales que los viejos y ya casi agotados temas de su anterior conjunto. Escuchar una canción como Baloney again, del reciente disco Sailing to Philadelphia, fue más gratificante que volver a escuchar por enésima vez el 'riff' inicial de Money for nothing, por ejemplo. Pero bueno, hay gente para la cual el pasado ejerce una irresistible tentación. Esa actitud justifica en parte que se hable de Knopfler como una figura esencial en la historia del rock y entre los guitarristas del género. Nadie niega que el escocés tiene su merecido lugar en el desarrollo del estilo y de su principal instrumento, pero hablar de Knopfler como "el mejor del mundo" o frases iguales de grandilocuentes es un disparate. Sobre todo cuando el año pasado, en el mismo escenario, Lou Reed dio una verdadera lección de lo que es un concierto de rock.

La banda que acompañó a Knopfler era numerosa --dos tecladistas, dos guitarristas, batería, bajo y otros instrumentos como violín y mandolina--, muy profesional y ajustada, como era de esperar. Si bien Knopfler domina los matices y va desde el silencio al alto volumen, predominaba en el sonido general un enfoque contenido, que no dejaba escapar una nota fuera de lugar. Todo muy pulidito, pero escaso, aunque no carente, de vitalidad. En fin, un recital para nostálgicos.