LA CRUZADA
DE JORGE BATLLE CONTRA LA VIVEZA CRIOLLA
Mentiras verdaderas
Batlle quiere combatir
la mentira, pero el "caso Noachas", la historia y Paolo Montero
le dicen que será una tarea difícil.
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BATLLE. El presidente
dice que mentir está mal y que la pobreza no justifica
el delito
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LEONARDO
HABERKORN
"MI MAMA ME ENSEÑO
de chiquito a no mentir". Eso dijo Jorge Batlle cuando le preguntaron
por qué no se había ocultado el brote de aftosa.
Muchos decían
en voz baja que Uruguay se había "apresurado" a admitir que
la enfermedad había traspasado nuestras fronteras y lamentaban
la diligencia con que Batlle había ordenado el operativo
para combatirla. Decían que la actitud del presidente le
saldría cara al país, que se perderían clientes
y millones de dólares en exportaciones de carne. Sostenían
que había que hacer como Argentina, nuestro socio en esto
de la viveza criolla, que hasta hoy no reconoce que tiene aftosa.
Pero Batlle se enojó
cuando le hicieron la pregunta: "No se puede mentir. Yo sé
que hay alguna gente que dice, ustedes por qué no maniobran
como en otros países. De ninguna manera, no se puede mentir".
No fue esa la primera
vez que Batlle hizo declaraciones por el estilo. En el discurso
que realizó ante el Parlamento al asumir como presidente,
Batlle había destacado que la honestidad y la transparencia
serían objetivos principales de su gobierno.
Pero casi un año
después de la asunción del nuevo presidente, el caso
Noachas, la admisión pública de que existen periodistas
que venden su silencio y políticos que lo compran y también
las declaraciones de un famoso futbolista vinieron a demostrarle
a Batlle lo poderoso que es su enemigo, lo extendido que está
en la sociedad uruguaya y lo difícil que será vencerlo.
La mentira está
en todos lados: incluso hay quien piensa que Batlle miente cuando
pide a los uruguayos que no mientan.
Mentiras
verdaderas.
Darwin ya lo vio
Según los especialistas
consultados, toda la deshonestidad que se exhibe hoy en la sociedad
uruguaya tiene orígenes remotos, incluso previos a la existencia
del país.
El antropólogo
Daniel Vidart acaba de dedicarle todo un capítulo de su último
libro a la viveza criolla, nacida en tiempos de la colonia (ver
recuadro).
El libro trata sobre
la identidad nacional y el espacio dedicado a este fenómeno
está bien ganado: nadie puede dudar que la viveza criolla
es una de nuestras principales señas de identidad.
Vidart explicó
que ya a Charles Darwin le llamó la atención la corrupción
que existía en estas tierras, cuando las visitó en
1832. Un problema que es mundial pero que aquí no ha desaparecido
sino que se ha ido agravando.
"Durante muchos años
--señaló Vidart-- las trampas que hacía el
uruguayo eran las del ladrón de gallinas, el clásico
vinteneo. Pero ahora con la globalización han llegado las
multinacionales que para todo ofrecen el 10% 'de comisión'
y esto se ha transformado en algo muy grosero y generalizado. Ahora
campea el acomodo liso y llano".
"Antes éramos
un país chico con una corrupción chica. Ahora el mundo
globalizado hace posible que en un país chico como Uruguay
sucedan actos de corrupción mucho mayores", coincidió
el sociólogo Rafael Bayce.
El antropólogo
Vidart recordó al presidente Oscar Gestido, que también
quiso liderar una reconstrucción moral y ética del
país, pero no pudo. Vidart citó una frase de Gestido
que hoy mantiene toda su vigencia:
"Qué tendrá
este desdichado país que hombres hasta ayer aparentemente
honrados llegan al poder y se corrompen".
Frases
ajenas
Aunque discrepan respecto
a su valoración de la situación actual y del alcance
de la política moralizadora de Batlle, tanto Vidart como
Bayce reconocen que esto de la deshonestidad uruguaya viene de mucho
antes que Gestido.
"Artigas fue contrabandista
y al mismo tiempo jefe de quienes debían combatir el contrabando",
sostuvo Bayce. "Lavalleja y Rivera fueron antes que nada contrabandistas.
Rivera --continuó el sociólogo-- fue el mayor contrabandista
de ganado de todo el siglo XIX y un gran ladrón de ganado.
La historia oficial, como la de todos los países, oculta
estos detalles. ¿Alguien sabe que Francisco Maciel además
de ayudar a los enfermos amasó una fortuna como negrero,
el mayor de nuestra historia? Este es un país que fue construido
en la ilegalidad y la inescrupulosidad permanente, más allá
de que la historia recoja frases muy éticas de los héroes.
Pero muchas de esas frases en realidad fueron redactadas por algún
secretario y su fidelidad respecto a las acciones de quienes las
pronunciaron es más que dudosa".
Para el sociólogo,
existe una línea directa entre aquellos orígenes y
todo lo que vino después: el clientelismo, el uso de cualquier
conocido dentro de la política o el Estado para sacar alguna
ventaja personal.
"El uruguayo --sentencia
Bayce-- considera corrupto a todo aquel que es más corrupto
que él".
Vergüenza
colectiva
En un país que
desde hace décadas padece, tolera y acepta el clientelismo
político, que un funcionario utilice su cuota de poder para
beneficiar a sus parientes, amigos o adherentes pudo haber sido
apenas un caso más. Pero varias cosas hicieron que el caso
Noachas se transformara bastante más que en eso.
Por un lado, el presidente
del Banco Hipotecario benefició a demasiados parientes en
demasiado poco tiempo. Salomón Noachas se adjudicó
una vivienda sí mismo, le dio otras dos a su hija, otra a
su hijo y otra a una consuegra. "No hay nada que impida que la hija
de Noachas reciba un apartamento del Banco Hipotecario, si todo
se hace de acuerdo a la ley, pero parecería que a Noachas
se le fue la mano", dijo Bayce. "Los hechos hablan por sí
mismos", afirmó el presidente Batlle.
Pero incluso eso podría
haber pasado sin pena ni gloria. No sucedió así debido
a la aparición de dos inesperados extras. El primero de estos
agregados fueron los argumentos usados por el senador Ruben Correa
Freitas en defensa del acusado.
Correa Freitas insistió
en que Noachas no había violado la ley y que entonces no
debía ser sancionado porque "lo que no está prohibido
en la Constitución se puede hacer". Distinguió entre
violaciones a la ley y a la ética. Y argumentó que
si Noachas había faltado a la moral o a la ética,
el Parlamento carecía de autoridad para juzgarlo ya que,
dijo, todos los legisladores incurren en actitudes similares.
"¿Cuántos
legisladores tienen vivienda del Banco (Hipotecario)? ¿Quién
se puede rasgar las vestiduras acá en el Parlamento? ¿Cuántos
legisladores han nombrado a sus hijos y a sus familiares en el Parlamento?
¡Y me vienen a hablar de moral y ética! ¡Vergüenza
debería darles!", afirmó.
Mientras hablaba Correa,
en la cámara los legisladores se miraban incrédulos
y varios de sus correligionarios del Foro Batllista intentaron hacerle
señas para que no insistiera con ese tipo de argumentos.
Pero Correa no los vio o no quiso verlos.
Días después,
el senador envió una carta a la prensa señalando que
nunca quiso oponer la legalidad a la ética, cosas que "no
tienen que ser contradictorias sino, por el contrario, coadyuvantes".
Pero todavía insiste en sus argumentos sobre el doble discurso
de sus colegas.
"Lo que yo pregunto
es ¿qué legislador no ha nombrado familiares? El Palacio
Legislativo es el ejemplo más grande en este sentido. Usted
camina por los pasillos y ahí son todos hijos de, sobrinos
de, hermanos de, mujeres de y amantes de", declaró Correa
Freitas.
"Lo que quise decir
y lo digo otra vez --continuó--es que no sólo Noachas
nombró a sus familiares. Lo del Palacio Legislativo cualquiera
lo puede ver. Y los contratos de obra registrados en la Oficina
de Planeamiento y Presupuesto, son otro 'caso Noachas', por llamarlo
de alguna manera".
"Hay un doble discurso
en los legisladores. Por un lado está lo que dicen contra
Noachas, y por otro lado lo que hacen en realidad. Yo no puedo aceptar
ese doble discurso: no se puede condenar a una persona por lo que
todos hacen. ¡Cómo voy a ser capaz de juzgar a otro
si soy incapaz de juzgarme a mi mismo! El Parlamento ve la paja
en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio".
Argumentos
abundantes
¿Todos los legisladores
son como dice Correa Freitas? ¿Todos los gobernantes hacen
lo que Noachas? ¿Todos los dirigentes usan la función
pública en beneficio de sus intereses particulares?
Seguramente no, pero
los ejemplos no faltan. Enumerar todos los casos de corrupción,
tráfico de influencias, faltas éticas registrados
en los últimos años seguramente consumiría
todas las páginas de este artículo. Incluso algunos
políticos lo reconocen: "hay gente que se ha enriquecido
ilegítimamente, que ha hecho natural la explotación
del tráfico de influencias, y consecuentemente, se ha conformado
este buen volumen de argumentos que hoy tiene la ciudadanía
para decir genéricamente que todos los políticos son
corruptos, mentirosos y deshonestos", dijo días atrás
Martín Marzano, ex candidato a diputado por Maldonado y ahora
elegido nuevo presidente del Iname.
En un sentido similar
se refirió el periodista Daniel Gianelli en una de sus últimas
columnas en el semanario Búsqueda. "Son estos múltiples
aprovechamientos del poder lo que alimenta desde hace muchos años
el alto grado de insatisfacción que expresan sectores de
la ciudadanía ante tanto abuso, privilegio e injusticia".
Vendo
silencio
El segundo extra que
trajo consigo el "caso Noachas" fue la comprobación del grado
de corrupción existente en ciertos sectores de la prensa
uruguaya.
Al asumir Batlle había
anunciado su intención de terminar con los manejos espurios
de la publicidad oficial (Gianelli se preguntó en su columna:
"¿Cuántas candidaturas han sido promovidas desde algunas
de las poderosas empresas públicas monopólicas que
han actuado con evidente generosidad en la asignación de
publicidad oficial?"). Pero la corrupción periodística
ha llegado a niveles todavía más groseros.
Noachas dijo que su
caso llegó al Parlamento porque no accedió a un chantaje
periodístico. No dijo de quién, pero fuentes de su
sector político dijeron al diario El Observador que dicho
chantaje provino de la revista Posdata, la primera publicación
en denunciar los repartos familiares del ex presidente del Banco
Hipotecario.
La cosa no quedó
ahí. Días después, el periodista Enrique Alonso
Fernández, quien durante ocho años ocupó cargos
de alta responsabilidad en el diario La República (fue subdirector
y editor general) dijo en una entrevista radial que Fasano había
extorsionado a Noachas y a otros políticos, haciéndoles
pagar para que su diario no publicara información que los
podía perjudicar.
Según Alonso,
La República tuvo toda la información sobre los apartamentos
otorgados por Noachas pero no la publicó porque el Banco
Hipotecario pagó 50.000 dólares en publicidad para
comprar el silencio del diario.
Aunque Posdata, Fasano
y todos los políticos señalados desmintieron tales
versiones (Fasano dijo que su ex lugarteniente Alonso Fernández
"perdió el control de sus esfínteres morales"), hace
ya demasiado tiempo que políticos, empresarios y periodistas
conocen que en Uruguay hay periodistas deshonestos que realizan
chantajes, muchas veces aceptados y nunca denunciados.
Por lo pronto, que se
sepa, nadie le ha iniciado un juicio por difamación a Alonso
Fernández.
Fútbol
y contrabando
Pero la mentira, el
engaño, el doble discurso y la corrupción no son patrimonio
exclusivo de políticos, periodistas y empresarios.
"Este es un país
muy hipócrita, cotidianamente corrupto. No sólo en
lo político, también en lo académico, en lo
financiero, en todos los ámbitos de la vida cotidiana", afirmó
Bayce.
Seguramente habrá
quienes piensan que el sociólogo peca de un excesivo negativismo,
pero en las noticias de cada día sobran los hechos que apuntan
a favor de su visión.
En Uruguay hay automovilistas
que manejan con libretas falsificadas, señoras y señores
que cobran jubilaciones truchas, comedores infantiles falsos, se
vende whisky adulterado y los sandwiches de jamón y queso
tienen cualquier cosa menos jamón. Miles de "ciudadanos honestos"
van a la feria a comprar barato... las cosas que le robaron al vecino
media hora antes. Algunos futbolistas uruguayos van a Europa con
pasaporte falso y muchos más estudiantes de la Universidad
recorren el mundo mostrando con orgullo su carnet de periodista
apócrifo.
Por supuesto que para
cada una de estas mentiras y deshonestidades existe una justificación.
Cuando el gobierno comenzó
la campaña contra el contrabando no faltaron quienes argumentaron
que el "contrabando pequeño" estaba justificado por la falta
de oportunidades existentes en la frontera y por la histórica
impunidad de los grandes contrabandistas.
Batlle volvió
a la carga con sus argumentos: "lo del contrabando también
es un asunto moral, y en un tema de índole moral, nosotros
tenemos que ser firmes (...) No somos de los que creen que porque
una persona sea pobre tenga que salir a delinquir. No conozco esa
clase de actitud ante la pobreza. La pobreza es un acto de dignidad
y un acto de trabajo. No se puede permitir que porque yo soy pobre,
o porque soy rico, puedo infringir la ley".
Pero, más allá
del tema del contrabando, los uruguayos ven pocas ventajas en eso
de respetar la ley. En una reciente entrevista, Paolo Montero, el
futbolista uruguayo más laureado en Europa, mostró
cuáles son los códigos que hoy rigen en buena parte
de nuestra sociedad:
"No es pecado engañar
al árbitro para ganar", dijo Montero. "A la cancha se va
solo para ganar. No hay mal alguno en usar los engaños para
lograrlo", agregó. "En el fútbol robar no es pecado",
concluyó.
Para dejar en claro
su código ético dejó en claro su admiración
por el gol que Diego Maradona anotó con la mano en el Mundial
de 1986. "La mano de Dios, un fenómeno, un mito", señaló.
Las agencias internacionales
de noticias se encargaron de mostrarle a todo el mundo cómo
piensa el capitán de la selección uruguaya.
Mala
receta
Bayce, que además
de sociólogo es director técnico diplomado, tiene
bien estudiado a Paolo Montero.
"Tiene el dudoso honor
de ser el jugador más expulsado en la historia del fútbol
italiano, lo han echado 13 veces. Es un gran jugador, pero es de
una deslealtad limítrofe con lo criminal. Todo el tiempo,
como sistema, comete todas las deslealtades que puede cometer contra
todos los rivales. Escupe, insulta, pega, golpea y como premio es
nombrado capitán de las selección uruguaya. Es el
modelo para el resto de los jugadores. Le estamos diciendo a todos
los jóvenes que se inician en el fútbol: este es el
modelo, queremos jugadores desleales, inmorales e inescrupulosos,
que hacen cualquier cosa con tal de ganar".
Para Bayce, Montero
transmite "una lección terrible, mucho peor que agarrarse
a las piñas después de un partido, aunque Montero
no vaya preso". El sociólogo cree que las declaraciones de
Montero ameritan una sanción de la Asociación Uruguaya
de Fútbol y de la Mutual de jugadores. De todos modos, sabe
que eso no sucederá. "Hay que preguntarse hasta qué
punto la manera de pensar y actuar de Paolo Montero no se ha ido
haciendo un rasgo distintivo nacional".
También el filósofo
Pablo Da Silveira cree que hay algo en la "receta Paolo Montero"
que no cierra.
"Una sociedad, para
poder funcionar, necesita de una caudal de honestidad muy grande.
La propuesta de la falta de ética como receta para el éxito,
como programa y como idea se autodestruye: si todos se plegaran
a esta receta, la vida en sociedad sería imposible".
Da Silveira explicó
que "las sociedades andan mejor cuando mayor es la confianza de
la gente. Cualquiera sabe lo fácil que es abrir una cuenta
de banco o comprar por correo en algunos países desarrollados.
Y eso es así porque la expectativa general es que la persona
que hace esos trámites lo va a hacer honestamente. En cambio,
aquí la expectativa es otra".
Para el filósofo
"efectivamente, en Uruguay la honestidad está con las acciones
en baja y eso es un problema. El esfuerzo y la disciplina para lograr
las cosas cada vez son menos valorados por los uruguayos. En cambio,
se prefiere la picardía o la trampa para abusar de los demás".
Según Da Silveira,
especialista en temas de educación, "la escuela tiene mucho
que hacer en este tema. Hoy el mensaje que se le da a los estudiantes
es que el esfuerzo no vale la pena. Es mucho más popular
el que saca una buena nota porque hizo un cambiazo que el que la
consigue con disciplina y esfuerzo. Estudiar, esforzarse, ya no
tiene gracia. Son valores que se están transmitiendo todo
el tiempo. No se lo hace deliberadamente, pero está pasando
y es algo que debería preocuparnos".
Bayce también
cree que la falta de honestidad uruguaya es un problema de educación,
pero no lo vincula al sistema de enseñanza formal. "El problema
no está en la escuela, donde todos recibimos la grandilocuencia
de las frases éticas. El uruguayo aprende la corrupción
en la vida cotidiana, aprende que en Uruguay no se sale adelante
sin violar determinadas leyes, normas o principios. Aprende que
la empresa que paga todos los impuestos se funde. Para salvarse
hay que evadir, conseguir una exoneración o traer algo de
contrabando".
El bien
y el mal
El 70% de los uruguayos
cree que la mitad o un porcentaje aún mayor del país
es deshonesto, según una encuesta realizada para este informe
por la Consultora Datos. Entre los menores de 30 años, el
porcentaje de los que creen que los honestos son minoría
en Uruguay sube al 87%.
Para el vicepresidente
Luis Hierro este tema es una de las principales preocupaciones del
gobierno. "Es hora de entender, en el gobierno y en toda la sociedad,
que se terminó el tiempo de la viveza criolla, del clientelismo,
del intercambio de favores. Asumirlo nos dará más
fuerza para superar nuestros problemas porque podremos generar confiabilidad
en serio".
"El presidente está
realizando un gran énfasis y yo hago mi contribución.
Pretendemos que exista una clara actitud ética en todas las
cuestiones de la vida pública y que quienes se desempeñan
en el gobierno y la administración lleven una vida pública
de servicio, de honestidad y de absoluta prescindencia de intereses
económicos que a veces influyen".
Al igual que Da Silveira,
Hierro cree que la educación tiene un importante rol a jugar
en este aspecto, pero también tiene confianza en que el camino
marcado desde el gobierno ayude en la tarea. "Esperemos que el ejemplo
de estos cuatro años sirva: que la gente vea que el gobierno
actúa honestamente, que la gente sepa lo que está
bien y lo que está mal, que el contexto sea claro".
El vicepresidente dijo
estar "profundamente dolido" por el "caso Noachas" y aseguró
que el gobierno buscará dictar nuevas leyes y normas que
reduzcan el margen "de arbitrariedad" que pueden tener los gobernantes
y funcionarios.
"En el Banco Hipotecario
se van a eliminar las adjudicaciones a través del directorio
y se va a pasar a un sistema objetivo de puntajes. El que llega
al puntaje obtiene la vivienda y a otra cosa".
Respecto a las afirmaciones
de Correa Freitas, Hierro afirmó que "no todos los legisladores
han colocado gente en el Parlamento. Yo lo que puedo decir es que
en estos cinco años no habrá designaciones, salvo
que se necesiten en el área informática, en cuyo caso
se llenarán por concurso".
Para el vicepresidente,
más allá de los llamativos argumentos usados por Correa
Freitas en defensa de Noachas, "lo más importante es que
el senador también votó la resolución que declaró
inconveniente lo actuado por el ex presidente del Banco Hipotecario".
Por su parte, Correa
Freitas tampoco advierte ninguna contradicción entre su pensamiento
y la línea marcada desde el gobierno. "Mi discurso va en
la misma dirección que la esgrimida por el presidente Batlle
respecto a darle sentido ético y moral a la función
pública. Yo sueño con un sistema en el cual todos
los nombramientos se realicen por concurso".
Aftosa
y después
La propuesta de transparencia
pregonada por Batlle tuvo su mayor éxito con la rápida
superación de las consecuencias del brote de aftosa. Los
organismos internacionales valoraron en su justa medida la transparencia
con la que Uruguay atacó el problema y el país rápidamente
reconquistó su condición de libre del mal.
Aunque más modestos,
también en el contrabando se han logrado éxitos. Pero
todo parece indicar que todavía queda mucho por hacer, si
es que se puede hacer algo. Según la encuesta de la Consultora
Datos un 25% de los uruguayos cree que la campaña moralizadora
no tendrá ningún efecto y un 55% sólo cree
que tendrá éxitos parciales.
"La condición
humana es muy jodida y para peor hoy las tentaciones son muy grandes.
La corrupción no existe sólo acá, es un problema
mundial. Hoy en día la gente se quiere enriquecer rápidamente.
La civilización del consumo nos dice a través de la
televisión que compremos esto y lo otro ya. Y para hacerlo
necesitamos dinero ya", sostuvo Daniel Vidart.
Sin embargo, el antropólogo
tiene esperanzas respecto a lo que puede hacer el presidente. "Jorge
está en una lucha formidable, casi parece el Quijote. Yo
soy optimista en lo que pueda lograr, siempre confié en sus
dotes excepcionales y en su honradez que es muy grande, a pesar
que la gente no creía en ella".
Días atrás,
Vidart concurrió a una reunión académica y
sus colegas comenzaron a cuestionar a Batlle. "Tuve que pedir la
palabra y les dije: todo lo que ustedes dicen está muy bien,
pero ¿quién está luchando contra el contrabando?
¿quién le ha puesto el pecho a las balas? Porque Jorge
está arriesgando incluso su vida, en cualquier momento le
pueden pegar un tiro".
Bayce, en cambio, no
cree en Batlle. El sociólogo cree que las apelaciones a la
honestidad administrativa del presidente son sólo parte de
un juego político. "Las apelaciones de Batlle son propias
de una retórica populista, tendientes a manejar a la opinión
pública en un sentido favorable a su imagen personal. Batlle
ha conseguido manejar a los medios, lanzando fuegos artificiales
sobre temas que tienen importancia en la cabeza de la opinión
pública. Con ello pretende neutralizar a la izquierda (lo
ha conseguido con la comisión que formó sobre los
desaparecidos), afirmar la coalición con el Partido Nacional
y vengarse del Foro Batllista, fortaleciendo a la lista 15 dentro
del Partido Colorado para las elecciones del 2004".
"Lo de Batlle es lo
opuesto a lo de Paolo Montero, que muestra con una gran honestidad
su absoluta inconciencia sobre la ética y la moral. Batlle
tiene tres o cuatro grandes objetivos y hace discursos sobre la
moral y la ética para despistar, para que la gente mire para
otro lado", agregó el sociólogo.
No opina igual Da Silveira.
El filósofo cree que estos meses de gobierno de Batlle han
dejado una lección fundamental.
"Cada uno puede hacer
la evaluación política del gobierno de Batlle que
le parezca. Pero es claro que en estos meses se ha demostrado que
muchas cosas negativas que parecían imposibles de enfrentar
se pueden atacar con éxito. Se ha demostrado que una sociedad
puede recuperar su vigor moral. Es un mensaje importante que se
ha logrado pasar: no tenemos por qué acostumbrarnos a vivir
con lo que sabemos que está mal".
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