¡Qué jugador!

Una afable convivencia de seis días y una extensa entrevista de despedida, permitieron a EL PAIS conocer íntimamente a un personaje, de bajo perfil, pero frontal, directo y, a veces, hasta incisivo. Un Romario tan auténtico como verdaderamente desconocido.

"Cada día, de a poco, se está acabando el fútbol técnico. A la gente y los entrenadores les gusta muco poner dentro del campo equipos para correr y pegar patadas".

11-1  fernandez

EMOCION. Romario acaba se recibir el trofeo y la medalla como mejor futbolista del continente, en el momento cumbre de la fiesta de premiación de la encuesta "América y Europa le responden a El País". El Administrador de El País, Dr. Daniel Scheck saluda la consagración del carioca

E. C.

Romario. ¡Qué jugador!

Romario. ¡Qué personaje!

Pasó por Uruguay y dejó su huella, como cuando ingresa al área adversaria.

El pequeño y letal delantero, uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial, aceptó la invitación de El País para recibir el premio como mejor futbolista de América del año 2000 a través de la encuesta "América y Europa le responden a EL PAIS" y decidió pasar 6 días en Punta del Este junto a sus amigos. El contacto diario con la estrella, permitió descubrir a la persona: a Romario De Souza Faría. El mismo que nació en una favela de Rio de Janeiro y el 1º de enero pasado viajó por un solo día hasta Japón y a poco de cumplir 35 años (lo hizo el 29 del mes pasado) estuvo a punto de firmar el contrato más importante para un jugador de fútbol en la historia. El mismo que se divierte haciendo palabras cruzadas y hace unos pocos años le prestó dos millones de dólares al presidente del Flamengo para palear la crisis económica del club. El mismo que se fumó un habano en el vestuario de Maracaná minutos después de haber ganado la Copa Joao Havelange con el Vasco da Gama el 18 de enero y voló por sobre la playa mansa de Punta del Este en un paracaídas el día de su premiación como mejor jugador del continente.

De sus hazañas deportivas, de sus títulos ganados, de sus récord de goles, de su sangre fría ante los arqueros --a los que en varias oportunidades parece sobrar con sus implacables y a veces lujosas definiciones-- casi todos los aficionados al fútbol conocen detalles. De sus problemas con los técnicos, de su poca predisposición para entrenar, de su gusto por el carnaval, también todos conocen.

Pero de su sencillez y su sonrisa contagiosa, no hay mayores datos. Tampoco de su gusto por la pesca y el buceo, a pesar de lo cual, aún no se compró un barco.

Cuando el 18 de enero recibió en el vestuario de Maracaná al Editor Jefe de El País, Dr. Washington Beltrán Storace, al Adscripto a Administración, Adhemar Vallés y al Editor de Deportes, Jorge Savia, y dio el sí a la invitación para llegar al Hotel Conrad en la primera semana de febrero, ya estaba todo dicho. No hubo que consultar al presidente ni al técnico del Vasco da Gama, porque el "Baixinho" decide por encima de ambos. Lo único que quedaba por ajustar era las fechas de su llegada y su retorno, la cantidad de amigos con los que deseaba viajar y los horarios de los vuelos. Todo esto se logró mediante comunicaciones con su representante y amigo, Luiz Eduardo Moraes "Luizinho" y con la secretaria de la oficina donde se atienden todos los aspectos relativos al Romario futbolista y al Romario empresario, Mónica Morais, que desde el noveno piso de un lujoso y vigilado edificio tiene una muy buena vista de la Laguna de Barra de Tijuca.

Allí surgió una anécdota que da la pauta de la importancia y el prestigio que tiene la encuesta "América y Europa le responden a el País": Romario no acudió el año pasado a una condecoración como ciudadano ilustre de los 500 años de Brasil, que fue otorgada por el gobierno de San Pablo y para la que fue tenido en cuenta un solo deportista más: Pelé. Sin embargo, acudió al llamado de El País.

Uno de los aspectos fundamentales para comprender y relacionarse con el astro brasileño es respetar que él, en todo momento, hace lo que quiere, cómo, cuándo y donde quiere. Pero no obliga a nadie a que lo siga: se arregla solo y es respetuoso. Tal es así que, por ejemplo, llamó la atención a uno de sus amigos y le pidió que guardara silencio cuando éste permanecía hablando mientras Víctor Hugo Morales realizaba la presentación previa a la premiación de uno de los integrantes del "equipo ideal de América" en la fiesta del domingo 4 en el Hotel Conrad. Allí mismo se registró otro hecho que muestra este aspecto de su personalidad: un día estaba con sus amigos en el casino, pero le fue mal y se quiso ir. La mayoría de sus acompañantes estaban dispuestos a seguirlo, pero uno de ellos le dijo que no se retiraría, porque en ese momento estaba teniendo suerte en el "Punto y Banca". En esa oportunidad Romario entendió la posición de su amigo y se quedó prácticamente media hora parado detrás del mismo, esperando que terminara.

Es muy espontáneo y enemigo del reloj y el cumplimiento de los horarios. Pero es frontal y tanto en la vida como en la cancha, mata con el cambio de ritmo.

Desde su llegada estaba pactada una entrevista formal con El País, más allá de que durante su estadía tuvo muchos diálogos informales con varias personas vinculadas al diario, que estuvieron a su alrededor en diferentes momentos. La nota fue postergada varias veces, porque en esas circunstancias se le ocurrió hacer otra cosa. Pero, cuando menos se esperaba, cambió de ritmo como en tantos campos de fútbol del mundo y se mostró abierto al diálogo, justo después de vivir un momento de nerviosismo por el choque que tuvo con el automóvil que le rentó El País, dos horas antes de emprender el viaje de retorno hacia el Aeropuerto Internacional de Carrasco.

Mientras le bajaban el equipaje desde la suite y el correr de los minutos ponía en duda que llegara a tiempo a tomar el avión, hizo al revés que con los rivales y no eludió ninguna pregunta. En un diálogo frontal, reveló más detalles sobre su pasado, su carrera como futbolista, su personalidad y su futuro.

--¿Cuál es el secreto para mantener esta vigencia futbolística y este rendimiento, que lo llevó a ser elegido como el mejor jugador de América del 2000, a los 35 años ?

--¡¡Hombre !! La verdad es que creo que no hay un secreto. Yo siempre jugué fútbol porque me encanta y lo veo como un deporte muy sencillo, donde el jugador tiene que estar siempre bien, física y mentalmente. Y yo me encuentro hoy, a los 35 años, bien físicamente, bien mentalmente, feliz con la vida y todas estas cosas positivas las llevo conmigo adentro del campo de juego. Y las cosas salen. Cuando entro a jugar un partido de fútbol me olvido de todas las cosas que hay afuera y me concentro solamente en ese partido. Pero siempre lo hago con alegría, porque no solo el fútbol y el deporte en general, todo en la vida lo tienes que hacer con alegría, sino las cosas no te salen bien.

--Otro aspecto excepcional de su carrera es la regularidad. Nunca decayó y siempre ha estado llena de éxitos, récords de goles y títulos.

--Hay años en los que a veces los futbolistas hacemos más, o un poco menos, pero por suerte nunca tuve un año que haya podido decir que fue muy malo. Espero jugar dos o tres años más y deseo que esto no me pase, pero en la vida de un futbolista siempre puede pasar. Esto lo tengo que agradecer a todos los compañeros de los equipos en los que jugué y de las selecciones en las que estuve. Lo más importante es que cada día, de a poco, se está acabando el fútbol técnico. A la gente y los entrenadores les gusta mucho poner dentro del campo equipos para correr y para pegar patadas y yo soy una persona a la que le gusta jugar un fútbol técnico, jugar con alegría, para que la gente que va a mirar los partidos salga contenta de los estadios. Espero seguir haciendo esto tres años más.

--¿Cuáles fueron los compañeros con los que se entendió mejor y los que lo asistieron mejor para hacer goles?

--He tenido muchos compañeros muy buenos, que me han ayudado mucho. Por ejemplo, cuando empecé, Roberto Dinamita fue el primero, después me fui al PSV Eindhoven y encontré a Willem Kieft. Después me fui a Barcelona y estaba Laudrup. Cuando fui al Flamengo jugué con un chico que se llama Iranildo y ahora en Vasco tengo a Juninho Paulista. En la selección jugué con Bebeto y Ronaldo. Todos son grandes jugadores que hicieron mucho por mí.

--¿Alguna vez sufrió por el fútbol ?

--Si, la cosa más triste que me ha pasado en el fútbol es no haber podido jugar el Mundial del 98 en Francia, porque después de lesionarme, yo había dicho que iba a estar en condiciones de jugar, pero no me creyeron, y me echaron.

--Ahí tuvo problemas con Zagallo, como después tuvo también con Luxemburgo, porque no lo citaba. ¿Por qué tiene problemas con los técnicos de la selección ?

--Brasil tiene un problema: hay muchos técnicos que quieren ser los protagonistas y cuando ven que hay alguno que les puede quitar el protagonismo y transformarse él en la figura, no lo llaman. Creo que eso es lo que ha pasado conmigo ahora cuando Luxemburgo no me citó para los Juegos Olímpicos de Sidney. Al final perdió él, perdí yo, y perdió el fútbol brasileño.

--¿Cuál es su mayor motivación y la mayor meta que le queda por cumplir en el fútbol ?

--En todas las cosas de mi vida yo voy poco a poco. Por ejemplo, ahora lo que me encantaría es ganar la Copa Libertadores con el Vasco, porque es la primera vez que tengo la posibilidad de pelear por ese título.

--¿Y con la selección ?

--Me gustaría seguir ayudando a Brasil para ponerlo en el próximo Mundial y luego ya pensaré qué puedo hacer.

--¿Toma este premio como una revancha luego de no haber sido incluido en la lista de 50 candidatos a mejor jugador del siglo para la FIFA ?

--Hay muchas formas de hacer una lista como ésta y cuando uno juega en Brasil, sobre todo la gente de Europa, no se entera de lo que sucede y tiene la mente muy corta y se olvida rápido de lo que pasó. Además, hay muchas cosas en juego y quizás para muchos es más interesante poner a otro más simpático que yo y no a mi. Pero yo estoy tranquilo, porque sé lo que he hecho en el fútbol, sé lo que estoy haciendo y sé lo que puedo hacer. Y después, el día que me retire, la gente ya sabrá lo que ha hecho Romario. La FIFA no me incluyó entre los 50, pero yo creo que estoy entre los 10 mejores del siglo.

--Tiene fama de ser un jugador difícil, al que no le gusta entrenar, pero cuando entra a la cancha responde con goles. ¿Cómo se logra eso ?

--Desde que empecé en el fútbol no me gusta entrenar, pero eso no significa que no entrene. Hay una gran diferencia entre el hecho de que no me guste y el hecho de que no lo haga. A mi no me gusta, pero sé que si no entreno, no puedo jugar. A los 35 años, para poder jugar todos los partidos y marcar goles, un jugador tiene que estar bien físicamente, y por eso tiene que entrenar. Es verdad que entreno menos que los otros, pero hago entrenamientos que son importantes para mí, que son diferentes a los de los demás. Esto me ayuda mucho y quienes me conocen actualmente me lo respetan y me tienen que aceptar como soy.

--¿Es muy difícil ser Romario y sentirse acosado por los hinchas en cualquier parte del Mundo ?

--El fútbol es un deporte conocido a nivel mundial y desde que comencé a jugar supe que para llegar a ser un gran jugador tenía que pasar por muchas cosas. Ahora ya estoy muy acostumbrado y creo que cuando uno se retira, siente la falta de esto. Es algo normal.

--¿Qué se ve haciendo el día que deje de jugar al fútbol ?

--Yo tengo un proyecto que se llama Romarinho, que trabaja con niños con carencias, con niños de favela, con niños pobres. Actualmente no tengo mucho tiempo de dedicarme a esto, porque el fútbol no me lo permite, pero seguro que cuando me retire estaré más presente y haré más cosas : trabajaré con ellos y los ayudaré, porque yo también fui muy pobre y sé lo que es pasar por dificultades.

--¿Va a ser técnico ?

--No, técnico, no. Es muy difícil, yo creo que no soportaría entrenar a "un" Romario.

Con esta respuesta desfachatada, que --mientras tomaba un café-- lo mostró tal cual es adentro de la cancha, se despidió de Punta del Este con la esperanza de volver.

Romario ¡Qué jugador !

 

 

Una pared con Stoitchkov

¡Qué compadre!

Al ser consultado sobre cuáles son los principales amigos que ha hecho en el fútbol, Romario expresó que "la verdad es que en el mundo del fútbol nosotros no hacemos muchas amistades con los jugadores, principalmente porque no pasamos mucho tiempo juntos y siempre cambian los grupos. Pero yo tengo 2 o 3 jugadores que no son muy conocidos, con los que he hecho mucha amistad. De los conocidos, con los que tengo más contacto, es con Ronaldo, Bebeto, Dunga, Branco y Ricardo Rocha, pero no puedo decir que sean amigos-amigos, porque no los veo mucho".

Uno de los amigos de la niñez que Romario invitó a que lo acompañara a Punta del Este, confió que uno de los mayores amigos del fútbol del astro brasileño es nada menos que otro hombre de una personalidad muy fuerte: el búlgaro Hristo Stoitchkov, con el que formó parte del llamado "Dream Team" del Barcelona, en la temporada 1993-94.

Romario tiene una hija y un hijo de su primer matrimonio y una hija que actualmente tiene dos años y medio, de su actual esposa, con la que se casó antes de viajar a incorporarse al Valencia de España. Stoitchkov es el padrino del niño, que actualmente tiene 7 años y ya juega al fútbol en la divisiones infantiles del Vasco da Gama.