MORTAL
| Un promedio de 100 personas por año muere en el Uruguay
como consecuencia de la exposición indiscriminada a sus radiaciones
El peligro de trabajar al sol
Las cifras que se manejan
obligan a una acción inmediata de protección para
quienes deben permanecer al aire libre.
Más de 200 obreros
de la construcción aplican actualmente las normas establecidas
por la Comisión Honoraria de Lucha Contra el Cáncer
para la defensa contra las radiaciones solares, al mismo nivel de
importancia que otros riesgos laborales, al conocerse que la exposición
indiscriminada a sus rayos, causa en el Uruguay aproximadamente
100 muertes por año.
La iniciativa voluntaria
de la empresa constructora Santa María, sirvió de
base para otras experiencias, teniéndose prevista en breve
una reunión de los técnicos de la Comisión,
con la Cámara de la Construcción con el fin de extender
el plan de protección a los trabajadores que deben pasar
muchas horas expuestos a la luz solar y como consecuencia al riesgo
de contraer cáncer a la piel.
El peligro no se centra
sólo en la construcción, pues ya hubo contactos de
la Comisión con entidades oficiales, tales como OSE, UTE
y Antel, con el fin de tomar medidas preventivas similares para
las cuadrillas de obreros que generalmente trabajan al aire libre.
Las medidas de protección
consisten principalmente en el uso por debajo de casco, de una tela
oscura que cae sobre los hombros, al estilo de los ya legendarios
gorros de la "Legión Extranjera".
También se establece
el uso de buzos o remeras oscuras, lentes de sol y en las partes
del cuerpo que quedan expuestas, untarse con filtros solares de
no menos de 40 grados de protección.
Medidas similares, acompañadas
de cursos explicativos recibieron este año los salvavidas
de Montevideo y Maldonado y los profesores de Educación Física
de todo el país.
En ese sentido se ha
coordinado con el Ministerio de Deportes y Juventud para que no
se den clases durante el verano en las piletas al aire libre desde
las 11 a las 16 horas, dejando su uso para el esparcimiento bajo
la responsabilidad del bañista.
La información
fue proporcionada a El País, por los integrantes del área
de Educación Profesional de la Comisión de Lucha Contra
el Cáncer, doctor Alejandro Santini, quien es también
profesor adjunto del Departamento de Oncología, la licenciada
Bibiana Sologaistoa, la movilizadora comunitaria Selva Sanabia,
y el asesor de la constructora Luis Ferrand.
PELIGROS. El tema que
extiende el problema de los efectos del sol a otras actividades
que no sean las propiamente recreativas y veraniegas es consecuencia
de la gravedad de los hechos que se están constando a nivel
de la salud.
Los números que
maneja la Comisión dan cuenta que en el Uruguay se detectan
alrededor de 70 melanomas (tumor maligno en la piel) por año
y de 700 a 800 tumores no melanomas. Las muertes anuales por esta
causa son promedialmente 100 y el 98% de éstas, tienen su
origen en la exposición incorrecta al sol.
Santini subrayó
que "lo inquietante en esta situación es que en el 100% de
los casos, se trata de un cáncer evitable si se toman las
precauciones básicas". Dijo que el sol en primera instancia
causa problemas cutáneos generalmente pasajeros, como enrojecimiento
de la piel, ampollas, descamación y cuadros febriles, aunque
en los últimos tiempos se han dados casos de quemaduras de
tal entidad que tuvieron que ser tratadas en el Centro Nacional
de Quemados (Cenaque).
En una segunda etapa
produce el fotoenvejecimiento de la piel, momento en el que aparecen
manchas, arrugas, pérdida de elasticidad y acartonamiento.
Estos problemas no tienen
efectos agudos pero si una carga crónica, que da paso a males
mayores, como los melanomas. El especialista manifestó que
aunque nuestro país no se encuentra en el área del
llamado "agujero de ozono" cuyos límites finalizan en la
Patagonia, hay que tener en cuenta que la capa de este gas protector
es más espesa en las cercanías del ecuador, por lo
que las latitudes medias son siempre peligrosas.
PREVENCIONES.
Las asesoras de la Comisión observaron que luego de una intensa
"cultura balnearia", ahora se procura lentamente volver a la normalidad.
"Vemos con satisfacción como las playas están casi
desiertas en horas del mediodía y ahora surge interés
en las empresas para proteger a sus trabajadores que obligatoriamente
tienen que estar al sol en las horas peligrosas".
Recordaron que "instintivamente
nuestro hombre de campo, aún en verano siempre usó
ropas oscuras y de manga larga y en el período crítico,
buscó la sombra de árboles, enramadas o viviendas
para almorzar y dormir la típica siesta".
Precisamente ahora,
se trabaja en un plan de instalar enramadas naturales en las playas
de todo el país. Santini precisó que las previsiones
básicas son el uso de ropas oscuras que atraen los rayos
infrarrojos que dan calor, pero evitan los ultravioletas que causan
las quemaduras. La utilización de sombreros y anteojos, como
así también el de filtros que estén relacionados
al color de la piel y al tiempo de exposición.
Piel:
órgano olvidado y sensible
La piel es el órgano
más grande de nuestro cuerpo y está dedicado principalmente
a las funciones de defensa y adaptación. A través
de él penetran al organismo sustancias químicas, se
produce la pérdida de líquidos, es el responsable
de mantener la temperatura corporal y además actúa
como barrera para los traumatismos físicos, la infección
por agentes microbianos y los efectos de la radiación solar.
Morfológicamente
consta de una capa córnea (la más superficial), que
proporciona defensa contra la entrada de agentes químicos
y biológicos y la pérdida de líquido corporal.
En las capas más profundas de la epidermis se encuentran
un conjunto de células: los melanocitos. Ellos tienen la
función de liberar un pigmento llamado melamina que protege
a la piel de los efectos dañinos provocados por el sol.
Sin embargo esa protección
no es total, por lo que la piel expuesta al sol, debe recibir auxilio
externo que generalmente lo brinda la propia atmósfera. En
ese sentido, existe información científica que aporta
datos sobre el problema de las emisiones de cloro-fluoro-carbono,
provenientes en gran medida de la utilización indiscriminada
de aerosoles y compuestos anticongelantes, las cuales son las principales
responsables del descenso en el nivel de concentración de
ozono en la atmósfera, que como se sabe es un gas que actúa
como filtro de la radiación ultravioleta (UV), que es la
que realmente causa los problemas.
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