JULIA RODRÍGUEZ LARRETA
Argentina, rica y fértil sí. Próspera no. A pesar de su potencial opulencia, de que podría estar en los primeros puestos del ranking mundial de las naciones más florecientes, por su abundancia en recursos naturales, tanto debajo de la tierra, (minerales, yacimientos), como en la superficie (ríos caudalosos, montes, tierras negras que hacen crecer cualquier cosa) y kilométrica riqueza íctícola, el país se ha estancado económicamente.
El año pasado su crecimiento fue 0% y en lo que va del año no se ven mejorías. En cambio, lo que no ha dejado de aumentar es la inflación, aun cuando las cifras oficiales del Indec un instituto que ha ganado tan mala fama que desde el FMI en adelante, le exhortan a volver a la senda de la credibilidad no muestran que ya pasó del 25% en el 2012 y peor en proyección anual.
Lo cual indica que nuestro vecino ha entrado en la variante de la estanflación (inflación sin crecimiento). Situación que pone en evidencia lo mal que se han aprovechado los 9 años de enorme crecimiento ocurridos entre el 2003 y el 2009 a pesar de la equivocada política económica impuesta por el matrimonio Kirchner, uno y otro sucesivamente. Haber bajado de un 8% en el 2011 a un 0% en el 2012, no merece precisamente una "cocarda", (nada que ver con los rurales) y tampoco se le puede echar la culpa a la crisis mundial. Porque si bien EE.UU. ha sufrido un gran bajón ya comenzó a recuperarse y Europa también empieza a poner algo la casa en orden, el dinamismo de los países emergentes ha dado y sigue dando ingentes bocanadas de oxígeno a las naciones de nuestra región, elevando los precios de las producciones a niveles nunca vistos.
Lo que hoy se nota es que todo tiene un límite, las malas políticas también. El infinito dispendio fiscal, los congelamientos de precios, el fuelle continuo para alentar el consumo, los subsidios, los excesos en políticas sociales sin control (Madres de la Plaza de Mayo, por ejemplo), estatizaciones, capitalismo de amigos -ahora el amigo de los medios (entre otros negocios) Cristóbal López, que es favorito comprador de las empresas de Petrobras en Argentina- más el dinero que se va en corrupción a todo nivel (la desembozada protección al vicepresidente Boudou, por ejemplo, llevan a que finalmente el daño se haga patente).
Por más que el gobierno crea que el congelamiento de precios personificado en De Vido, abanderado de los aprietes a las empresas, a los supermercados y hasta los medios, ya que se les prohíbe hacer campañas publicitarias, esto no va a parar la inflación. Cuando se termine el plazo que supuestamente era de 60 días, vendrá seguramente otro, ya que el gobierno cree que lo mejor para la Argentina es que el gobierno controle todo, y a cada regulación, sus malos efectos saltan por otro lado. Se prohíbe exportar ganado, cae la producción; se prohíbe importar insumos, se deteriora la producción industrial; hay escasez, sube el precio; se penaliza la compra de dólares; aparece el mercado negro, blue o green. El color no le hace a la cosa, pero las distorsiones generan otras tantas.
Desde los cuarteles de la Casa Rosada, se le aprieta la yugular a los gobernadores para tenerlos al pie y al que no cabestrea, como Macri, se le crucifica de una y mil maneras y a los que se rebelan, aunque mansamente, tipo Scioli y representan algún poder de reto, se les pone en el brete. La plata, los recursos son el arma más letal.
Al mismo tiempo, en medio de estas incertidumbres, y de este clima, en el que la ambición de la posibilidad de la reelección es omnipresente en cada movimiento político, la Presidente da un giro copernicano en sus relaciones internacionales. De enemiga de Irán, único punto favorable en su relación con EE.UU., se pasa para el otro lado, (conjeturas sobran) y comienza el flirteo con la teocracia musulmana. Su punta de lanza es el canciller, nada menos que de origen judío (cuyo padre, de dudoso historial, fuera rescatado de los militares gracias a la intervención de Israel), para terminar con un insólito acuerdo que luce, al contrario de lo dicho por el gobierno, como el golpe de gracia a las investigaciones del atentado (19 años) a la AMIA. ¿Y del proyecto del misil?
"Lo que se nota es que todo tiene un límite, las malas políticas también"