El
bombardero B-1 perfora las defensas en vuelo supersónico a 65 m
de altura
WASHINGTON, Mar 14 (AFP) - El bombardero supersónico B-1, diseñado
en plena guerra fría para perforar las defensas anti-aéreas
soviéticas con su carga de armas nucleares, es una de las armas
más temibles del arsenal movilizado por Estados Unidos para atacar
a Saddam Hussein.
Ese aparato,
que cuesta 200 millones de dólares por ejemplar, fue específicamente
concebido para penetrar las defensas enemigas a baja altitud, volando
a velocidades supersónicas a sólo 65 metros del suelo y
guiado únicamente por su radar.
Al terminar
la guerra fría, sin embargo, fue adaptado para misiones más
convencionales.
En su versión
corriente B-1B, recién tuvo su bautismo de fuego en 1998, cuando
participó en una acción norteamericana en Irak. Posteriormente,
fue utilizado en los bombardeos contra Yugoslavia en 1999.
Tanto en
Irak como en Yugoslavia, los B-1 volaron a alturas medias para evitar
el fuego de artillería antiaérea.
A pesar de
haber demostrado nuevamente su eficacia en Afganistán, donde fueron
usados en forma intensiva, el Pentágono redujo la cantidad de B-1
operacionales de 92 a 60 aparatos.
Los aparatos
remanentes están concentrados en las bases de la Fuerza Aérea
de Dyess (Texas) y Ellsworth (Dakota del Norte).
El diseño
del B-1 de geometría variable y cuatro motores turboventilador
le permite volar a velocidades superiores a 1.440 km por hora a una altura
de más de 9.144 metros de altitud.
El B-1B tiene
44,5 metros de largo, una envergadura de ala de 41,8 metros cuando están
en plena extensión y lleva una tripulación de cuatro personas.
Puede trasportar 24 proyectiles JDAM (Municiones de Acción Directa
Conjunta) (JDAMs) u 84 bombas convencionales distribuidas en tres compartimentos
internos.
AFP
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