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Europa
dio un paso histórico y selló en Dublín su nueva unión Una brillante y solemne ceremonia, celebrada en un día radiante ante el palacio de la Presidencia irlandesa, saludó ayer el nacimiento de la nueva Europa unida. Fue una jornada de himnos, de banderas y de palabras emocionantes en torno a la histórica ampliación de la Unión Europea, convertida ya en el Grupo de los Veinticinco, un espacio democrático que comparten 450 millones de habitantes. Por la mañana de ayer, los presidentes del Consejo el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, de la Comisión, Romano Prodi, y del Parlamento europeo, Pat Cox, dieron la bienvenida a los diez nuevos Estados miembros de la UE en el Castillo de Dublín. Por la tarde, la tradicional foto de familia. Los veinticinco dirigentes formados, de tres en fondo, en los jardines del palacete de Farmleigh House. CEREMONIA. Después, los jefes de Estado o de Gobierno se trasladaron a la residencia de la presidenta de la República de Irlanda, Mary McAleese, para participar en la ceremonia oficial que selló la ampliación de la UE. El acto, celebrado en los jardines del palacio, arrancó con unas palabras de la jefa del Estado irlandés, quien resumió la efeméride diciendo: "Hoy damos a nuestros hijos el regalo de la mayor unión europea de la historia". Enseguida, el primer ministro irlandés y presidente de turno de la UE, Bertie Ahern, se dirigió a los reunidos para decir: "Nuestras naciones son democracias fuertes. Nos hemos unido libremente. Actuamos unos con otros con solidaridad. Trabajamos juntos en fines comunes y con instituciones que no existen en ningún otro lugar del mundo". "Ahora nos comprometemos a construir sobre todo lo que hemos conseguido juntos... Este es el legado para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos. Es un legado bueno y noble". El "Taoiseach" (pronunciado "tíshoc", como se conoce a los primeros ministros de Irlanda) habló del "orgullo y la esperanza" de un día de bienvenida para celebrar la unidad del Viejo Continente. RECIBIMIENTO. Luego se levantó el poeta irlandés Seamus Heaney, premio Nobel de Literatura, quien leyó un poema compuesto especialmente para la ocasión. Entre verso y verso, el poeta recitó: "Ahora, cuando se nos junte gente recién venida,/ acojámosla como en su tierra y que se digan/ palabras entrañables, como aquí se debería"... Vino después el momento en que veinticinco niños, uno detrás de otro, se fueron acercando a cada uno de los líderes europeos para entregarles la bandera de su país. Un grupo de cadetes, al mando del capitán Keith Murphy, recogió las banderas de manos de los líderes políticos para que fueran devueltas a sus mástiles e izadas con solemnidad mientras sonaban los acordes del beethoveniano "Himno a la alegría". Terminados los aplausos, en medio de una gran emoción, los jefes de Estado o de Gobierno se abrazaron unos a otros para felicitarse por la consecución de un logro histórico que cambiará para siempre el futuro de Europa. Europa unida, un sueño desde la Edad Media VIENA . Un poco temerosos, como en un casamiento de interés donde él es rico y un poco más adulto y donde ella tiene más energía y pocos medios, los 15 países de democracia y fuerza económica avanzada, se unieron ayer a los 10 nuevos adeptos, realizando a comienzos del Tercer Milenio la idea de una gran Europa con precedentes sólo en la Edad Media. Sacando del contexto las islas de Malta y Chipre, que desde siempre hacen un puente entre el Viejo Continente y los pueblos del bajo Mediterráneo, el casamiento cierra el paréntesis histórico de Yalta (en 1945 a fines de la II Guerra Mundial) y restablece la estrecha ligación entre los pueblos de Europa. Después de los imperios romano y carolingio, después de las guerras fratricidas que acompañaban el nacimiento de los Estados nacionales en coincidencia con la revolución industrial; Europa de los 25, que sancionó la unión a partir del 1º de mayo del 2004, con sus 45 millones de habitantes retoma un movimiento en dirección al Este que sólo en el último siglo trajo paz, desarrollo y bienestar a todos los países que entraron en su área. Los ocho países ex comunistas localizados entre el Báltico y el Danubio, y que después de 15 años de crecimiento democrático ahora están listos para entrar en el grupo de los "viejos" miembros de la Unión Europea, traen como dote una gran energía y perspectivas economías nuevas. Resta ahora completar el vacío dejado por la ex Yugoslavia mientras que los otros países de la Península balcánica están trabajando en sus instituciones para poder entrar en Europa avanzada de los 25 a partir, si ocurre todo bien, a partir del 2007. ANSA |
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