1973 Elija el año o la decada
Uruguay también sufrió las consecuencias
Crisis petrolera del 73

El mundo sintió el impacto. La economía mundial se contrajo violentamente: se redujo el comercio, creció la inflación, tambalearon las divisas, subieron las tasas internacionales de interés. La recesión se instaló y demandó más de una década superar el choque violento de la primera crisis petrolera, a la que se sumó una segunda, en 1979. Desde 1973 nuestro país se encontraba profundamente afectado por la crisis política institucional. Ya no existía la guerrilla, pero la secuela de los años de violencia se concentró en las relaciones entre partidos políticos y fuerzas armadas.
En el exterior y directamente relacionada con el mercado petrolero, la situación mostraba el serio enfrentamiento de los países árabes con los Estados Unidos debido al apoyo de éste a Israel. Los árabes exigían que se les devolvieran los territorios ocupados tras “la guerra de los seis días”. La posición norteamericana le valió un embargo petrolero por el cual, los países productores del Oriente Medio dejaron de proveerlo del vital insumo energético.
Mientras las acciones, tanto militares como diplomáticas, se ejecutaban en el hemisferio norte y en Estados Unidos se sustanciaba el escándalo “Watergate” que culminó con la renuncia del presidente Richard Nixon, aquí, en el sur, tampoco estaban tranquilas las cosas.
En Argentina se preparaba el retorno de Juan Domingo Perón que se produciría el 20 de junio, así lo anunciaba la presidencia de Cámpora. En Chile la situación estaba agitada y culminaría con la caída del gobierno de Allende. Aquí se produciría el golpe de Estado dado por Bordaberry y los militares.
Promediando el 73 se anunciaba que muchas industrias argentinas vendrían a radicarse en Uruguay; los bonos del Tesoro se colocaban a precio récord a inversores argentinos; crecían los depósitos bancarios y en la zona del litoral oeste, también los argentinos acentuaban su interés en la compra de tierras y haciendas. En Punta del Este se percibía un fuerte interés de nuestros vecinos por casas y terrenos.
El gobierno repatriaba 12 toneladas de oro que fueron traídas en un Boeing 707 que operaba con bandera uruguaya arrendado por PLUNA. El tesoro custodiado por tanques de guerra del ejército y un gran dispositivo de seguridad, fue depositado en las bóvedas del Banco de la República.
La cosecha de trigo, que en 1972 se había comercializado a 6.500 pesos (“viejos”) tenía para 1973, un precio de orientación de 10.400 es decir, un 60 por ciento más alto.
El dólar —que entonces no era moneda corriente entre los uruguayos como lo es ahora— se cotizaba en los bancos locales a 895 pesos el “financiero” y 862 pesos el “comercial” que era el equivalente al interbancario actual. Pero, al mismo tiempo, aquel era “otro dólar”, porque en el exterior había que pagar 2,58 libras inglesas por cada billete verde mientras hoy alcanza con 1,74 libras para adquirir un dólar.
Uruguay y Argentina preparaban los pliegos de condiciones para licitar la represa de Salto Grande. Más adelante el BID resolvería prestar 79 millones de dólares para la obra.
Quien visitara Uruguay en aquel momento, se podía llevar una impresión positiva, sin adentrarse en la maraña de acontecimientos políticos.

ANTES DE LA GRAN TORMENTA

El embargo petrolero a Estados Unidos y Holanda por parte de los árabes, ya había distorsionado el mercado mundial de crudo, debido a que la mayor economía mundial utilizaba su producción y la de países del hemisferio para paliar el déficit. ANCAP licitó sobre fin de año, una compra de petróleo, pero no tuvo ofertas. Se consideró que lo más viable era recurrir a la compra directa. La necesidad del país era entonces de 2 millones de metros cúbicos anuales que representaba entre 7 y 8 milésimas del consumo mundial, según informaban los jerarcas de entonces.
El 10 de diciembre del 73 los países productores de petróleo anunciaron que reducirían 5% la extracción de crudo y que levantarían el embargo a Estados Unidos, condicionado al retiro de Israel de los territorios ocupados. El terreno se estaba preparando. El alivio que en cierta medida provocó esta decisión se tornó en pesadumbre cuando el 23 de diciembre, el Sha de Irán, Mohammed Reza Pahlevi, informó que su país, junto con Irak, Arabia Saudita, Kuwait, Abu Dhabi y Qatar, habían resuelto que a partir del 1‚ de enero de 1974 —ocho días después— el barril de crudo pasaba a costar 11,651 dólares, casi un 130 por ciento más que hasta entonces.
La segunda gran crisis económica mundial comenzó a instalarse. El mundo comenzaba a ser otro muy distinto al que se había construido sobre la base de la energía barata que indujo a grandes derroches. El mundo industrializado recién tomó conciencia de su fragilidad en este flanco.

REPERCUSIONES EN URUGUAY

El impacto del aumento del petróleo representó para Uruguay un alza generalizada de precios. La factura petrolera pasó de 40 millones a 150 millones de dólares anuales, según estimaron entonces las autoridades económicas.
La decisión de la OPEP llegó justo cuando faltaba una semana para aprobar la Rendición de Cuentas de 1973, lo que motivó una urgente reunión del presidente Bordaberry y los militares con el equipo económico y el resto del gabinete. El objetivo era ajustar todo lo relativo a precios y salarios. Las sesiones se celebraron en la sede del Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES) para preservar toda filtración de datos. La incidencia esperada no era sólo en el nivel de precios internos, sino también en el abastecimiento y en la balanza de pagos.
La escalada de precios que devino a partir del 1 de enero de 1974 fue impresionante. Los combustibles aumentaron 112% (nafta super a $ 560), UTE aumentó 60% sus tarifas, OSE 42,5%, mutualistas 38%, el boleto urbano 13% y otros bienes 16% en promedio. Los salarios se ajustaron un 33% y las pasividades un 20% pero a partir de marzo siguiente.
Algunos productos con precios administrados pasaron a costar, la leche $ 180; el pan $ 225; el boleto urbano en Montevideo $ 125.
La inflación que en 1973 había bajado de 95 a 77 por ciento, en 1974 cerró a 107 por ciento. El signo monetario uruguayo, que frente al dólar se había depreciado 28% en 1973, cayó 77% en 1974.
Otras medidas consistieron en restringir el consumo de combustibles y electricidad: se adelantó 60 minutos la hora oficial para utilizar más la luminosidad diurna; se prohibió la circulación de automóviles un día a la semana (matrículas pares un día, impares el siguiente) y se redujo un 10 por ciento el stock de petróleo de ANCAP con el fin de amortiguar el primer impacto del alza de precio del crudo sobre las finanzas públicas.
Los únicos que no sentirían el impacto de la crisis fueron los cien empleados de la División Tránsito de CUTCSA, que sacaron la Grande de Fin de Año con 1.000 millones de pesos (unos 600 mil dólares).

MEDIDAS ECONOMICAS

Uruguay, un país importador neto de petróleo, enfrentó el incremento de la factura petrolera por la única vía genuina posible: exportar más para nivelar la balanza comercial afectada por el aumento que iban a registrar las importaciones. Se aprobaron varias leyes: ley de promoción industrial, ley de inversión extranjera, y régimen de reintegros y prefinanciación de exportaciones. Comenzó la desregulación progresiva del mercado financiero habilitándose las operaciones abiertas en moneda extranjera y comenzó el tránsito hacia la unificación del mercado de cambio que se concretó en 1978 cuando se estableció la “tablita” cambiaria.
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