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La
mujer libera sus piernas La minifalda llegó para quedarse La diseñadora londinense Mary Quant tenía 26 años cuando logró fama internacional al imponer la minifalda. El Plan Marshall había dado sus resultados y, en 1960, los países desarrollados europeos daban por sentado que la onda expansiva de su crecimiento económico duraría eternamente. Un año antes, el primer ministro conservador había ganado las elecciones diciendo Jamás os ha ido tan bien. Una sociedad de pleno empleo era el lugar perfecto para ser joven y mujer. Mary Quant (nacida en Londres el 11 de febrero de 1934) estudió diseño en el Goldsmiths College y abrió su primera boutique-Bazaar junto con su esposo Alexander Plunket Greene y un socio Archie McNair, en la zona de Chelsea, Londres, en 1955. El éxito de sus modelos de cortes simples y lineales y accesorios, como las panty hose de colores vívidos que acompañaban las minifaldas, fue inmediato. El mundo hablaba sobre el Chelsea look. Mientras Los Beatles tocaban I want you to dance, I want you... y las mujeres de todas las edades se acortaban las polleras más allá de lo impensable, la empresa de Quant se convertía en una industria multimillonaria. Inauguró otras casas en Londres y en el 62 diseñó para la cadena de tiendas norteamericana J.C. Penney. En plena Guerra Fría cuando se conecta el famoso teléfono rojo entre la Casa Blanca y el Kremlin, se levanta el muro de Berlín y se produce el asesinato de John Fitzgerald Kennedy ella crea su propio grupo económico, Ginger Group. De ahí en adelante diversificó su producción. En el área de la cosmética asombró al mundo con la gama de colores y propuestas de maquillaje. Ese mismo año la contestataria Quant era galardonada con la Orden del Imperio Británico. Modelos como Twiggy (Espiga), Jean Shrimpton o Verushka eran el ideal femenino de la época. Flacas hasta el punto de hacer desaparecer los caracteres sexuales secundarios, las mujeres sólo mostraban el largo total de sus delgadas piernas enfundadas en medias de colores. El maquillaje destacaba los ojos en forma exagerada con el uso de delineadores y pestañas postizas desterrando el rouge de las caras. El mundo del cine y de la música ofrecía modelos como Jane Birkin en Blow up o Julie Christie en Petulia o cantantes como Françoise Hardy inspiradas en la Lolita de Nabokov. En el siglo pasado la palabra pierna tenía connotaciones obscenas, en la época victoriana se llegó al extremo de vestir las patas de los pianos durante los recitales públicos. En el presente siglo dos mujeres fueron quienes se atrevieron con el largo de las polleras. Coco Chanel subió el ruedo hasta la rodilla después de la Primera Guerra Mundial y Mary Quant llevó la pollera a su mínima expresión después de la Segunda. Los investigadores se preguntaron por qué en tiempos en que los movimientos feministas consolidaban logros frente a la población masculina en el terreno social y económico, las mujeres fueron seducidas por una suerte de taparrabos y modelos femeninos que se acercaban al del efebo o la púber. ¿QUE SIGNIFICO LA MINI? Algunos detectaron la misteriosa correlación entre el largo de las polleras de la mujer y los cambios en la economía mundial. Un pensamiento lógico indicaría que las faldas se deberían acortar durante las épocas de recesión y se alargarían durante las de expansión, pero el fenómeno se dio a la inversa. Durante el boom económico de los 60, las textiles intentaron aumentar su producción y ventas promoviendo el uso de la midi, una pollera dos veces más larga que la mini de Quant. Fracasaron estrepitosamente. Las faldas siguieron subiendo hasta el año 65 y sólo con la recesión de los 70 el ruedo llegó al suelo. Algunos aventuraron conclusiones. Opinaron que las mujeres al sentirse más seguras durante los años de economías florecientes (más posibilidades de empleo, mayor disponibilidad monetaria) aceptan o consumen indumentarias que muestran una amplitud mayor de zonas de sus cuerpos. Muestran sus piernas pues se sienten más seguras en el plano de la atracción de los sexos. Otros sostuvieron que el fenómeno indicaba pautas de una sociedad enferma pues las mujeres escondían los caracteres secundarios inherentes a su sexo para acentuar miembros anatómicos comunes a ambos sexos. Por su parte, la Enciclopedia Británica define el estilo de Quant como un cambio radical en la indumentaria, partiendo del establishment hacia lo joven. Sus más conocidas creaciones de los 60 eran similares a la vestimenta utilizada por adolescentes estudiantes de baile: polleras cortas y plisadas, medias negras opacas y zapatos chatos atados al tobillo. Quant era parte del sistema. Tenía formación académica y había diseñado sombreros para el famoso danés Erik durante 2 años. En tan sólo 7 años, desde la apertura de su primera boutique en Kings Road, la empresa de Quant se expandió por Europa y EE.UU. marcando punta en la producción masiva de ropa femenina. Un año antes de entrar por la puerta del establishment y ser nombrada member of the Order of the British Empire y escribir su autobiografía (Quant by Quant) estadísticas francesas barruntaban el comienzo del cambio. El 65 fue el primer año en que la industria de la confección femenina de Francia produjo más pantalones que polleras. A principios de los 70, Quant lanza el hot pant pero esa prenda tiene corta vida y sólo es utilizada en las incipientes discos. Por esa época la diseñadora inglesa deja de confeccionar y amplía la producción de sus diseños: ropa interior, pieles, ropa de cama, lentes, cosmética, etc. En el 73, en un Museo de Londres se realiza una muestra retrospectiva de sus creaciones y en el 76 trabaja como asesora del Museo de Victoria y Alberto. La minifalda había llegado para quedarse. Se transformó en un clásico. |
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