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Vietnam
dejó un altísimo costo La guerra que nunca debió haber sido La guerra que costaría al país más poderoso del mundo su fama de invencible nunca fue declarada, de ahí que no haya una fecha precisa para situar su comienzo. De todas formas, el incidente en el Golfo de Tonquin (ataque de barcos norvietnamitas a destructores norteamericanos) y su inmediata consecuencia (la orden de Johnson de bombardear a los agresores) sitúa a agosto de 1964 como el momento en que todo se desató. La intervención norteamericana en Vietnam tuvo un comienzo oficial en agosto de 1964, pero en verdad ya se había iniciado en 1961 cuando la creación del Viet-cong (Frente Nacional de Liberación respaldado por los comunistas) atrajo los primeros bombardeos norteamericanos sobre el Norte del país. Esa crisis tenía una historia: Vietnam formaba parte junto con Cambodia y Laos de la colonia francesa llamada Indochina, que en setiembre de 1940 tuvo que tolerar bases japonesas en su territorio como consecuencia de la derrota de Francia ante Hitler. La estrategia política japonesa consistía en levantar una dudosa bandera de liberación para los pueblos asiáticos que eran colonias de las potencias occidentales (Indochina de Francia, Indonesia de Holanda, Malasia de Inglaterra, Filipinas de Estados Unidos) y así mientras los invadía y ocupaba, sublevaba el sentimiento de los grupos nacionalistas. Los vietnamitas no fueron impermeables a esa propaganda: de hecho, en 1941 el patriota Ho Chi Minh fundó un Frente para la Independencia llamado Viet Minh que luego traería profundas consecuencias. En 1945, antes del restablecimiento de la soberanía francesa y de la inminente derrota del Japón, los norteamericanos ayudan a la guerrilla de Ho Chi Minh que una década después será el enemigo contra el cual combatirán. Pero entre 1946 y 1954 son los franceses quienes libran en Indochina una guerra perdida que producirá la división de esa zona en varios países independientes, entre ellos los dos Vietnam (al Sur y al Norte del Paralelo 17) que serán la chispa de una futura catástrofe: Vietnam del Norte, presidido por Ho Chi Minh, con capital en Hanoi, establece un régimen comunista asistido por China y luego por la URSS; Vietnam del Sur, apoyado por los franceses, con capital en Saigón, verá la presencia del Norte como una amenaza latente en momentos en que otras guerras y otras divisiones (la de Corea) marcan los brotes de un expansionismo comunista a escala mundial. Desde 1965 habrá bombardeos norteamericanos cotidianos al Norte del Paralelo 17 y la guerrilla del Viet-cong (organización filo-comunista fundada en diciembre de 1960 con el carácter de un Frente Nacional de Liberación) irá infiltrándose en todo el territorio vietnamita, desconcertando con su portentosa movilidad a las fuerzas norteamericanas durante los ocho años siguientes. Las grandes ofensivas militares contra el Viet-cong darán magros resultados estratégicos y no doblegarán la moral de la población, mientras hipotecan el prestigio norteamericano frente a vastos sectores de la opinión occidental y despiertan movimientos de resistencia (quema de tarjetas de enrolamiento) en la propia juventud de Estados Unidos. Ni siquiera la masiva Ofensiva del Tet, en enero de 1968, o los enormes bombardeos de Hanoi (40.000 toneladas de bombas caen sobre la ciudad en diciembre de 1972) cambian la suerte de esa guerra en que el aparato militar norteamericano sufre un atascamiento por primera vez en toda su historia. Será el gobierno de Nixon el que buscará una salida para el ingrato compromiso de Vietnam: las reuniones en París para un acuerdo de paz con representantes de Hanoi y del Viet-cong, se abren en enero de 1973 y durante ese año las tropas norteamericanas evacuarán Vietnam, que al poco tiempo se reunificará: Saigón pasará a llamarse Ho Chi Minh en homenaje al dirigente que no pudo presenciar la ceremonia, porque había muerto en 1969. Nacido en 1890, Ho se había educado en Francia y en 1930 había fundado en Hong Kong el Partido Comunista indochino, que desde 1954 sería un sostén decisivo para el emergente Vietnam. Fue la aureola mítica de Ho lo que desde 1964 se convirtió en el factor de resistencia para la población vietnamita sometida a una guerra devastadora: como dato curioso puede señalarse que el napalm fue lanzado inicialmente por los franceses a comienzos de 1951, aunque cobró mayor notoriedad por el vasto empleo que hicieron de él los norteamericanos en la década siguiente. La Guerra de Vietnam tuvo un empinado costo humano: 2.000.000 de muertos civiles y militares entre el Sur y el Norte, 45.800 muertos norteamericanos, 4.300.000 civiles mutilados o heridos, al margen del desastre ambiental con 5.000.000 de hectáreas de bosques quemados por las bombas y 10.000.000 de hectáreas de cultivos perdidos. Sobre Vietnam (de 1965 a 1971) cayó un promedio de 1.000.000 de toneladas de bombas al año, lo cual significa dos tercios de las que fueron lanzadas sobre Europa en la guerra de 1939-1945. Allí la primera potencia del planeta tuvo una suerte militar adversa parecida a la derrota que nunca había sufrido anteriormente y con ello quedó demostrado que los ejércitos regulares, aunque estén provistos de armamento devastador, son incapaces de abatir a una guerrilla amparada en favorables condiciones topográficas. Algo similar ocurriría luego en El Salvador y sucede hoy mismo en Colombia. Entre las consecuencias de la Guerra de Vietnam debe anotarse la embestida y el posterior genocidio cometido por los Khmer-rouges en Cambodia, pero también la mayor cautela con que Estados Unidos desplegó sus estrategias en el Lejano Oriente, incluido el restablecimiento de relaciones diplomáticas con China Popular en 1972. Durante los últimos 25 años, hasta hoy mismo, Vietnam ha tenido un régimen comunista: algunas guerras sólo consiguen afianzar lo que quisieron abatir. |
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