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Los
criminales de guerra pagan Los Juicios de Nuremberg Durante un año (octubre 1945/octubre 1946) se celebraron en la pequeña localidad bávara de Nuremberg los juicios más célebres y trascendentes del siglo. En el banquillo figuraron 24 ex-dirigentes nazis acusados de supervisar o condenar asesinatos masivos en una escala sin precedentes. Las audiencias fueron exhaustivas (403 en total) en un tribunal compuesto por varios prestigiosos juristas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética, las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial. Los cargos se centraron en cuatro grandes grupos: crímenes contra la paz (mediante el fomento y la práctica de la agresión armada); crímenes de lesa humanidad (genocidio); crímenes de guerra (violación de las normas de guerra) y conspiración para cometer crímenes. Doce de los acusados fueron condenados a la horca: Hermann Goering (quien se suicidó en su celda antes de que se cumpliera su pena); Wilhelm Keitel (ex-jefe de la OKW, comando de las fuerzas armadas); Ernst Kaltenbrunner (segundo jefe de la Gestapo); Alfred Rosenberg (ideólogo y teórico nazi); Hans Frank, Wilhelm Frick y Fritz Sauckel (jerarcas nazis); Julius Streicher (doctrinario de la pureza racial y el antisemitismo); Arthur Seyss-Inquart (gobernador de territorios conquistados); Alfred Jodl (asesor militar de Hitler); Joachim von Ribbentrop (Ministro de Asuntos Extranjeros) y Martín Bormann, jefe del Partido, juzgado in absentía. Asimismo se sentenció a cadena perpetua a Rudolph Hess (murió en Spandau como único prisionero), a Walter Funk (fue liberado en 1957) y Erich Raeder (liberado en 1955); se le dieron 20 años a Baldur von Schirach (fue puesto en libertad en 1966) y a Albert Speer, el arquitecto del Fürher (liberado en 1966). Konstantin von Neurath recibió 15 años de condena pero fue puesto en libertad en 1954, el Almirante Karl Doenitz recibió 10 años y los cumplió íntegros y tres de los acusados fueron absueltos: Hjalmar Schacht, Franz von Papen y Hans Fritzsche. Los juicios de Nuremberg, como los similares japoneses acusados de los mismos delitos, ocasionaron algunas polémicas centradas en torno al tema de si se trató de justicia o de una justicia particular de los vencedores de una guerra; otros observadores objetaron que se admitieran como jueces a los representantes de un gobierno como el soviético, prolijo aliado del régimen hitleriano entre setiembre de 1939 y junio de 1941 y responsable de crímenes contra su propio pueblo en muchos aspectos asimilables a los de los nazis. No obstante, si bien fueron juicios extraordinarios, se refirieron a crímenes igualmente extraordinarios, como el exterminio planificado de los judíos europeos. Los juicios sentaron un precedente que se ha buscado repetir con éxito dispar en casos similares, como los delitos de lesa humanidad y limpieza étnica ocurridos en la ex-Yugoslavia y especialmente en Bosnia-Herzegovina, el genocidio camboyano y los juicios a algunas juntas militares, como los llevados acabo en Argentina. Está en funciones un tribunal encargado de entender en el caso de Bosnia, pero la comunidad internacional espera la creación de un cuerpo de magistrados que tenga actuación permanente y pueda ocuparse de todos los casos en que se cometan delitos de lesa humanidad. |
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