El domingo fue el día de mayores quiebres de
estilos. Arrancó con heavy metal, siguió
con rock duro, luego con música surf.
La jornada dominguera la abrió Eslabón,
la banda ganadora de concurso "rock del centro",
que premiaba con la participación en el Pilsen.
Lo siguió Dr. Rocka, un grupo que ya tiene un
disco editado y que ya conoce lo que es tocar en este
festival.
La cantidad de gente ya iba aumentando paulatinamente.
Y esta banda, que está en pleno crecimiento,
liderada por una chica con muy buena química
musical con su guitarrista, demostró que sus
canciones de rock duro tienen mucho potencial.
De las más de cien personas que estaban pegadas
al escenario (en el todo el predio ya habían
varios miles), ninguno quedó inmóvil frente
a los riffs de la guitarra y a las melodías que
cantaban.
Apenas terminaron, en el escenario contiguo (se alternaban
ambos escenarios para dinamizar la subida y bajada de
las bandas), subieron The Supersónicos.
Mientras éstos comenzaban a tocar, el grueso
de la hinchada permanecía frente al otro escenario
pidiendo por el regreso de Dr. Rocka.
Igualmente, la banda de los hermanos Lagos mantuvo
su espíritu y divirtió con su extraño
sentido del humor cantándole al chupacabras y
dedicándole un tema a los "zombies".
Acto seguido Chala Madre subió al escenario
con su propuesta de reggae, frente a un público
que ya casi igualaba en tamaño al de los picos
de la noche anterior. Inmediatamente, llegaron los Buenos
Muchachos, un estilo de rock muy alejado de la propuesta
anterior. El público igualmente los acompañó.
Hereford y la Trotsky Vengarán hicieron vibrar
al parque. Todo estaba listo para el fuerte cierre con
Buitres, que por primera vez en cuatro años clausuraban
el Pilsen Rock.
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