Domingo | 31.03.2013
Montevideo, Uruguay | 10:13
EXPERTOS COINCIDEN QUE AL DESAPARECER SU FIGURA, COMO SOCIEDAD, PUEDE HABER UN MAYOR ACERCAMIENTO
Muerte de Pinochet reaviva duelo pendiente
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CAROLINA DISEGNI y PAULA LEIGHTON | EL MERCURIO (GDA)

Frente al Hospital Militar había lágrimas y carteles en homenaje al fallecido general (r) Augusto Pinochet. Cinco estaciones de Metro más allá, su muerte se celebraba con abrazos y champaña.

Las escenas del domingo parecieran una pequeña muestra de un proceso que -según el análisis de psiquiatras y sociólogos- aún no hemos concluido como sociedad.

En su libro "Chile: un duelo pendiente", el psiquiatra Ricardo Capponi lo plantea como el duelo "por la profunda y traumática experiencia que se vivió en el país a partir de los 70".

¿Puede la muerte de Augusto Pinochet ayudarnos como sociedad a avanzar en el cierre de ese duelo?

Para el psiquiatra León Cohen, miembro de la Asociación Psicoanalítica Chilena, su muerte da inicio a una serie de duelos paralelos que tienen tiempos de elaboración diferentes.

El duelo simbólico

Primero hay un duelo personal, que atañe más a la familia y su círculo íntimo; luego hay un duelo institucional, que para el Ejército implica dejar atrás a una figura que modificó su historia íntima y organizacional.

También hay un duelo político, que según el experto no se va a realizar, "ya que formalizarlo es algo moralmente inaceptable para la administración vigente".

Por último, está el duelo simbólico, que se remonta al triunfo del No. "Su muerte física es un paso para cerrarlo, pero no pone término al duelo, ya que él sigue estando vivo en una serie de aspectos que tienen que ver con la herencia de su régimen".

El sociólogo Jorge Larraín, vicerrector de la U. Alberto Hurtado, concuerda con este análisis y afirma que "su régimen produjo una división tan profunda, que se puede hablar de una ruptura en la identidad nacional, que se da cuando una parte de los chilenos son excluidos".

"Para estas personas -dice el sociólogo Eugenio Tironi-, la mera presencia de Pinochet les agregaba dolor y quizás por lo mismo impedía una reflexión más sana o tranquila. Ahora tal vez ellos podrán pasar a una nueva etapa de su duelo".

Según Cohen, para toda la sociedad "éstos son duelos tan largos, que incluso creo que es probable que nunca sea elaborado completamente".

Sin embargo, las nuevas generaciones pueden contribuir. El doctor Niels Biedermann, psiquiatra y profesor de la U. de Chile, lo ejemplifica con la Alemania de la II Guerra. "Eso se está resolviendo ahora, con el recambio generacional, porque los jóvenes son más libres para iniciar nuevos proyectos".

Para Tironi, "el tiempo -que fue el que terminó con la vida de Pinochet y terminará con la de quienes fuimos protagonistas y testigos directos de ese período- irá también mitigando ciertas diferencias que existen respecto de lo que ocurrió".

De hecho, el tiempo ya ha ido cerrando muchas grietas. "Hoy ya no tenemos una sociedad quebrada, no somos una sociedad segmentada en anti o pro Pinochet. Tenemos interpretaciones distintas respecto de lo que él hizo, pero coincidimos en ciertos consensos básicos que nos permiten convivir bien en lo privado y lo público".

Se acabó el pretexto

Sin embargo, no todo hay que dejárselo al tiempo.

"La muerte de Pinochet nos permite hacer una introspección para encontrar en nosotros los recursos para convivir con más libertad, dialogar más", dice Tironi, quien considera que la figura de Pinochet "era un poco un pretexto para proyectar todos los problemas que arrastramos como sociedad en los últimos 30 a 35 años".

Para Biedermann, seguir avanzando depende de que como sociedad nos hagamos cargo de esos problemas, en vez de evadirlos, actitud que él asocia a la idiosincrasia del chileno, que teme y rehúye el conflicto.

"Al desaparecer Pinochet como símbolo al que culpábamos de todo, ahora como sociedad tenemos que ver cómo enfrentar y resolver lo que aún está pendiente: la desigualdad en los ingresos, la marginación de sectores importantes de la sociedad y la sensación de ausencia de justicia", concluye el experto.

De cara al Bicentenario

Para Eugenio Tironi, lo que falta como sociedad es "avanzar en lo que tenemos en común, revisar esa zona más purulenta o traumática de nuestro pasado reciente, ir buscando interpretaciones más convergentes y construir un relato común sobre nosotros mismos". Para esto, dice, el Bicentenario es un símbolo aglutinante que debiera ser aprovechado. "Una figura como Pinochet no nos ayuda en esa tarea, por lo que sin él podríamos acercarnos a esa meta". Para León Cohen, también es necesario un debate cultural. "Faltan obras de teatro, novelas y cine que puedan entregarnos una visión que salga del enfoque partidista".

INFOGRAFIAS
 Los primeros años
 Instauración de la nueva institucionalidad
 Pinochet en gobiernos de la Concertación
 Desafueros y Caso Riggs
 La salud, factor clave en sus juicios

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