SANTIAGO | EL MERCURIO (GDA)
A las 11:00 horas del martes 12 se inició
en la Escuela Militar la misa exequial para despedir
los restos del general (r) Augusto Pinochet. El
solemne acto fue encabezado por el obispo castrense,
Juan Barros, quien se refirió a Pinochet
como ex Jefe de Estado y destacó la figura
de Lucía Hiriart, mencionando que permaneció
por 60 años junto al ex comandante en jefe
del Ejército.
Además, el sacerdote pidió perdón
por los errores que pudo haber cometido Pinochet
y afirmó que el golpe militar de 1973 se
produjo por las "situaciones complejas"
que vivía el país durante la Unidad
Popular. Sus palabras fueron aplaudidas con gran
efusividad por los asistentes.
"Habiendo alcanzado el más alto grado
en el escalafón militar, como comandante
en jefe; juzgó que se debía intervenir
en horas críticas en nuestra historia patria",
señaló.
"En estas circunstancias complejas se produjeron
también dolorosos acontecimientos que causaron
sentimientos y heridas en el seno de la familia
chilena y que la Iglesia, como madre, siempre
ha querido acompañar y perdonar como hijos
de una misma tierra y comprometidos en un destino
común", añadió.
Posteriormente los nietos del fallecido ex gobernante
hicieron uso de la palabra para despedir los restos
de su abuelo.
Ministra de Defensa no recibe el saludo de
la paz
Cuando se efectuó el saludo de la paz
los familiares de Pinochet obviaron a la ministra
de Defensa Vivianne Blanlot, a excepción
de Jaqueline Pinochet, la hija menor del general
(r).
El acto fúnebre se inició con el
traslado del féretro por parte de ocho
cadetes del Ejército desde la sala central,
donde fue velado el lunes, hasta el patio Alpatacal,
donde se celebró la misa.
En el lugar se dispuso un estrado donde se pronunciaron
los discursos. A nombre de los nietos del fallecido
general (r) intervinieron sus nietos María
José Martínez Pinochet, Rodrigo
García Pinochet y Augusto Pinochet Molina,
mientras que en representación de los hijos
lo hizo Lucía Pinochet Hiriart.
A nombre del cuerpo de generales y almirantes
en retiro de las Fuerzas Armadas lo hizo el general
de división Juan Guillermo Toro Dávila.
En último lugar habló el actual
Comandante en Jefe del Ejército, general
Óscal Izurieta Ferrer.
Así vivió el funeral
la familia Pinochet Hiriart
SANT Diversos aspectos marcaron la forma en que
la familia Pinochet Hiriart vivió ayer
la ceremonia fúnebre del general (r) Augusto
Pinochet en la Escuela Militar.
Sentados juntos en primera fila, frente al féretro
y el altar, esposa, hijos, nueras y nietos fueron
protagonistas, en mayor y menor medida, en la
misa y en el acto posterior con que se despidieron
los restos del ex Comandante en Jefe del Ejército.
TRANQUILOS. Los hijos del fallecido militar,
junto a sus familias fueron los primeros en llegar
hasta el patio Alpatacal, donde se realizaría
luego la misa exequial. Vistiendo trajes negros,
recibían allí los saludos de todos
los asistentes a la ceremonia. Lucían tranquilos
sin dar muestras aún de la enorme tristeza
que los embargaba.
Poco antes de iniciarse la ceremonia llegó
Lucía Hiriart, esposa del general (r) acompañada
por generales del Ejército. Ella se vio
más afectada que sus hijos y en todo momento
fue asistida por cercanos para brindarle sombra,
agua y compañía durante los momentos
más emotivos.
DESAFIANTES. Uno de los momentos de mayor
tensión se vivió junto con la llegada
de la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, junto
con los cuatro comandantes en jefe de las Fuerzas
Armadas. En el mismo instante en que la secretaria
de Estado tomaba asiento, los cinco hijos del
ex general (r) se pusieron de pie y caminaron
hasta el féretro para poner sobre éste
una banda presidencial.
Con excepción de Jacqueline Pinochet,
ningún otro miembro de la familia se acercó
a la representante del Gobierno cuando el obispo
castrense invitó a los presentes a darse
el saludo de la paz. En un primer momento, la
hija de fallecido uniformado se vio impedida de
acercarse a la personera por un cercano que le
aconsejaba no hacerlo, sin embargo, ella de todas
formas estrechó la mano de Blanlot y de
los cuatro comandantes en jefe.
Además, cuando la ministra se retiraba
del lugar un grupo de partidarios de Pinochet
quiso acercarse a ella para manifestarle el malestar
que les provocaba su presencia. El hecho incluso
sobrepasó el resguardo uniformado que tenía
Blanlot, produciéndose gran desorden entre
los presentes.
ARRIESGADOS. Otro de los puntos álgidos
de la ceremonia se produjo tras la misa, cuando
el capitán de Ejército Augusto Pinochet
Molina, nieto del fallecido uniformado, pronunció
un discurso con alto contenido político,
lo que llamó profundamente la atención
de los asistentes, especialmente cuando se refirió
a los jueces que investigaban cargos contra el
ex Comandante como "magistrados que buscaban
más renombre que justicia".
EMOCIONADOS. Sin duda fue el final de
la ceremonia el momento donde los Pinochet Hiriart
se vieron más afectados. Las palabras que
María José Martínez Pinochet
y Rodrigo García Pinochet, nietos del ex
militar, hicieron emocionarse hasta las lágrimas
a sus padres. Ambos discursos fueron aplaudidos
de pie y dejaron constancia del profundo dolor
que embarga a la familia.
La misma emoción se vivió momentos
después cuando el ataúd del ex comandante
fue paseado en una cureña por los patios
principales del recinto castrense y bajo la interpretación
del himno del Ejército. En ese instante,
los presentes alzaron sus pañuelos blancos
y dieron el último adiós al general
(r).
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