Domingo | 31.03.2013
Montevideo, Uruguay | 02:10
YA DURANTE EL REGIMEN MILITAR EL EJERCITO EJECUTO UN PROCEDIMIENTO EN CASO DE ATENTADO
El funeral que se planificó durante años
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SANTIAGO | EL MERCURIO / GDA

Fue en el transcurso del propio régimen militar cuando por primera vez se comenzó a preparar un plan de contingencia ante la eventualidad de que el entonces Presidente Augusto Pinochet falleciera en forma repentina.

En aquella época, el motivo de preocupación para ello no era su estado de salud, sino un eventual atentado que le costara la vida.

Así, capítulos completos que abordaban aspectos como el funeral de Estado que debería realizarse, en su condición de Presidente de Chile; las invitaciones a personalidades extranjeras y nacionales; el plan de seguridad para la realización de las exequias; cómo tratar a la familia del entonces gobernante, y el protocolo que rodeara al evento, fueron minuciosamente planificados sin que Pinochet se enterara de su existencia.

El resultado se plasmó en un grueso archivador que quedó guardado en la vicecomandancia en jefe del Ejército hasta entrada la década del ’90.

Uno de los pocos aspectos que quedaron sin resolver en esa época fue el del lugar donde se enterrarían los restos del general (r), en una época en la que nunca estuvo contemplada la cremación.

Todas las alternativas que quedaron planteadas correspondían a unidades castrenses, como la Escuela Militar, la Escuela de Infantería en San Bernardo, la primera unidad en la que estuvo destinado —el regimiento “Carampangue” de Iquique— o la V División de Ejército, también en la nortina ciudad, por la que Pinochet siempre sintió una especial predilección.

Sin embargo, con el correr de los años, el dossier fue reduciendo sus páginas.

El traspaso del gobierno a Patricio Aylwin, en 1990, implicó que a partir de entonces gran parte de esas disposiciones quedarían bajo la responsabilidad de la autoridad civil, permaneciendo para el Ejército sólo las medidas correspondientes a un comandante en jefe, primero, y a un ex jefe militar, a partir de 1998.

El arresto en Londres a fines de ese año por su responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos, los diversos procesamientos que comenzó a enfrentar tras su regreso a Chile y, por último, el escándalo de las millonarias cuentas a su nombre en distintos bancos internacionales fueron minando poco a poco el realce y la pompa de los servicios fúnebres contemplados para Pinochet dentro del Ejército, así como la disposición de los gobiernos de la Concertación para otorgarle honores de Estado en su condición de ex gobernante.

Tanto así que el propio general (r) terminaría manifestando su deseo de que su cuerpo fuera incinerado para evitar una profanación a su tumba, dondequiera que ésta estuviera, especialmente si se trataba de un cementerio.

Finalmente, miembros de la propia familia Pinochet Hiriart —como su hijo Marco Antonio— no sólo acatarían la solicitud del ex militar, sino que en los últimos meses expresarían privada y públicamente su interés de efectuar un funeral privado y eminentemente familiar, más allá de los honores que el Ejército mantuvo en el aspecto protocolar.

Precisamente, hubo dos instancias en las que la institución realizó una suerte de “revista preparatoria” o ensayo para un eventual sepelio de Pinochet.

El 17 de agosto de 1990, el entonces comandante en jefe encabezó el funeral del general (r) Óscar Izurieta Molina, quien había ocupado el mismo puesto durante los seis años del gobierno de Jorge Alessandri y, posteriormente a su retiro, fue miembro del Consejo de Estado creado por Pinochet.

Doce años después, en octubre de 2002, le correspondió al general (r) Juan Emilio Cheyre presidir los funerales del general (r) Sergio Castillo Aránguiz, quien ocupó la máxima jerarquía castrense entre el 3 de mayo de 1968 y el 24 de octubre de 1969, cuando fue llamado a retiro luego del levantamiento que protagonizara ese mismo mes el general Roberto Viaux en el regimiento de artillería “Tacna”, bautizado como “Tacnazo”.

Las mismas disposiciones y honores realizados en esas dos ocasiones serán los que la institución castrense pondrá en práctica a partir de hoy para Augusto Pinochet, los que serán curiosamente presididos por el hijo del general (r) Izurieta Molina, el actual titular del Ejército, Óscar Izurieta Ferrer.

INFOGRAFIAS
 Los primeros años
 Instauración de la nueva institucionalidad
 Pinochet en gobiernos de la Concertación
 Desafueros y Caso Riggs
 La salud, factor clave en sus juicios

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