SANTIAGO DE CHILE | ANSA
Una fulminante crisis cardíaca, con infarto
y edema pulmonar, terminó el domingo 10
con el hombre que gobernó Chile por 17
años y que controlaba hasta el "movimiento
de las hojas" en el país.
El ex dictador Augusto Pinochet murió
a los 91 años y puso fin a una década
de esfuerzos infructuosos para llevarlo a juicio
por la muerte o desaparición de al menos
3.000 opositores durante su régimen (1973-1990).
Y quiso el destino que irónicamente su
muerte se produjera el día internacional
de los derechos humanos.
Pinochet será sepultado el martes sin
un funeral de Estado ni duelo nacional, limitándose
a los honores de ex jefe del Ejército y
con la autorización de colocar la bandera
a media asta únicamente en unidades militares,
informó el Gobierno de la presidenta Michelle
Bachelet.
El ex dictador murió a las 15:15 hora
uruguaya (14:15 de Chile), cuarenta y cinco minutos
después de haber sufrido "una crisis
cardiaca múltiple, una recaída brusca
e inesperada", dijo el doctor Juan Ignacio
Vergara, jefe del equipo que atendía a
Pinochet en el Hospital Militar de Santiago.
El secretario general de Gobierno, Ricardo Lagos
Weber, señaló que "el Gobierno
ha autorizado banderas a media asta en los recintos
del Ejército y sus unidades militares".
Pinochet se recuperaba en el Hospital Militar
de Santiago de un infarto que había sufrido
el domingo pasado y de hecho, sus pronósticos
eran buenos. Inclusive, ayer en la mañana
circuló la versión de que sería
dado de alta en los próximos días.
ENFRENTAMIENTOS. Con pancartas que lo
calificaban como un "héroe",
centenares de simpatizantes de Augusto Pinochet
lloraron y atacaron a los periodistas frente al
Hospital Militar donde murió el ex dictador,
mientras en otro punto de la ciudad sus detractores
lanzaron vivas por su deceso.
Partidarios y opositores comenzaron a reunirse
inmediatamente después de conocerse el
fallecimiento.
La angustia en ocasiones dio paso a la rabia
que provocó incidentes aislados, especialmente
con la gran cantidad de periodistas, fotógrafos
y camarógrafos reunidos en este lugar y
que recibieron varios golpes.
La escena era diametralmente distinta en la Plaza
Italia, y en las cercanías del centro de
Santiago, donde se reunieron más de 3.000
detractores que celebraban la muerte.
Eufóricos, los manifestantes descorcharon
botellas de champaña, se abrazaron, brincaron
y lanzaron gritos de júbilo. "¡Es
un carnaval, es un carnaval, se murió el
general", cantaban a coro los manifestantes,
munidos de globos de colores y pancartas, lanzando
al aire trozos de papel picado y blandiendo al
aire cientos de banderas.
El ánimo se encendía más
aún al paso de caravanas de vehículos
que hacían sonar las bocinas, recordando
el más popular de los cánticos durante
la dictadura que Pinochet encabezó entre
1973 y 1990: "Y va a caer... y va a caer".
Los manifestantes, sin embargo, actualizaron
el consabido mensaje y cantaron: "Y ya cayó...
y ya cayó".
Los detractores conformaron más tarde
una creciente multitud que llegó hasta
las afueras del palacio presidencial de La Moneda,
en pleno centro de la capital chilena, donde el
presidente socialista Salvador Allende se suicidó
durante el golpe militar que encabezó Pinochet,
el 11 de setiembre de 1973.
La polarización se repetía en los
comentarios de los medios de comunicación
y en las reacciones internacionales. Mientras
algunos recordaban el régimen de Pinochet.
FUNERALES. Funeral de Estado o no para
Pinochet, el tema se había convertido en
una piedra en el zapato para el gobierno de la
presidenta chilena, Michelle Bachelet, una víctima
de su régimen, quien finalmente se resolvió
por honores militares.
"Conforme a la institucionalidad vigente,
se ha determinado que el fallecido general reciba
en sus exequias los honores que corresponden a
un ex comandante en jefe del Ejército,
según lo establecido en el Reglamento del
Servicio de Guarnición del Ejército",
puntualizó el portavoz del gobierno Ricardo
Lagos Weber.
El portavoz se negó a difundir los motivos
políticos que llevaron a tomar esa decisión,
aunque mencionó la "división"
de los chilenos respecto a la figura de Pinochet,
como uno de los motivos.
Los restos de Pinochet fueron trasladados a la
Escuela Militar donde y velados velados en una
capilla ardiente hasta el martes 12, día
en que se realizó una misa fúnebre.
Posteriormente, sus restos fueron cremados y entregados
a la familia.
La capilla ardiente sólo pudo ser visitada
por la familia y la alta oficialidad del Ejército,
mientras que para el público en general
se puso a disposición un libro de condolencias.
El único representante del gobierno en
la ceremonia fue la ministra de Defensa, Vivianne
Blanlot.
SIN CONDENA. Pinochet murió el
día internacional de los derechos humanos
cuando tenía cinco causas en marcha en
su contra, tanto por violaciones a los derechos
humanos como por delitos económicos.
Desde 1998, cuando fue detenido en Londres, el
ex dictador ha afrontado más de 300 querellas
criminales en su contra, por las que fue desaforado
catorce veces.
Según las leyes chilenas, tras su muerte
Pinochet debiera ser sobreseído en todas
las causas que lo involucraban.
Llegó a estar procesado en dos ocasiones,
pero en instancias de apelación fue sobreseído
todas las veces por motivos humanitarios.
Murió tras vivir sus últimos años
encerrado y abandonado por sus partidarios que
no le perdonaron que hubiera ocultado en bancos
del extranjero millones de dólares de origen
por lo menos dudoso.
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