LEVIDI | THE NEW YORK TIMES
El griego Gregoris Skouros salió del contenedor acortado que los tiempos difíciles han convertido en su hogar en una planicie agrícola en Levidi, un pequeño poblado, a dos horas por carretera de Atenas.
Cuando un visitante planteó el tema que está en la mente de todos -el futuro de Grecia en la eurozona- Skouros apretó los labios por un largo momento antes de hablar. "El problema ahora va más allá de si permanecemos o no en el euro", dijo Skouros, de 54 años. "El tema es: ¿Grecia tiene arreglo?".
Ese interrogante ha cobrado nueva urgencia, a medida que el primer ministro Antonis Samaras hace un renovado esfuerzo para armar un paquete presupuestal de austeridad que pueda persuadir a los acreedores de Grecia para que liberen un desembolso del crédito por 31.500 millones de euros (equivalentes a US$ 41.100 millones), en octubre. Los auditores de la "troika" internacional están examinando las cifras para determinar si el país está en el camino correcto de reparar sus finanzas.
Aún en el caso de que Grecia reciba otro apoyo vital de sus socios europeos, muchos griegos han llegado a su propia conclusión: no importa.
Mientras la economía de la vida diaria continúa erosionándose, la gran preocupación es que los líderes de Grecia no hacen casi nada para erradicar los problemas de origen profundo.
El sombrío talante de los ciudadanos -también es notorio en los paros que se han extendido por Grecia y en la huelga general convocada para esta semana- podrían hacer aún más difícil al gobierno de Samaras la aprobación por el Parlamento de su euro paquete de medidas de austeridad por US$ 11.500 millones. Un acuerdo presupuestal podría ser la última y mejor esperanza del país para recibir la próxima ronda de créditos internacionales que necesita, con la finalidad de mantenerse como parte de la unión del euro.
EN CAÍDA. El crecimiento se contrajo 6,2% en el segundo trimestre y se espera que decline casi 7% este año, lo que será mucho peor que el 4,2% pronosticado hace pocos meses por las instituciones internacionales que dan los créditos: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. El desempleo trepó al 23,6%, el mes pasado. Las últimas propuestas de Samaras para recortar aún más los salarios y jubilaciones públicas, los griegos -incluyendo médicos, bomberos y gran parte de la fuerza policial- han salido a las calles.
Sin embargo, algunas personas se preparan ante la posibilidad de agitación civil, el 26 de septiembre, cuando se espera que una huelga general paralice al país. Mientras Samaras ha prometido que su nuevo paquete de austeridad será la última serie de recortes en su mandato, las voces críticas sostienen que el gran tema es que se hace muy poco para rehabilitar la competitividad de la economía griega o atraer inversiones extranjeras. La "troika" ha enviado señales en ese sentido, al insistir que el gobierno debe dar pasos más audaces para reducir el hinchado sector público, tomar medidas contundentes contra el derroche, la ineficiencia y la corrupción, y reducir las numerosas vallas que frenar el espíritu emprendedor.
PERIPECIA. Skouros está de acuerdo. Estima que sin cambios fundamentales, Grecia puede tener muy poca esperanza de ser algo más que un pupilo bajo la tutela europea.
Habla sobre la base de la experiencia, habiendo pasado por todas las dificultades cuando intento rehacer su vida hace dos años. Eso fue después que el negocio de service y venta de repuestos de ascensores, del que era propietario en Atenas, comenzó a declinar junto con la economía, después que quedó en evidencia la magnitud de la crisis del endeudamiento griego.
Él y su hijo, Tassos, de 24 años, buscaron distintas maneras de tener un nuevo comienzo. Después de estudiar una variedad de perspectivas de negocios, Skouros se mudó, en 2010, a esta vasta franja agrícola para establecer un criadero de caracoles, que pueden ser una exportación redituable, ya que son llevados en grandes cantidades como una delicia culinaria por restaurantes y comercios en Italia y Francia. Obtener el permiso para el negocio se convirtió en una odisea de 18 meses, con numerosas visitas a oficinas estatales y el ocasional pedido de soborno.
Dijo que la corrupción y el nepotismo que la "troika" también había identificado como los obstáculos para revivir la economía, son notorios hasta en la Grecia rural.
Skouros indicó que no tiene certeza si el gobierno podrá superar la cultura de corrupción que mancha las funciones básicas de la sociedad griega. "Probablemente no, sin una revolución".
La cifra
23,6%
Es el porcentaje de personas que están desempleadas en Grecia, según las encuestas del pasado mes de agosto.
Ciudadanos ya no tienen paciencia
LEVIDI. Al reconocer los desafíos políticos internos que enfrenta el primer ministro Antonis Samaras, cuya inestable coalición de tres partidos llegó al poder, en junio, después de dos elecciones nacionales, las autoridades europeas parecen dispuestas a darle un poco más de tiempo.
Los Ministros de Economía europeos, que se reunieron el fin de semana anterior en Nicosia, la capital de Chipre, dieron señales de tener esa voluntad, y el lunes también lo hizo la canciller de Alemania, Angela Merkel.
Dado las alternativas políticas en Grecia, los líderes europeos podrían ver que no tienen mucha más opción que seguir apostando por Samaras.
En efecto, ahora el mayor desafío para el primer ministro puede estar en los ciudadanos griegos que muestran creciente impaciencia.
La popularidad del partido neofascista Amanacer Dorado, que conquistó 18 bancas en el Parlamento, en la última elección, ha subido en las últimas semanas. Syriza, el principal partido de oposición izquierdista, está virtualmente empatado, en las encuestas, con Nueva Democracia, de Samaras.
Gregoris Skouros, empresario que votó por el socialista Pasok que perdió este año, dijo que no está seguro por quién votaría si hubiera nuevas elecciones.
"Los problemas en Grecia son muy amplios", dijo, mientras protegía sus ojos del intenso sol y miraba la extensión de la zona agrícola que ahora llama hogar.
"Se necesitaría un Plan Marshall con inspectores externos que siguieran cada operación del gobierno y miraran por sobre los hombros de la gente para asegurar que el cambio realmente ocurra", comenta el empresario.
La economía griega, que está en su quinto año de recesión, ha caído aún más en los últimos meses, a medida que se aplicó una serie de recortes de los salarios públicos y los gastos, junto con agudos incrementos de impuestos, que han hecho estragos en una población cansada de las medidas austeridad. THE NEW YORK TIMES
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